Asus 61 años, el compositor riobravense Ze Luis disfrutaba las mieles del éxito: varias de sus composiciones gruperas y de banda seguían dejando huella continental; sus novelas, sus producciones musicales, la música, le seguían redituando buenos dividendos. De hecho estaba en Houston, Texas, donde acababa de atestiguar el éxito de la adaptación de una de sus novelas en obra de teatro y proyectaba quedarse seis meses más para concretar otros proyectos.
Era la tarde del jueves 8 de agosto de 2013, la víspera de una comida en la que celebraría con colegas y amigos la aceptación de la representación de ‘El Beso de la Vireina’.
Aquel día, José Luis Gómez González, del compositor, se dirigía a una tienda de conveniencia para comprar varios artículos que necesitaba, cerca de la casa que estaba habitando en Houston; se desplazaba en una bicicleta que recién le habían regalado.
Poco avanzó, pues una joven conductora de una camioneta Ford Explorer evadió una señal de alto en un cruce de calles en el condado Harris, lo embistió y proyectó varios metros. Ze Luis sufrió severas lesiones en el cráneo y otras partes del cuerpo; el traumatismo fue de alta gravedad.
Desde entonces quedó en estado vegetativo.
Su hermana Élida Gómez González recuerda aquella triste noche. “Unos vecinos de Luis le llamaron a mi esposo, le dijeron que José Luis estaba muy grave, que lo habían atropellado. “Fuimos a Houston, al hospital; nos dimos cuenta de la gravedad; desde entonces nos cambió la vida, a mi hermanito y a nosotros, la familia, a su familia, su esposa, sus hijos y sus amigos”.
Por aquellos días los ocho hermanos de Ze Luis -seis mujeres y dos hombres- fueron invadidos por la tristeza. “Al principio llorábamos mucho; nos hundimos. Decíamos: ‘cómo, ¿por qué le pasó esto a Luis?’, después tuvimos que sacar fuerzas para seguir adelante en esta lucha, para que él pase estos días bien, para que preserve su vida,” dice Silvia Gómez, otra de sus hermanas.
“Nosotros estamos a su lado, aquí en Río Bravo, al pendiente de él, en la casa de una hermana. Vemos que se encuentre bien, que no tenga hambre, que no tenga calor, o frío; que no tenga dolores, y en eso nos ayuda también Flor Hernández, quien a través de los años se ha vuelto como un familiar más de todos nosotros”, cuenta Élida Gómez.
NIÑO PRÓDIGO
José -“Ze Luis”- Gómez González Nació en Río Bravo, Tamaulipas, el 20 de febrero de 1952. Hizo sus estudios en la Escuela Primaria Luis Cabrera, de 1958 a 1964. Es el primogénito –de nueve hijos- del matrimonio entre Don Jesús Gómez y doña Mariana González.
Sus hermanas Élida y Silvia Gómez recuerdan que fue un niño muy inteligente, con afición a la música, las letras y la poesía desde muy corta edad. Antes de los 12 años ya tocaba en forma lírica la guitarra y la armónica.
Desde niño, por influencia de algunos de sus profesores y un tío, declamaba, hacía algunos relatos, historias, poesía y tarareaba música. A muchos les llamaba la atención el comportamiento de aquel niño soñador, poeta, que pintaba para músico, aunque para otros resultaban extrañas sus aficiones.
En 1964, al concluir el sexto grado como el mejor de su generación se ganó el derecho -como un selecto grupo de niños del estado y del país- de ir a la residencia oficial de Los Pinos, a un encuentro con el entonces presidente de la república Adolfo López Mateos, quien estaba por concluir su sexenio.
Por sus altas calificaciones, José Luis Gómez es becado para estudiar en la secundaria y la Normal Rural Lauro Aguirre, en Tamatán, (Ciudad Victoria) Tamaulipas entre 1964 y 1969, mientras que el último grado, del 69 al 70 es enviado a la Escuela Normal Miguel Hidalgo, de Atequiza, Jalisco, donde se gradúa a los 18 años.
MAESTRO RURAL
En la Normal, Gómez González hizo una hermandad con sus compañeros, a quienes, al igual que a él, les pidieron elegir al estado o poblado donde deseaban desarrollar su labor de catedráticos. Algunos se fueron a Nuevo León, al mismo estado de Tamaulipas, a Coahuila y otras entidades de la región no muy distantes.
Pero el escogió ser maestro de primaria en unas comunidades apartadas de Chihuahua. Quiso ser maestro rural. De 1970 a 1972 estuvo en Chínipas, Chihuahua, en la sierra baja Tarahumara; del 72 al 74 enseñó en Sanjuanito y Sojáhuachi, ahí mismo en Chihuahua, pero en la sierra alta Tarahumara, y de 1974 a 1976 en Ignacio Zaragoza, distrito de Galeana, en el mismo estado.
Pero Ze Luis, quien por largo tiempo no recibió salario por cuestiones burocráticas, no solo enseñaba a leer, escribir, aritmética, español e historia y civismo a sus alumnos de primaria, también les dio clases de guitarra, de canto y baile.
Por el cariño que profesaba, Ze Luis fue adoptado por la comunidad tarahumara donde trabajaba y pronto aprendió su dialecto. Por aquellos años ya escribía canciones y algunas las hizo precisamente en la lengua tarahumara.
NACE EL CANTANTE
Seis años después de ejercer el magisterio en la zona rural de Chihuahua, Ze Luis regresa a Río Bravo, con su inseparable guitarra y un equipaje de canciones de su autoría, escritos, cuentos, ensayos y muchas ilusiones.
Entonces, el profesor rondaba los 24 años y ya tenía en su haber un buen de melodías de su inspiración, pero solo las conocía su familia y algunos amigos.
Sin embargo justo en ese momento, en 1976, su perseverancia lo lleva a grabar su primer disco LP, siendo los temas que pegaron a nivel local y regional ‘Dice Adiós tu Mano al Viento’ y ‘Patineta de Goma’.
“Esas dos las ponían en la XEFD, la estación de radio de aquí de Río Bravo; se oían por todos lados, en la plaza, en los negocios, en las casas. Una vez dijo el locutor: ‘para todas las que quieran ir a conocer al cantante, al artista Ze Luis, pueden ir a su casa, ahí en la colonia Condesa, ahí va a estar firmando autógrafos’”, recuerda su hermana Élida Gómez.
“Estábamos nosotras, huercas, muchachas, bien frescas; con vestimenta sencilla, habíamos hecho el quehacer y ¡que vemos una bola de mujeres!, y pues nos escondimos. ‘Venimos a saludar a Ze Luis, por autógrafos´. Nomás se fueron y le echamos bulla!”
“¡Para qué andas haciendo esos cuadros! José Luis –le dijimos. Pero sí, ya era artista y aquellas canciones estaban pegando mucho, recuerda Élida.
Ze Luis cantaba y escribía gran parte del día. Dormía con una libreta con su repertorio de canciones a la mano, y a un lado de la cama su inseparable guitarra. Entre 1977 y 1978 decide irse a la Ciudad de México a probar suerte.
Por aquellas fechas graba su segundo LP con temas como ‘Ese Dulce Viaje’, ´Vuelve Otra Vez’ y ‘Un Invierno, un Abrigo, una Guitarra´.
Su hija Eloisa Gómez Vital, “Elovit”, quien también canta y compone, comentó en una ocasión en un concierto virtual para reunir fondos para su padre, que por aquellos años Ze Luis tocó muchas puertas en busca de trabajo y el éxito en la capital, pero la situación era más difícil y compleja de lo que él llegó a pensar.
Por algunas temporadas se la pasó entre México, Monterrey y Río Bravo. Se juntó con algunos amigos del gremio en la capital del país y así pudo salir adelante, cantando y haciendo música, incluso para comerciales.
‘LA COLORETEDA’, ‘LA NIÑA FRESA’…
En 1985 Ze Luis decide tener una estancia prolongada en la CDMX, por lo que le toca el temblor de aquel año. Vivía en el cuarto piso de un edificio, el cual se derrumbó, causando la muerte de varias personas.
Su familia no supo de él durante más de una semana. “Mamá hasta pensaba que le había pasado lo peor, porque vimos por la tele que había muchos muertos”.
“Luego nos llamó a la casa de una vecina; nos dijo que el edificio donde el vivía se derrumbó, pero por fortuna él salió minutos antes del terremoto. Estaba vivo gracias a Dios”, recuerda su hermana Élida.
En 1986 la vida la da un giro. El grupo Los Temerarios, que daba sus primeros pasos, graba su melodía ‘Dice Adios tu Mano al Viento’, la cual proyectó a la fama al conjunto de Fresnillo, Zacatecas y en automático comenzó a posicionar a Ze Luis.
Pero sin lugar a dudas, entre 1987 y 1993 las canciones del riobravense brincaron las fronteras y conquistaron el público de México, Estados Unidos, Centro y Sudamérica, principalmente interpretadas por el grupo Los Mier, de Santiago, Nuevo León.
El primer éxito internacional fue ‘La Coloreteada’, después siguieron ‘Déjala que se Divierta’, ‘La Orgullosa’, el Cien pies’, ‘Notas de Sociedad´, ‘Bordada a Mano’ y ‘Muchachita´.
El grupo Impacto (de Montemorelos) le grabó el tema ‘Flor’, que también se convirtió en éxito, y ‘La que no llegó a dormir´.
En ese inter, en 1991 ‘La Niña Fresa´ lo catapultó más. Ese tema grabado y producido por él mismo con la Banda Z se escuchó por gran parte del continente americano, llegando a ser también una de las canciones mexicanas más tocadas en la Radio y la Televisión nacional y en algunas ciudades con predominio de latinos en los Estados Unidos, por lo que fue premiado por la Sociedad Estadounidense de Compositores, Autores y Editores (ASCAP) por sus siglas en inglés, en 1994.
Los alcances de “La Niña Fresa” fueron tales, que en un lapso superó en popularidad a los temas del momento de Selena.
La ASCAP premió también a Ze Luis en 1995 por su tema Tenis Mágicos, interpretado por Pequeños Musical y el mismo año por la canción Presumidas.
Al compositor tamaulipeco le grabaron temas de su inspiración también Vicente Fernández (Paloma Herida), Vikky Carr (Desde que te vi) y muchas bandas y agrupaciones del país y los Estados Unidos. Tan solo ‘La Niña Fresa’ tenía más de 150 versiones entre 1994 y el año 2018.
AL NORTE DEL CORAZÓN
El creador riobravense tuvo un importante paso por Televisión Azteca y la empresa filial que se dedicaba a la producción discográfica.
Por el año 1997 la Televisora del Ajusco proyecta la telenovela “Al Norte del Corazón”, cuyo tema central –en voz de Lidia Cavazos- y la musicalización de la novela fue escrito y dirigido por Ze Luis.
En la empresa discográfica Azteca Music Ze Luis fue productor y director del exitoso proyecto “Para Amanecer Bailando” que constó de siete volúmenes con amplias ventas .
Dirigió producciones musicales de decenas de cantantes y agrupaciones de México.
ESCRITOR, DRAMATURGO
PRODUCTOR MUSICAL
Ze Luis es hombre de letras y por ellos combinó la composición de música con la literatura, escribiendo cuentos, novelas, obras y de teatro y musicalización de puestas en escena y programas de radio y televisión. Fue también director de arte.
Eso era la suyo. Quién sabe cómo se las ingeniaba este trovador bohemio que su tiempo le daba para escribir. El punto es que hacía sus creaciones casi en forma simultánea.
Entre sus obras escritas destacan: Daniel Jolugo, que escribió en coautoría con Alejandro Hernández con la editorial Diana, en 1986; La Ciudad de los Corrales de Oro, bajo la editorial Plaza Valdés en 2002; El Beso de la Virreina con la editorial Planeta, en 2008 y Los Niños del Trópico de Cáncer, con la editorial Joaquín Mortiz, novela finalista en el premio Letras Nuevas de Novela en 2012.
También es autor de Los Perros de la Noche, novela en la fue coautor Alejandro Hernández y que obtuvo el premio Letras Nuevas de Novela en 2013.
Como dramaturgo escribió varias obras como Secreto Eterno en 1980, La Virgen del Templo, 1981; Dulce Misterio de la Vida, en 1983 y El Prisionero de Patmos, en 1984.
Ze Luis musicalizó también obras de teatro, incluyendo infantiles, dictó conferencias y es autor de unas 800 canciones registradas ante la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), y cuando sufrió el lamentable accidente tenía varias canciones sin registro y escribía una novela, cuentan sus hermanas.
ARROPADO POR HERMANOS
A raíz del lamentable accidente ocurrido el 8 de agosto de 2013 en Houston, Texas, la familia de Ze Luis ha hecho una serie de gastos.
Cuentan los familiares de Ze Luis que al principio, hace 9 años, cuando corrió el percance que lo dejó inmóvil, sus amigos de la generación de la Normal, grupos incluso de la secundaria y la primaria se unieron para ayudarlo económicamente y en especie.
Por decisión de la familia, dos meses después del accidente, el 11 de octubre de aquel año 2013 el consulado hizo las gestiones para que Ze Luis fuera trasladado del Hospital Harris County de Houston a la casa de su hermana Élida, ubicada en Weslaco, Texas, a bordo de una ambulancia que fue costeada por “sus hermanos” de las generaciones de estudiantes de la infancia y juventud.
En casa de su hermana, en Weslaco, Ze Luis permaneció cuatro años, con atención médica, una persona que lo cuidaba y sometido a terapias.
“También lo han ayudado compañeros del gremio, Martín Urrieta, Los Mier, su ahijada Priscila (de Prisicila y sus Balas de Plata) Los Temerarios, muchos grupos y gente de la música, como también esos amigos de la generación.
“Nosotros no sabíamos de esa hermandad. Ya cuando lo trajimos aquí a la casa de mi hermana Judith en Río Bravo llegaban profesores jubilados y amigos de la época de la secundaria, de la primaria; lloraban, lo abrazaban y decían: ‘qué le pasó a mi hermano, por Dios…”´.
Si bien Ze Luis llegó a obtener buenas regalías sobre todo por sus canciones y buenas cantidades de dinero por su trabajo en la música, también es cierto que a lo largo de estos nueve años su familia ha erogado una cantidad considerable de recursos para su atención.
En medio de esto, Ze Luis tenía varios años de no recibir regalías por sus temas por unos problemas jurídicos que estaba por atender mediante un abogado, pero el tema ya no pudo verlo.
Al principio sus hermanos de la generación de la Normal lo dotaron incluso de mesadas, pero con el tiempo algunos de los maestros han fallecido.
“De hecho estamos muy agradecidos con mucha gente, amistades, colegas de la música de él, amigos de la familia; sí nos apoyaron con recursos, con pañales, con otras cosas para su atención, y entendemos que con el tiempo, pues cada quien sigue abocado a su vida, a cubrir sus necesidades… pero les decimos a todos que muchas gracias”, refiere Élida.
Hoy, Ze Luis sigue en su cama especial, en estado vegetativo; a ratos lo sientan.
Por momento abre más sus ojos y en ocasiones mueve levemente sus dedos. “Como si estuviera escribiendo; yo creo que se ha de acordar de sus canciones, de sus novelas, o quiere escribir algo”, dice Flor Hernández, su cuidadora.
La familia de Ze Luis sigue recibiendo para su atención y cuidado el apoyo de familares, amistades y personas altruistas.
Quien desee sumarse a la ayuda puede dirigirse a familiares que habitan en el Fraccionamiento Río Bravo, en el municipio del mismo nombre.
También peuden hacer donaciones a la tarjeta de Banco Azteca a nombre de Silvia Guadalupe Gómez González , número 89981336279695, o transferencia interbancaria cuenta mediante la CLABE 127823013362796950.
Para envíos desde otros bancos el número de tarjeta a nombre también de Silvia Guadalupe Gómez González es 4027665784297104.