
Por el resquicio de una puerta metálica se asoma la figura de un hombre de avanzada edad, que enseguida esboza una sonrisa y se acerca a saludar.
Con un fuerte apretón de manos invita a las visitas a pasar al mismo tiempo que tranquiliza al perro. Luego toma el control del televisor para bajar el volumen de un melodrama y les ofrece sentarse, así como también algo de beber.
En la comodidad de su domicilio Pepe Ramos da un largo suspiro y se apresta para contarle a los reporteros las historias que ha protagonizado a lo largo de 62 años de trayectoria como el único músico representante de Reynosa quien ha trabajado en todas la élites:
“De mariachi, orquestero, tropicalero, rockanrolero, en tríos y hasta en los circos”, comentó de manera espontánea y graciosa.
Ataviado con un elegante saco gris de lana, este personaje tiene tanto qué contar que no es tan fácil saber por donde dar comienzo. Paulatinamente desempolva los recuerdos de su memoria sin jactarse por sus logros que hoy en día las generaciones jóvenes casi no conocen.
Durante varios meses fue trompetista de planta en el palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, acompañando a muchos artistas en sus presentaciones, todos los días y los domingos hasta en tres presentaciones.
A lo largo de los años trabajó con diversos grupos y géneros en el teatro Blanquita, el Auditorio Nacional, el Palacio de los Deportes y el Estadio Azteca.
Otros lugares donde ha tocado son el cabaret Lido de París, Francia; el palacio de Buckingham en Londres, Inglaterra (con la Reina Isabel como espectadora), y el estadio Olímpico de Múnich, Alemania, entre otros escenarios.
“También en Estados Unidos, aunque no tanto como mi hermano Manuel, quien ha trabajado en el Carnegie Hall”, mencionó don Pepe, como también es conocido.
PARA QUE LA CUÑA APRIETE
Nacido en 1948 de una estirpe de músicos en Concepción del Oro, Zacatecas, en 1950 sus padres Manuel Ramos, y Enedina Reynoso, lo trajeron a la frontera de Tamaulipas cuando apenas tenía 2 años. Aquí nacieron sus otros 11 hermanos, aunque don Pepe también se considera reynosense.
Este hombre tiene un currículum envidiable para cualquier músico, pero no alardea; al contrario, destella una personalidad agradable y vive de forma modesta. Incluso, durante 32 años a su casa han acudido muchos alumnos a recibir clases particulares.
Sin mostrar los reconocimientos que ha obtenido a lo largo de su vida, cualquiera de ellos no dimensiona, a la primera, la clase de artista que tienen en frente, pero hay gente que le conoce, que lo ha escuchado tocar o dirigir una banda y sabe que es un destacado de la música.
“A los 6 años comencé por parte de mi papá. El es músico por cuarta generación y hoy en día ya existe la sexta, que es muy buena. Cursé la primaria Lauro Aguirre y la secundaria en la Tamaulipas.
“Ya después anduve por toda la República Mexicana. A la edad de 14 años yo estaba en La Paz, Baja California Sur trabajando como trompetista. Le pedí permiso a mi papá para calarme solito. Quería ver si me daban trabajo por mí o porque era hijo de mi papá.
“Llegué a Monterrey y agarré trabajo. De ahí me invitaron a Torreón, Coahuila, pues vamos. Ya cuando acordé andaba en Baja California Sur”, relató con una sonrisa dibujada en su rostro.
En un largo periplo el todavía adolescente antes pisó escenarios en Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas. Y después de su experiencia en La Paz abordó el ferry a Sinaloa para regresarse a Reynosa, por la ruta de Guadalajara, la Ciudad de México y Tampico.
“Sí, yo empecé desde niño a tocar y me atrevo a decir que siempre con un profesionalismo y entrega, porque nunca fue al ahí se va, no. Toqué primero el tololoche, luego la guitarra, después entramos con mariachi mi hermano Manuel y yo. Hoy en día ejectuto 28 instrumentos naturalitos”, enumeró.
Don Pepe, quien después se sumó a La División del Norte, grupo con el cual entró en la historia de la música mexicana en el mítico festival de rock y ruedas de Avándaro de 1971, ingresó al Conservatorio Nacional a los 25 años, ya cuando estaba casado y salió con todas las tablas para presentarse en muchos escenarios, siendo uno de los trompetistas más solicitados en el centro del país a mediados de los años 70.
ÉPOCA DORADA
Los productores y los empresarios del medio artístico tenían su agenda con los músicos más importantes y ahí estaba el nombre de Pepe Ramos. Desde el sur al norte del país trabajó con muchos artistas, algunos de la talla de Lola Beltrán y Luis Aguilar.
“Me tocó acompañar también a Vicente Fernández en el ‘Blanquita’ y Enriqueta Jiménez, conocida como ‘La Prieta Linda’.
“Yo admiro mucho a Vicente porque es el número uno. Se ha mantenido… Pedro Infante no duró tanto, se murió. Javier Solís tampoco. Este güey lleva más de 40 años de ser el número uno y ya cuando parece que no pega otra, nos sorprende con ‘Estos celos”, mencionó.
Como acompañante hubo discos donde quedó impresa la música de Pepe Ramos.
“Recuerdo mucho una canción Golondrinas de los negros con Rigo Tovar. Yo fui mariachi 18 años y en Reynosa, Tamaulipas solamente habemos dos personas que anduvimos con el Vargas de Tecatitlán”, evocó el entrevistado.
Relató que el escenario que más le impresionó fue el teatro Blanquita, porque “tienes a toda la gente aquí abajo, te tragan vivo”.
También acompañó en sus presentaciones al ballet nacional de Amalia Hernández, a Olga Breeskin y fue compañero de Marco Antonio Campos “Viruta”.
Además se presentó durante ocho meses en el programa Siempre en Domingo, con el Mariachi de Pedro Fuentes y con el México 70 de Pepe López.
“Lo más chingón fue cuando vine con la Caravana Corona aquí a Reynosa, que andaba de gira por todo el país. Traía en un solo elenco a Mike Laure, ‘La Prieta Linda’, Los Xochimilcas, Los Rebeldes del Rock, compañeros de la orquesta de Celia Cruz, y el mariachi Águilas de México de Navarrete, y ahí era donde yo andaba.
“Fue bien bonito con la gira del norte en Ciudad Juárez y Jiménez, Chihuahua; en Lerdo y Durango, Durango; en Torreón y Saltillo, Coahuila; en Monterrey, Nuevo León y en Nuevo Laredo, Reynosa, Río Bravo, Matamoros, Ciudad Victoria, Ciudad Mante y Tampico, Tamaulipas. Es muy lindo que en tu tierra te vayan viendo”, recordó el maestro, quien bromeó al decir que en todos lados le toman como buena su credencial del Conservatorio Nacional.
No obstante, gracias a sus capacidades musicales tuvo la oportunidad de tocar para los presidentes de México y Estados Unidos, Adolfo López Mateos y John F. Kennedy en El Paso, Texas. Al general Josip Broz Tito, de Yugoslavia y a la Reina Isabel II, de Inglaterra.
Otros personajes que conoció fueron el rey Hussein, de Jordania, al guitarrista Frank Zappa; al que considera el mejor trompetista del mundo, don Rafael Méndez, al jazzista Arturo Sandoval y al periodista Jabobo Zabludovsky.
“En México coincidí con muchos músicos tremendos. Del ambiente musical mexicano a los únicos que no acompañé fueron a Javier Solís, a Jorge Negrete y a Pedro Infante, de ahí en fuera a casi todos”, relató.
SUS MEJORES MOMENTOS
Don Pepe expresó que si pudiera elegir cinco sucesos en su vida enmarcaría los siguientes:
“Uno, sería Avándaro, por todo lo que representó, fuimos el grupo sensación con La División del Norte; dos, el trío con mi papá y mi hermano Manuel. Era fenomenal, tocábamos música clásica. Cobrábamos a peseta la canción en el Piedras Negras Bar; el tercero, haber tocado en el teatro Blanquita, más que en Bellas Artes.
“El cuarto: conocer a don Rafael Méndez, el mejor trompetista de todos los tiempos y el quinto: conocer a mi costillita. Es un agasajo”, comentó don Pepe acompañado de su esposa Violeta Martínez Tamez, con quien cumplirá el 5 de marzo próximo 44 años.
“Es mi compañera de toda la vida, a ver si lo alcanzamos, porque he estado malito de salud, por eso le pido a mi padre Dios que me sustente”, dijo.
De una manera contundente el maestro dice que el músico nace, pero también se hace:
“Hay tipos que son macheteros. En mi caso un concierto chiquito lo sacaba en dos meses y mi hermano Manuel en media hora. Yo también lo lograba sacar, con machete, pero lo sacaba, y hay otros que ni con machete”, relató sonriendo.
ALGUNAS ANÉCDOTAS
Don Pepe Ramos es discreto y prefiere no aparecer en las imágenes si no es necesario, pero aún eso es motivo de conversación.
“A mí no me gusta tomarme fotos con nadie. Ni tengo fotos en Europa ni en ninguna parte. Ni en castillos, con nadie ni con nada, pero ahora me lamento porque mis nietos no tienen nada para presumir.
“Paco Michel, que fue compositor grande de México, me dijo: –‘Oye Jaibo’, de tu mariachi todos se toman fotos conmigo y tú no’–. Le dije que no me retrataba con nadie ni tenía fotos con artistas.
“Me respondió –‘¿Entonces si me tomo una contigo puedo presumirla’–, le mencioné que sí. Sacó unas instantáneas y me pidió que le diera el autógrafo. Andaba bien contento diciendo: –‘Tengo una foto con ‘El Jaibo’, fue muy simpático aquel momento”, agregó don Pepe.
Y precisamente con Paco Michel protagonizó otra de sus anécdotas, cuando este compositor le metió una cucaracha debajo de su plato con arroz.
“Y me desquité, le dije de lo que se iba a morir el desgraciado y él risa y risa (carcajadas). Muchos años después en Chiapas estábamos bromeando por aquel hecho”, comentó.
Pepe Ramos siempre tuvo un grupo de colaboradores y le dio trabajo a mucha gente. Todavía en activo lo acompañan el pianista Mario Martínez y Ricardo González en el bajo, y es sin duda uno de los personajes que han levantado el nombre de Reynosa.
Confesó que el único sueño que le falta por cumplir es tener una orquesta municipal que toque periódicamente para el municipio de Reynosa. Lo cierto es que para muchos don Pepe es un mito viviente de la música en México, desde su participación en Avándaro, hasta sus giras con artistas, dirigiendo bandas y su contribución a la preparación de músicos en Reynosa.