La espera -al menos para la primera dosis de la vacuna anticovid para adultos mayores- concluyó, al ser inmunizados los hombres y mujeres de la tercera edad de Reynosa, en una jornada que se desarrolló entre el 9 y el 18 de abril en esta época denominada “nueva normalidad”.
POR BEATRIZ FLORES
Y ALEJANDRO SALAS
La espera fue larga, pero -todo indica- valió la pena. La preciada vacuna anticovid llegó a Reynosa y al cuerpo de más de 45 mil adultos mayores, quienes, al principio con temor, otros con incertidumbre, pero la mayoría con ilusión, al igual que sus familiares, recibieron un pinchazo que representa esperanza de vida ante el mortal virus SARS-CoV-2.
El inicio de la inmunización se concretó desde el viernes 9 de abril con fecha de conclusión este lunes 18 del mismo mes.
Pero, ante las aglomeraciones que los abuelitos reynosenses y sus familiares venían percibiendo en otras ciudades a través de redes sociales y medios de comunicación, algunos decidieron hacer fila desde la noche anterior o en horas de la madrugada, entre las tres y las cinco horas del 9 de abril.
El gobierno federal a través del Instituto de Salud para el Bienestar, la Secretaría de Bienestar y en coordinación con autoridades estatales y municipales, con apoyo de la Sedena y la Guardia Nacional, estableció seis módulos para la vacunación:
Uno en el CBTIS 7 de la colonia José de Escandón, otro en el CETIS 131, de la colonia Granjas Económicas del Norte, en el Auditorio Municipal, en el Cuartel Militar, en el Parque Cultural y otro en el Gimnasio de la UAT, estos dos últimos con vacunación a bordo de automóvil.
El plan inicial del Programa Nacional de Vacunación era vacunar cada día a los adultos mayores en orden alfabético, iniciando el primer día con quienes su apellido paterno iniciara con las letras A, B y C y así sucesivamente, D,E y F el segundo, hasta llegar al día 17 de abril para aplicar la dosis a quienes su apellido iniciara con la letras Y y Z, dejando el último día para rezagados y habitantes de localidades distantes de la ciudad.
Sin embargo, desde el segundo día comenzaron a vacunar a todo aquel adulto mayor que tramitó su folio y que llevaba todos los requisitos, sin importar la letra inicial de su apellido, con lo cual dieron oportunidad a que acudieran el mismo día juntos parejas y familiares, cumpliendo con el protocolo.
Otro cambio que se experimentó fue que al cuarto día se cancelaron tres módulos y solo siguieron operando el del Cuartel Militar y el del Auditorio Municipal, a pie, y el Parque Cultural en la modalidad drive thru.
AL QUE MADRUGA…
No importaron las largas filas que iniciaron desde una noche anterior, con tal de ser inmunizados, los adultos mayores finalmente recibieron la primera dosis y con ello también la esperanza de no contagiarse de la enfermedad que puede ser mortal.
A poco más de un año de que el Covid-19 comenzara a arrebatar la vida de familiares, amigos y demás seres queridos, finalmente en Reynosa se aplicó la primera dosis de la vacuna que otorga esperanza y algo de confianza a quienes la reciben.
Viernes 9 de abril. 8:00 horas. Las vacunas aún no empiezan a aplicarse aquí en el estacionamiento del Gimnasio de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) en un día pronosticado con fuertes vientos, pero sobre todo muy soleado. Los adultos mayores llegan, la mayoría acompañados y algunos solos. Lucen contentos, esperanzados, porque serán los primeros en recibir la vacuna contra este virus que los ha mantenido en confinamiento por 13 meses.
Algunos sufrieron la pérdida de los suyos, así que esto, les da algo de tranquilidad.
Muchos hicieron fila desde la noche anterior, otros llegaron por la madrugada, pero no importaba, era necesario para ser los primeros en la fila y asegurar su aplicación.
Pero no todos tuvieron la suerte de recibir la vacuna en el módulo ubicado en el Gimnasio Multidisciplinario, pues este es únicamente en modalidad drive thru, y algunos abuelitos que recién se enteraban, acudían a pie, por lo que fueron canalizados a los ubicados en el Auditorio Municipal, Cuartel Militar, CETIS 131 y CBTIS 7.
Bajo el sol inclemente, las personas esperaban en el interior de sus vehículos, algunos con los vidrios arriba disfrutando del aire acondicionado, mientras que otros permanecían abajo y trataban de mitigar el calor usando algún periódico, revista o papel como abanico.
Afuera no era muy diferente para los servidores de la nación y voluntarios que verificaban que las personas llevaran su documentación requerida, rotulaban el vidrio de su vehículo y agilizaban el avance de la fila.
En el lugar estaba el titular de la Jurisdicción Sanitaria número 4 de esta ciudad, Carlos Alberto Acosta Peña, quien mencionó que serían un total de 50 mil vacunas Pfizer contra el Covid-19 las que se aplicarían en la ciudad.
También se contó con la presencia de Bomberos, Policía Estatal, la Guardia Nacional y Cruz Roja, quienes atentos a la situación monitoreaban que todo transcurriera en orden y sin contratiempos.
Además participaron voluntarios del Sistema DIF Reynosa, de Club Rotario y médicos del sector salud, que se encargaban de vigilar el estado de los adultos recién inmunizados en el área de recuperación, donde permanecían por treinta minutos para descartar cualquier reacción.
Al cumplirse el tiempo, los abuelitos se retiraban satisfechos con el resultado de la jornada: la inmunización con la primera dosis contra el Covid-19 y la esperanza de estar preparados para hacerle frente a esta enfermedad.
UN ‘RIDE’ ANTICOVID
A unos pocos metros del portón del gimnasio de la UAT se encuentra Oscar Armas Quiroz, de 63 años de edad. Con papeles en mano
observaba la línea de autos y a los servidores de la nación que se mueven de un lado a otro llenando formatos y auxiliando a los asistentes.
Dice que vive a unas cuantas cuadras del lugar, pero que no tiene carro, así que le pidió a su vecino que lo llevara a vacunar en su vehículo.
“Yo no tengo carro y le pedí el favor a mi vecino, porque de otra manera me mandaban hasta Vista Hermosa al Auditorio, ya traigo mi registro, ya tengo todo, desde antier hice todo, aquí estamos, obedeciendo a nuestro gobierno”.
Así, mientras él permanecía cerca de la entrada, su vecino avanzaba en la fila en su carro.
Comenta que está sano, se ha sentido bien y que espera que la vacuna lo proteja contra el Covid-19. A su esposa, por la letra de su apellido, le toca el miércoles, pero que a ella le hacen hemodiálisis y está en silla de ruedas.
“Es un problema… pero le damos gracias a Dios porque dentro de lo que cabe estamos bien”, dice Armas Quiroz con una actitud positiva.
LE OFRECIERON DINERO
PARA ‘METERSE’ A LA FILA
A las 4 de la madrugada, Socorro Aguilar salió de su hogar ubicado en la colonia Los Álamos, acompañada por su hija y su nieto. Para las 11 de la mañana que había sido vacunada, la mujer dijo estar fastidiada, cansada y con hambre.
Platica que, desde que llegaron, se toparon con personas que querían “meterse” a la fila y que tenían una actitud violenta.
“Muchas personas se quieren meter a la fila, incluso son violentos, a mi hijo casi lo agarran a golpes unos tipos”, comentó la hija de Socorro.
También denunciaron que hubo quienes ofrecían dinero a cambio de dejarlos pasar.
“Están ofreciendo dinero que ‘porque no sabían’, dicen, y te comentan ‘doy tanta cantidad’, pero… nada les cuesta madrugar, así como le hicimos muchos”, comenta la señora Aguilar.
“Vengo con gusto a ponerme la vacuna, así voy a poder salir un poco más, pero de cualquier manera sé que debo continuar cuidándome”, externó.
‘NI EL PIQUETE SENTÍ’
María Elena De León dijo que llegó a las 5 de la mañana para hacer fila y que avanzó de forma ágil, sin ningún problema.
“Estoy muy agradecida con todos y ojalá que Diosito siga iluminando a los que están aquí para que nos sigan ayudando, me siento bien, le digo a mi hija que ni siquiera el piquete sentí”, comentó María mientras se tomaba un café que le dieron los voluntarios.
LA SARGENTO
QUE HIZO FILA
A las 9:30 del mismo viernes 9 de abril, pero en las inmediaciones del Cuartel Militar, en el kilómetro 85 de la carretera Reynosa-Matamoros las filas de vacunación son inmensas, hacia ambos costados del acceso principal.
Las hileras de gente formada, en sillas, en bancos y apoyándose en andadores, se ven interminables, así como la de vehículos estacionados. Por los números que han asignado a los adultos mayores hay unos 700 formados. También han habilitado una fila especial para abuelos con alguna discapacidad, que no pueden permanecer en pie, o con otros padecimientos.
Cerca de la puerta de salida María Gabina Castro Rivas, de 73 años, acompañada de su hija, la contadora Norma Vázquez Castro, se muestra satisfecha, aunque al principio, de acuerdo con su familiar, estuvo nerviosa.
María Gabina Castro es militar jubilada con grado de sargento. Laboró en la sede central de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en la Ciudad de México, donde tuvo contacto con mucha gente, incluyendo militares del anteriormente conocido como Estado Mayor Presidencial.
No obstante, la sargento que radica en la ciudad tiene diabetes y alta presión, hizo fila como todos los adultos mayores y esperó paciente su turno de vacunación. “Me siento muy bien, contenta, a gusto; y lo mejor es que ya voy a poder salir, con cuidado, pero voy a poder salir del encierro”, dice.
MAR DE HISTORIAS
Aunque al principio se registraron algunos contratiempos en la vacunación, a partir de las 9:00 horas, tras el periodo de observación, comenzaron a salir las primeras decenas de adultos mayores vacunados en el
Cuartel Militar.
Se percibe cansancio y entusiasmo en los hombres y mujeres inmunizados. Margarito Balderas de 65 años, delgado, de baja estatura, avanza erguido. Vecino de la colonia Voluntad y Trabajo, cercana al cuartel, exobrero, exalbañil y ahora empacador en un centro comercial, dice sentirse muy bien.
“Yo ya quería que me pusieran la vacuna, para andar trabajando más seguro”, comenta.
Frente al cuartel platican la señora Mary, de 71 años, vecina de la colonia Hacienda del Sol y la señora Nereyda, de 60, de Lomas de Infonavit. Están contentas, aunque coinciden, “se tardaron mucho las vacunas… la hicieron mucho de emoción”.
Cerca del mediodía Rosy del Río se apresta a recibir en la puerta por donde salen los adultos mayores vacunados a su madre Guadalupe Castillo, de 74 años. Junto con ellas acudió su sobrina Alhelí Gutiérrez, “para lo que se ofreciera”.
Y sí, se ofreció algo. Ellas llegaron cerca de las 8 horas, algo tarde si se toma en cuenta que unas 200 personas habían arribado en horas de la madrugada. Al recibir el número 543 a Doña Guadalupe le esperaba una fila de varias horas, por lo que la nieta acudió a su casa, relativamente cerca del cuartel y le llevó una silla.
“Habíamos previsto el agua, su medicamento, la sombrilla y hasta el lonche, tacos de harina de frijoles con chorizo, pero no previmos lo de la silla, y de buenas que la trajo Alhelí”, comenta Rosy del Río.
-¿Y los tacos, le cayeron bien?
-No, por la emoción nadie se los comió.
DON RICARDO, EN
LA FILA ESPECIAL
Por el carril de baja velocidad de la carretera, frente al Cuartel Militar, Christian Lumbreras desplaza a su tío Ricardo en su silla de ruedas por entre los carros estacionados. Le había tocado el número 613 en la fila, pero dada la condición del adulto mayor, algunas de las personas formadas le dijeron que él tenía prioridad y podía acercarse a la puerta, a la fila especial.
“Pues que bueno que hicieron esta fila, imagínese, nos había tocado el número 613, dice Christian.
Don Ricardo se encuentra algo nervioso. Son las 9:30 hrs y en unos minutos seguramente estará vacunado. “Pues espero que todo salga bien, que bueno que ya llegó la vacuna y que ya nos van a vacunar”, comenta.
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El movimiento dentro y fuera del cuartel es dinámico. Los servidores de la nación, que portan chalecos beige con vivos guinda -muy morena- salen continuamente a dar instrucciones. A los de la fila especial les preguntan con respeto si pueden acudir al Gimnasio de la UAT o al Parque Cultural para que eviten esa fila y la hagan a bordo de vehículo, en caso de que cuenten con él.
Piden también evitar tomarse fotografías en el interior del cuartel y exhortan a respetar a todos sus turnos.
El doctor Armando Covarrubias Treviño, coordinador del área de Medicina Preventiva del ISSSTE accede a charlar con Hora Cero y cuenta lo ocurrido en las primeras horas de la jornada.
“Vamos bien, ahorita como cualquier arranque de cualquier campaña empezamos a las 8, lo tardado es el traslado del adulto mayor, que aquí tienen que caminar alrededor de 60 metros, pero ya ahorita tenemos 10 módulos de vacunación, tenemos 350 sillas para las personas que se recuperan durante media hora. Al momento (llevamos) unas 470 vacunas aplicadas”.
VIVIR ÚLTIMOS
DÍAS FELICES…
Lino Corpus Gallegos nació hace 77 años en Villa de la Paz, San Luis Potosí. De joven trabajó en el mineral, en las minas de la región donde vivía. Hace 36 años llegó a Reynosa y la mayor parte de ese tiempo trabajó en la Comapa.
Hace tres años está jubilado y hoy le tocó la vacuna. Dice vivir tranquilo con su esposa y familia.
“Ahorita voy tranquilo, con la esperanza que me surta buen efecto. No tengo ninguna enfermedad y yo sí me la quise poner la vacuna desde que se anunció, todo lo que sea para bien… porque nos dan la oportunidad de seguir adelante; ‘hay que vivir nuestros últimos días felices”´.
Brígido Camarillo Espinoza tiene 72 años. Nació en Burgos, Tamaulipas. De adolescente fue pastor de chivas y vacas, luego se vino a Reynosa fue chofer, dependiente y luego se dedicó a lo que más le gustaba, la música.
Por los años 70 tocaba guitarra, bajosexto o tololoche en el Centralito y en ejidos de la región.
“Me siento bien, un poco, un poquito mareado, es que no he almorzado, pero ya me voy, ahí tengo mi carrito, y pues ya voy a la casa, a ver si me echo unas gordas”, dice mientras sonríe el músico retirado que acudió solo a vacunarse.
MIEDO AL CORONAVIRUs
Arlet Casados Pasarón nació en Tihuatlán, Veracruz, pero hace 31 años vive en Reynosa. Trabajó en un par de maquiladoras, vive en la colonia Voluntad y Trabajo y ahora, jubilada, se dedica al hogar, donde convive con sus cuatro hijos y sus nietos.
Cuenta que en su barrio a una vecina se le murieron por Covid tres familiares en una semana, y a otros conocidos también se les murieron parientes.
Por eso convencida niega haber tenido miedo esta mañana al aplicarse la vacuna. “No, el miedo se lo tengo al coronavirus, por eso ya esperaba con ansias esta vacuna”.