En 2016 el Papa Francisco, líder de la Iglesia Católica Romana, rechazó el cobro de sacramentos como bautizos, primeras comuniones y casamientos, sin embargo, en México las “santas retribuciones”, son protegidas por los sacerdotes, pues aseguran que se necesitan para el mantenimiento de las parroquias y pagar los recibos de energía eléctrica y los minisplits.
Para algunos, practicar la creencia religiosa de su preferencia con sus respectivas comuniones, más allá de ser un paso de crecimiento espiritual se percibe como una carga impositiva o un trámite burocrático, donde el dinero fluye como una parte esencial del proceso.
En el caso de la Iglesia Católica, dependiendo de cada capilla o parroquia, si una pareja desea contraer nupcias debe pagar 2 mil 500 pesos; si se trata de una misa de aniversario, de 2 mil a 2 mil 500 pesos.
Cuando se va a bautizar a un bebé es un costo de 200 pesos, más los 100 por pareja que valen las sesiones de las charlas doctrinales para los papás y padrinos.
La lista de ejemplos de las también denominadas “aportaciones voluntarias” es larga y va desde ir a dar la extremaunción o también conocida como aplicar los santos óleos a domicilio, la primera comunión, la quinceañera, así como las misas post mortem de cuerpo presente, de sepultura, novenarios y del aniversario de bodas, entre otras.
En un país como México, donde de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 82.9 por ciento de las personas se declaran católicas, hay gente que profesa la doctrina con devoción y esmero. Otros cubren los trámites solamente como mera formalidad.
CONDICIONANTES
Dentro de una asociación religiosa los practicantes deben someterse a los lineamientos que cada institución tenga establecidos.
Aun y cuando se diga que la fe no es obligatoria, en la Iglesia Católica nadie puede celebrar una boda cuando alguno de los novios carece de su bautizo, primera comunión y confirmación, pero sorprendentemente eso no es problema, porque dependiendo de la carga laboral de los sacerdotes, una semana antes del evento religioso (o a veces el mismo día), y pagando las “cuotas voluntarias” es posible tener todo listo para el enlace y asunto arreglado.
No obstante, la figura de la Iglesia se rebasa cuando sobresale la imagen comercial, donde los feligreses son instados a desembolsar de sus recursos para cumplir con ciertos trámites.
En Reynosa el criterio que se aplica para los bautizos es el siguiente: si el niño o niña radica en otro sector de la ciudad se necesita un permiso de la parroquia donde vive, (y esos permisos los venden) así como los comprobantes de las pláticas de los papás y padrinos.
Del mismo modo la copia del acta de nacimiento del bebé menor de 6 años y una del acta de matrimonio por la Iglesia de los padrinos.
En cada parroquia tienen un costo, pero por lo regular son 100 pesos por pareja, tal y como sucede en Cristo Rey de la colonia Petrolera.
En cuanto al bautizo, aquí el costo es 200 pesos, es el domingo dentro del horario de las 13:00 horas. Se tiene que solicitar por lo menos una semana antes y debe llevarse la papelería donde muestran haber pagado, según detallaron las secretarias.
LA IGLESIA HABLA
De acuerdo con monseñor Ignacio Vaquera Gallardo, encargado de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de Reynosa, “no es que se cobren los servicios, sino que son aportaciones voluntarias” que se requieren para poder mantener en pie las instalaciones.
“En realidad, las teologías de las comunidades de hermanos separados lo hacen sobre el diezmo, que sí tiene una cierta raíz bíblica.
“Creemos que los bienes que Dios nos ha dado indudablemente son para su servicio, extender su reino, pero en la práctica la mayor parte de los católicos no colabora para el sostenimiento de la Iglesia y te pongo el ejemplo de esta parroquia.
“Los edificios son viejos y muy difícil su mantenimiento. Y si queremos un poquito de comodidad, con el aire acondicionado, hay algún recibo mensual de aquí de Guadalupe donde se tienen que pagar hasta 40 mil pesos de energía”, señaló.
Vaquera Gallardo negó que el gobierno les condone las deudas, sino todo lo contrario, agregó que les cobra como si la iglesia fuera una empresa, aunque se esté brindando un servicio a la comunidad.
En cuanto a los pagos que los feligreses realizan para poder llevar a cabo sus comuniones, monseñor los respaldó.
“En ciertos sacramentos como el del matrimonio, una quinceañera, que van a implicar muchos costos ¿qué pasa?, ¿cuánto dinero la gente gasta en una fiesta? y ¿cuánto da en una ofrenda para esto? No es ni el uno por ciento de lo que van a gastar.
“Eso es para el aire acondicionado, para las cosas, para todo. Normalmente la gente ofrenda lo que gusta en las misas. En el sacramento de la reconciliación no se les pide nada, se atiende a todo mundo y tampoco es un supermercado.
“En bautismo es una boleta, que es parte del archivo, libros parroquiales, los documentos que se entregan en la secretaría, oficina. Matrimonios, quinceañeras fundamentalmente, y algunas personas sí, cuando piden misas por los difuntos, pero ya después de que murieron, pueden dar una ofrenda, pero una ofrenda voluntaria”, dijo.
Detalló que a los creyentes no se les pide diezmo, pero sí una ofrenda anual, que es voluntaria, según la gente se encuentre en su situación económica.
“Hacienda no nos cobra el ISR (Impuesto Sobre la Renta), pero si arrendamos una esquina, debemos pagar impuestos. Lo que se gasta para los insumos, todas las compras. Y como somos asociación religiosa tenemos que facturar las compras. Es en parte lo que ha hecho la Reforma Fiscal. Tiene como tres años o más que entró con Peña Nieto y Videgaray”, aseguró el sacerdote entrevistado.
Y ni aunque el mismo Papa Francisco asegure que “cobrar es un pecado” y que “la salvación no tiene precio ni se puede pagar con dinero”, difícilmente los costos de los sacramentos serán suspendidos.
El pontífice manifestó que las puertas de la Iglesia siempre deben estar abiertas sin tarifas, no obstante, los encargados de las parroquias manifiestan que las aportaciones económicas sí están justificadas para poder mantener ciertas comodidades, así como para el mantenimiento de sus instalaciones y archivos.
En síntesis, aunque el Papa lo condene… los cobros (limosnas, aportaciones voluntarias, ofrendas o como les llamen) siguen vigentes.
Vividores de sus rebaños
Sacerdotes y ministros religiosos amasan fortunas aprovechándose del credo. No conformes con tener estilos de vida ostentosos, poseen organizaciones sin regular bajo el título de organizaciones no gubernamentales.
Por José Manuel Meza
Reynosa, Tamaulipas
Se compran mansiones, autos de lujo y hasta aeronaves. Son los millonarios de la religión, algo que parecería contradecir los principios bíblicos.
Edir Macedo Becerra de Brasil, es un religioso fundador de la “Iglesia Universal del Reino de Dios”, que promueve la famosa frase “Pare de sufrir”. De acuerdo con la revista Forbes ocupa el primer lugar del top de los acaudalados ministros con un patrimonio de mil 200 millones de dólares.
Es acusado de usar donaciones recibidas de sus seguidores para comprar joyas, 23 estaciones de televisión, 40 estaciones de radio, dos periódicos, una agencia inmobiliaria, una compañía de servicios médicos y una aerolínea.
David Oyedepo, es un obispo de la iglesia “Tabernáculo de la fe” en Nigeria. Su auditorio tiene una capacidad para 50 mil espectadores, mucho más que muchos estadios de futbol de la Primera División. Además cuenta con una red de iglesias distribuida en 300 ciudades y 45 países desde África hasta Estados Unidos. Durante sus sermones acostumbra tener un séquito de guardaespaldas y además de sus residencias cuenta con un patrimonio de 150 millones de dólares.
Chris Oyakhilome, es otro ministro nigeriano que posee una fortuna de 50 millones de dólares. Comúnmente se le conoce como el “Embajador de Cristo”. Con su poderoso poder adquisitivo se ha hecho de colegios, canales de televisión y ha reunido en sus eventos hasta dos millones y medio de personas. Su modo ostentoso de vida le ha valido múltiples críticas.
Benny Hinn, es un escritor y pastor de origen griego-armenio que cuenta con un patrimonio de 42 millones de dólares. Fundó el ministerio Orlando Christian Center, con el que ha logrado encumbrarse de manera controversial, ya que hasta el Senado le ha solicitado informes financieros por presuntamente beneficiarse de las donaciones de los miembros de su iglesia.
Joel Osteen, es un tele-evangelista de Houston, Texas, cuyos sermones son vistos alrededor del mundo por más de 7 millones de espectadores cada semana. Es autor de libros que se han mantenido por 200 semanas en las listas de los más vendidos. Aunque asegura que no recibe ningún salario, se le señala de tener un patrimonio de 40 millones de dólares.
Temitope Balogun Joshua, es un predicador televisivo de Nigeria fundador de la “Iglesia de Todas las Naciones, una organización religiosa dueña de canales de televisión. Ha sido reconocido como una de las 50 personas más influyentes del continente africano. Realiza cruzadas también en el extranjero y se le señala por tener un patrimonio de 30 millones de dólares.
Matthew Ashimolowo, es el cuarto nigeriano en integrar el top ten de la lista. Con 25 millones de dólares este clérigo tiene programas transmitidos en varios países de África, Asia y Europa. Ha sido criticado por amasar su fortuna en base a la “teología de la prosperidad” y su organización es investigada por presuntas irregularidades financieras.
Joyce Meyer, es una escritora y conferencista cristiana de Saint Louis, Missouri, cuyos programas se transmiten en 25 idiomas en 200 países. Es la primera mujer en aparecer entre los ministros religiosos millonarios. Ha estado inmiscuida en investigaciones del Senado de Estados Unidos por haberse beneficiado presumiblemente de las aportaciones económicas de sus seguidores. Eso no le impide contar con lujosas propiedades hasta con lagos y un patrimonio que, se estima, supera los 20 millones de dólares.
Jesse Jackson, es un controversial activista de los derechos civiles, pastor bautista y ex aspirante a la Presidencia de Estados Unidos. Fundador de múltiples coaliciones y organismos, es también célebre por sus memorables discursos. Tiene un patrimonio de 10 millones de dólares.
Guillermo Maldonado, hondureño, del ministerio internacional “El Rey Jesús”, además de contar con 20 mil seguidores cuenta con una propiedad que asciende a los 7.5 millones de dólares.
Paul y Jan Crouch son pastores, dueños de un residencia valuada en 25 millones de dólares además de ser dueños del canal de televisión Trinity Broadcasting Network, que divulga contenido religioso a nivel mundial.
Creflo Dollar, es un ministro estadounidense de Georgia que cuenta con una casa de 15 millones de dólares y un jet de 65 millones comprado con las donaciones de los miembros de su iglesia.
Steven Furtick, es un pastor de Carolina del Norte que es señalado por tener una mansión de 7 millones de dólares y recaudar hasta 400 mil dólares semanales de los seguidores de su ministerio “Elevation Church”.
Charles Blake, es un obispo de la iglesia Dios en Cristo que posee una catedral al oeste de Los Ángeles, California, valuada en 65 millones de dólares. Su iglesia, con más de 25 mil seguidores, es atendida por estrellas de la farándula.
Además de organizaciones como la Mormona, que cuentan con un poderío económico y hasta un búnker secreto llamado Vault en Salt Lake City, Utah, a 200 metros de profundidad, la iglesia tradicional Católica Romana maneja fondos económicos millonarios, con el Instituto para las Obras de Religión, también conocido como el Banco del Vaticano.
Fundado por el Papa Pío XII este organismo es señalado por el economista de Benedicto XVI, Ettore Gotti Tedeschi, como una guarida de secretos inconfesables que aglomeran al menos 24 mil cuentas opacas y una enorme cantidad de registros, tesoros, obras de arte y controversiales documentos sobre la turbia operación de la Iglesia.
La Iglesia ha sido acusada de no aportar recursos a las causas comunes y ausentarse en los momentos más difíciles como la crisis humanitaria de Somalia.
Así el manejo de las multimillonarias finanzas de la Santa Sede siguen siendo un enigma para la sociedad y la feligresía, que aporta a su cuenta desde todas partes del mundo.