
La primera entrega de documentos secretos del Departamento de Estado sobre México, filtrados por WikiLeaks, revela que el gobierno de Washington desconfía de la capacidad de las autoridades mexicanas para luchar eficazmente contra la delincuencia organizada.
Los informes remitidos por diplomáticos estadounidenses y que publica el diario español “El País” reflejan una opinión positiva de la Secretaría de Marina.
Dicen que “está bien entrenada, bien equipada y ha mostrado su capacidad para responder con rapidez a las acciones de inteligencia”. Destacan la operación que condujo a la captura y muerte del delincuente Arturo Beltrán Leyva. Un éxito de la Semar “que pone a la Sedena en la difícil posición de explicar por qué han sido reacios a actuar de manera inteligente y dirigir la operación contra objetivos de alto nivel”, dice uno de los cables.
En otra de las comunicaciones, la secretaria de Estado de la Unión Americana, Hillary Clinton, estableció preguntas para indagar sobre la personalidad del presidente Felipe Calderón.
Solicitó en un cable diplomático a la Embajada de Estados Unidos en México informes sobre la personalidad del presidente Felipe Calderón, la dinámica del gabinete oficial y si la salud de alguno de los funcionarios del área de seguridad o económica se ha visto afectada por el stress.
En el cable diplomático, fechado el 4 de diciembre del 2009 con el número 238295, la Secretaria de Estado envió a la Embajada de México 20 preguntas específicas para que analistas de Washington pudieran determinar la forma en que el stress ha afectado al presidente Calderón en su personalidad, su dirección y la forma en que opera el gobierno especialmente tras los cambios en el gabinete que se presentaron.
Clinton refirió a los funcionarios de la Embajada estadounidense que “Calderón y su administración están actualmente bajo gran stress producto de la guerra contra las drogas, el colapso económico y la pérdida de su partido en las elecciones de mitad de mandato”.
En el cable diplomático clasificado como “secreto”, Clinton agradece por adelantado cualquier información que los funcionarios de la Embajada estadounidense en México pudieran reportar sobre las preguntas que solicitaron los analistas y cuyas respuestas podrían obtenerse de reuniones regulares con oficiales mexicanos.
En el cable, Clinton estableció dos secciones una con cuatro puntos y 10 preguntas sobre el presidente Felipe Calderón destacando dos: “¿Cómo describe la personalidad de Calderón? Qué valores/creencias/comportamientos son más queridos para Calderón, y qué respeta más en otros (veracidad, lealtad, respeto etc.)?”
En el mismo bloque pero a nivel de mandatario Clinton pregunta: “¿Cómo reacciona el Presidente Calderón a los puntos de vista que son diferentes a los suyos?, (¿Le gusta entrar en debate con personas que están en desacuerdo con él? ¿El prefiere escuchar sus puntos de vista, pensar en ello por un rato, y regresar con una respuesta?), ¿Se rodea de gente que tiene una variedad de puntos de vista o prefiere el “sí, señor”?”
En la segunda sección también con cuatro puntos y 10 preguntas, Clinton se centra en el caso del gabinete del presidente Calderón sobre el cual se solicita saber si existen rivalidades, las metas para el fin de sexenio, su punto de vista sobre Estados Unidos, y si la salud de alguno de los funcionarios del área de seguridad o económica se ha visto afectada por el stress.
En otro despacho, diplomáticos estadounidenses critican la salida del Ejército a las calles en lugares como Ciudad Juárez, Chihuahua.
¿ESTADO DE EXCEPCION?
En el documento 231890 fechado el 28 de octubre de 2009, la embajada de Estados Unidos en México refirió que el secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván, sugirió imponer un estado de excepción en ciertas zonas del país, aunque el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, manifestó su desacuerdo.
El cable fue turnado por la representación diplomática con carácter de confidencial, a los departamentos del Tesoro, de Comercio, de Justicia, de Seguridad Interior, así como a la Agencia Antidrogas (DEA por sus siglas en inglés) y a los consulados de Estados Unidos en México.
El diplomático John Feeley, quien fue el encargado de transmitir el mensaje, alerta al gobierno de Estados Unidos que el titular de la Sedena, pidió apegarse al Artículo 69 Constitucional para que se aplique la medida ante violencia que impera en algunos sitios del país como Ciudad Juárez, Chihuahua.
El cable señala que el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, quien se opuso a la petición de la Sedena, explicó a oficiales estadounidenses que en México el estado de excepción no significa la aplicación de una Ley Marcial.
Sin embargo, el otrora titular de Segob admitió que en Ciudad Juárez,en el estado de excepción, “podría discutirse” la suspensión de garantías individuales, durante un tiempo determinado.
El diplomático considera que el interés del secretario de la Defensa sugiere dos posibilidades: que se amplié el poder del Ejército, o trata de reforzar el marco jurídico de los militares para que tengan más margen de maniobra en sus operaciones en Ciudad Juárez, donde, aclara, están al frente de la policía municipal, por órdenes del presidente Felipe Calderón.
EL EJERCITO Y LA MARINA
En otro documento se comprueba que Estados Unidos cree que el Ejército mexicano tiene una nula preparación, es lento, sufre aversión al riesgo, está dividido y no es una garantía en la lucha contra el crimen organizado que emprendió el gobierno del presidente, Felipe Calderón.
Los textos revelan que Estados Unidos desconfía de la capacidad de México para luchar eficazmente contra el narcotráfico debido a la rivalidad entre los cuerpos de seguridad, a la “generalizada” corrupción oficial y a la incapacidad manifiesta del Ejército para reunir pruebas que incriminen a sus detenidos. No obstante, la embajada de EU reconoce el compromiso “sin precedentes” de Calderón en la guerra contra los narcos.
Por el contrario, los informes remitidos al Departamento de Estado por diplomáticos estadounidenses reflejan una opinión de la Marina (Secretaría de Marina o Semar) muy positiva.
Dicen que “está bien entrenada, bien equipada y ha mostrado su capacidad para responder con rapidez a las acciones de inteligencia”. En este sentido, destacan la operación que condujo a la captura y muerte del narcotraficante Arturo Beltrán Leyva. Un éxito de la Semar “que pone a la Sedena en la difícil posición de explicar por qué han sido reacios a actuar de manera inteligente y dirigir la operación contra objetivos de alto nivel. Nuestros servicios transmitieron la información originalmente a la Sedena, que se negó a actuar con rapidez y reflejó una aversión al riesgo que ha costado a la institución una victoria principal contra el narcotráfico”, dice uno de los cables.
En el informe, escrito un día después de la operación por el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, el diplomático también alude al titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal de México, Genaro García Luna, a quien considera un perdedor. “García Luna ya ha dicho en privado que la operación debería haber sido suya”, dice.
Sobre la caída de Beltrán Leyva, Pascual subraya el que la operación fue posible gracias a la información proporcionada por la delegación de Estados Unidos sobre la ubicación del capo. Y al final del texto destaca tres de los argumentos que constituyen una constante en sus despachos hacia Washington: la fiabilidad de la Marina, la torpeza del Ejército y la omnipresencia de EU en las cuestiones de seguridad de su vecino del sur.
La descoordinación entre cuerpos también está presente en otro documento elaborado el 29 de enero de 2010. En él se destaca el que “Felipe Calderón ha atacado agresivamente a las organizaciones de tráfico de drogas, pero ha luchado con la descoordinación de los servicios de seguridad, con signos de violencia en espiral que le han hecho vulnerable a las críticas de que su estrategia anticrimen ha fracasado”.
En este sentido, se refiere a la rivalidad entre los cuerpos de seguridad de las que dice “están a menudo presas de una competición de suma cero en la que un éxito de un organismo se ve como el fracaso del otro”. Denuncia que “la información se guarda celosamente y las operaciones conjuntas son casi desconocidas”. Y que la corrupción oficial “es generalizada”.
En otro despacho, diplomáticos estadounidenses critican la salida del Ejército a las calles de algunos lugares como Ciudad Juárez. Dan cifras: sólo 2 por ciento de los detenidos son llevados a juicio, y sólo 2 por ciento de los detenidos en Ciudad Juárez han sido responsabilizados de un crimen. Y reconocen que los militares no estaban preparados para patrullar las calles o imponer la ley, ni tienen la autoridad para recoger pruebas y presentarlas ante la judicatura.
Ante esta situación y en lo que varios diplomáticos estadounidenses coinciden es en que “México necesita la ayuda de EU”. “Sus altos mandatarios, desde el propio presidente Felipe Calderón hasta funcionarios de la Secretaría de Gobernación o de la Procuraduría General de la República (PGR), aprovechan cualquier reunión con autoridades estadounidenses para insistirles en su petición de ayuda tecnológica y de formación.
REACCIONA MEXICO
El gobierno de México reprobó “categóricamente la revelación ilegal” de documentos confidenciales que hizo la organización WikiLeaks, cuya autoría se imputa a la diplomacia estadounidense, y consideró que reflejan “prácticas deplorables”.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) dijo que “el conjunto de documentos filtrados y especialmente sus contenidos, son parciales e inexactos, y reflejan una selección y una visión cuyos criterios se desconocen”.
Por su propia naturaleza, dijo la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en un boletín, estas comunicaciones son reservadas y forman parte del proceso de la política exterior y de la práctica diplomática de los países, aseguró.
La dependencia federal no hizo referencia puntual sobre alguno de los cables que hasta el momento se han dado a conocer por cinco medios internacionales, entre los que inicialmente se contabilizaban dos mil 600 que habrían sido transmitidos en los últimos años por la embajada de Estados Unidos en México y algunos de sus consulados.
“Los documentos filtrados responden a eventos o momentos puntuales con narrativas sin contexto, lo cual impide valorarlos adecuadamente y ponderar su importancia relativa”, agregó la SRE.
Hasta el momento se han hecho públicos algunos de los mensajes de las representaciones de los Estados Unidos en México, entre los que se informaba, entre otros temas, que Felipe Calderón expresó a Dennis Blair, director de Inteligencia de Estados Unidos, en octubre de 2009, su preocupación por la intromisión del primer mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, tanto en México como en toda Latinoamérica.
Algunos de los informes diplomáticos que se han dado a conocer, dijo el gobierno mexicano, incluyen un “énfasis subjetivo por parte de quien los elabora en lo que considera que es del interés de sus superiores y, en algunos casos, para exaltar de manera fundada o no, sus propios méritos”.
La SRE dijo que “se reflejan en ellos algunas prácticas deplorables desde la perspectiva del respeto que debe imperar entre naciones que colaboran por objetivos comunes”.
El presidente Felipe Calderón no emitió una postura sobre las filtraciones relativas a México.
No obstante, en una entrevista radiofónica con el periodista Óscar Mario Beteta, en torno a las revelaciones previas de WikiLeaks, el mandatario aseguró no estar preocupado por lo que pudiera decirse de México, pero agregó que “van a provocar hasta guerras como el caso del rey de Arabia que le pide a Estados Unidos mayor intervención y ahora se le van a echar encima.
“Esas cosas no se hacen, mano”, declaró el mandatario.
“Me preocupa el espionaje de los americanos, que siempre en ese sentido han sido muy entrometidos, pero de nosotros qué podrán decir, por ejemplo, los problemas que tenemos. Han habido cosas verdaderamente reprobables, como lo que han dicho de mi colega y amiga de Argentina, eso es inaceptable”, declaró.