Nunca he sido ingenuo, creo que es algo que en mi oficio no te puedes permitir. Sabíamos el terreno que estábamos pisando y trabajos de encuestas privadas nos dejaban ver el rumbo que estaba tomando la elección.
Pensé que si hacíamos nuestro trabajo impecable, como lo hicimos, podíamos generar un cambio de opinión colectivo. Hoy vemos que el encono, la frustración, el rencor y el odio colectivo superan a la reflexión y al pensamiento claro.
Tomamos decisiones y acciones que pueden desprender acciones y la verdad no me importa.
Nunca en mi vida como editor había estado tan distante en pensamiento con mis lectores.
Se que no me equivoqué y se que hice lo correcto, y que a los hombres los juzga la historia por sus acciones y no por lo que dejan de hacer. En la recta final de la elección siempre pensé que el resultado ya no era lo importante. Lo importante del juego es cómo lo juegas y yo no me arrepiento.
Espero en Dios estar equivocado por el bien de Tamaulipas, pero lo dudo.
Vamos a una reinvención de mi empresa y creo que por el Estado es preciso que empecemos a orar.
Quiero felicitar a todos los valientes que trabajan en Hora Cero, y muy en especial a Héctor Hugo Jiménez, gran ejemplo de valor. Todos hicimos nuestra parte. Podemos estar en paz con nuestras conciencias limpias. Misión cumplida.