
“Las manifestaciones de la violencia se combaten,
las causas de la violencia se previenen”.
Gerardo Saúl
Palacios Pámanes.
Hace algunos días compartía vía Twitter: “Ya quiero que inicien las campañas políticas en Tamaulipas para no perderme las efemérides de los candidatos”. Más allá del sarcástico comentario, vale la pena reflexionar acerca de las tradicionales estrategias electorales. El empoderamiento de las redes sociales ha atiborrado de “buenos deseos”, “buenos días/tardes/noches”, así como el traslado de las fechas conmemorativas de la Secretaria de Educación Pública a las cuentas de redes de los candidatos.
En ese mismo sentido, de formatos predeterminados, se encuentran las propuestas electorales. Utilizando de manera genérica las ideas sin mayor profundidad, como si cada tres o seis años existiera un Tamaulipas distinto, sin seguimiento, como si en cada contienda cambiara la problemática. Tal vez provocado por la afanosa creencia de dejar huella tras el arribo del poder, pensando que cambiar el color a las fachadas de las oficinas gubernamentales es la manera directa de cruzar el puente hacia la inmortalidad. Por supuesto que debería reglamentarse ese culto a la vanidad partidista y dejar a la institución como tal y no como casa de alquiler.
La escritora nigeriana Chimamanda Negozi Adichie aseveró: “El silencio es un lujo que no podemos permitirnos” ( HYPERLINK “https://elpais.com/cultura/2018/10/26/babelia/1540567059_956054.html” \t “_blank” https://elpais.com/cultura/2018/10/26/babelia/1540567059_956054.html) y en ese tenor aspiro a no callar mis ideas, aunque se pierdan en el universo de vaguedades que próximamente nos recitarán, en su mayoría, las diversas campañas políticas. Dejó de ser agradable la retórica con la que pretenden camuflar los temas torales de la entidad, específicamente en Reynosa y en ese contexto pretendo realizar una serie de reflexiones que da inicio con este documento.
La cuarta transformación arribó a esta urbe fronteriza desde hace algunos años, sin referirme a la expresión metafórica del nuevo gobierno federal. Cuatro etapas en las últimas décadas han marcado el destino de Reynosa. La última de ellas fue estrepitosa, llegó de manera silenciosa, así como llega el asesino con la daga en la mano para cobrar la vida de su víctima, así, sin esperarla, inconsciente de su presencia y más aun de su duración y seguimos padeciéndola.
Don Jesús Cavazos Reyes, cronista del lente, hombre sabio y graduado con honores de la universidad de la vida, cuenta con el respaldo de haber sido testigo, a través de su cámara, de los acontecimientos políticos de los últimos 20 alcaldes de Reynosa. Con la experiencia capturó en su memoria y en imágenes la visita a esta ciudad de 8 presidentes de la república y 8 gobernadores de la entidad. Es fácil escribirlo, pero no experimentarlo.
Siguiendo la crónica de don Jesús, —a quien le confío a su memoria e integridad, más que a un propio documento—, comparte que la primera transformación de Reynosa surge con el auge del algodón, el cual se derivó a la construcción de los dos distritos de riego de la región, el distrito bajo río San Juan y distrito bajo Río Bravo. En los años 50 del siglo pasado, en la época del gobierno de Miguel Alemán Valdés, se construyó el canal Guillermo Rodhe, alimentándose con agua de la Marte R. Gómez y el Canal Anzaldúas. Con el impacto económico de la región empezaron a instalarse en esta ciudad personas de otras partes del país para trabajar por temporadas; algunos se quedaron de planta.
La segunda, en los años 60, con la llegada de Petróleos Mexicanos a la ciudad. En 1966, en la única ocasión que pisó nuestra tierra el entonces presidente Gustavo Diaz Ordaz acompañado del director de Pemex, don Jesús Reyes Heroles, inauguraron las plantas de etileno y petroquímica en donde se haría el polietileno, ubicados por la carretera ribereña —hoy inexistentes—, generando nuevos empleos y permitiendo que nuevas familias se asentarán en la ciudad adoptándola como propia, provocando un crecimiento poblacional importante para la época.
La tercera transformación se obtuvo con la industria maquiladora, detonante económico con gran impacto y expansión. Nos comparte don Jesús que la primera piedra de la construcción de una maquiladora se llevó a cabo en enero de 1972; de ahí en adelante su crecimiento tuvo su mejor momento en los años 80 y 90, destacando la empresa Zenith, que llegó a tener cerca de diez mil trabajadores y sirvió de casa de aprendizaje para cientos de hombres y mujeres que hoy son todos unos profesionales de la industria. El desborde poblacional fue impresionante, trayendo de la mano la construcción de viviendas de Infonavit. Con su Inevitable crecimiento, la industria generaba riqueza al por mayor, de los corporativos nacionales e internaciones planeaban como estrategia solventar la mano de obra con obreros del resto de la entidad y del país, ya que no se daba abasto para las necesidades de producción.
Por último, la cuarta transformación la ha constituido la inseguridad, la violencia permanente, una ciudad en la que hemos aprendido a enjuagarnos el rencor con lágrimas. La zozobra no da tregua. El origen de nuestros problemas inicia en nuestras fortalezas. La frontera, Reynosa, se distingue también al ser una ciudad multicultural lo que permite hoy ser la gran fuerza de Tamaulipas, pero también nos trae consecuencias el simple hecho de nuestra ubicación geográfica, convirtiéndola en un polo de disputa delictiva. Consecuencias naturales: migración, mercado de armas, de trata de personas, de drogas y un rosario de delitos en donde se invade la esfera jurídica con una naturalidad pasmosa.
Andreas Schedler, en su obra “En la niebla de la guerra. Los ciudadanos ante la violencia criminal organizada”, afirma que la nueva guerra civil no es ideológica, sino criminal. En los últimos tres lustros se han asesinado a más de 120 mil personas en el país. Esta nueva guerra civil es una expansión epidémica alentada desde el propio Estado a través de la debilidad institucional, la colusión de funcionarios públicos con el crimen, el abuso de poder y la indiferencia hacia las víctimas, así como a través de la propia sociedad al convertirnos en espectadores pasivos. Se ha llegado a una normalización de la violencia, incluso en donde hemos adoptado un lenguaje del mundo criminal (el cartel, el capo, el sicario, el halcón). Nos sigue diciendo el autor que, en la medida en la que el espacio público ha aparecido como territorio violento, los ciudadanos nos hemos refugiado en los espacios privados.
Una serie de interrogantes brotan: ¿qué propondrán los candidatos a diputados locales?, ¿estarán dentro de su agenda propuestas para combatir la inseguridad? No dudo que puedan, ligeramente, abordar el tema, ¿pero tienen algo específico? Gerardo Saúl Palacios Pámanes, jurista y criminólogo, nos dice que toda estrategia de seguridad inicia con la prevención, lo que le llevó a crear la primera Secretaría de Prevención del Delito municipal del país, aprobada por el Cabildo de Guadalupe, Nuevo León, permitiendo atender dos rubros fundamentales: La atención a víctimas, con apoyo psicológico, jurídico y médico, en donde el gobierno municipal deje de ser ventanilla de quejas y sean atendidas con una respuesta inmediata a la grave problemática que viven las personas víctimas de la delincuencia. La prevención del delito, que permite contar con medidas estratégicas, diseñar oportunamente, prevenir los factores que puedan originar actos delictivos. Esta nueva dependencia ha permitido que el municipio de Guadalupe obtenga mejores resultados; un trabajo que fusionó diversas dependencias municipales con un solo enfoque: la prevención criminal.
Esta secretaría municipal fue replicada por el municipio de Apodaca, Nuevo León. En nuestra ciudad se intentó hacer lo mismo a iniciativa del entonces Regidor Héctor Olivares Zavala (2016-2018), quien en la sesión de Cabildo número 81 propuso la creación de una Secretaría de Prevención del Delito, con el fiel argumento de que una de las ciudades más violentas del país debería canalizar sus esfuerzos con estrategia. No prosperó la idea, pero eso no significa que no pueda ser retomada por el propio Cabildo actual o, en su caso, adoptada por los futuros candidatos.
La sociedad debe conocer las soluciones que le presenten sobre la prevención del delito para que ella no se resigne, no sea indiferente a los problemas de violencia e inseguridad que se viven en Reynosa y en todo México, y con ese conocimiento, los ciudadanos se conviertan en agentes de cambio. Las instituciones democráticas no deben claudicar, ni el municipio permitir que cercenen sus atribuciones constitucionales.
Existe una nueva generación con la piel más sensible, en donde la habilidad de los reflejos puede ser la diferencia de sobrevivir a un acontecimiento criminal. La diversión de las calles se reduce a la pericia familiar de entretener a un niño en la habitación de un hogar por el temor de ser protagonista de un fuego cruzado. La cultura de la violencia en la frontera ha transformado el destino de tantos menores.
Hay que echar mano de propuestas pasadas, analizarlas, estudiarlas, modificarlas, adecuarlas. También de las instituciones educativas, es impensable que la única facultad de criminología de la Universidad Autónoma de Tamaulipas se encuentra en Reynosa, con profesionales reconocidos por el Sistema Nacional de Investigadores, Conacyt, y no se les pida su opinión científica para ir acabando con este mal que nos carcome. Históricamente así ha sido.
Simone Weill, en su obra “Echar raíces” nos dice: “Echar raíces quizá sea la necesidad más importante e ignorada del alma humana… un ser humano tiene una raíz en virtud de su participación real, activa y natural en la existencia de una colectividad”.
Vamos a echar raíces y contribuyamos con nuestra ciudad, sin darnos el lujo de callar.
@HeberardoConH