A los 22 años, Alma Edith Narváez Chávez, vio a la muerte de cerca al ser diagnosticada con cáncer de mama fase III.
Todo comenzó cuando al realizarse por primera vez una autoexploración, detectó algo anormal en uno de sus pechos y acudió al Instituto Mexicano del Seguro Social en Reynosa para solicitar atención médica.
Tras unos análisis y una biopsia los temores resultaron ciertos: tenía cáncer.
“El 29 de octubre de 2012 me diagnosticaron con cáncer de seno en fase III. En ese momento sientes que se acabo todo. Al principio sientes que no eres tu la que esta pasando por eso sobre todo al momento que escuchas a los doctores que te confirman que es un tumor maligno. Inmediatamente me imaginé que iba a morir y lo único que pensaba era en mi esposo, mi hija y mis padres”, relató.
Ante la sacudida de enterarse que padecía esa enfermedad, Alma continuó con sus exámenes clínicos y enfrentó decisiones difíciles para su corta edad.
Por la agresividad del padecimiento era necesario realizar una mastectomía de forma rápida.
Los médicos del Seguro Social le dieron diversas opciones para no extirpar totalmente la mama, sino que exterminar solamente el ganglio o un cuadrante del pecho para salvarlo.
“Los doctores me explicaron que iba a ser más difícil y tardada la enfermedad si conservaba el pecho por lo que platiqué con mi esposo y decidimos quitarlo todo. Fue una decisión difícil pero opté por la extirpación de toda la mama, ya que eso también me aminoraría el dolor durante las quimios. Creo que tomé la mejor decisión porque salvé mi vida”, expresó.
En el mes de enero de 2013, Alma es intervenida quirúrgicamente en el Hospital de Zona número 15 y atendida por médicos especialistas del IMSS.
“A pesar de la fase de mi cáncer no era tan agresivo porque se quedó encapsulado, fue más sencillo ya que se detectó, se quitó y me dieron el tratamiento y quimioterapias”, narró.
En el mes de febrero inició con la quimioterapia pero gracias a la cirugía que le hicieron, el tratamiento no fue completo ni tan agresivo como en otros casos, lo que le ayudó a no presentar malestares o perder el cabello.
Durante seis meses la joven recibió la atención que necesitaba para atacar el padecimiento desde la raíz y alargar su vida.
UNA BENDICION NACIO DEL CANCER
Cuando estaba a la mitad de su procedimiento clínico de recuperación, el destino le tenía una sorpresa a Alma y su esposo.
La joven de 23 años de edad detectó un retraso en su periodo y acudió a realizarse una prueba de embarazo que resultó positiva.
“Cuando estaba a mitad de tratamiento por descuido quedé encinta. Me fui a revisar y había un embarazo, inmediatamente fui con los doctores del IMSS para saber que íbamos a
hacer por lo peligroso que era”, recordó.
Los médicos especialistas recomiendan a las mujeres que se encuentran en recuperación del cáncer que se protejan y eviten los embarazos, debido a que se pone en riesgo la vida de la paciente por la alteración de hormonas.
“Apenas tenía tres semanas de embarazo cuando me enfrenté a esta situación complicada. Los médicos me dijeron que la única alternativa era salvar a uno de los dos, fuera el producto o yo que estaba en tratamiento, pero que no debía seguir el embarazo porque podía morir”, dijo.
Ante el peligro que corría su vida, sus familiares tenían divididas las opiniones, algunos le pedían que interrumpiera el embarazo y otros que confiara en Dios.
“Mi familia no quería que continuara con el embarazo y otros me decían que siguiera que si Dios me había ayudado una vez me iba a ayudar de nuevo”, recordó.
A pesar de las opiniones médicas y de sus seres queridos, decidió salvar la vida de su bebé.
“Fue más nuestra decisión de salvar la vida de mi bebé. Me puse en segundo lugar, porque en ese momento estaba primero el niño ya que pertenecemos a los Testigos de Jehová y no queríamos violar un principio bíblico de quitarle la vida a un no nacido, eso también nos ayudó a mantenernos firmes en nuestra decisión.
“Suspendí mi tratamiento médico, pero fue complicado porque cada mes que pasaba era una incertidumbre que crecía al pensar que el bebé viniera mal por el medicamento tan fuerte que todavía tenía en mi sangre que podía afectarle y generar malformaciones, o que simplemente a los tres meses el producto no resistiera”, relató.
Alma continuó con su gestación y al paso de tres meses detectaron que era un varón. También que su órganos y huesos estaban en perfectas condiciones a pesar de lo tóxico de los medicamentos que llevó durante su tratamiento.
Sin embargo, el riesgo aumentaba día con día para la joven madre, ya que con la suspensión del medicamento había posibilidades de que regresara el cáncer.
“No me podían hacer ningún estudio, solamente me monitoreaban por medio de análisis de sangre para ver si mis hormonas estuvieran niveladas. La falta del medicamento y el embarazo podía descontrolar mis hormonas y generar nuevamente el tumor maligno”, mencionó.
Milagrosamente y a pesar de los riesgos, su nivel hormonal fue el adecuado durante los nueve meses y el 14 de mayo de 2014 nació por parto natural su hijo Deker Asael.
“Cuando llegó el día estábamos satisfechos porque todo mi esfuerzo y el de mi familia ayudó a que logramos que naciera bien y estuviera sano. Rápidamente lo revisamos de todo porque algunos detalles no se detectan por el ultrasonido pero afortunadamente mi hijo estaba completo y nosotros felices”, señaló.
A los quince días de que tuvo a su bebé, los doctores del IMSS le mandaron hacer estudios generales de valoración ante la incertidumbre de que durante el embarazo hubiera regresado el cáncer.
“Gracias a Dios estaba completamente bien, incluso ya no fue necesario administrar toda la dosis del medicamento que me daban. Se me redujo el tratamiento y ahora solamente es tomado, ya no tengo que acudir a la clínica a que me lo apliquen”, expresó.
Su esposo, su hija y familiares fueron sus pilares durante todo el proceso, desde que se enteró de la enfermedad hasta hoy en día.
“Desde que se me detectó el cáncer nunca estuve sola, tanto mi esposo como mi madre estuvieron a mi lado en las consultas y tratamientos. Cuando se me dio la fecha de cirugía ellos estuvieron conmigo, salí del hospital y me apoyaban en la casa. Durante toda la recuperación y el proceso, se mantuvieron a mi lado”, relató.
Alma recordó que lo más difícil emocionalmente para ella fue la cirugía.
“Gracias a Dios y al apoyo de mi familia no necesité de una terapia con su amor pude sobre salir”.
La joven hizo hincapié recomendando a las mujeres que se auto exploren sin importar la edad que tengan.
“En mi caso inició a los 22 años y aunque era difícil de creer ahí estaba la enfermedad porque no respeta edades. Háganse sus exámenes constantemente porque si se lo detectan a tiempo pueden combatir la enfermedad pero cuando no lo haces así es demasiado tarde”, dijo.
Actualmente Alma es ama de casa y tiene un negocio de venta de comida en su hogar para ayudar a su esposo al sustento de la familia. La joven madre se dedica de tiempo completo a su hija de seis años Naomi Edith y al bebé de cinco meses.
“Mis hijos son la motivación más grande. Después de enterarme de la enfermedad jamás me imaginé tener otro bebé. En esta ocasión decidí operarme para ya no tener familia a fin de no arriesgarse de tener otro embarazo que ponga en riesgo mi vida.
“No puedo dejar que el cáncer entre a mi cuerpo de otra manera. Si la primera cirugía para que me quitaran el pecho fue una decisión difícil pero acertada, ahora la segunda decisión fue quedarnos con nuestros dos hijos y para que no me llegue el cáncer por otro lado”, dijo.
El caso de Alma llamó mucho la atención de los médicos que la atendieron por su corta edad y por no contar con factores hereditarios que le provocaran el padecimiento.
“Suponen que el uso de anticonceptivos afectó mi organismo. Tuve a mi hija muy joven, a los 18 años, y usé por cuatro años el método anticonceptivo inyectado mes tras mes. Probablemente pudo haber sido el alto índice de hormonas que mi cuerpo no lo resistió pero no se sabe a ciencia cierta si eso generó el tumor maligno”, refirió.
Los médicos le recomendaron continuar con su tratamiento de una capsula diaria por cuatro años y la valoración se la realizan cada seis meses, mientras no se detecte una anomalía.
La joven de 24 años manifestó su agradecimiento al IMSS y todos sus médicos y enfermeras por las atenciones brindadas y por que le ayudaron a salvar su vida y la de su hijo.
“Me considero una guerrera junto con mi bebé porque he vivido cosas que en su momento de la enfermedad creí que no iba a lograr vivirlas: convertirme en madre de nuevo, sobre- vivir a una enfermedad tan difícil y ver a mi hija graduarse del kínder, se me llenaron los ojos de lágrimas al decir estoy aquí porque cuando empezó la enfermedad no sabia si iba llegar a esa fecha. Siento que todo lo que pase han sido bendiciones”, concluyó.
UN CASO DE EXITO
La historia clínica de Alma y su hijo Asael es considerado por médicos del Hospital General de zona número 15 del Instituto Mexicano del Seguro Social como un caso de éxito.
La coordinadora de Ginecología en el IMSS, Aurora Martínez Martínez resaltó que los peligros a los que se enfrentó la joven eran las malformaciones en el producto y a la muerte.
“Los efectos de los medicamentos que regularmente son tóxicos pueden provocar malformaciones en el producto por eso se les pide que no se embaracen y que se protejan para no concebir durante el tratamiento de quimioterapia”, indicó.
Ante lo crítico del caso, la especialista mencionó que medicamente se le tiene que proponer por los riesgos un aborto terapéutico pero no lo aceptó.
“Llevó su embarazo con control prenatal cada mes y llegó a buen término pero durante ese tiempo se suspendieron sus terapias pero peligraba que regresara el cáncer a su cuerpo. Se le realizan ultrasonidos para revisar al bebé que no tuviera malformaciones mayores en cara, abdomen o alguna otra parte del cuerpo. Incluso el riesgo principal que podía tener durante los primeros tres meses era que expulsara el producto.
“El primer trimestre pasó y se logró a pesar del peligro de desarrollar algunas malformaciones por la toxicidad pero gracias a Dios todo salió bien llegó a buen término su gestación y el 14 de mayo tuvo a su bebé de forma natural”, recordó.
Durante los nueve meses de embarazo se le realizaron mediciones tumorales mediante exámenes de sangre para conocer la agresividad del tumor y los niveles hormonales para detectar alguna recaída del cáncer.
Explicó que los marcadores especiales se les realiza a las pacientes dentro de la vigilancia posterior al tratamiento del cáncer, ya que el embarazo altera los niveles hormonales, le pudo haber afectado a que tuviera una recaída por eso es de suma importancia evitar el embarazo.
“Lo sorprendente es que durante la gestación sus niveles hormonales se mantuvieron estables y hasta el momento se encuentra así. Ella todavía tiene riesgos ya que para determinar que se encuentra sana tienen que pasar cinco años”, indicó.
La doctora señaló que actualmente se mantiene a la joven madre en observación de oncología por el riesgo de que vuelva aparecer el cáncer en el otro seno o alguna diseminación de la enfermedad.
“Las pacientes de cáncer de mama tienen que tener al menos cinco años de observación mediante mamografías cada año para evitar cualquier recaída y disminuir el riesgo. Sobre todo porque es muy joven y en este sector de la población el cáncer es mas agresivo”, detalló.
Lo alarmante, resaltó, es que en los últimos años se ha detectado cáncer de mama de forma frecuente desde los 25 años, cada vez son más jóvenes cuando el rango de edad era arriba de los 40 años.
Atribuyó esta situación posiblemente a los factores ambientales, que inician vida sexual de forma muy temprana y de forma irresponsable, la utilización de anticonceptivos hormonales y a lo hereditario.
“Se ha incrementado el número de pacientes en vigilancia realizando mamografías y ultrasonidos por lo que ahora se diagnostica más temprano porque antes nos llegaban en etapas muy avanzadas cuando ya no se podía hacer nada”, refirió.
Por su parte el director del hospital, José Timoteo Leyva Silva, resaltó la importancia de que las mujeres se realicen auto exploraciones y sus exámenes ginecológicos de forma periódica.
“Una problemática es la falta de cultura de revisarse periódicamente con la autoexploración mensual y la mamografía o ultrasonido anual. Aunque si se ha visto que más mujeres acuden a revisión aun falta mucho por hacer más conciencia”, indicó.
Añadió que si se cuenta con antecedentes hereditarios es necesario explorarse desde la adolescencia.
“A partir de los 18 años es importante que se realicen la autoexploración y ultrasonidos si se detecta algo y a partir de los 40 las mastografías por año.
Incluso en las personas jóvenes se observa más disposición que en las mujeres mayores que todavía tienen el pudor de que las revisen”, indicó.
Enfatizó que en las unidades de Medicina Familiar del IMSS existen programas de prevención del cáncer mediante la aplicación de técnicas de autoexploración y de estudios preventivos.
“Es un trabajo continuo de orientar a todas las mujeres en edad de riesgo. En el IMSS mensualmente tres mujeres se diagnostican con cáncer de mama (diagnostico, patología y biopsia), sin embargo reciben todo el tratamiento, cirugías y terapias para tratar de sanarlas”, puntualizó.
En el IMSS Reynosa durante 2013 se detectaron 72 casos de cáncer de mama, de los cuales 20 fallecieron. Mientras que en lo que va de 2014 se han diagnosticado 49 con 17 defunciones.