
A seis meses de la desaparición más sonada de México, la de los 43 estudiantes de la escuela rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero; sus familiares se mantienen firmes en llevar la búsqueda de éstos hasta las últimas consecuencias y aún más allá de las fronteras.
Sin importar cuántas puertas tengan que tocar ni con cuántas personas deban entrevistarse, desean que su movimiento tenga eco y el mundo comprenda la realidad de violencia por la que está atravesando la nación.
Afirman que los delincuentes se encuentran dentro y fuera de los gobiernos y que la población vive cansada de tantas injusticias y atrocidades, una de muchas, la desaparición forzada que el pasado 26 de septiembre de 2014 se perpetró contra sus hijos normalistas en Iguala, Guerrero, en la que estuvieron presuntamente involucrados elementos de seguridad municipales y de otros órdenes de gobierno.
Con un registro de seis personas muertas, decenas de heridos y 43 alumnos desaparecidos, los padres de los jóvenes responsabilizan directamente al ex alcalde detenido, José Luis Abarca; a su esposa María de los Ángeles Pineda, y al gobernador, Ángel Aguirre de tales acontecimientos, así como al gobierno federal por no aportar pruebas contundentes que den con el paradero de los estudiantes vivos ni muertos.
No se cansarán, afirman, hasta que los responsables paguen por sus actos y les devuelvan a sus seres queridos.
Como parte de la #Caravana 43, que se encuentra en suelo estadounidense, para visitar el mismo número de ciudades en la Unión Americana, para difundir su protesta y presentarse hasta la Casa Blanca; María de Jesús Tlatempa, madre de José Eduardo Bartolo Tlatempa; Clemente Rodríguez, padre de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre y Anayeli Guerrero de la Cruz, hermana de Hosiuanani Guerrero, son acompañados por decenas de simpatizantes hispanos, entre ellos activistas sociales, inmigrantes y ciudadanos americanos anglos, que se han sumado a esta protesta.
Antes de dirigirse a Houston, Texas, el numeroso contingente realizó varios discursos y un recorrido en McAllen el pasado 17 de marzo (donde la mayoría de la población es de origen latino), para difundir el caso de Ayotzinapa y reclamar que el gobierno americano deje de surtir armamento a México, que termina por acabar con la vida de personas inocentes.
“PORQUE VIVOS SE LOS LLEVARON…”
Sin más equipaje que una mochila –con pocas mudas de ropa para el camino–, cartulinas, mantas y las playeras donde tienen impresas las frases e imágenes de su descontento, los padres de los normalistas de Guerrero siguen teniendo confianza en que los encontrarán con vida.
Una a una contestando las preguntas de los reporteros de las cadenas de televisión locales, María de Jesús Tlatempa no escatima en demostrar sus sentimientos y el ímpetu que tiene por encontrar a José Eduardo y sus compañeros.
“Sabemos que están vivos y donde quiera que estén le pedimos a Dios que los bendiga y proteja. Sabemos de antemano que es el gobierno el que está detrás de todo eso y a él le exigimos la presentación con vida de nuestros hijos.
“Están con vida porque los han visto y los sentimos vivos. Hay muchísima gente que nos ha mandado anónimos y nos dicen que los han visto en diferentes partes. Tenemos puntos ubicados en donde ellos pudieran estar, pero los mueven y cambian de lugar”, menciona.
Al principio estaban en una iglesia, después en una cueva y posteriormente los hicieron caminar por el río Balsas. María de Jesús se aferra a estas versiones.
“Queremos pedirle al presidente Barack Obama que nos apoye, porque qué haría él si tuviera a un hijo desaparecido. Nosotros tenemos una causa justa y queremos saber dónde están nuestros hijos.
“Estamos desmintiendo a nuestro gobierno de México para que se den cuenta qué tipo de gobierno tenemos, que no es posible que Peña Nieto nos esté reprimiendo como ciudadanos y a los maestros, que por su expresión los meten a la cárcel”, expresa.
LAS SOSPECHAS
Esta madre de familia niega categóricamente que los huesos encontrados en fosas de Guerrero pertenezcan a los normalistas desaparecidos, después de que una serie de peritos argentinos lo descartaron.
“Porque el ADN no coincide, nosotros tenemos la firme esperanza de que vamos a encontrar a nuestros hijos y se esclarezca este hecho”, refiere María de Jesús Tlatempa.
Esta mujer aún recuerda la última vez que vio a José Eduardo, el 18 de septiembre pasado. Cuenta que su hijo quería ser un profesionista que desde niño les enseñaba a sus hermanitos a aprender y les decía que un buen maestro es el que revisa el cuaderno y dice lo que está bien y mal. Describe su tristeza al mirar que se iba de casa, con la premonición de que ya no lo volvería a ver.
“Todos los días recuerdo su rostro al despedirse y hasta la última sombra”, acota.
Después de que el numeroso contingente partió del parque público Archer y tomó pacíficamente las calles de McAllen para hacer patente su molestia, el grupo se dirigió a pie al edificio de la corte federal, del Departamento de Justicia (uno de los sitios más vigilados de la localidad), que se sitúa sobre la 83 vieja y la Bicentennial, donde emitió consignas. Trajeados, varios agentes miraban desde frente y escuchaban los gritos en los altavoces.
De ahí ingresó al centro la ciudad hasta llegar a las oficinas del City Hall (ayuntamiento), expresando frases que se han popularizado como “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, “¿Por qué?, ¿por qué?, ¿por qué nos asesinan, si somos la esperanza de América Latina? y “Nos faltan 43″, entre otras.
Ante el asombro de los peatones y automovilistas, que tuvieron que detener su paso, los manifestantes denunciaron la impunidad que impera en el sistema de justicia mexicano, así como en sus instituciones y dependencias policiacas.
Aquí, en el sur de Texas increparon la administración peñista, por intentar “cerrar el caso y hacer simulaciones de la búsqueda de los normalistas”. Dijeron que sufren, que están preocupados y desesperados, porque no quieren devolverles a sus hijos.
Posteriormente la marcha se desplazó hasta el Consulado de México en McAllen (ante la vigilancia de varios agentes en sus patrullas de policía), donde los padres de los normalistas rindieron un último discurso en esta ciudad de la frontera.
“A Peña Nieto le dijimos que nos entregara a nuestros hijos. Hasta el día de hoy ya van 82 y no ha hecho bien su trabajo. Aparte hay presos políticos y nosotros nos vamos a descansar. Ellos dijeron que nuestros hijos eran delincuentes y pertenecían al cártel de Los Rojos, cuando sabemos nosotros que son personas honestas, gente humilde, campesinos”, argumentaron.
Ahí frente a la oficina diplomática ninguna autoridad salió para atenderlos y poco antes de las 14:30 horas la protesta se disolvió de manera pacífica. María de Jesús Tlatempa, Clemente Rodríguez y Anayeli Guerrero de la Cruz agradecieron al pueblo hispano en Texas que los está apoyando.
Y aunque el gobierno mexicano abiertamente ha pedido darle vuelta a la página, la causa de Ayotzinapa sigue abonando malestar ciudadano dentro y fuera de México.
AYOTZINAPA DESDE EL EXTERIOR
Los padres de los desaparecidos relatan que algunos jóvenes que pertenecen a diversos grupos de derechos civiles en Texas, como el South Texas Civil Rights Project se han unido a la causa de los estudiantes. Otros simplemente acompañan a los padres de los normalistas por solidaridad.
Héctor Guzmán es coordinador del grupo denominado Fuerza del Valle Worker’s. Refiere que los hispanos en la Unión Americana se han percatado del peligro que están viviendo millones de mexicanos a raíz de que las autoridades gubernamentales no han hecho su parte para combatir la corrupción.
Detalla que es tiempo de cambiar la historia, antes de que los problemas que aquejan a su patria hermana mexicana sigan destruyendo el país al que acostumbraban visitar en paz y armonía.
Hoy las cosas son muy distintas, refiere, pues los jóvenes están expuestos a muchos peligros. Los niños no pueden ir solos al parque, porque pueden ser secuestrados y los estudiantes tienen miedo de acudir a la escuela, principalmente en comunidades pobres de la República como Guerrero, donde los alumnos de
Ayotzinapa fueron desaparecidos.
Con este antecedente el entrevistado llama al pueblo latino a poner de su parte e interesarse de los riesgos que aquejan a la sociedad. Quedarse con los brazos cruzados, argumenta, es ser copartícipe de las desgracias.
La justicia para cada hombre de bien debe sobresalir y es por esto, que él y decenas de sus compañeros le han tendido una mano amiga a los padres de los normalistas guerrerense.
Señalan que en la Unión Americana hay millones de hispanos que están ávidos de ver comunidades sanas, pero también cada habitante debe de poner de su parte.
“Las armas y las drogas están destruyendo a muchas familias, por eso llaman a la reflexión y a exigir que las instituciones funcionen, de otro modo expresan que casos como el de Ayotzinapa se seguirán reproduciendo en otras partes y no habrá quien los detenga”, expresó.
En Estados Unidos la #Caravana 43 sigue llamando la atención de propios y extraños, pero más de todos aquellos que ya están cansados de tanto dolor y atropellos.
Los otros desaparecidos
Por RedacciOn
Aunque los jóvenes normalistas de Ayotzinapa ha llamado la atención a nivel internacional, provocando la condena de la comunidad mundial a las pocas acciones que ha realizado el gobierno mexicano; en Tamaulipas existen muchos otros desaparecidos que no han recibido la misma atención mediática.
De entrada, el municipio de San Fernando, Tamaulipas, ha sido el escenario de dos de las más horrendas masacres en contra de migrantes que se hayan registrado en este país, con al menos 265 personas muertas y enterradas en una serie de fosas clandestinas ubicadas en el área rural del municipio.
La primera de estas masacres, se descubrió en el mes de agosto del 2010, cuando 72 personas originarias de El Salvador, Guatemala, Honduras, Brasil y Ecuador, fueron literalmente fusilados en el interior de un rancho.
De acuerdo a la versión de los sobrevivientes, estas personas intentaban llegar a la frontera con Estados Unidos para cruzar de forma ilegal, sin embargo fueron interceptados por integrantes del crimen organizado quienes los secuestrados y exigieron dinero para su liberación.
Al no concretarse el pago, los delincuentes decidieron matar a los migrantes, masacrándolos en el interior de un rancho ubicado en el ejido El Huizachal.
Meses después, el municipio de San Fernando volvió a ser noticia cuando en abril del 2011 las autoridades encontraron un total de 47 fosas clandestinas con los cuerpos de, se presume, son migrantes y pasajeros de autobuses foráneos quienes fueron secuestrados y posteriormente asesinados.
Tras meses de excavaciones el recuento de las autoridades concluyó que en las tumbas ilegales se encontraban 193 cuerpos.
El hallazgo de estas fosas y los cuerpos, provocó que cientos de personas acudieran a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia en Matamoros para intentar averiguar si su familiar desaparecido se encontraba entre las víctimas localizadas.
Fue tanta la gente que acudió a Matamoros, que las autoridades locales se vieron rebasadas y aunque se han realizado incontables exámenes genéticos, una cantidad mínima de cuerpos han podido ser identificados y entregados a sus familiares.
LOS DESAPARECIDOS DE SAN LUIS DE LA PAZ
Al momento en que las autoridades encontraron las fosas ilegales en el municipio de San Fernando, un patético caso de desaparición masiva fue denunciado por Hora Cero.
Se trata de 23 hombres originarios del municipio de San Luis de la Paz, Guanajuato, una pequeña comunidad ubicada en los límites con San Luis Potosí que, durante décadas, ha sido expulsor de migrantes con destino a Estados Unidos.
Hora Cero se topó con esta historia cuando Raúl Pérez, Erick Salazar, Hugo Coronilla y Hugo Guzmán, llegaron a las instalaciones de la procuraduría tamaulipeca en Matamoros pues fueron encomendados por sus coterráneos para buscar a 23 de sus familiares, desaparecidos desde el 21 de marzo del 2011, cuando viajaban en un autobús con destino a la frontera.
Durante cinco días, un equipo de reporteros del periódico Hora Cero siguió a estos hombres en sus pesquisas, en un recorrido que comprueba que en México los familiares de una persona desaparecida están condenados al sufrir con el dolor de la incertidumbre y el olvido oficial.
Al mismo tiempo, en San Luis de la Paz, familiares de los 23 desaparecidos cuentan la historia de estos hombres y los motivos que los llevaron a abandonar todo en búsqueda del llamado “sueño americano”.
La búsqueda infructuosa de estas familias sirvió para la elaboración de dos documentales: “Con las Manos Vacías” y “Las Fosas”, mismos que se convirtieron en un desgarrador relato del dolor que enfrentan miles de familias en este país, cuyos seres queridos están perdidos por la guerra contra la delincuencia declarada por el gobierno federal.
Hoy, a más de cuatro años de la desaparición de estas personas, los residentes de San Luis de la Paz aún no tienen noticias de sus seres queridos y desconocen si los mismos están vivos o muertos.