
Patrick Crusius asesinó a 23 mexicanos en un Walmart de Texas. Su odio racial lo convirtió en criminal, a pesar de que su padre es un reconocido terapeuta en sanidad familiar. Cuando están por cumplirse cuatro años del sangriento tiroteo finalmente el joven escuchó su sentencia.
El 3 de agosto de 2019 fue un día catastrófico para los estadounidenses, especialmente para quienes residen en la zona de El Paso, que hace frontera con Ciudad Juárez, Chihuahua. A pleno día, en un supermercado repleto de gente, un joven caucásico de ascendencia alemana abrió fuego con un arma de alto calibre y se filmó atacando.
Posterior a eso Patrick Crusius le dijo a la Policía que su objetivo eran los mexicanos y justificó la masacre en las redes sociales, donde criticó la “invasión” hispana al país.
El asesino, de 24 años de edad, compareció ante un tribunal federal de Texas donde fue juzgado. Mató sin piedad al conductor de un autobús, a comerciantes, a maestros, un ex empleado metalúrgico y varios inmigrantes que habían cruzado la frontera para ir de compras.
Entre las múltiples cadenas perpetuas que enfrenta, la Fiscalía Estatal pidió que se le aplique una inyección letal.
Aquel fatídico día se recaudaban fondos para un equipo de futbol femenino. Los participantes se convirtieron en sus primeras víctimas. Después ingresó al establecimiento comercial y siguió accionando su fusil de asalto AK-47. En la fila en un banco cercano a la entrada asesinó a otras nueve personas y después les disparó a las que estaban en las cajas y los pasillos. Llegó la Policía y él se adjudicó los hechos.
¿POR QUÉ TANTO ODIO?
Los medios estadounidenses dieron cuenta que un manifiesto de Crusius en contra de la comunidad latina fue publicado 20 minutos antes de su agresión y ninguna autoridad pudo anticiparlo.
Fue un texto con 2 mil 300 palabras denominado “La verdad incómoda”, donde el multiasesino se refirió a una “invasión hispana en Texas” y habló de un plan para dividir al país en territorios por raza. También advirtió que los extranjeros estaban tomando el lugar de la gente blanca.
“Si podemos deshacernos de suficientes (migrantes), entonces nuestra forma de vida puede ser más sustentable”, dijo.
Se descubrió también que el escrito estaba inspirado en el homicidio en masa de musulmanes en dos mezquitas de Nueva Zelanda ocurrido el 15 de marzo de ese mismo año, donde fenecieron 51 personas.
En la conocida como Masacre de Christchurch, su autor, Brenton Tarrant, publicó en Internet un manifiesto donde se refería a una teoría supremacista blanca llamada “La gran sustitución” o “El gran remplazo”. Esa idea ha sido propuesta por el escritor francés Renaud Camus, quien argumenta que las élites en Europa han estado trabajando para sustituir a los europeos con inmigrantes del Medio Oriente y el norte de África.
“En general, apoyo al tirador de Christchurch y su manifiesto. Este ataque es una respuesta a la invasión hispana de Texas”, escribió Crusius.
Incluso se supo que tuvo tiempo para practicar y planear su brutal acometida, pues hizo observaciones al rifle que eligió para la masacre, al señalar que no fue diseñado para disparar rondas rápidas sin que se sobresaliente después de los 100 tiros, por lo tanto, utilizó un guante resistente al calor.
MORTÍFERO PLAN
El día de la masacre condujo más de 10 horas desde un suburbio de Dallas hasta la ciudad fronteriza de El Paso, que es de mayoría hispana.
Creció en el seno de una familia de clase media alta. Es hijo de un terapeuta de ascendencia alemana y una enfermera. Se había matriculado como estudiante en Collin College, cerca de Dallas, y no tenía antecedentes penales.
En el momento del ataque se encontraba desempleado y vivía con sus abuelos.
“Es nuestro nieto, vivía en nuestra casa. Se mudó a otro sitio hace seis semanas, y ha pasado aquí algunas noches mientras estábamos fuera de la ciudad”, dijeron sus abuelos en un comunicado que publicaron después de la masacre.
Cuando estaba en el bachillerato, publicó en LinkedIn: “En realidad no estoy motivado a hacer nada más que lo que es necesario para salir adelante. El trabajo en general apesta, pero creo que una carrera en el diseño de programas informáticos estaría bien para mí. Paso unas ocho horas diarias frente a la computadora, así que supongo que eso cuenta como experiencia tecnológica.
“Con toda seguridad, creo que veré lo que las carreras de tecnología me pueden ofrecer; iré a donde el viento me lleve”, refirió.
Un compañero de clase llamado Jacob Wilson declaró a la cadena NBC que el joven se graduó de la escuela secundaria de Plano en el 2017. “Era muy introvertido”, sostuvo.
Paradójicamente su padre, Bryan Crusius, es un reconocido escritor y terapeuta en sanidad familiar que publicó un libro llamado “Entusiasmo por la vida, un camino hacia el propósito más allá de la recuperación”.
En entrevista a un medio local confesó que se divorció de la madre de Patrick y ésta evitó que tuviera cercanía con su hijo.
Algunos estadounidenses lamentaron cómo Bryan ayudó a otras víctimas de tiroteos en el aspecto psicológico y espiritual, pero no pudo afrontar el tema en su propia familia. Sus amigos dijeron haberlo visto derrumbado por estos crímenes.
LA CONDENA
Este multihomicida acordó en el mes de febrero pasado aceptar hasta 90 cadenas perpetuas, para evitar la posible pena de muerte. De acuerdo con información divulgada los fiscales federales consideraron que el acusado padece un trastorno esquizoafectivo, que puede estar marcado por alucinaciones, delirios y cambios de humor.
Sin embargo, no está libre aún de la pena de muerte, pues enfrenta cargos de asesinato capital en un tribunal del estado de Texas y podría ser condenado a morir por inyección letal.
No está claro cuándo se iniciará este segundo juicio, pero sin duda, para los familiares de las víctimas, Patrick Crusius tendrá que enfrentar las leyes terrenales y también las divinas por cometer tan aberrante acto.