
Las redes sociales se han vuelto un campo de batalla entre dos bandos: por un lado, están los padres que desean que sus hijos vayan a la escuela y por el otro, los que preferimos que continúen su educación a distancia, en casa.
Desde que las autoridades decidieron cancelar las clases presenciales y el homeschool se extendió por más de año y medio, la labor no ha sido sencilla, ni para alumnos ni para padres, pero tampoco para maestros, que vieron como su jornada sobrepasó el horario laboral.
Ahora, el ciclo escolar 2021-2022 inició y el escenario escolar no es el mismo para todos; mientras que las escuelas de gobierno siguen con clases a distancia, muchas instituciones privadas le han abierto sus puertas a los estudiantes al contar con “todos los protocolos de seguridad”.
Muchos padres de familia no caben de felicidad y otros esperan a que las escuelas de sus hijos hagan lo mismo para mandarlos.
Mis hijos iniciaron clases en línea y de nueva cuenta les tocará estudiar desde casa, lo cual agradezco enormemente, pues considero que aún no existen las condiciones para que se pueda regresar a las escuelas, mucho menos para que los niños lo hagan.
Una de ellas es el tema de la vacunación en docentes y administrativos.
Fue en el mes de abril cuando fueron vacunados los trabajadores de escuelas públicas y privadas con la vacuna Cansino, un biológico que ha estado envuelto en la polémica, al ser de fabricación China y considerarse de baja efectividad, y del que posteriormente se dijo, era necesaria aplicar una segunda dosis.
Sin embargo, el gobierno estatal mencionó que el tema de la vacunación depende de la federación, el cual argumenta que no se aplicará una segunda dosis hasta que lo apruebe la Organización Mundial de la Salud (OMS), así que, nada cambiará por ahora en el esquema de vacunación de los docentes.
Otro punto es la certeza de que los padres de familia de los niños estén vacunados, ¿realmente todos estarán inmunizados?, y, ¿qué hay de los abuelitos, hermanos y demás familiares que conviven con los pequeños que estarán junto a mis hijos en el salón de clases?
Mucho se ha hablado sobre los protocolos de seguridad que se implementarán en las aulas, los cuales incluyen filtros, uso de gel antibacterial, cubrebocas, sana distancia y pocos alumnos en el interior del aula, sin embargo, ¿conocen la naturaleza de un niño?
¿Qué creen que harán los pequeños cuando vean a sus compañeritos y amigos después de más de un año? Exacto, abrazarse, tomarse de la mano y mostrarles todo lo nuevo que llevan consigo, entre eso, el cubrebocas; quién sabe, a lo mejor hasta les gusta más el que porta el otro y deciden intercambiárselo.
Ser docente de niños de kínder o primaria no es una cosa sencilla, mucho menos si a eso le sumamos que ahora los maestros deberán además de impartir la clase estar al pendiente de que se respeten las medidas sanitarias, la labor es titánica.
En esta nueva normalidad la labor de los padres de familia es fundamental para frenar los contagios de Covid-19, pues la limpieza es fundamental, pero seamos honestos, ¿cuántos de nosotros no vimos a algún pequeño con el uniforme sucio, con las uñas largas, a veces hasta sin peinar?, ¿creen que esos padres de familia ahora cambiarán su modo de proceder y lavarán uniformes diariamente, desinfectarán mochilas, útiles y zapatos de sus hijos?
Desde que mis hijos estaban en guardería hasta su paso por preescolar, antes de la pandemia, siempre se nos hizo hincapié en que, ante cualquier enfermedad, no importaba si era una gripa, tos, problema intestinal, o hasta un brote de piojos, debíamos mencionarlo y el niño permanecería en casa para evitar los contagios, pero nunca faltaba el que veía a la escuela como guardería y el informarlo implicaba que el niño no sería recibido y entonces ¿quién cuidaría a la criatura?
Con esos antecedentes, ¿creen que si hay un familiar o persona enferma cercana a un niño, todos los padres lo informarán en la escuela de sus hijos?
El 11 de agosto la Secretaría de Salud informó sobre el pico más alto en Tamaulipas desde el origen de la pandemia con 565 casos, pero la cifra fue superada el día 26 con 740 nuevos positivos, es decir un incremento de 145 casos.
Pero no solo en Tamaulipas el
Covid-19 ataca con fuerza, también en Nuevo León la están pasando mal, donde se informó el 25 de agosto sobre mil 953 positivos y mil 736 personas hospitalizadas; esto en un estado donde madres de familia protestaron con pancartas en mano para que se reabrieran las escuelas porque “es su derecho”.
En Estados Unidos, a pesar de la afectación por la tercera ola de Covid los estudiantes volvieron a clases en medio de la polémica porque los distritos escolares exigieron el uso del cubre bocas luego de que el gobernador Greg Abbott prohibió la imposición.
Sin embargo, luego de que una cuarta parte del personal educativo y el 16 por ciento de los estudiantes se infectaron en escuelas del Distrito de Iraan, Texas, fueron cerradas nuevamente.
El miércoles 25 de agosto, las autoridades informaron que, en el Condado de Hidalgo hay 3 mil 408 casos activos y 480 personas hospitalizadas, comentando que la situación es similar a la vivida durante el verano del año pasado.
Es cierto que todos añoramos las cosas como eran antes, claro que extraño la emoción del primer día de clases, verlos con sus uniformes y zapatos nuevos, cargando su mochila con libros y presumir la foto en Facebook.
Claro que quisiera el respiro que su escuela me proporcionaba, pues eran las maestras las encargadas de enseñar Matemáticas, Español, Conocimiento del Medio y demás, y los padres únicamente nos encargábamos de apoyar en las tareas… bueno, los que lo hacíamos, porque no todos.
Por supuesto que ellos extrañan su escuela, a sus maestros y amigos; salir y disfrutar de la convivencia junto a pequeños de su edad.
Pero más quiero a mis hijos sanos, con bien en casa, libres de esa enfermedad que ha arrebatado la vida de muchos y que ahora no perdona ni a los niños; y ante el argumento de tantos que dicen cosas como “pero bien que los traen en los tianguis, en fiestas y reuniones”, no aplica para nosotros, pues desde que inició la pandemia no hemos acudido a ningún festejo y ahora si que, los niños ni al súper, porque no los dejan pasar.
Así que, aunque tengamos que dar no el 100, sino el mil por ciento para que mis hijos aprendan en casa, aunque a veces me quede sin paciencia, aunque me pueda cansar de sus gritos, desorden o ajetreo, no los mandaré a la escuela, porque el Covid existe, es real y porque los amo demasiado como para mandarlos a la escuela en medio de una pandemia.
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