
Desde que Alejandro Sáenz Garza (QEPD) ocupó la presidencia del Partido Acción Nacional en Tamaulipas, este organismo político se empezó a descomponer hasta llegar a ser lo que es en la actualidad: el peor ejemplo a nivel nacional de un comité estatal en donde algunos de sus militantes buscan consumar sedientas ambiciones personales.
Si bien las victorias del PAN fueron escasas en las gestiones anteriores cuando estuvo Angel Sierra Ramírez, Ramón Antonio Sampayo Ortiz y Alejandro Galván Garza (QEPD), al menos la ropa sucia se lavaba en casa y las diferencias internas no exponían al partido en la vitrina nacional como un cochinero.
El pasado martes 9 de agosto sujetos enmascarados rompieron los candados de las oficinas del PAN de Tamaulipas, en una acción pandilleril que tuvo como actores intelectuales a tres miembros de ese instituto político: Francisco García Cabeza de Vaca, ex alcalde de Reynosa envuelto en actos de corrupción durante su gestión; Roberto Gil Zuarth, secretario particular del presidente Felipe Calderón, y un sujeto de perfil oscuro de nombre Jorge Manzanera Quintana.
Manzanera Quintana, para quienes lo desconocen, es uno de los principales responsables de derrotas del Acción Nacional en las elecciones más recientes en el país, por ser el operador electoral favorito de Calderón Hinojosa, además de amigo y socio en negocios de Cabeza de Vaca y Gil Zuarth.
Para hacer memoria: en 2007 Hora Cero publicó las pruebas documentadas de pagos por más de 2.5 millones de pesos que hizo el ayuntamiento y la Comapa de Reynosa a una empresa propiedad de Manzanera Quintana de nombre Consultoría Privada y Gubernamental S.A. de C.V.
Cuando se preguntó qué tipo de consultorías hizo esa empresa para merecer cobrar los cheques, en su momento ningún funcionario municipal pudo aclarar esas dudas, mientras que en las oficinas de la Ciudad de México empleados de la razón social negaron la entrada a los reporteros.
Alejandro Sáenz Garza fue presidente del comité estatal en los tiempos que gobernó el corrupto ex alcalde de Reynosa, quien creyó que al prestar juramento a su cargo se le estaba entregando en propiedad la ciudad para hacer y deshacer, para saquearla y hacer negocios él, sus hermanos y amigos cercanos.
Tras la muerte de Sáenz Garza en enero de 2008, después de que su partido perdió la alcaldía ante el PRI, un grupo amplio y contrario a Cabeza de Vaca apoyaron a Javier Garza de Coss para ocupar la dirigencia estatal con la intención, sobre todo, de regresar a la armonía y acabar con los tiempos de persecución, marginación y linchamiento de todos los adversarios de Cabeza de Vaca, quien tenía el enfermizo objetivo de ser gobernador.
Garza de Coss recibió un partido dividido y su principal tarea fue curar heridas, desde Tampico a Matamoros, de Reynosa a Victoria y Mante, y de Ciudad Victoria a Nuevo Laredo. Una tarea nada fácil, sobre todo porque los fanáticos del corrupto Cabeza de Vaca todavía adoraban a su líder, como hasta la fecha una minoría. Por tal motivo se planeó y se organizó la toma violenta de la sede albiazul en la capital.
Y vinieron las elecciones federales intermedias de 2009 y el PAN perdió toditas, las cinco diputaciones federales que obtuvo tres años antes. Y lo peor, Cabeza de Vaca como coordinador, no pudo retener los distritos de Reynosa y Río Bravo que tanto prometió lo conseguiría ante el Comité Ejecutivo Nacional.
La supuesta fuerza y arrastre del polémico y corrupto ex alcalde de Reynosa se hundía como el Titanic.
Pero sus ambiciones no estaban echadas en saco roto. Llegó el 2010 y con ello soplaron vientos de sucesión a gobernador de Tamaulipas; este sujeto afianzó sus alianzas en la capital del país con Manzanera Quintana y Gil Zuarth y presionó al CEN -con resultados de algunas encuestas a su medida-, para que él fuera designado como candidato.
Pero César Nava Vázquez no se la creyó, como tampoco quiso que un personaje con ese perfil psicológico, con las pruebas de corrupción en su contra y los antecedentes penales de él y alguno de sus colaboradores cercanos, se convirtiera en el abanderado albiazul a gobernador.
Cabeza de Vaca olvidó que cuando Nava Vázquez, antes de pasar a dirigir al PAN, se desempeñó como secretario particular de Calderón Hinojosa en Los Pinos, y fue quien recibió en 2007 los expedientes negros del entonces alcalde de Reynosa con cada una de las pruebas de la corrupción publicadas en Hora Cero.
Como premio de consolación, después de que el senador José Julián Sacramento Garza recibió el ungimiento de candidato a gobernador, Cabeza de Vaca se fue al Distrito Federal en un puesto de medio pelo, como coordinador de la Comisión Reguladora de la Tenencia de la Tierra (Corett).
Y fue allá donde Cabeza de Vaca, Gil Zuarth y Manzanera Quintana planearon la toma del edificio del Partido Acción Nacional de Tamaulipas, un acto vandálico que puso en evidencia cómo se las gastan algunos dentro del partido en el gobierno.
Mientras en el PRI el gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, hizo un llamado a la unidad y dijo que en su momento -y en Tamaulipas no en la Ciudad de México- se designarán a los mejores candidatos a diputados federales y senadores; en el PAN hay un verdadero desgarriate que dejará saldos negativos en la cita a las urnas de julio del próximo año.
Por un lado Maki Ortiz de Peña, la subsecretaria de Salud a nivel federal y muy cercana a Margarita Zavala de Calderón, parece que va en caballo de hacienda para ser la primera en la fórmula al Senado cuando su partido presente a los candidatos. Es decir, que en esa posición y aun perdiendo el PAN las elecciones, ella llegaría a ocupar una curul en la Cámara Alta.
Sobre el copiloto de Maki Ortiz no hay nombre seguro: puede ser desde un Angel Sierra Ramírez hasta un Javier Garza de Coss, quien por cierto está bien parado con Gustavo Madero Muñoz, el presidente nacional de su partido, a quien apoyó durante la contienda interna y tiene muchos aprecios por el reynosense.
Mientras que la dupla que está haciendo el trabajo sucio para apoderarse del partido y soñar en contender por las dos curules en el Senado son Cabeza de Vaca y Leticia Salazar, actual diputada federal que le vendió su alma al demonio, quien traicionó a compañeros que la apoyaron para llegar al Congreso de la Unión.
Y como un balde de agua fría fue la suspensión de la elección para dirigente estatal prevista para el 3 de septiembre, porque el CEN del PAN consideraba que no había las condiciones de seguridad luego de la toma violenta del edificio en Ciudad Victoria.
Por eso el Partido Revolucionario Institucional de Tamaulipas no tiene prisa, menos Egidio Torre Cantú y Lucino Cervantes Durán, el presidente estatal, que tienen todo el tiempo del mundo para deshojar la margarita y ver gratis el deprimente show que están dando al público sus adversarios políticos.
Pero no hay que quitar el ojo a varios que quieren pero no se mueven aún. Para la diputación en Matamoros no descarten a Lupita Flores de Suárez, diputada local; a Raúl César González, secretario del Trabajo, y hasta se podría colar Salvador Treviño, actual gerente de la Junta de Aguas y Drenaje (JAD), con experiencia legislativa en el sexenio pasado.
Y para la diputación federal con cabecera en Reynosa se menciona a los diputados locales Reynaldo Garza , Amelia Villarreal y Carlos Solís; al ex legislador José “Pepe” Elías Leal, y en el ánimo del alcalde, Everardo Villarreal Garza, al secretario de Desarrollo Social, Ernesto Robinson Terán.
Donde hay una lista muy larga de tiradores es en Ciudad Victoria, donde no se puede descartar a Enrique Cárdenas del Avellano, ni otra infinidad de marginados de la pasada administración estatal. Habrá que esperar cuando salga el humo tricolor.