
Por Ilich Cuellar
El inmueble se encuenttra en una construcción que data del año de 1920. Se trata de un chalet de estilo inglés diseñado por el arquitecto Eduardo Belden y construido por la familia Martínez O’Dowd.
Con el objetivo de fomentar y promover la lectura, el rector Jesús Ancer Rodríguez inauguró el jueves 10 de febrero la Casa Universitaria del Libro de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
El recinto se encuentra ubicado en el cruce de la calle Padre Mier y Vallarta, concentrará la producción editorial universitaria, así como novedades de otras universidades y también aquellas con las que la universidad tiene convenios literarios.
Dicha construcción data del año de 1920, cuando aún la urbanización de esta ciudad no comenzaba. Se trata de un chalet de estilo inglés diseñado por el arquitecto Eduardo Belden y construido por la familia Martínez O’Dowd.
Ocupa una superficie de alrededor tres mil metros cuadrados y tres niveles. En el primer nivel se encuentra la librería y una terraza donde se puede leer y tomar un refrigerio. En la segunda planta se encuentran las oficinas de la Dirección de Publicaciones de la UANL, dirigida por José Celso Garza; mientras que el tercer piso estará dedicado al diseño editorial, estimulando las artes visuales. Los jardines servirán de espacio cultural, donde se harán exposiciones de pintura y esculturas, así como la presentación de libros, mesas de debate, conferencias y pequeños conciertos musicales.
La primera muestra que se presentará será la de Alfonso Rangel Guerra, que acompañará a la galería Elogio al Libro, donde se rinde homenaje a la lectura y a los galardonados con el Premio a las Artes de la UANL.
Con la apertura de este centro cultural se espera que se reactive la vida del barrio de La Purísima, que es donde está enclavado. Por lo pronto en mayo próximo se llevará a cabo la Primera Feria Internacional Universitaria del Libro, en el marco del Festival Alfonsino que contará con la participación de 15 universidades nacionales.
Las puertas estarán abiertas a todo público de martes a viernes de 10:00 a 20:00 horas; sábado de 10:00 a 14:00 horas; los lunes permanecerá cerrado.
EL INICIO
La primera actividad realizada en la recién inaugurada Casa Universitaria del Libro fue la conferencia “Realidades y deseos para el libro y la edición”. Contó con la participación de Margarito Cuéllar como moderador, e Hilda Elena Hernández, coordinadora nacional de la Red Altexto.
La maestra Hilda Elena Hernández expuso un estudio recogido por el libro “Prótesis de la memoria”. En este texto habla sobre el reto de las ediciones universitarias frente al auge de las nuevas tecnologías de la comunicación. En sus palabras el principal reto de las casas editoriales es “responder al cambio de los hábitos de la lectura”. Un dato que ofreció, demuestra la diferencia de la cultura literaria entre el centro del país y la provincia: mientras que la UNAM publica más de mil títulos anuales, las demás universidades apenas alcanzan números entre las 35 publicaciones distintas. También ofreció ejemplos sobre la importancia de las editoriales universitarias en el mundo, como es el caso de Oxford, en Inglaterra, que disfruta de una tradición bibliotecaria de más de cuatro siglos.
Dominica Martínez, directora editorial del Fondo de Cultura Económica y licenciada en Historia por la Universidad de Salamanca, explicó la forma en que funciona su organización. Se trata de un fideicomiso del gobierno estatal encargado de elaborar libros que se centran, no sólo en la cultura regiomontana, sino en todo el noreste del país. En sus palabras, a pesar de ser una casa pequeña ya se integraron a los sitios web Amazon y Google Books. Los libros más vendidos de este fideicomiso son los que tiene que tratan sobre la historia y la naturaleza del área.
El poeta Juan Domingo Argüelles, autor de “Yo no creo en la muerte” y “Agua bajo el puente”, entre otros, realizó una reflexión sobre la lectura. Confesó que decidió ser literato después de leer “Farenheit 451” de Ray Bradbury, cuando estudiaba la preparatoria. Entre sus frases más destacadas sobresale “no hay que ser mejor lector, sino mejor persona, porque ser culto no sirve si uno no se entiende con las personas”.
Para cerrar la charla, Felipe Garrido, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, consideró que la literatura “es el único arte que se vuelve parte de uno, donde se pueden expresar tristeza y alegría”, poniendo como ejemplo una anécdota donde Juan José Arreola, vegetal y moribundo recitaba los “Sonetos Nocturnos” de Carlos Pellicer. A su consideración también es la mejor de las artes porque permite al lector estar por delante del libro, “la persona es la que manipula el libro y no al revés, puesto que los seres humanos somos sólo un puño de palabras”.