La publicación especializada en temas de sociología y de derechos humanos –con sede en Brasilia– pondera la existencia de este espacio en Reynosa como una eficaz alternativa cultural, en una ciudad agobiada por la narcoviolencia.
Andrea Copeliovitch es una destacada articulista brasileña y catedrática por la Universidad Federal Fluminense.
No es una improvisada: nada menos que doctora en Poética por la Universidad Federal de Río de Janeiro, máster en Artes Escénicas por la Universidad de Sao Paulo, licenciada en Arte Dramático por la Universidad Estatal de Campinas y cuenta con estudios de post-doctorado por la Universidad de París.
En su calidad de experta le realizó una amplia entrevista al director del Centro Cultural Alaken, Ricardo Iván López, quien se encuentra en Sudamérica impartiendo una serie de talleres y participando en obras de teatro (en países como Brasil, Perú y Ecuador).
No es tan común que un artista mexicano –sin un espectacular cartel publicitario– triunfe en el extranjero y Copeliovitch lo sabe… pero más allá de su indiscutible y probado talento a esta comentarista de la revista Confluencias le llama la atención la encomiable labor socio-cultural que Ricardo Iván encabeza.
Es el coordinador de un centro creativo que no solamente se ha sostenido sin recibir ninguna clase de auspicio gubernamental, sino que además fomenta el arte en Reynosa, una de las ciudades más peligrosas de México.
Con paralelismos y similitudes que no hacen ajena la situación de violencia de la frontera de Tamaulipas, a la que existe en algunas urbes de Brasil (donde el narcotráfico ha crecido de manera despiadada en los últimos 20 años), la charla con Ricardo Iván fluye consonantemente.
El entrevistado recalca la importancia de dar significado e identidad a los jóvenes habitantes de Reynosa, con plataformas culturales que sirvan como contrapeso e interactúen de manera permanente con la sociedad.
Y ahí es donde embona Alaken, que desde 2011 promueve la reflexión con el arte como un aspecto transformador y un instrumento pacificador.
CULTURA, UNA NECESIDAD
Ricardo Iván comparte con Copeliovitch que tenía la inquietud de generar una opción alternativa de entretenimiento y fomento artístico de forma independiente con el objeto de garantizar la libertad creativa y proporcionar un espacio para el intercambio de objetos, ideas y proyectos en este punto geográfico de la frontera.
Alude que hace siete años Alaken asumió ese rol y, aunque al principio comenzó como un laboratorio teatral, a posteriori se fueron añadiendo otros elementos como el Cineclub, con el cual han proyectado ya más de 300 filmes.
Las noches de teatro, los bazares, los conciertos, las exposiciones, las conferencias, los ‘anticafes’ y la compañía teatral, forman parte del nutrido tipo de actividades que tiene este rincón situado muy cerca del puente internacional que une a Reynosa con
Hidalgo, Texas.
Sin más estímulos para el sostenimiento del lugar que los provenientes de los propios artistas y, del público en general, el Centro Cultural fue uno de los temas principales de Confluencias para su edición de agosto, en la que destacó la manera que ha podido mantenerse vigente en un ambiente de hostilidad.
Confluencias también publicó que la institución dirigida por el artista mexicano busca construir una comunidad basada en el apoyo fraterno, en el intercambio del conocimiento y las vivencias mismas de los
voluntarios y el público participante.
EL SUEÑO MEXICANO
La publicación brasileña adereza la información con referencias acerca de México y del anhelo de algunos artistas de visitar el país latinoamericano.
Relata cómo en 1940, ansioso por conocer esta tierra, Pablo Neruda llegó para ser cónsul de Chile y de cómo se impresionó por la solidaridad del pueblo.
También fue el caso del actor francés, Antoin Artaud, quien logró venir a México en la época del presidente Lázaro Cárdenas.
De acuerdo con el texto al que Copeliovitch hace énfasis, en 1933 había hecho patente su deseo de montar en México el proyecto de su primer espectáculo titulado ‘Teatro de la Crueldad’.
Su propósito no era el entretenimiento, sino incidir en el público rompiendo con el pensamiento tradicional y retirando mediante la cultura, erróneos conceptos históricos que se habían mal enseñado.
Artaud creía que el teatro era capaz de colocar al individuo frente al riesgo de lo desconocido y la verdad.
Y es que el artista francés, quien criticó la supremacía de la civilización “blanca”, quiso demostrar cómo a través de la sangrienta conquista española los europeos aniquilaron las antiguas civilizaciones mesoamericanas, acabando con la magia y la fuerza de los ritos antiguos.
Artaud finalmente vino a México para presentar charlas sobre teatro y surrealismo.
SUS CREDENCIALES
Al igual que el francés, Ricardo Iván cumple el sueño de compartir su arte en otras latitudes del mundo. Es originario de Reynosa. Hijo de Roel López Olivares y Elvia García Barrera, cuenta con experiencia nacional e internacional en actuación, dirección teatral, dramaturgia, artes audiovisuales, docencia y gestión cultural.
Ha participado en diversos congresos, encuentros y festivales en México, Estados Unidos, Grecia, Colombia, Cuba, Dinamarca, Perú, Brasil y Ecuador.
En 2010 fue becado por la Fundación Cervantista y el Odin Teatret para participar en el Odin Week Festival celebrado en Holstebro, Dinamarca. En 2014 participó en el “Laboratorio Abierto Encuentro Pedagógico Yuyachkani” en Lima, Perú.
Ha escrito varias obras de teatro incluyendo “Revólver” y “Pacto Sangre”. Realizó estudios de cinematografía en la Universidad de Cine del AMCI (Asociación Mexicana de Cineastas Independientes) en Monterrey, Nuevo León.
Y trabajó como asistente de dirección y supervisor de guión en el cortometraje “Sábado por la mañana” de Roberto Collado para el City College of New York.
Actualmente es coordinador general del Centro Cultural Independiente Alaken y dirige el Laboratorio de Teatro para jóvenes.
UN TRABAJO QUE TRASCIENDE FRONTERAS
Pero más allá de su práctica teatral, Copeliovitch destaca cómo Ricardo Iván se aventuró a crear un espacio para que los residentes de Reynosa se refugien del miedo, la violencia y la falta de perspectiva; un lugar para que las personas se sientan como en casa.
Para la revista Confluencias no puede pasar desapercibido el dantesco problema social que se vive en esta comunidad mexicana, que en menos de 12 años ha tenido miles de muertos y desaparecidos.
Y como ingrediente adicional, al ser frontera con Estados Unidos es un núcleo de inmigración constante, y uno de los pasos de droga y armas más recalcitrantes en una frontera de tres mil 169 kilómetros.
Sus habitantes han tenido que someterse a una inexorable pugna que ha resultado en calles militarizadas, helicópteros patrullando de manera constante, pérdida de espacios públicos y el imperante riesgo de las nuevas generaciones de entrar a ese mundo, pues los jóvenes se debaten entre los recursos que les paga una fábrica maquiladora o el crimen organizado.
Una ciudad con ausencia de facultades para el arte, las humanidades, la historia, la filosofía, la sociología y la antropología, cuya población está en constante situación de riesgo por los continuos disparos y enfrentamientos.
No obstante, Alaken se sigue manteniendo como una luz de esperanza y presentando cursos para todo tipo de artes y disciplinas, desde yoga o cocina, hasta el performance y la danza, pasando por el teatro, la música, el malabarismo, el arte urbano y la pintura, entre otras.
“Nuestro público es principalmente joven, pero las actividades son para todas las edades y los niños tienen entrada libre siempre. No se permite el acceso y la venta de bebidas alcohólicas.
“La respuesta ha sido muy buena, porque Alaken se ha convertido en un refugio de libertad creativa, y también en foro para los artistas de la ciudad que quieren compartir su trabajo”, comentó a Confluencias Ricardo Iván.
Por eso es que el Centro Cultural Alaken es un sitio imperdible en la frontera: a lo lejos se escuchan las voces de ópera que hacen eco entre las silenciosas calles de la colonia Del Prado en Reynosa.
Música italiana que resuena e invita a conocer lo enigmático y -al mismo tiempo- sorprendente que es permanecer en uno de los sitios más placenteros que hay en esta ciudad.
Surgido como una iniciativa ciudadana para fomentar el arte y la cultura, el lugar es ya uno de los referentes para quienes buscan una área de esparcimiento sana y entretenida.
Con su artículo Copeliovitch comparte con el público brasileño las ideas y la labor de Ricardo Iván, y cómo la persistencia de una persona puede transmitir a los demás un espíritu de solidaridad y trabajo en equipo.