La diputada morenista por el Distrito 5 electoral en Reynosa fue una de las principales promotoras para lograr la aprobación del matrimonio igualitario en Tamaulipas.
La aprobación del matrimonio igualitario en Tamaulipas no solo representa atender una añeja demanda, sino otorgar certeza jurídica a un sector de la población al que se le habían negado sus derechos fundamentales, aseguró la diputada Magaly Deándar Robinson.
Dijo que le llena de orgullo que la bancada de Morena haya sido la que, desde el inicio de la legislatura, abordó el tema como uno de los grandes pendientes para la población tamaulipeca y que tras la negativa del año pasado, por fin, se logró la aprobación.
Es así que Tamaulipas se suma a la igualdad de derechos que por ley le corresponde a todas las personas.
“Aún recuerdo cuando al principio de esta legislatura en la bancada de Morena un día que platicábamos, llegó mi amiga Denise Mercado Palacios quien es fundadora de diversos colectivos LGTBIQ+, a presentarme su propuesta, la recibí con todo mi corazón y me comprometí a sacar adelante este reclamo justo de una comunidad que ha sido estigmatizada, acosada, y a la cual, su lucha la han querido dejar para después”.
Después de muchos meses de lucha, de cabildeo, de generar consciencia entre las otras bancadas y la población en general, subrayó que prevaleció la razón para brindar derechos que por justicia corresponden a la comunidad LGTBIQ+.
Acotó que este hecho es un éxito histórico que se logró con el voto de la bancada morenista.
Con 23 votos a favor, 12 en contra y dos abstenciones, los legisladores tamaulipecos aprobaron la reforma al Código Civil estatal para permitir los matrimonios igualitarios.
Al grito de “¡sí se pudo!”, manifestantes
celebraron la aprobación del matrimonio igualitario por parte del Congreso del Estado de Tamaulipas, el último de los 32 estados de la República Mexicana en autorizar las uniones entre personas del mismo sexo.
La sesión se desarrolló en medio de cantos y gritos de grupos a favor y en contra, que se encontraban en un balcón del salón. En ciertos momentos interrumpieron las discusiones y obligaron a los congresistas a trasladarse a otro salón para culminar el debate.