
El primer mensaje del papa Francisco a su llegada a la Ciudad de México fue la petición de otorgar el perdón a quienes nos han hecho daño, el viernes 12 de febrero.
“Les agradezco que estén aquí y les pido que recemos juntos, por aquellas personas que están enojadas, que tienen celos, envidia, para los que queremos, los que nos quieren, pero también para los que no queremos, los que no nos quieren y los que nos han hecho mal, a las que nos han hecho daño”, dijo Francisco a quienes lo esperaron afuera de la Nunciatura Apostólica, al sur de la capital mexicana.
Ese viernes, centenares de miles de católicos mexicanos se pusieron felices por la llegada del Sumo Pontífice a tierras aztecas. La espera terminaba. La nave de Alitalia que trajo al papa Francisco desde Roma, luego de una breve escala en La Habana, aterrizó en la Ciudad de México.
Francisco Bergoglio llegó al Aeropuerto Internacional de Ciudad de México a las 19 horas y 13 minutos, tiempo del centro del país, para iniciar una gira de seis días por Michoacán, Estado de México, Chiapas, Chihuahua, además de la Ciudad de México.
El papa Francisco fue recibido con una ovación y cientos de personas que prendieron sus celulares para darle la bienvenida.
A su llegada a la capital del país asistieron cerca de 300 mil personas distribuidas principalmente en el Bulevar Puerto Aéreo, Río Churubusco e Insurgentes Sur, informó el Gobierno de la Ciudad de México a través de un comunicado. Las autoridades capitalinas reportaron que el arribo de Francisco transcurrió sin incidentes mayores.
Es la séptima visita de un líderde la Iglesia católica a México desde 1979, cuando el entonces papa, y ahora santo, Juan Pablo II visitó por primera vez el país. La última visita papal a territorio mexicano fue en marzo de 2012, cuando el ahora benemérito Benedicto XVI estuvo en Guanajuato.
Antes de llegar a México, Francisco hizo una escala en Cuba para reunirse con el patriarca de Moscú, Kirill, el primero entre los líderes de dos iglesias separadas desde hace un milenio.
El recibimiento protocolario del líder de la Iglesia católica en el hangar presidencial (oriente de la ciudad) terminó a las 20:10 hora local; el papa Francisco subió al papamóvil —uno de cinco para la ocasión— hacia la Nunciatura Apostólica, en un recorrido de 19 kilómetros.
El pontífice rompió el protocolo y salió a las 21:45 hora local a dar un mensaje a las personas que habían esperado su llegada a la Nunciatura Apostólica.
“Mañana es sábado, es un día medio libre, pasado mañana es domingo, tenemos que estar todos descansados, mañana volvamos a encontrarnos”, le pidió a la multitud el jerarca católico.
El Papa estuvo en tierras mexicanas del 12 al 17 de febrero.
La visita de Francisco a México es la octava en un país del continente americano; la primera fue en Brasil (2013); le siguieron Ecuador, Bolivia, Paraguay, Cuba y Estados Unidos, todos en 2015.
El Papa aseguró que su viaje a México será “muy duro” y con una agenda “muy apretada” y a periodistas que lo acompañan les confesó que su deseo más profundo en este viaje era el “detenerse ante la Virgen de Guadalupe”, lo cual, posteriormente hizo.
El Papa explicó que la devoción por la “Virgen Morena” “no tiene explicación humana” pues “es algo que llega de Dios”, pues incluso “hasta los ateos mexicanos se sienten guadalupanos”.
(El Universal, Notimex, AFP)
Habla de temas que Peña Nieto elude mencionar
El papa Francisco no habló de cifras de las decenas de miles de mexicanos que han perdido la vida en forma desafortunada a manos del crimen organizado, por ejemplo, pero sí aludió directamente el problema frente al presidente Enrique Peña Nieto.
El Sumo Pontífice durante su discurso mencionó también temas álgidos que en México son pan de cada día, como: trata de personas, asesinatos, narcotráfico, corrupción, secuestro y muerte… pero que el presidente Enrique Peña Nieto elude en sus discursos.
Habló de miles de desparecidos, dedicó palabras a papás, mamás, abuelos y demás familiares “que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos” en la misa que ofreció el sábado 13 de febrero en la Basílica de Guadalupe.
En la misa estuvieron Peña Nieto, acompañado de su esposa Angélica Rivera y el resto de su familia, así como otros políticos mexicanos.
Ese fue su primer día de actividades en la Ciudad de México y cinco minutos antes de las 8 de la noche, regresó a la Nunciatura Apostólica, en un recorrido de 18 kilómetros.
El papa Francisco saludó a los fieles que permanecía afuera de la Nunciatura Apostólica, casi una hora después de su regreso de oficiar una misa en la Basílica de Guadalupe.
“Les agradezco mucho la compañía que me hacen acá, empieza a bajar el frío, métanse a la camita, que descansen y recen por mí”.
El papa Francisco salió de este mismo sitio a las 4 de la tarde rumbo a la casa de la Guadalupana, donde cientos de feligreses lo esperaban para verlo por unos instantes y expresarle su cariño mediante pancartas, cánticos y porras.
Más temprano ese sábado el líder de la Iglesia católica visitó el Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana, concluyendo estas actividades matutinas alrededor de las 13:00 horas, cuando regresó a la Nunciatura.
Ante los obispos mexicanos, Francisco habló sobre el peligro que representa el narcotráfico para la sociedad mexicana y pidió a los obispos “no dormirse en sus laureles” ante las problemáticas que vive el país, en un mensaje emitido desde la catedral metropolitana.
Durante su intervención, el Papa pidió a los pastores trabajar con otros sectores de la sociedad para erradicar la criminalidad y luchar “como los hombres, dando la cara” ante las injusticias.
“Conozco la larga y dolorosa historia que han atravesado, no sin derramar tanta sangre, no sin impetuosas y desgarradoras convulsiones, no sin violencia e incomprensiones”, dijo Francisco.
Miguel Ángel Mancera, gobernador de la Cd. de México, le otorgó las llaves de la Ciudad, así como el pergamino de huésped distinguido.
Visita de cortesía
Previamente, el papa fue recibido por el presidente de México, Enrique Peña Nieto, en Palacio Nacional a las 09:30 horas, tiempo del centro del país, en visita de cortesía, donde se entonaron los himnos nacionales mexicano y de El Vaticano.
En su discurso, el pontífice dijo que es necesario trabajar por el bien común, ya que sobreponer los intereses individuales al de las mayorías genera “terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.
(Con información de: El Universal y Notimex).