• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral primaria
  • Saltar al pie de página

Edición Impresa

Hora Cero Tamaulipas

Hora Cero Tamaulipas

Periódico con las noticias mas relevantes de los sucesos en Tamaulipas

  • Local
  • Regional
  • Nacional
  • Internacional
  • Deportes
  • Espectáculos

Una carga ser de Díaz Ordaz

23 de octubre de 2018 por José Manuel Meza

Con el 50 aniversario luctuoso de el movimiento estudiantil del ’68, que empañó la figura del ex presidente de la República, organizaciones sociales y políticos pidieron retirar placas, nomenclaturas y monumentos alusivos al personaje. En Tamaulipas una ciudad lleva su nombre, pero para sus habitantes quitarlo tendría implicaciones.

Describe la historia que el 26 de marzo de 1968 nació el municipio más nuevo de Tamaulipas, el cuadragésimo tercero de la entidad y el que –con 432 mil kilómetros cuadrados– quedó equivalente a casi cuatro veces el tamaño de Tampico. 
Se independizó de su vecino Camargo y, aunque inicialmente llevaba el nombre de San Miguel de Camargo, los emancipadores buscaron otro que tuviera políticamente un peso específico y permitiera afianzar su autonomía. 
Por aquel entonces el país era gobernado por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien hasta ese justo momento gozaba de buena
reputación al haber conseguido la organización de los Juegos Olímpicos de 1968, la Copa Mundial de Futbol México ’70 y la inminente construcción del sistema de transporte colectivo Metro. 
La década de los sesenta se había caracterizado por un importante crecimiento económico, el cual le dio a la nación una imagen de estabilidad y desarrollo. La expansión de la industria y el campo mexicano florecían. 
A la distancia, a mil 103 kilómetros,
había una pequeña comunidad en la frontera de Tamaulipas con un inherente crecimiento poblacional, la cual quería forjar su propia economía. 
Si bien estaba elevada a nivel de poblado, San Miguel de Camargo ya tenía los méritos para ser una localidad independiente y lo consiguió con Manuel Guajardo González como primer alcalde.
En marzo de 1968 el entonces gobernador, Praxedis Balboa, amigo del secretario de gobernación Luis Echeverría Álvarez, apoyó el decreto 261, que constituía la creación de Gustavo Díaz Ordaz como municipio.  
Nadie se hubiera imaginado que seis meses más tarde se escribiría una de las páginas más oscuras de la historia moderna nacional.  

ANTECEDENTES HISTÓRICOS
En la Ciudad de México en tanto se vivían confrontaciones entre estudiantes de preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y vocacionales del Instituto Politécnico Nacional. 
El gobierno federal ordenó la intervención de granaderos para disolver las turbas, pero paulatinamente la ley del orden se salió de control:
En julio varias escuelas entraron a un paro de labores y se llevaron a cabo diversas manifestaciones, entre ellas una marcha comunista para conmemorar el asalto al cuartel Moncada en solidaridad con la revolución cubana, la cual culminó con represión policiaca. 
El entonces procurador general de la República, Julio Sánchez Vargas, giró órdenes para aprender a personas ligadas a actos de anarquía.
El gobierno federal que presidía Gustavo Díaz Ordaz quería prevenir a toda costa que se fortalecieran los movimientos comunistas en México y evitar así un golpe de Estado.  
De acuerdo con reportes de prensa el Consejo Estudiantil Nicolaíta celebraba un mitin en apoyo a Fidel Castro y en consecuencia las autoridades destruyeron una puerta labrada en madera del siglo XVIII en la preparatoria del Colegio San Nicolás. 
En agosto el rector de la UNAM, Javier Barros, condenó los hechos violentos contra las instituciones educativas y se pronunció a favor de la autonomía universitaria. 
Exigió la liberación de los alumnos que estaban como presos políticos y encabezó una marcha por la avenida de Insurgentes en la Ciudad de México.
No obstante, el estudiantado se desmarcó del discurso de rectoría y fue más allá, al constituir el Consejo Nacional de Huelga (CNH), para reducir la animosidad entre instituciones rivales y unificar los derechos de los alumnos. 
Pero la Procuraduría General de la República (PGR) catalogó este hecho como asociación delictuosa y ataques a las vías generales de comunicación. 

EMPEORÓ ESCENARIO
En agosto del ’68 el creciente movimiento estudiantil publicó un pliego petitorio exigiendo la liberación de los presos, la derogación del artículo 145 del Código Penal Federal, que avalaba la disolución social por medio del uso de la fuerza y la indemnización a los familiares y heridos desde el inicio del conflicto, entre otros puntos. 
El 27 de ese mes una multitudinaria marcha se dirigió al zócalo capitalino, en la que alrededor de 30 mil personas lanzaron consignas contra Gustavo Díaz Ordaz. En la madrugada siguiente los campamentos de los estudiantes que ahí estaban apostados fueron dispersados de manera violenta por granaderos, militares, bomberos y con disparos desde el recinto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). 
Para septiembre el ambiente político se encontraba muy polarizado y el Ejército Mexicano invadió la Ciudad Universitaria, mientras que el edificio de la Vocacional 5 fue ametrallado por comandos policiacos vestidos de civil.
En días posteriores se acentuaron los choques violentos entre estudiantes y granaderos en el casco urbano de Santo Tomás y Zacatenco, por lo que alumnos secuestraron autobuses y los colocaron alrededor de las escuelas para impedir el paso de los vehículos policiacos.  
Esto motivó la intervención del Ejército el 24 de septiembre que, de acuerdo a la revista francesa L’Express, derivó en la muerte de 15 estudiantes, aunque la versión oficial manejó solamente tres, en la que fue conocida como “la Noche de Santo Tomás”. 
Según historiadores el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz no estaba dispuesto al diálogo ni a ceder ante las peticiones estudiantiles y agudizó el conflicto con brazo de hierro.  

TLATELOLCO
La tarde del 2 de octubre de 1968, un día después de la salida de los militares de la UNAM miles de personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas. 
En los edificios Chihuahua, 2 de abril, 15 de septiembre, ISSSTE 11, Revolución de 1910 y la Iglesia de Santiago, francotiradores del Estado Mayor Presidencial (conocido como el Batallón Olimpia) abrieron fuego contra los manifestantes y los soldados que vigilaban la manifestación. 
Los militares no respondieron la agresión contra sus agresores, sino contra la multitud de estudiantes. 
Los alumnos que lograron escapar del tiroteo se refugiaron en los departamentos aledaños. Horas después la plaza estaba llena de cadáveres y heridos.
Aún se desconoce la cifra exacta de muertos, pero diversas investigaciones apuntan que superó los 350. Diez días más tarde, el 12 de octubre, Díaz Ordaz estuvo presente en la inauguración de los Juegos Olímpicos, bautizados irónicamente como la “olimpiada de la paz”.
Manifestantes lanzaron un papalote de color negro como repudio a la matanza estudiantil, de la cual se supo poco internacionalmente, debido a la fuerte censura que ejerció el gobierno mexicano hacia los medios de comunicación nacionales y extranjeros. 

PUNTO Y APARTE
En la frontera de Tamaulipas, poco o nada se conocía de los acontecimientos violentos que inmortalizaron el nombre de Gustavo Díaz Ordaz, como el responsable de los acontecimientos de 1968, como él mismo lo asumió en su informe de gobierno y posteriormente como embajador de México en España. 
A partir de entonces todos los documentos generados por el nuevo ayuntamiento, situado entre Camargo y Reynosa, llevarían el nombre del ex mandatario. 
Los certificados escolares, los trámites bancarios, de los juzgados, de las clínicas, del registro civil y los recibos domiciliarios estamparon el título de Gustavo Díaz Ordaz y posteriormente, con la llegada de otras instituciones, las licencias vehiculares y credenciales de elector. 
A la distancia, cinco generaciones han transcurrido y este poblado de Tamaulipas (que actualmente cuenta con 17 mil habitantes de acuerdo al último censo de población y vivienda) cobró notoriedad a raíz de que se conmemoró el 50 aniversario luctuoso del movimiento estudiantil del ’68 y de que diversas organizaciones sociales y políticos
pidieron retirar placas, nomenclaturas y monumentos alusivos al personaje.
En sus calles pueden hallarse voces encontradas, pues mientras algunos consideran prudente conservar el nombre del municipio, otros sugieren volver a ponerle San Miguel, como también es conocido, primordialmente por las personas de la tercera edad. 
Pero este debate no representa ningún encono político ni altera la tranquilidad de sus moradores, que observan el tema como un asunto curioso y anecdótico, el cual no ha pasado más allá de ser la conversación de moda en escuelas, oficinas, plazas, peluquerías, restaurantes y en las redes sociales. 
Aunque el gentilicio de los habitantes de este municipio tamaulipeco es el de diazordasenses, la toponimia u origen del nombre de la ciudad de la que ya tienen una identidad, no es un factor de grande consideración. 
Para sus habitantes, más que cambiar el nombre de un pueblo, lo que más les preocupa es tener mayores fuentes de empleo, mejores vías de comunicación y un puente internacional propio que los una con Estados Unidos. 

MISMO NOMBRE,
NUEVO ROSTRO
Díaz Ordaz, Tamaulipas, es un municipio gobernado por primera vez por una administración diferente a los institutos políticos tradicionales, la cual emanó del Partido Encuentro Social con la Coalición “Juntos Haremos Historia”. 
Su alcalde, José Manuel López Hernández, fue también secretario general de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y conoce ampliamente el territorio, que cuenta además con las poblaciones de Valadeces, Venecia y Los Villarreales, así como con nueve ejidos.  
Afirmó que la comunidad ya se identifica con el nombre de Díaz Ordaz e intentar cambiarlo es innecesario.  
“Creo que una de las cuestiones más importantes es la identidad. Los habitantes de este municipio tenemos una identidad que nos representa y de la cual somos parte. 
“Estoy consciente de que este tema ha generado ámpula; sin embargo, creo que tenemos necesidades más importantes que nos atañen. Estamos iniciando un administración y hay asuntos prioritarios que debemos atender, así que consideramos irrelevante que estén viniendo propuestas para cambiar el nombre de nuestra ciudad y yo no le miraría una mayor importancia”, mencionó. 
En cuanto a las opiniones para eliminar todo registro relacionado con Díaz Ordaz el edil manifestó que antes de buscar modificar un nombre se deben cambiar las conductas que afectan a la sociedad. 
“Primero debemos ver qué actitud asumimos para que nuestro municipio sea sobresaliente, tenemos muchas carencias. No es posible que somos vecinos de Reynosa y nos encontramos en un rezago de décadas. 
“Por eso, más que toda esta inquietud que se ha generado, creo que debemos enfocarnos en cosas más importantes que sirvan para detonar a nuestro municipio como dice nuestro slogan, Ciudad en Crecimiento. 
El presidente expresó que a esta localidad, a pesar de colindar con el país más rico del mundo y al sur con Nuevo León, le hacen falta oportunidades y que en vez de generar gastos con trámites secundarios, como lo es modificar infinidad de documentos al cambiar el nombre de una ciudad mejor, señaló, hay que ver la forma de beneficiar la economía fronteriza. 
“Estamos ahorita carentes de empresas que vengan a apostarle a Díaz Ordaz. Nos encontramos promoviendo nuestro espacio y queremos que sientan la confianza para invertir aquí. Y nos falta un sueño anhelado que tenemos los diazordasenses, que es un puente internacional, lo cual sería un detonante tremendo para esta la economía”, expresó.
López Hernández, expresó que más allá de ir a una consulta pública, la polémica por el nombre– de Díaz Ordaz se ha quedado como un tendencia en redes sociales.
“Tienen cierta influencia, aunque pasajera, si lo vemos de esa forma, porque mañana sale otro tema y se va actualizando, porque imagínense, de lo contrario se modificaría todo, se tendría que legislar ante el Congreso del Estado y son muchas cosas que se tendrían que aplicar para realizar ese movimiento”, evaluó.
Aunque en la República Mexicana, existen numerosas calles, colonias e incluso, otro municipio en Oaxaca llamado Gustavo Díaz Ordaz, se desconoce cual será el impacto que tendrá esta campaña para eliminar el nombre como una forma de reconocimiento, pero en el poblado fronterizo de Tamaulipas el tema sigue dando de qué hablar. 

Busca más noticias

Síguenos en:

  • Facebook
  • Instagram
  • Pinterest
  • Twitter
  • Youtube

Cruzar por Camargo a EU, sin novedad

Héctor Hugo Jiménez

Confusión + elección = a fracaso

Neptuno

Avances en seguridad

Fortino Cisneros Calzada

Siguen los cambios en Televisa Tamaulipas

El Apuntador

Archivado bajo: Regional

Barra lateral primaria

Footer

Sitios de Interés

  • El Universal
  • Diario Milenio
  • El Mañana de Nuevo Laredo
  • El Diario de Laredo
  • El Norte
  • La Jornada
  • En Río Bravo
  • La Prensa

Nuestros Sitios

  • Hora Cero Web
  • Hora Cero Tamaulipas
  • Hora Cero Encuestas
  • Hora Cero Nuevo León
  • Revista TOP
  • Revista Doctors

Hora Cero Tamaulipas · Derechos Reservados 2020 ©

Síguenos en:

  • Facebook
  • Instagram
  • Pinterest
  • Twitter
  • Youtube

Periódico líder en información y noticias de hoy: política, cultura, espectáculos y más del Estado de Tamaulipas

  • Local
  • Regional
  • Nacional
  • Internacional
  • Deportes
  • Espectáculos
  • Vida y Cultura