Le corresponde ahora a Javier Aguirre indagar donde se encuentra el talento nacional. En un país como México, donde escasean las individualidades para conformar un equipo, parece una tarea de detectives encontrar a once jugadores solventes en un universo de millones.
Lo que ocurre aquí, ocurre en cualquier lugar: el futbol es comandado por un grupo de líderes que, generalmente, integran el seleccionado nacional. Lo vemos todos los días en los partidos políticos: los mismos nombres se rotan para todos los puestos en el gobierno, en las elecciones, en los encargos, comisiones, embajadas y organizaciones. La base solamente sirve para ganar comicios.
En el futbol mexicano hay una cúpula de jugadores jefes que están en el país, encabezados por Pavel, Borghetti, Oswaldo. Ellos son los que ordenan, quitan y ponen. Son los que portan la bandera en las delegaciones, gestionan primas y períodos vacacionales.
Pero parece que ya se agotaron esos nombres que todo lo solucionaban. Aguirre debe, ahora, reclutar a quienes los van a relevar. ¿Pero dónde está la cantera? Los talentos son escasos.
Los jugadores apenas se saludan de mano cuando ya están siendo transferidos. Los recientes europeos apenas comenzaban a confraternizar cuando fueron requeridos por sus equipos en ligas trasatlánticas, y ahora sólo se saludan por mail, y chatean un par de veces antes de saltar a la cancha juntos.
Los aficionados estamos muy abajo en el entendimiento del negocio del futbol. Por eso los directivos y federativos nos perdonan los exabruptos. Claro, mientras sigamos hinchando sus cuentas bancarias adquiriendo souvenirs y entradas para los partidos. Aguirre, así, no tendrá que darle gusto a nadie, porque todos estamos inconformes, siempre.
Aún en selecciones heroicas como la de Lapuente en el año 98, la queja general fue por la del famoso quinto partido que hace más de 20 años que no se consigue.
La nueva generación de la que tanto se ha hablado puede no llenar el gusto del “Vasco”. No hay talentos notables y el tiempo se agota para encontrarlo, con la inminencia de los compromisos para continuar con la eliminatoria hacia Sudáfrica.
La única ventaja es que Aguirre conoce el entorno y a los jugadores, pero difícilmente va a parar a un conjunto sólido entre un ejército de lactantes y futbolistas que apenas alcanzarán la edad de votar en el Mundial. Urgen donadores para el banco de sangre nueva.
Los chavos que han mostrado cualidades están verdes y se amilanan en los juegos grandes. Y los que pueden remar están jugando en ligas lejanas Hubo un tiempo en que se podían hacer concentraciones con un par de telefonazos. Ahora hay que hacer logísticas completas para juntar un once digno.
Este es uno de los problemas del progreso. Los buenos se van y batallan para regresar.
Y por favor, que ya no llamen a Cuauhtémoc. Como bombero funcionó hace algunos años. Pero cómprenle, mejor, una mecedora y déjenlo descansar.