Con la idea de mejorar su apariencia física, Jessica (nombre ficticio a demanda de la entrevistada), se sometió a una cirugía estética sin imaginar que la decisión le acarrearía graves problemas de salud.
La joven, que al momento del procedimiento contaba con 18 años de edad, confió que una liposucción eliminaría la grasa de su abdomen, brazos y piernas, por lo que buscó opciones para lucir una mejor figura y hacer su sueño realidad.
En esos días se enteró que una amiga se había realizado el mismo procedimiento sin complicación alguna con un médico en Reynosa.
“Ella me platicó que le había ido muy bien y que se estaba recuperando, eso me dio más seguridad para ir con ese doctor”, dijo.
Confiada por el antecedente, la joven residente de Río Bravo acudió al consultorio de Antonio Hernández Romero, instalado en la clínica Victoria de Reynosa, ubicada en la calle Guadalupe Victoria número 826 de la zona Centro. Era el mes de julio de 2010.
Al llegar al lugar se percató que el doctor era especialista en ginecología pero con una maestría en cirugía estética; lo que le generó un sentimiento de seguridad.
“Jamás imagine que mi vida estaría en riesgo al elegir a un médico que no estaba certificado como cirujano plástico y que las practica ostentando una maestría en cirugía estética”, declaró.
Después de examinarla y asegurarle que podía operarla, el doctor le ofreció un paquete de 48 mil pesos que consistía en retirar de tejido graso en abdomen, brazos y piernas. Además la convenció de inyectarse la grasa extraída en el busto y glúteos, lo que le generaría un aumento inmediato en esas zonas.
Aunque Jessica solamente solicitó la reducción de grasa, el médico insistió en aplicarle la lipoinyección, como se le llama al procedimiento.
“Rápidamente me pidió unos exámenes médicos para inspeccionar que estuviera apta de salud para la operación. Un par de días después regresé a la revisión. Después de ver los análisis me dio la cita a la semana siguiente para la cirugía”, recordó.
A las 8:30 horas del 21 de junio, la joven fue ingresada al quirófano para la intervención, que a decir del médico cirujano partero, mejoraría su estética sin complicación alguna.
Tras practicarle la liposucción y aumentarle los glúteos y el busto, Jessica salió de la clínica aún con los efectos de la anestesia. Sin ofrecerle reposo postoperatorio, el doctor la envió a su casa solamente con una receta.
“Algo que me llamó la atención fue que nunca me dio una receta a su nombre y que siempre se justificaba diciendo que se le habían terminado, por lo que me proporcionaba notas a nombre de su hijo, quien también es doctor”, narró.
Las complicaciones no se hicieron esperar, al segundo día de la cirugía la joven presentó fiebre y diversos malestares por lo que acudió al consultorio.
“El médico me explicó que era normal, me recetó unas medicinas y me envió de nuevo a la casa. Con las pastillas se me calmó la temperatura y todo se desarrolló normal en los siguientes días”, narró.
Al cumplir el mes de la intervención, Jessica notó que tenía abscesos en el busto y asustada, regresó con el doctor.
“Nuevamente me dijo que era normal y me dio otro medicamento para desaparecerlos. Insistentemente me dijo que no tenía por qué alarmarme ya que algunas veces la piel rechazaba la grasa aunque fuera del mismo cuerpo. Obviamente al ingerir las medicinas tuve mejoría, pero lo peor estaba por venir”, relató.
Confiada en lo que decía su médico,
Jessica continuó con sus actividades normales, pero al paso de los meses le salieron más tumoraciones.
La joven recordó que después de la cirugía el doctor le había recomendado hacerse unos masajes para “moldear el cuerpo”, mismos que le realizarían en la clínica.
“Cuando iba a las citas siempre le preguntaba por los masajes pero su respuesta fue que eran necesarios unos aparatos y que apenas los iba a comprar, según él me iba avisar cuando tuviera para iniciarlos pero nunca los adquirió”, apuntó.
Al paso de los meses la situación se agravó, ya que los tumores siguieron creciendo hasta alcanzar los 13 centímetros y provocando gran incomodidad. Incluso algunas veces era necesario suspender sus actividades cotidianas por los intensos dolores.
“Los abscesos me siguieron saliendo en todo el cuerpo, principalmente en donde había colocado la grasa, llegó un momento en que ni siquiera podía sentarme porque tenía uno en el glúteo que era muy grande y doloroso”, dijo.
Y añadió: “Además de que me causaba mucha molestia, me supuraba un líquido extraño con pus. Cuando regrese con el doctor Hernández ya ni siquiera soportaba que me revisara y mucho menos que me tocara”.
Ante la incompetencia del galeno para resolver su situación, Jessica decidió buscar a un médico que realmente fuera especialista en cirugía plástica.
El encargado de revisarla fue el cirujano plástico Raúl López Castillo, quien se percató que se trataba de algo grave por lo que le solicitó una tomografía axial computarizada (TAC). La prueba arrojó que la grasa que le había inyectado a la joven, estaba generando infecciones.
“Lo que me explicó López es que el otro doctor debió de colocarme implantes, no la misma grasa que me había sacado de la supuesta liposucción”, reprochó.
López Castillo le comentó que era necesario operar para retirar todos los abscesos, a fin de evitar que el organismo continuara envenenándose.
Tres meses después, el 16 de septiembre, Jessica es ingresada al quirófano para retirar las sustancias colocadas en los glúteos. Posteriormente en el mes de diciembre, la intervinieron una vez más para retirarle la grasa del busto. Sin embargo, será necesaria otra cirugía más.
LA DENUNCIA
En el mes de noviembre de 2011, tras varios meses de dolor y frustración, la afectada presentó una denuncia ante la Agencia del Ministerio Público en contra del médico Antonio Hernández Romero por negligencia y usurpación de funciones médicas.
“Todo lo que me había hecho estaba mal, incluso mi amiga también tuvo graves complicaciones pero nunca quiso denunciar”, indicó.
A fin de recabar las pruebas, la joven acudió al consultorio para que le dieran una copia de su expediente clínico, pero se la negaron. Fue hasta después de un tiempo que por medio de la ley obligaron al doctor a entregarlo como evidencia.
“Muchas cosas fueron omitidas. El doctor no cuenta con una cédula de cirujano plástico solamente de ginecólogo, al parecer tiene una maestría en cirugía estética pero según las autoridades sanitarias eso no lo avala para operar.
“En varias ocasiones negó su responsabilidad y me culpó a mí por no haber continuado con el tratamiento, pero él no tenia los aparatos y no me dio más alternativas. Además las recetas que él me daba eran a nombre de su hijo ya que al parecer no tiene la cédula para ejercer la medicina en México”, detalló.
El cirujano plástico, Raúl López Castillo declaró varias veces en este juicio, sin embargo, en dos ocasiones las autoridades han
exonerado al médico por “falta de pruebas”. Actualmente el expediente 241/2012 se mantiene reservado en el Juzgado Segundo de lo Penal.
“Actualmente estamos apelando para que encarcelen a ese doctor. No es justo que siga desgraciando la vida de las personas que confiamos en su trabajo”, precisó.
Y es que a pesar de que el médico, Antonio Hernández Romero no aparece en la Asociación de Cirujanos en Tamaulipas, al llegar a su consultorio se ostenta como especialista con maestría en cirugía estética.
No obstante, su cédula profesional expedida por la Universidad de Puebla lo acredita como médico cirujano partero, solamente.
En los registros de la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coepris) de Reynosa, el doctor Antonio Hernández Romero esta dado de alta para la obtención de la licencia sanitaria como ginecólogo, no como cirujano estético.
El titular de la Coepris de Reynosa, Armando Covarrubias Treviño, explicó que uno de los fraudes más comunes a la salud es que los médicos tengan una preparación profesional
para hacer ciertos procedimientos y que ofrezcan otros en los cuales no tienen ni práctica.
“Tenemos un grave problema con la ‘medicina estética’, estamos trabajando arduamente con el Colegio de Médicos Plásticos a fin de crear una campaña en conjunto para atender todas las iatrogenias (acto médico dañino) que reciban”, dijo.
Y añadió: “Es necesario que nos las canalicen para darles seguimiento ya que si una persona esta aplicando alguna sustancia para rejuvenecer o embellecer, o algún procedimiento quirúrgico como lo es una liposucción en lugares que no están acondicionados con medidas de asepsia y antisepsia para su realización están cometiendo un delito”.
Lamentó que la cultura de la denuncia siga siendo pobre.
“Para poder actuar necesitamos una queja a fin de verificar estos lugares. Si son engañados por una persona que no cuenta con la capacidad y preparación profesional, es importante que acudan a la Coepris para que no se sigan haciendo daño a otras personas”, expresó.
En la actualidad son muy pocas las denuncias que se interponen ante la dependencia sanitaria, debido a que algunas veces las personas se avergüenzan o creen que los van a confrontar con el médico, sin embargo, la queja es de forma anónima.
El funcionario recomendó a las personas que piensan realizarse una cirugía estética a que revisen que el médico que eligieron tenga las licencias sanitarias a la vista, sus títulos y diplomas.
“Es importante que no se dejen engañar por lo que dicen otras personas o por los precios económicos, es necesario que sepan bien donde se meten ya que les pueden provocar deformaciones o hasta la muerte”, declaró.
CON MAESTRIA NO DEBEN OPERAR
La jefa de la dirección de operación sanitaria de la Comisión Estatal para Protección contra Riesgos Sanitarios, María del Socorro Puga Hernández, aclaró que los médicos con maestrías no deben realizar de actos quirúrgicos.
“Las maestrías son únicamente como asesoramiento pero no para que realicen intervenciones quirúrgicas. Si un doctor estudia una maestría y comienza a practicar operaciones está haciendo mal su función y tenemos que proceder en contra de esas personas”, explicó.
Y reiteró: “Definitivamente no pueden ejercer esa actividad, tener una maestría de cualquier tipo dentro de la medicina no es para ofrecer cirugías”.
Resaltó que para un procedimiento de este tipo deben de estar certificados ante un consejo que los faculta. En el caso de los cirujanos plásticos tienen que estar avalados por el Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.
La funcionaria estatal añadió que la dependencia no puede actuar de oficio, por lo que es necesaria una denuncia.
“Si alguien tiene una queja o denuncia en contra de una persona que esta cometiendo este tipo de actividades y que atente contra la salud, puede acudir a la coordinación regional de
Reynosa donde recibiremos el caso”, puntualizó.
ESTOY DAÑADA
Después de casi cuatro años, Jessica sigue luchando por recuperar su salud y autoestima. Este año se volverá someter a una cirugía para retirar los abscesos que brotaron en los últimos meses, además de tratar de reconstruir algunos daños en su cuerpo.
“Estoy consciente de que cometí el error de no revisar con qué doctor me iba a operar y en manos de quién estaba poniendo mi vida. Ni siquiera era un cirujano plástico, pero me aseguró que no tendría problemas y me deje envolver. Me fui por lo que decía la otra muchacha que se operó y al final ella también tuvo problemas pero no lo demandó”, precisó.
Además de sufrir un considerable deterioro en su salud, la joven gastó más dinero para que le resarcieran los daños en su cuerpo, algunos irreversibles.
“Si me hubiera elegido correctamente no hubiera gastado los 50 mil pesos y luego mucho más para que me compusieran. Ya no tenía recursos para volverme a operar y tuve que pedir prestado porque era algo urgente. Muchas partes de mi cuerpo no quedaron bien, tengo varias cicatrices, hundimientos, borditos y otros abscesos. En un futuro requiero someterme a otra intervención quirúrgica para quitarme más grasa a fin de que no tenga mayores complicaciones con el paso de los años”, refirió.
La afectada aseguró que se enfrentó a graves problemas psicológicos ocasionadas por la decepción y depresión ante el mal resultado que obtuvo.
“Si pudiera regresar el tiempo me hubiera sometido a la operación con alguien especializado, no con un charlatán. Desde un principio reuní una cantidad de dinero con mucha ilusión para hacerme la liposucción, porque deseaba verme mejor y resultó que me dejaron peor”, refirió.
A las personas que tienen el proyecto de realizarse una cirugía de este tipo, recomendó revisar detenidamente con qué médico se van a intervenir ya que actualmente existen muchos charlatanes.
De la misma forma, Jessica dijo estar decepcionada de las autoridades debido a que ha esperado mucho tiempo que se haga justicia.
“Han pasado muchos años y no es justo que ese charlatán siga operando a más personas que después van a tener complicaciones. La autoridad nunca hizo nada, siempre hacían falta pruebas y realmente las llevamos todas, más no se puede, es imposible. No te apoyan en nada. Con qué confianza interpones una demanda si ni siquiera te van a hacer caso”, finalizó.
‘Gané la demanda’, asegura el médico
La mañana del 19 de febrero pasado, la reportera acudió al consultorio del doctor Antonio Hernández Romero, ubicado en la calle Guadalupe Victoria número 826 de la zona Centro, para conocer su versión de las acusaciones en su contra.
Al llegar al lugar la asistente dijo que el médico se encontraba practicando una cirugía y que no se encontraría disponible sino hasta después del mediodía.
Tras dejar sus datos y 30 minutos después de la visita, la reportera recibió una llamada telefónica del médico, quien en un principio aseguró que no sabía nada del caso o, incluso, de la denuncia penal en su contra.
“No tengo conocimiento de nada de eso”, reiteró el ginecólogo en varias ocasiones.
Sin embargo, al mencionarle que se había confirmado la existencia de la denuncia 241/2012 en la Agencia del Ministerio Público adscrita al Juzgado Segundo, el doctor cambió su versión, asegurando que la querella tiene más de dos años y que en el pasado mes de diciembre pasado dictaron sentencia a su favor.
“Gane la demanda pero ella (su paciente) apeló”, indicó.
El galeno sugirió que el tema se tratara con su abogado, Jesús Ríos, ya que en lo personal desconocía de leyes.
“Esto lo tendríamos que manejar con el abogado porque si se pudiera resolver algo lo resolveríamos pero la verdad es que no”, expresó.
E insistió: “Eso en diciembre lo resolvieron y ella apeló, por eso te recomiendo que lo hables con el abogado quien maneja el caso, porque te aseguro que si se pudiera resolver conmigo lo haríamos, pero vamos andar en lo mismo de siempre.
“Pienso que los tramites legales ya se llevaron desde hace mucho tiempo, incluso esta demanda tiene más de dos años y pues la intención es que se resuelva como tiene que ser”.
Al buscar en su despacho al abogado Jesús Ríos, aseguró que no podía dar entrevistas ya que nunca tuvo acceso al expediente.
Indicó que al momento en que solicitaron sus servicios, el proceso legal ya estaba muy adelantado y por ello no pudo ver los papeles.
Un problema que crece
Pl médico especialista en cirugía plástica, Raúl López Castillo, aseguró que es grave el problema que se está teniendo con la practica de la “cirugía estética” por algunas personas que no son profesionales e, incluso, ni siquiera son médicos.
“Es triste que algunos doctores que no tienen entrenamiento en cirugía plástica y que no cuentan con la residencia, hagan un procedimiento para el que no están preparados. Es importante que los interesados verifiquen en manos de quien están poniendo sus vidas”, dijo.
El integrante de la Asociación Mexicana Cirugía Plástica, ilustró un fenómeno que se presenta de forma continua, cuando un cirujano de otra ciudad acude a consultar en una casa, cuarto de hotel o salón de belleza.
“Es importante que los pacientes pidan un segunda opinión o simplemente le soliciten al médico sus diplomas como cirujanos plásticos, títulos como médicos, licencia sanitaria, entre otros documentos”, señaló.
Explicó que últimamente han proliferando los galenos que se hacen llamar cirujanos estéticos.
“Ni siquiera existe eso, ni los médicos cosmetólogos o cirujanos cosméticos, no existe como tal especialidad en México; para ser cirujanos plástico es necesario hacer una residencia en cirugía plástica de varios años no un curso de un mes”, sentenció.
Agregó que la falta de información provoca que la población sea víctima de personas que no están preparadas y que tengan complicaciones difíciles de resolver como deformidades que dejan marcas para toda la vida.
“Lamentablemente hemos atendido a pacientes que les aplicaron rellenos o sustancias desconocidas que no están permitidas por la Secretaría de Salud en glúteos, mamas o cara. Tratamos de hacer lo mejor para reparar ciertos daños pero algunas veces son muy graves y desgraciadamente hasta ponen en riesgo sus vidas”, indicó.
Recomendó verificar la pagina de Internet de la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica y Reconstructiva, así como el Colegio de Cirujanos Plásticos de Tamaulipas, a fin de encontrar en su ciudad a los profesionales en este ramo.
López Castillo lamentó que en la ciudad existan casos de este tipo, por ello exhortó a los afectados denuncien ante las autoridades sanitarias.
“Es muy triste ver como una persona que fue esperanzada para lograr una mejoría en su cuerpo, obtenga resultados negativos que pongan en riesgo su salud y su vida”, finalizó.