La escritora presenta en Reynosa el libro ‘El acto de nombrar’ y sostiene un diálogo con asistentes a la Feria Universitaria del Libro que organizó recientemente la UAT.
La escritora, máster en Lexicografía Hispánica y editora Elena Bazán, sostiene que el lenguaje no está escrito con punto final, porque todo el tiempo estará evolucionando y cambiará las connotaciones en forma constante.
La también licenciada en letras Iberoamericanas por la Universidad Claustro de Sor Juana de la Ciudad de México, estuvo recientemente en esta frontera, donde presentó su libro “El acto de nombrar” en la Feria Universitaria del Libro FUL-UAT, donde transportó a los asistentes al mundo trascendental de las palabras y de la importancia que tiene el hecho de nombrar.
De entrada la especialista inmersa en el tema de las letras afirma que ella entiende al mundo por cómo se le ponen nombres … “lo que más me gusta es nombrar y reconocer”.
Elena leyó las 10 palabras eje de su obra: Sororidad, violencia, feminicidio, memoria, elle, techo de cristal, carga mental, amor propio, feminismos y libertad, e invitó al público, como lo hace con los lectores que adquieran su libro, a provocar una conversación, y sobre todo un cuestionamiento.
“Hay una frase común: ‘lo que no se nombra no existe’; no es cierto, ¡lo que no se nombra sí existe!, pero está invisibilizado; hay muchísimas situaciones sociales de género, familiares, culturales, comunitarias, que se encuentran ahí, pero que nos tapamos los ojos o peor aún, guardamos silencio. Lo que no se nombra sí existe y está ahí, a la espera de que tenga un nombre para que lo identifiquemos”.
En entrevista con Hora Cero, Elena Bazán reconoce que al tratar en su libro palabras dolorosas como feminicidio, violencia y memoria, por momentos llegó a llorar frente a su ordenador, pues realizó investigaciones sobre el tema que le revelaron datos duros y una realidad lacerante.
“Sí fue un impacto. Yo me recuerdo llorando cuando escribí feminicidio, por supuesto quise documentar porque las mujeres no nos suicidamos, no nos prendemos fuego solas, no nos caemos solitas y por accidente a una cisterna, no nos caemos a los barrancos solitas. Lo que pretendía es tener una investigación sólida para que nos dejen de decir ‘están exagerando eso no es cierto y demás”.
Ante la pregunta sobre qué palabras de las que cita en su libro escuchan más comúnmente los asistentes, la respuesta fue violencia y libertad, mientras las que llamaron más su atención fueron sororidad y techo de cristal.
Elena está consciente de que la palabra libertad no tiene nada de nueva, pero la incluyó para incitar a la lectura y por la resignificación que se le ha dado. “Libertad… es generar nuestra propia oportunidad, yo creo que es voz y yo la encontré en la voz, en hablar, en levantar la voz, y en señalar y en denunciar y en comunicar”.
MUJERES SEGURAS
Para concretar El acto de hablar Elena Bazán realizó una investigación que incluyó entrevistas a 16 mujeres especializadas o profesionistas que han vivido experiencias sobre las palabras que cita.
“Hablaba con una de las entrevistadas sobre la importancia de romper el miedo a hablar. No se si alguna vez les ha pasado, que están en una junta, en un evento familiar en un evento comunitario con sus amigas, con sus amigues y se dan cuenta de que algo pasa y quieren hablar, y se les atora algo en la garganta (se atora la voz) o que saben que algo está sucediendo y se quieren levantar y les tiemblan las rodillas? Y mejor se sientan… eso es también un acto de libertad…
“Hay una autora que a mí me gusta mucho que se llama Soraya Chamali que la cito en este libro, que dice ten valentía de caer mal, y me fascina y desde que leí a esta autora a mí no me importa levantar la voz y caer mal y decir lo que se tiene que decir”.
Luego del diálogo abierto que tuvo con los asistentes a la presentación de su libro, Elena Bazán expresó que las 10 palabras que puso sobre la mesa son una provocación para que las conversen y las cuestionen, y les propuso que ahora todos rescaten sus palabras, sus favoritas, sus palabras compartidas, las de dolor, las que conectan con el pasado y el amor propio, entre otras.
“Esta es una lista y es una incitación -como decía- lo primero que dije es que quiero que esto signifique una incitación, un conversatorio para que el día de hoy cuestionen cuáles son las palabras que les acompañan muchísimo o cuáles son las que por alguna razón no decimos tanto y créanme es una herramienta muy poderosa, porque las palabras nos acompañan en todos los espacios y son una manera en la que nos identificamos… ¡y nos identifica!”, finalizó.