Desde hace más de medio siglo el Ejército y Fuerza Aérea, han auxiliado a los mexicanos en afrontar innumerables adversidades que la fuerza de la naturaleza ha puesto en el camino debido a la ubicación geográfica del país, prueba que los soldados de México han superado con valentía, disciplina y lealtad con la única motivación de la satisfacción que da el deber cumplido.
Todo se remonta al año 1926, cuando tropas al mando del General Joaquín Amaro acudieron en auxilio a la población de Guanajuato para mitigar los afectos causados por las inundaciones.
Posteriormente, la línea del tiempo indica que en los años cincuenta, los huracanes “Hilda” y “Janet”, azotaron los estados de Quintana Roo, Veracruz y Tamaulipas; ahí por primera vez la Fuerza Área Mexicana se integró como un protagonista clave en el auxilio a la población, estableciendo puentes aéreos para trasladar insumos.
Dados los constantes desastres que se habían registrado en el país y con la experiencia acumulada en el instituto armado, en el año de 1965 el Ejecutivo de la Unión ordenó al secretario de la Defensa Nacional instrumentar el auxilio a los mexicanos en caso de desastres, una misión que se aceptó con total entereza.
Pero fue hasta el 17 de junio de 1966 cuando se dio a conocer públicamente el plan de auxilio a la población como anexo “E” del plan de Defensa Nacional Número “III”, asignándose de esta manera el emblemático nombre “Plan DN-III-E”, que contemplan las fases de prevención, auxilio y recuperación.
ENTRA EN MARCHA
De acuerdo a José Francisco Márquez García, Subteniente de Materiales de Guerra del Décimo Noveno Regimiento de Caballería Motorizada en Reynosa, la primera vez que se aplicó el Plan DN-III-E de forma oficial fue el 10 de octubre de 1966, cuando el huracán ‘Inés’ impactó de forma drástica en los estados de Tamaulipas y Veracruz.
Antes de su creación el gobierno carecía de mecanismos para responder a las necesidades de la ciudadanía ante un desastre natural.
Durante 20 años la Sedena fue el único instituto para brindar protección civil a la población, después que el sismo del 85 sacudió de forma severa el centro del país, se creó el Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) en 1986.
El plan de rescate comprende cinco acciones generales que son: la búsqueda y rescate, la evacuación de comunidades, la administración de albergues, la seguridad y vigilancia de áreas y las recomendaciones a la población.
NO TODO ES DESASTRE NATURAL
Las acciones de auxilio que brindan los militares no se aplican únicamente en los desastres naturales, durante la pandemia que ha provocado el coronavirus el Ejército Mexicano ha tenido una participación relevante en la aplicación del Plan DN-III-E.
Desde el 27 de marzo de 2020 brindan auxilio a la población civil mediante las tres fases del plan que son adaptadas al caso de la contingencia sanitaria.
Además, han apoyado en la distribución de equipo y medicamento especializado, la distribución y concentración de insumos médicos, así como la preparación de instalaciones hospitalarias, en la contratación y capacitación de profesionales de la salud.
Por si fuera poco se han encargado de la distribución de vacunas en el país, incluyendo en la ciudad de Reynosa, dónde además vigilan que el proceso de la vacunación se haga conforme al mandato del presidente de la República Mexicana Andrés Manuel López Obrador.
El Décimo Noveno Regimiento dependiente de la Octava Zona Militar, argumenta que sólo están preparados para la guerra, el Plan DN-III-E es una muestra de que el Ejército Mexicano puede desarrollar otro tipo de capacidades para el bien de la población civil.