Según testimonios de los pequeños, sufren violencia física, sexual y psicológica por parte del sacerdote Pedro Gutiérrez Farías y del personal del albergue, que pone en riesgo su integridad; juez federal pide que sean reubicados los internos de dicha asociación.
Por Kennia Velázquez Carranza
Zona Franca
LEON , Guanajuato
Una denuncia anónima y la resolución de un amparo han puesto en evidencia graves violaciones a los derechos de niños, niñas y adolescentes albergados en la Ciudad de los Niños en Salamanca, dirigida por el sacerdote Pedro Gutiérrez Farías, las cuales han ocurrido con la complicidad de
autoridades e instancias oficiales como los sistemas DIF estatal y municipal y el Registro Civil. El lugar de acogida ha recibido amplio respaldo de funcionarios y políticos en el estado y nivel federal.
La resolución del juicio de amparo indirecto con número 475/2016-VIII emitida por la juez Karla María Macías Lovera, del juzgado Noveno de Distrito en Irapuato, puso al descubierto la situación que podrían vivir más de cien niños y niñas albergados en las cincos sedes de la Ciudad de los Niños en Salamanca. Según testimonios de los niños y funcionarios que obran en el expediente, es evidente que los menores acogidos han sufrido violencia física, sexual y psicológica que pone en riesgo su integridad, por lo que la juez federal pide que sean reubicados los internos de dicha asociación.
La juzgadora establece que han existido omisiones de las autoridades que han propiciado los posibles abusos. También, en su resolución, pide indagar al Ministerio Público si los apoyos recibidos por la organización a lo largo de los años, tantos de gobiernos como de particulares, han sido utilizados en la mejora de los centros o si hay desvío de fondos.
Denuncia anónima
El once de marzo de 2016 se dio inicio a la carpeta de investigación a raíz de una denuncia anónima presentada por golpes y abusos sexuales hacia los menores que viven en la casa hogar Ciudad de los Niños, Asociación Civil y desvío de fondos por parte de los encargados.
Sin embargo, fue hasta que el DIF realizó una visita al centro y tuvo conocimiento de que una monja quemó en una estufa las manos de una niña de siete años por haber robado una plastilina, que se aperturó la carpeta de investigación 13682/2016. El sacerdote responsable de los albergues, Pedro Gutiérrez Farías, promovió un amparo en representación de la niña ante la Unidad Especializada en Combate a la Trata de Personas y Corrupción de Menores, el 15 de julio de 2016, para evitar que saliera de la Ciudad de los niños, lugar en el que tenía dos años viviendo.
La juez federal sentenció la improcedencia de la medida, pero además hizo una serie de observaciones que además de proteger a la menor, pide que se atiendan a los otros cien chicos, pues “no es benéfico para los menores permanecer viviendo en los centros de asistencia social a cargo de la asociación
civil Ciudad de los Niños Salamanca”. También hizo serios señalamientos a autoridades como el DIF por sus omisiones.
La sentencia fue recurrida y será un Tribunal Colegiado quien la confirme u ordene reponer el procedimiento. Anteriormente ya se habían presentado denuncias, sin que hubiera ninguna persona sancionada ni cambiaran las condiciones de los menores ahí internados.
La niña se encuentra en una casa hogar distinta, bajo la custodia y cuidado a cargo de la Procuraduría de Protección a las Niñas, Niños y Adolescentes.
Maltratos, golpes y castigos
Según testimonios que se encuentran en el expediente, varios niños y niñas que presentaban huellas de maltrato, dijeron que los golpeaban con un palo y que la monja les había dicho que no lo dijeran porque les iban a cerrar la casa y no iban a tener a dónde ir, pues algunos niños fueron abandonados, otros son menores de edad a los que sus familiares los han internado por falta de recursos.
El expediente cuenta con el relato de un joven que llegó a Ciudad de los Niños cuando era un bebé y posteriormente lo mandaron a Ciudad Juvenil, “desde que tengo uso de razón sufrí de golpes con palos, nos hincaban sobre un palo y nos golpeaban, a mí en varias ocasiones Martín me golpeó tanto que tengo varias cicatrices en el cuerpo a causa de sus golpizas y no sólo a mí sino a mujeres y niños también. Recuerdo que en una ocasión hasta a un compañero le quemaron las plantas de los pies; nos encerraban por días en un cuartito de un metro de alto que se encuentra en los dormitorios de hombres, y había veces que metían a varios jóvenes ahí, algunos duraban una semana y sin comer”.
El joven señala que el padre tenía conocimiento de esto, ya que él también llegó a golpearlos, “también sé que abusaba de las niñas, porque se metía a sus dormitorios y se escuchaba llorar a las niñas y ellas después salían corriendo y no querían decir nada. Un día Martín me comenzó a golpear con un palo en la cabeza tan fuerte que comencé a sangrar por lo que salí corriendo, me lanzó una piedra a la cabeza y me caí, después me levantó a puros golpes y yo sangraba aún más de mi herida en la cabeza, me subieron a un carro Martín y otro señor del cual no recuerdo bien su nombre y me llevaron rumbo a Morelia y ahí me dejaron solo”. Los jóvenes declararon que Martín Bermúdez era el encargado del mariachi, coro y banda y quien los reprendía, los chicos lo llaman “El Castigador”.
Otro chico que salió de la asociación dijo que un día iba caminando con un amigo por la calle cuando pasó Martín en el carro, se bajó y comenzó a agredir a su amigo, sacó un arma y realizó varios disparos, el amigo se fue a la Ciudad de México porque Martín lo amenazó.
Pero no son los únicos testimonios, en el oficio 225/UNIME/2016, agentes de Policía Ministerial de la Unidad de Investigación Ministerial Especializada, informan que maestros de la escuela Caudillos de la Revolución declararon que “en los albergues Ciudad de los Niños, Ciudad Juvenil y Ciudad Infantil, han sido violentados los jóvenes que ahí habitan, lo cual les consta en virtud de que son vecinos del lugar y escuchan llantos y gritos de los menores”.
Una vecina de Ciudad Juvenil declaró ante instancias policiales que “en una ocasión, recuerdo que eran los meses de frío, encontré tirado en los barbechos a un niño golpeado al que llevé a mi casa y ahí estuvo por mucho tiempo, ese niño nos platicó de todos los golpes y maltratos físicos a los que los somete tanto el Padre Pedro como el encargado, Martín Bermúdez Armenta, y a uno le dicen Beto”. La mujer relata que en su casa ha dado albergue a alrededor de 7 a 8 muchachos los cuales salen por malos tratos y golpes muy fuertes, “y yo en diversas ocasiones le he reclamado al Padre y a Martín que porqué golpean y maltratan a los niños y me dicen que no me meta en lo que no me importa”.
El joven rescatado quien también testifica, dice que él llegó a los 5 años, “siempre que me castigaban en viernes y los castigos variaban dependiendo de la falta cometida, en la oficina del Padre atrás de una virgencita tiene una tabla y con ese el Padre Pedro me llegó a golpear en mis piernas y brazos, el encargado, Martín Bermúdez Armenta, en ocasiones a mí y a otros niños nos metían a un cuartito pequeño, en esos lugares nos encerraban sin comer y hubo quienes se quedaron más de una semana. En una ocasión Martín me corrió del orfanato golpeándome y me amenazaba con una pistola. Un día cuando yo tenía 15 años Martín comenzó a golpearme mucho porque me salí a una fiesta y no le llevé comida por lo que fue tanto lo que me golpeó, que me dejó tirado en un arroyo en el cerro y fue cuando una señora de la comunidad me recogió y curó mis lesiones”.
Algunos menores dicen que Martín les pide que se duerman sin ropa, otros aseguran haberlo visto muy tomado, otro más señala que al interior de las casas los internos fuman tabaco o marihuana o toman cerveza.
Una chica de diez años declaró que el padre, “mi papi, me hace cosquillas en las rodillas me las aprieta, o me da una nalgada, no me gusta que me dé nalgadas porque a veces sí me las da fuerte, aunque ya me acostumbré, pero no le he dicho que no me gusta, el padre a todos nos da nalgadas, también a las grandes”.
Otra jovencita de 13 años cuenta que un día jugó al papá y a la mamá, “yo era la mamá y un amigo, era el papá”. Y explica que se juega moviendo su pelvis hacia adelante y hacia atrás, dice que las madres no saben que juegan al papá y a la mamá, “pero el papi Pedro sí sabe, porque él también juega, y a mí no me gusta jugar a eso”.
Un joven de 17 años cuenta que él rechazó al inicio los tocamientos del padre Pedro, el sacerdote le dijo “aquí se va hacer lo que yo quiera”, inmediatamente comenzó a ser golpeado por Martín, por varios días. Nunca volvió a rechazar al clérigo. Hay otros testimonios que aseguran que al menos ocho niñas resultaron embarazadas y “desaparecían”, sin que se conociera su destino.
Los mayores aseguran haber visto comida en la alacena, mientras que ellos sólo comían frijoles viejos; los integrantes de las agrupaciones musicales dicen que todas las presentaciones las cobran, pero ellos no ven ningún beneficio.
‘No nos tratan mal, sólo nos pegan’
Algunos de los internos tienen tan normalizada la violencia que aseguran que no se dan los malos tratos, “sólo que hay castigos como pegarles con un palo, dejarlos hincados por mucho tiempo cuando llegan tarde a misa y una ocasión escuché que a un compañero porque se quería escapar lo metieron a un cuarto oscuro que está en un dormitorio y lo dejaron sin comer, pero yo no vi nada, sólo escuché.”
Un niño de 6 años dice que disfruta estar en el albergue, “aquí sí nos gritan, pero solo cuando nos portamos mal, no nos pegan, tampoco nadie platica con nosotros de cómo nos sentimos, si tristes o contentos, nadie nos abraza, ni nada así bonito, solo entre nuestros amiguillos, pero tengo pocos y sí me gusta estar aquí, además pues ni tengo a donde más me pueda ir, así que me gusta, porque podemos jugar.”
Por su parte, un adolescente de 13 años más sincero, dice a los funcionarios: “la verdad la casa, aquí siempre está bien sucia, solo nos pusieron a limpiar todo porque ustedes iban a venir y para que vieran bien, porque sí limpiábamos, cuando supo la madre que ustedes iban a venir, desde el viernes nos avisaron, nos empezaron a dormir en el cuarto de juegos para que no ensuciáramos las camas y ustedes vieran todo limpio y en orden. Hay familiares que nos dejan algo de dinero, pero la madre Hortensia luego luego nos lo quita, ella es bien abusiva. A mí sí me gusta estar aquí porque pues es lo que tengo, porque la madre Hortensia nos dijo que no dijéramos lo que aquí pasa en verdad, porque ustedes iban a cerrar la casa, y que luego pensáramos en que a dónde nos iban a mandar”.
Padres obligados a ceder derechos sobre sus hijos
Los padres son obligados a firmar un documento donde la persona donde cede “la custodia y Patria Potestad para siempre jamás a favor del presbítero encargado del lugar” y el sacerdote “expresa su deseo de apoyar, respetar y aceptar la custodia y Patria Potestad para siempre jamás del menor”.
En la sentencia se pueden leer varios testimonios, como el correspondiente a los expedientes 146/08-S y 114/09-B de la Procuraduría de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato, se refiere a una queja en contra de personal del DIF en Salamanca. En 2008 una mujer acudió a pedir apoyo porque no le permitían ver a su hijo, sin embargo, le indicaron que Pedro Gutiérrez Farías, “estaba muy fuerte y que si ella iba en contra de él iban a bloquear cualquier trámite y afectar incluso sus oficinas”.
La denunciante narró que no tenía tiempo para cuidar a su hijo, así que su compadre le recomendó que lo internara en Ciudad de los Niños; a donde llevó a su niño a finales de diciembre de 2006, un año después regresó a buscarlo, pero el personal de la casa hogar se negó a dejarlos a solas y después de esa visita le impidieron verlo nuevamente. Regresó el 4 de febrero de 2008 a recoger a su hijo pero el personal de la institución le negó su entrega, pues le informaron que como madre había perdido sus derechos sobre el menor al haber firmado un convenio, en el que renunció a su Patria Potestad y custodia.
En el DIF le dijeron que tenían conocimiento de la manera de operar de la casa hogar y que el convenio que firmó al dejar a su hijo tenía pleno valor jurídico y que ya no podía hacer nada al respecto para recuperar al pequeño. Una persona del área de servicio social del DIF solicitó a la casa hogar que no le me permitiera el acceso a sus instalaciones para ver a su hijo. En julio de 2008 el menor fue entregado; en el expediente no se explica cómo se dio el proceso.
Los padres también renuncian al beneficio de visitar a sus hijos, sólo pueden verlos por quince minutos cada seis meses y siempre en presencia de una persona del albergue, según lo que se estipula en el reglamento interno.
Los niños desconocen su identidad ya que
al menos ciento treinta y cuatro niños y niñas perdieron sus apellidos, pues en el Registro Civil se los sustituyeron por los del sacerdote y de la monja Hortensia Jiménez Cruz. Incluso entre los testimonios, se encuentra el de una chica que dice no recordar cómo se llamaba antes de ingresar a la casa hogar, el número y nombre de sus hermanos, ni siquiera el nombre de su madre.
En la sentencia, la juez Macías dice que aunque hay casos en los que se podría desconocer el nombre y paradero de los padres, no se aprecia alguna medida tendiente a investigar el paradero de los mismos.
Atraería el caso la SCJN
LEON, GUANAJUATO
El Pleno de la Suprema Corte de Justicia podría atraer el caso de La Ciudad de los Niños de Salamanca, en la etapa de revisión del amparo, por el interés que ha despertado la perspectiva enfocada en Derechos Humanos de la sentencia emitida por la jueza Karla Macías Lovera, consideró Nadia Sierra Campos, asesora de la Dirección General de Estudios, Promoción y Desarrollo de los Derechos Humanos, de la propia SCJN.
La asesora de la SCJN dijo en entrevista con Zona Franca, que la sentencia que la juez Karla María Macías Lovera emitió, dio directrices de lo que las dependencias deben hacer específicamente para atender las violaciones a los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes albergados.
Explica que hay dos momentos claves para que la situación se hubiera atendido, antes de la sentencia, tanto la Procuraduría General de Justicia, como el DIF estatal tenían conocimiento de la situación que vivían los menores de edad albergados en la Ciudad de los Niños, “así queda de manifiesto en la resolución pues les proporcionan todas las pruebas al amparo, para que sean estudiadas por la jueza.
“Al haber tenido conocimiento tenían la obligación de dictar medidas que permitieran proteger a estas niñas y a estos niños. Es decir, si tú sabes que hay una situación que se está denunciando y es de tu conocimiento, pues no es un asunto que sea un chisme, es un asunto serio en el que tienes que poner el ojo y atenderlo de inmediato”.
El 11 de marzo de 2016 se dio inicio a la carpeta de investigación a raíz de una denuncia anónima presentada por golpes y abusos sexuales hacia los menores que viven en la casa hogar Ciudad de los Niños, además de desvío de fondos por parte de los encargados.
La sentencia fue recurrida y será un Tribunal Colegiado quien la confirme u ordene reponer el procedimiento, esta situación ha servido para justificar a las dependencias estatales actuar con la urgencia que la jueza Macías ordenó.
Asume el DIF control de albergue
EL UNIVERSAL
LEÓN, Gto.
Elementos de Seguridad Pública de la entidad custodian los accesos al albergue La Ciudad de los Niños de esta ciudad, mientras que el DIF estatal asumió el control del lugar y se hizo cargo de los niños y adolescentes que ahí habitaban, luego de que en un juicio de amparo se encontró que los menores han sufrido maltrato físico, emocional y abusos sexuales.
El procurador de Justicia local, Carlos Zamarripa Aguirre, informó: “Existe una investigación penal entorno al trato que recibían dos niños que fueron sacados del sitio y llevados a otra casa cuna”, motivo por el que el albergue promovió una demanda para que los menores regresaran a la institución, lo que derivó en una sentencia de amparo.
El DIF estatal intervino a través de la Procuraduría Estatal de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes (Pepnna) y este sábado se colocaron dos patrullas en el acceso del inmueble.
El organismo señaló que la medida de intervenir la administración de la asociación civil, se asumió con base en las valoraciones realizadas a La Ciudad de los Niños.
Se detectaron cinco casos en donde se recomienda que deben recibir atención sicológica en condiciones adecuadas de mayor alcance. En noviembre de 2016, el ex presidente Vicente Fox Quesada y su esposa Marta Sahagún inauguraron la Ciudad Juvenil, junto el padre Gutiérrez Farías, se dijo que en el sitio se atendía a 200 niños.