El día diez de este mes partió para ocupar su lugar eterno en la bóveda celeste un notable periodista cuyos mejores frutos fueron cosechados en El Mañana de Reynosa, del cual fue director editorial por casi dos décadas. Don Francisco Javier Nava, nativo de Matamoros, Tamps., tuvo una larga carrera dentro del periodismo norestense, habiéndose forjado en el campo de batalla en El Porvenir de Monterrey, para pasar luego a otras trincheras de igual calibre.
Después de ser jefe de Prensa del Gobierno del Estado, como todo profesional de la comunicación que se ha forjado en la cultura del esfuerzo, un día llegó a El Mañana de Reynosa, poco antes del fallecimiento de don Arturo Cantualla Soto, El Jefe, haciéndose cargo de distintos menesteres hasta que, de manera casi natural, accedió a la Dirección Editorial, donde logró hacer un relevante papel, por su alto nivel profesional y su vasto conocimiento en todas las áreas del quehacer periodístico.
Junto con el jefe de Redacción, Erasmo Salinas Pérez (QEPD) y los directores editoriales de cada una de las secciones del Gran Diario Regional Independiente, logró integrar un equipo que elevó la calidad de la publicación para confirmar su primerísimo lugar como El Periódico de Reynosa. El compañero Nava era un hombre de sonrisa
fácil y carácter alegre; pero, eso no era obstáculo para que en los momentos necesarios impusiera su autoridad, siempre con serenidad y aplomo.
Su gran pasión fue el beisbol de Grandes Ligas, por ello, cada año solicitaba sus vacaciones al iniciar la temporada del Play Off. Era un experto en deportes, pero, definitivamente en cuanto a la pelota caliente era una enciclopedia, especialmente admirador de Fernando Valenzuela, al que consideró siempre el mejor jugador mexicano en el juego de pelota estadounidense.
En la mayor parte de su vida profesional debió sufrir los embates de una enfermedad que lo postraba en la cama y que nunca fue erradicada por completo. Durante tres años permaneció retirado de la profesión y, cuando parecía que el mal estaba superado, volvió a presentarse con mayor agresividad.
Retirado de El Mañana de Reynosa, siguió incursionando en el quehacer informativo hasta el momento de su deceso. Como ocurre siempre con quienes llevan en la sangre el olor a tinta y la sensibilidad para interpretar la realidad, murió en la trinchera.
Vaya para su señora madre, para su esposa, hijas y demás familiares nuestro profundo pésame. Lo recordaremos siempre con aprecio y afecto.