
Por Adolfo Kott Gramlich y Marco Antonio Avila
Tal y como se ha vuelto una costumbre, el Festival Internacional Tamaulipas (FIT) trajo a la entidad espectáculos culturales y artísticos de primer nivel, con artistas que entregaron el alma en el escenario.
Del 2 al 10 de octubre, el Estado se convirtió en la capital de la cultura gracias a la presencia de artistas de la talla del Ballet Bolshoi de Bielorrusia, el Ballet Folclórico de Amalia Hernández, la agrupación canadiense Bowfire, el tenor mexicano Fernando de la Mora y otras personalidades.
Durante ocho días, el arte invadió todos los rincones de Tamaulipas para gozo del público local, que supo agradecer la entrega de los artistas que llegaron a estas tierras para llenar de cultura el otoño.
PASION EN LAS CUERDAS
Bowfire significa en inglés “arco de fuego”, y qué mejor nombre para este espectacular ensamble de cuerdas quienes en lugar de música sacan fuego de sus instrumentos.
Es tanta la pasión que le imprimen a sus presentaciones, que en un momento de su concierto en Reynosa –que marcó la inauguración del XII edición FIT–, la cuerda del violín de Bodgan Djukic se reventó en pleno solo.
Bowfire es un conjunto originario de Canadá integrado por violines, un cello, un teclado, dos guitarras y una batería. Fue instituido en junio de 2000 por el violinista y compositor Lenny Solomon, quien creó una combinación ecléctica de música clásica, jazz, orquesta, música celta y rock, además de música folclórica alrededor del mundo.
Durante su presentación en el Parque Cultural Reynosa, los integrantes de esta agrupación le dieron la vuelta al mundo ejecutando tanto piezas clásicas como populares creadas en el rincón de cada continente.
El folclore norteamericano, establecido en la música Country, fue interpretado por cada uno de los músicos. Se tocó desde rock and roll hasta los clásicos de la música.
Los integrantes de Bowfire hicieron gala de virtuosismo al improvisar el clásico “Jarabe Tapatío”.
Los aplausos no se hicieron esperar ni la emoción de los artistas hasta la culminación del jarabe que, con tres violines, le daba la dignidad musical a una pieza tan importante en nuestro país, como en el resto del mundo.
El concierto concluyó con el agradecimiento de los artistas por las muestras de cariño externadas por el público reynosense.
EXCELENCIA EN LA EJECUCION
Los eventos continuaron con la magistral presentación del Ballet Bolshoi de Bielorrusia, quienes escenificaron “Don Quijote”, basado en la inmortal obra de Miguel de Cervantes Saavedra, escrita en tres actos.
El argumento, extraído del segundo volumen de la novela de Cervantes, se centra en los amores de “Kitri” y el barbero “Basil”.
“Kitri” es la hija del tabernero y “Basil”, es el barbero de la comarca y ambos desean casarse pero “Lorenzo”, el padre de la muchacha, no lo permite, pues pretende que su hija una su vida a “Gamash”, un noble.
En ese momento “Don Quijote” se hace presente con su incondicional “Sancho Panza” y al contemplar a “Kitri”, la imagina como su eterna amada, “Dulcinea”. Aprovechando la ocasión y viendo que todo estaba a favor de ambos, los enamorados aprovechan el desorden y se escapan.
Gracias a la intervención de “Don Quijote” la pareja se casa en secreto cristalizando su amor.
La historia continúa con el ya clásico encuentro entre “Don Quijote” y los molinos de viento.
En esta presentación participaron 60 bailarines y diez integrantes del staff quienes viajan con más de tres mil 500 kilos de escenografía y vestuarios.
Durante los últimos 15 años, este colectivo ha visitado más de 30 países del mundo.
DE MEXICO PARA EL MUNDO
La fiesta de la cultura continuó con la presentación del Ballet Folclórico de México de Amalia Hernández, un espectáculo de talla mundial con más de medio siglo de trayectoria, que resume los colores, la música, la historia y la cultura de nuestro país.
La muestra dio inicio con música de la región de la Huasteca, donde se presentó un vestuario que mostró el color de México en sus diferentes etapas históricas, muchas de ellas, presentes hoy en día.
Los presentes en el evento también pudieron disfrutar de “la danza del venado”, originaria de la región Yaqui de Sonora, cuyo arte combina la danza, el vestuario, maquillaje, pero sobre todo ello, la magia imitativa de la vida y muerte durante la cacería.
Otro de los números que asombró a los presentes fue el denominado “La vida es un juego”, donde participó un diablo juguetón invisible para los humanos, pero artífice de lo cotidiano, cómplice de la muerte, con quien es capaz de manipular el tiempo para hacer sus fechorías.
También se presentaron bailes típicos de Guerrero y Veracruz, los fandangos y las mojigangas, figuras gigantes que emulan la fiesta del carnaval.
No pudieron faltar los bailes de la época de la Revolución Mexicana y las expresiones artísticas basadas en la charrería, como lo son “La danza de la reata” y “El jarabe de amor ranchero”, “La culebra”, “El tranchete”, “La negra” y el “Jarabe Tapatío”.
UNA VOZ DE LUJO
Con los arpegios de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) dirigida por el maestro Jesús Medina, el tenor mexicano Fernando de la Mora, despidió XII edición del Festival Internacional Tamaulipas.
Para la ocasión, abrió el espectáculo con la inmortal y legendaria “Granada”, de Agustín Lara; canción equiparable a toda aria operística del repertorio clásico mundial.
Así dio inicio lo que esa noche se conoció como “Canto por la Concordia”, un recital clásico, popular y folclórico donde el tenor y la sinfónica se entregaron al público con la soberbia que sólo el talento puede ofrecer.
Boleros de todos los tiempos, tanto de Tata Nacho, Alfonso Esparza Oteo, María Grever, Agustín Lara, Consuelo Velázquez, Armando Manzanero, así como rancheras de Tomás Méndez, José Alfredo Jiménez y más compositores que le han dado fama, honor y gloria a México, fueron parte del florilegio musical que engalanó el recinto del Teatro Principal del Parque Cultural Reynosa.
Los danzones no se hicieron esperar y con la Orquesta del maestro Gonzalo Romeo, acompañado por su piano, ejecutaron lo que entre notas se escuchó como “Juárez” y “Nereydas”.
El Mariachi “Gama 1000” del maestro Jesús Gama también se integró al espectáculo, haciendo sonar cada uno de sus instrumentos a la altura de la Sinfónica de la UANL.
Fernando de la Mora, reconoció la calidad del público reynosense y el nuevo escenario con el que cuentan.
“Estamos en uno de los teatros con mejor acústica de todo México”, dijo.