El próximo año los tamaulipecos elegiremos al nuevo gobernador de la entidad, así que 2010 representa para la clase política del Estado la elección de mayor importancia en el calendario pues en ella también se renuevan los 43 Ayuntamientos y el Congreso local.
El escalafón político es muy simple, el regidor quiere ser diputado local; el diputado quiere ser presidente municipal; el alcalde, diputado federal con miras de llegar a ser Senador de la República y desde ahí perfilarse al Gobierno del Estado.
En las últimas tres décadas de sucesiones en el Gobierno del Estado de Tamaulipas, las características y pasos de los candidatos eran muy similares, por no decir que idénticas.
Cuando don Enrique Cárdenas González (1975-1981) fue gobernador de la entidad, primero le correspondió ser presidente municipal de Ciudad Victoria (1969-1971) donde no concluyó su período pues solicitó licencia para ser senador de la República donde estuvo durante el período de 1970 a 1976.
Gracias a su hermandad con Luis Echeverría Alvarez es nombrado subsecretario de Hacienda, bajo las órdenes del político Hugo B. Margain Gleason quien era el titular de Hacienda y Crédito Público. En este cargo sólo estuvo de 1970 a 1973 pues fue designado embajador en el Reino Unido para posteriormente ocupar una secretaría de Estado con José López Portillo y luego la gubernatura de Tamaulipas.
En el caso de Emilio Martínez Manatou, éste asumió el Gobierno del Estado en el período 1981-1987 bajo circunstancias un poco diferentes. Fue Senador de 1958 a 1964 y el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz lo nombró secretario de la Presidencia, donde se convirtió en el primer obstáculo político de Luis Echeverría para llegar a Los Pinos, ya que Martínez Manatou, era un candidato sumamente fuerte en aquella época.
Aún así, Díaz Ordaz designa a Echeverría como presidente de México relegando al tamaulipeco hasta el sexenio de López Portillo, quien primero lo designó como secretario de Salubridad y Asistencia y luego gobernador de Tamaulipas, una posición que para algunos fue “un premio de consolación”.
En el caso de Américo Villarreal Guerra quien fue gobernador en el período de 1987 a 1993, a donde llegó después de solicitar licencia al Senado de la República. Una característica importante que tuvo Villarreal Guerra, es de que fue uno de los pocos gobernadores que fueron destituidos por Carlos Salinas de Gortari cuando éste arribó a la Presidencia de la República.
Manuel Cavazos Lerma quien fue gobernador de los años a 1993 a 1999, siguió cabalmente el escalafón, fue dos veces diputado federal (1982-1985) (1988-1991) para luego convertirse en senador y llegar al Gobierno del Estado.
Hasta 1998 y con la analogía política de las últimas tres décadas, se rompe el esquema y Manuel Cavazos Lerma impone a su candidato: Tomás Yarrington Ruvalcaba contra el candidato del entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo, el diputado federal Marco Antonio Bernal; contra todos los pronósticos Yarrington gana una consulta a la base en la que utilizaba la frase: “Es Tomás y no se hable más”, palabras que algunos atribuyeron a Cavazos Lerma.
Así fue como Tomás Yarrington asumió el Gobierno del Estado durante el período de 1999 a 2004, con lo que coronó una carrera en la que había sido diputado federal, alcalde de Matamoros y secretario de Finanzas en el Estado.
En el caso del actual gobernador, Eugenio Hernández Flores hay que decir que ya fue diputado federal en el año 2000 y antes presidente municipal de Ciudad Victoria.
Definitivamente la historia nos marca la pauta de nuestro futuro y si bien es cierto que la centralización del poder se perdió en Tamaulipas desde 1998 hay que decir que las jerarquías políticas tienen mucha influencia al momento de las decisiones.
Así que la sucesión del Gobierno del Estado cada día se pone interesante y no hay que perder de vista los actuales protagonistas políticos de la entidad, que sin duda serán parte importante en las elecciones entrantes.
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El autor del artículo es delegado de la Academia Mexicana
Del Derecho del Trabajo y de la Previsión Social