Existe un proyecto regional compartido entre varios ayuntamientos texanos para poder llevar a cabo la obra, pero falta que la autorice el gobierno federal estadounidense y que la corresponda su contraparte mexicana.
Los puertos internacionales representan un negocio rentable para las administraciones públicas de la zona metropolitana de McAllen, Texas, que cada año recogen entre ocho a doce millones de dólares de ganancias por cruce (bajo el concepto de peaje).
De hecho, antes que fuera construido el puente fronterizo Anzaldúas ya se había planificado la edificación de otro al noroeste, cerca del área que conecta a la ciudad de Mission, Texas, con Reynosa, Tamaulipas.
Lo que se busca es una estructura que se dedique más al transporte de carga (para competir con Pharr, el puerto líder de productos perecederos de la Unión Americana y de retorno de contenedores vacíos) y que, paralelamente, disponga de una vía ferroviaria.
Existe un proyecto ejecutivo, pero todavía no hay una fecha concreta para iniciarlo: en uno, dos años o quizás con el cambio de gobierno.
Aunque, según analistas, difícilmente arranque en la era de Donald Trump. El presidente de Estados Unidos ha dicho públicamente que quiere “un muro” en vez de puentes.
Pero el boceto está ‘sobre la mesa’. Los ayuntamientos de McAllen, Mission e Hidalgo y las cámaras de comercio han trabajado ideando el acuerdo e inclusive, ya tienen un nombre: “Madero International Bridge”.
De acuerdo con información pública se ha estudiado cuál sería la participación de cada ciudad en las responsabilidades adquiridas, así como en la asignación de los presupuestos, encabezada durante la construcción por Mission, según dio a conocer recientemente ante la prensa el ‘city manager’, Martin Garza.
Pero al concluir la obra sería una junta de fideicomisos la encargada de asumir la función administrativa de los gastos e ingresos del puerto internacional, al igual que la deuda generada por el coste del mismo.
Mission participaría con el 37 por ciento, McAllen con el 33 e Hidalgo con el 30, respectivamente; no obstante, los alcaldes reconocen que todavía existen muchos
obstáculos por superar.
ES UN ESFUERZO CONJUNTO
Los trámites para poder efectuar un puente internacional pueden ser largos y tortuosos. El proyecto debe primero pasar por la aprobación de los congresos y las diferentes agencias gubernamentales para los estudios de factibilidad, como el Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), de Seguridad Nacional (DHS), de Protección Ambiental (EPA) y la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA).
En México participan las secretarías de Comunicaciones y Transportes (SCT), de Relaciones Exteriores (SRE); de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de Economía (SE), entre otras. Cuando todas estén de acuerdo, que se establezca cuál sería la participación financiera de cada ente y los presidentes lo avalen debe firmarse un memorándum.
Pero de concretarse, el puente Madero–Reynosa sería instalado de manera frontal a la intersección de la avenida Conway y la Military, muy cerca del Chimney Park, que actualmente es utilizado como un sitio de descanso de los turistas de invierno que llegan del norte del continente. Es ésta una de las áreas preferidas para instalar sus casas–remolque.
Muy cerca de ahí, del lado texano, se encuentra un lago, algunas tiendas, zonas habitacionales, una subestación de la Patrulla Fronteriza y hasta una iglesia, pero al sur de la frontera, en la parte mexicana, no está urbanizado. Justamente ahí el río Bravo zigzaguea formando una especie de península.
El punto por donde presumiblemente pasaría el puente se sitúa en el ejido Cavazos Norte, donde pueden observarse algunas casas, cabañas y tierras de cultivo.
Sin embargo, debido a los históricos desbordamientos por el delta del cauce, se aplicaría un sistema similar al del puente Anzaldúas, el cual fue edificado en lo alto con una cadena de pilotes.
LO VEN CON BUENOS OJOS
Pascual De León es un auxiliar de topógrafo que trabaja en sus ratos libres pastoreando borregos. Ha permanecido toda su vida en este sitio, junto con sus hermanos y donde ahora crecen sus tres hijos. Desconoce si habrá o no viviendas afectadas por la construcción de un nuevo cruce fronterizo, pero en general mencionó que puede ser positivo para la economía de los residentes del lugar.
Aunque afirma que regularmente las compañías llevan a sus cuadrillas de trabajadores los capataces siempre buscan ayuda local para continuar las obras. Eso, para este lugareño, es una oportunidad que favorecería a los habitantes del sector, los cuales están replegados más hacia la carretera Ribereña.
De hecho, si se construye el puente internacional éste tendría que surcar el camino federal y enlazarse al Viaducto Reynosa, cuyo entronque se localiza muy cercano (no más de un kilómetro de distancia desde la pista).
Por el área también se desplazan las vías del ferrocarril, las cuales serían aprovechadas como una opción óptima para el traslado de mercancías a la Unión Americana.
Pascual, quien actualmente participa en otro proyecto con la compañía que lo contrató (que es un estudio para entubar el agua salinizada del dren ‘El Murillo’ y desfogar el doble de su capacidad hacia el golfo de México), aseguró que todas las obras que se hagan en este lugar serán bien recibidas mientras sean positivas.
UN PUENTE UNA SOLUCIÓN
La Cámara Nacional de Comercio local considera que disponer de un cuarto cruce internacional en la ciudad resolvería un problema de congestionamiento que se presenta con el transporte de carga en el Reynosa–Pharr.
La presidenta de la Canaco, Leticia Cisneros Villarreal, considera que eso también representaría grandes ahorros para las compañías, que ahora mismo necesitan pagar por las largas esperas para poder poner sus mercancías en el lado americano, tanto en combustibles, renta de bodegas frigoríficas y viáticos.
“Me parece perfecto el que tengamos otro puente internacional. Para el manejo de comercio exterior apoyaría mucho, ya que actualmente los que tenemos se saturan demasiado.
“Así este cruce ayudaría a llevar y traer mercancías hacia ambos lados de la frontera y al interior de Estados Unidos y México. Es magnífico para el comercio en general”, declaró Cisneros Villarreal.
En 2018 el comercio bilateral entre ambas naciones rompió todos los récords, para situarse en 557 mil millones de dólares y tres fronteras: Tijuana, Nuevo Laredo y Reynosa son las principales generadoras económicas.
Pese al descenso en el flujo vehicular de mexicanos que viajan a la Unión Americana (por cuestiones de inseguridad y de un marcado tipo de cambio del dólar frente al peso), los puentes internacionales sigue siendo un negocio rentable.