Han pasado tres años de la trágica noticia que conmovió a la comunidad estudiantil en Reynosa, cuando una alumna del CBTis 71 tomó el arma de fuego que su abuelo conservaba como adorno, para dispararse en la cabeza.
Según el recado que encontraron sus familiares en una computadora, Elsa Alejandra Flores De la Torre, de 16 años de edad, no soportó la separación con su novio, llevándola a tomar esta extrema determinación.
A mediados de 2011 un niño de 13 años renunció a su vida en el baño de su casa en la colonia Independencia de esta misma ciudad, sin que se conocieran los motivos que lo orillaron a colgarse de una soga. Sus seres queridos dijeron que Avelino Vázquez Benítez no dio muestras de quererse morir y menos de esta manera.
En tanto que en junio del año pasado otra historia que sacudió a la sociedad en Tamaulipas fue la de un estudiante de 14 años de la Secundaria Número 6 de Ciudad Victoria, quien se ahorcó después de que le negaron el acceso al plantel por tener el pelo largo.
Otro de los casos, que aunque se presentó en el estado de Durango fue muy impactante, es el de un menor de ocho años, que el 11 de noviembre de 2013 ató una cuerda de plástico a su cuello, por los problemas familiares que padecía. En 2012, en la misma entidad una niña de nueve se colgó en una viga de su domicilio.
Y el que podría ser el registro más reciente de suicidio infantil en Tamaulipas, se dio apenas el 3 de enero de 2015 en el puerto de Tampico, encendiendo los focos rojos en relación a conductas que parecía que sólo afectaba a personas adultas:
Un niño de nueve años accionó en su cabeza la pistola calibre .22 de su padre y, aunque éste declaró que se trató de un accidente, las autoridades nunca pudieron comprobar tal versión.
¿QUE SUCEDE?
De acuerdo con Gisela Guadalupe Guajardo González, psicóloga del Hospital General de Reynosa, quien se enfoca a trabajar con niños y adolescentes, el suicidio infantil es una realidad que flagela a la sociedad, y a pesar de que no está muy marcada en el número de casos, sí existe una leve tendencia en cuando a la tentativa o el intento del autoasesinato.
Sin embargo, aclara que la mayoría de las personas que toman tales elecciones lo hacen para llamar la atención, sin que realmente estén buscando la muerte.
“Por supuesto que es un tema muy importante que se debe en la mayoría de los casos a situaciones de origen familiar, cuando hay papás en proceso de divorcio o cuando hay una inestabilidad en casa, por lo regular.
Pero también tiene que ver el ámbito escolar, cuando hay problemas de aprendizaje y existe mucha exigencia de los padres para poder aprender. Pasa prácticamente en los niños de ocho a 14 años”, define.
No obstante esta especialista por la Universidad Valle del Bravo (UVB), especifica que la relación entre el bullying y el intento de suicidio no está muy manifestada, sino que viene más por problemas domésticos, porque hay agresiones físicas y verbales que para los niños son difíciles de superar, como los gritos, los pleitos y los golpes. Por ende, señala, hay más incidencia de casos por temas de negatividad de los niños hacia los padres.
En su experiencia profesional Guajardo González expresa que los diagnósticos relacionados con la violencia en la pareja son los que afectan más a los menores.
“En mi caso yo manejo más el tema conductual, que es cuando el niño no quiere ir a la escuela, que tiene berrinches, pero eso se vincula más por el núcleo familiar, que es donde ellos sacan su furor. Y cuando es visible que no se desempeñan como deberían en la escuela es porque existe una raíz. Hay algo que los menores están cargando y lo manifiestan con esa negatividad.
Otros de los síntomas es no querer el plan de estudio, el rechazo hacia las tareas”, ilustra.
La entrevistada refiere que entorno a los pacientes infantiles que comúnmente atiende, ha llegado a la conclusión de que sólo un porcentaje ínfimo con tendencias suicidas, es decir, uno de cada diez, tiene en su origen un deterioro mental, pero con ingredientes que las eclosiona.
“Cuando generan una esquizofrenia severa y ahí si puede afectar, porque si llegan con un trastorno así, se complica con lo que ellos están pasando en su situación familiar. Es por eso que si el niño se está desempeñando mal en su escuela hay que poner mucha atención.
Y debemos distinguir que aquí también pueden intervenir los factores ambientales, como las amistades, pues en ocasiones las compañías no le generan al niño una fortaleza al desenvolverse, y obviamente tienen que ver que sea negativo, desafiante, entonces el problema conductual puede subir de tono”, señala.
A decir de esta psicóloga con una década trabajando en clínicas y centros médicos, generalmente los menores no quieren llegar al suicidio, sino que simplemente están buscando una manera de llamar su atención y asustar a sus mismos padres.
“Ya cuando uno va con el mismo diagnóstico a la terapia señalan que no lo querían hacer. La gran mayoría responde que no”, pormenoriza.
DIVERSOS SINTOMAS
Para Gisela Guadalupe Guajardo González, la depresión en los niños puede jugar un papel preponderante en la manifestación de tendencias suicidas. Concreta que esto puede perfectamente encuadrarse en el deterioro de las relaciones que hay entre los padres y los hijos, así como en la ausencia de comunicación eficaz.
“Por eso siempre recomendamos una terapia familiar, porque lleva todo, el problema que está presentando el paciente. O sea, no es el niño en sí el que solamente necesita la terapia, sino todo el núcleo familiar”, sopesa.
> ¿Puede detectarse un síntoma antes que un niño intente suicidarse?
“Sí, es muy importante ponerle atención en casa a la depresión, la rebeldía o el aislamiento; hay niños que se cohíben, que se ponen en una esquina y no quieren ver a nadie, por las cuestiones que ellos están cargando y sienten que no se pueden resolver, que se quedarán estancados y van a seguir siendo lo mismo.
“Por ejemplo, hubo un paciente que llegó y me dijo –aquí estoy muy bien, pero llego a mi casa las cosas son puro pleito y llorar–. Por ello solicitamos que todos los miembros del hogar tomen la terapia”, reitera.
Guajardo González afirma que es bastante común que un niño con problemas de este tipo tenga un descenso en las calificaciones, sin que se vea una mejoría.
“Casi siempre si se traen cargando problemas de casa afecta en el aprovechamiento. A esto se le denomina ‘Situación Familiar de Factor Ambiental’.
“Que si nada más tienen a la mamá o la mamá tiene una pareja también eso les puede llegar a afectar. Tiene mucho que ver lo que pasan en su casa. Igual el niño vive con los tíos o los abuelos. Es importante ir a la raíz desde los abuelos y los padres para encontrar el problema”, detalla.
> ¿Una vez que se toma la terapia se puede revertir esta conducta?
“Sí, siempre y cuando se aplique el plan adecuado, pero si no lleva su programa correctivo al día, puede haber un retroceso. Por eso se recomienda que no dejen de asistir a las terapias, hasta que el paciente alcance un proceso de alta, que venga una vez al mes.
> ¿Cuál es el niño o niña más de menor edad que han recibido en su consultorio por una situación de intento de suicidio?
“El más chiquito, que vino hace cuatro meses con el último diagnóstico, de 13 años. El motivo fue por un proceso de divorcio de sus papás. Tuvo una ingesta de pastillas, se tomó tres, o sea, no quería realmente matarse, sino solamente llamar la atención para que sus progenitores siguieran juntos, lo cual no rindió resultados, porque nosotros aquí asistimos a los padres.
“Se le hizo saber que no era la manera para retener a sus papás. Que ellos no iban a dejar de pelear. Fue una opción hacer esta reunión con ellos, y que él se diera cuenta que de seguir las cosas así le iba a afectar más emocionalmente”, relata.
UNA REALIDAD
Aunque, por fortuna el suicidio infantil en la mayoría de los casos no logra consumarse, esta especialista reconoció que es un asunto real, y que la sociedad no debe ignorarlo, porque así como hay personas adultas que acaban con su vida, también hay niños.
“El grupo más numeroso se ubica en la pubertad, y tienen móviles como que la dejó el novio (tal y como ocurrió con la estudiante del CBTis 71), que tienen problemas en casa, o que reprobó y no le quiere decir a su mamá, esos son otros tipos de casos, que también son por llamar la atención.
“No nos ha tocado un paciente que haya dicho que lo volverá a intentar, porque quería matarse. Y generalmente mencionan que no se imaginaban que su acto los llevaría hasta el hospital”, describe.
“En Reynosa hay jovencitos que se han quitado la vida, aunque aislados son estos casos. El porcentaje no es tan alto, porque aquí nos llega la estadística, pero es importante destacar que han venido a nuestro hospital por este diagnóstico pudieron superarlo y salir adelante con sus terapias y programas de adolescente que les hemos proporcionado.
> ¿Cómo sacarle de la mente a un niño el suicidio?
“Hay que hacerles saber que está mal lo que están haciendo. Hay que darles mucha terapia emocional, para que ellos valoren la vida y llevar un programa con las padres y la familia, para que ellos también lo lleven en casa.
“Nosotros los vemos 45 minutos una vez a la semana o cada quince días, pero los papás conviven mucho más con ellos. Por ello nos enfocamos mucho en trabajar el área emocional, afectiva y darles mucha motivación de salir adelante para que no retrocedan”, explica Guajardo González.
TECNOLOGIA NEGATIVA
La psicóloga del Hospital General de Reynosa advierte que los dispositivos electrónicos han pasado a ocupar un papel de distracción preponderante en la descomposición familiar. Alerta que hoy en día la desatención hacia los niños alcanza niveles preocupantes y que influye con un peso específico en la falta de comunicación.
“No hay diálogo con los padres, no hay diálogo con amigos. Todo se resuelve por la red social que está de moda y dicen –te mandé un Face, te mandé un Wassap– y ya no hay charlas directas. Hasta en el Internet hay abreviaturas, porque no quieren escribir y cuando están en la casa cada quien agarra su laptop, su tablet o celular, por lo que ya no hay conversaciones familiares ni pláticas de mesa.
Ahorita con los trabajos que compartimos estamos impulsando mucho que debe haber diálogo y sentarse juntos a comer, apagar la televisión, de teléfono y establecer reglas, que en la casa hay horarios para comer y dejar a un lado las cosas que evitan la convivencia. Eso tiene mucho que ver en el comportamiento”, señala.
Por su lado, la relación de las adicciones con el intento de suicidio, argumento la especialista, puede ser cercana, por lo que insta a tomar programas como el de Alcohólicos Anónimos y la Escuela Para Padres, que se imparten en diferentes instituciones y grupos de ayuda.
La entrevistada subraya la necesidad de dedicarle mayor tiempo a los hijos que incursionan en una terapia a raíz de una tentativa suicida, pues advierte que de cada diez casos que llegan a su consultorio, solamente cuatro siguen y concluyen los procedimientos.
“Porque muchas veces vienen y ya no los vuelven a traer. Lo dejan como que al olvido. Es cardinal que acudan a las terapias, que pueden ser de seis meses, un año o dos, lo importante es que el proceso se respete. Tienen que estar acudiendo al tratamiento para ver los cambios.
Para uno es bien gratificante que te digan, el niño va muy bien, pero tiene mucho que ver la disposición de los padres, para poder sacar adelante a sus hijos”, agrega.
SEIS NIÑOS LO INTENTAN AL AÑO
Gisela Guadalupe Guajardo González pide poner atención a las necesidades de los menores en casa, antes que sea tarde y no se pueda hacer nada. Las estadísticas en Reynosa referentes a tal problemática son bajas, pero sostenidas.
Manifiesta que en promedio atiende en su consultorio tres casos de intento de suicidio en niños cada seis meses, mientras que un número elevado de otros trastornos infantiles, que igual pueden desencadenar comportamientos nocivos.
“Quiero decir que tenemos otra conducta que está muy elevada y se relaciona con la situación emocional conocida como Enuresis, que es cuando el niño se hace pipí en la cama y cuando se hace popó se le llama encopresis. Esto tiene que ver mucho por lo que ellos viven y están pasando.
En tanto que existen otros trastornos como el Negativista Desafiante, que es el que yo más llevó. Les puedo decir que al mes tengo 55 pacientes y dos o tres de enuresis”, ilustra.
Sin embargo, esta psicóloga considera que los menores que intentan quitarse la vida bien pueden tener el Trastorno Negativista Desafiante, por el rechazo en el que se encuentran. “Ese diagnóstico es de los pacientes adolescentes, que van de ocho a 14 años, mientras que la enuresis y encopresis la vemos más en niños de siete a nueve”, aclara.
Al final la entrevistada refiere que en los casos de padres que abusan sexualmente de sus hijos puede haber una causante que los lleve al suicidio, pero en su experiencia profesional no le ha tocado atender de éstos.
“Más que nada he visto diagnósticos relacionados con la violencia en la pareja, afectando a los menores. Y eso es lo que nos ha traído a esta situación”, precisa.
De manera que casos como el de los estudiantes Elsa Alejandra Flores De la Torre y Avelino Vázquez Benítez, que al quitarse la vida dejaron absortos a sus familiares y amigos, son un antecedente de que las depresiones en los niños y la falta de comunicación familiar pueden resultar siendo una mala combinación.