Don Rafael Cepeda Puente dice llega a un siglo de vida gracias a que ha sido trabajador, agradecido con Dios, tranquilo y sin vicios.
Rafael Cepeda Puente llegó a los 100 años de edad, acompañado por el cariño y afecto de amigos y familiares, y aunque el paso del tiempo se aprecia en su cuerpo y en algunos aspectos de su salud, continúa trabajando, tan activo como siempre, incluso, más que muchos jóvenes.
Este longevo hombre es originario de Charcas, San Luis Potosí, pero parte de su vida ha transcurrido en Río Bravo, Tamaulipas, donde vive actualmente, en su casa ubicada en la colonia Esperanza, al que, llegó allá por 1943, aunque a decir verdad no recuerda el año con exactitud.
Tras urgar en sus recuerdos, expresó que, extraña el campo de su estado natal, así como a su gente.
HOMBRE DE TRABAJO
A los 100 años de edad sigue siendo un hombre trabajador, dedicándose a la carpintería, la reparación de máquinas de coser y además también teje a mano cobijas y bufandas.
Pero el trabajo no es nada nuevo en su vida, pues siendo un niño ayudaba a sus padres en el cuidado de vacas y chivas y aunque, como cuenta, en ocasiones había situaciones tristes, como que el tren le llegara a matar alguno de sus animales, le encontraban el lado bueno a la situación, pues de ahí obtenían el alimento para comer por varios días.
Cuando creció instaló su propia tortillería y tiempo después, como muchos, emigró a Estados Unidos para trabajar como bracero, y posteriormente desempeñarse en la pizca de algodón en el ejido José Delgado, perteneciente a Valle Hermoso, Tamaulipas.
Pero trabajar en este ejido no era labor sencilla, pues desde San Luis Potosí debía trasladarse en tren para llegar a tierras tamaulipecas y años después, decidió finalmente, quedarse en José Delgado, para vivir de la agricultura.
De esta manera fue que dejó atrás la tortillería, ese negocio propio que fue el sustento de su familia durante mucho tiempo; luego, vino la mudanza a Río Bravo, donde vive actualmente.
“Nos quedamos en José Delgado a vivir y a trabajar en el campo pues nos ocupaban en los ejidos cercanos para piscar algodón y cuando terminaba la temporada nos ponían a ‘tumbar’ monte, porque había mucho monte”, recuerda.
TRABAJAR PARA VIVIR
Ante la pregunta sobre qué acontecimientos importantes, históricos, o cambios sociales había presenciado durante su vida refiere no acordarse, pero lo que sí dijo muy seguro fue: “tengo muy mala memoria, pero todo lo que he pasado en mi vida es una gran historia”.
Mencionó que toda su vida la dedicó al trabajo y a su familia, y que eso lo hizo feliz, pero reconoció que le hubiera gustado ser pintor o fotógrafo, para pintar paisajes o tomarles fotografías a las personas.
También quiso ser músico, pues le gustaba tocar el violín, incluso dijo, había personas que le daban clases gratis, pero no pudo continuar con ellas “por estar trabajando en el campo”.
La vida de don Rafael Cepeda ha sido tranquila y que le ha ido “a veces bien y a veces no tan bien”, pero mantener la calma y pensar la forma de solucionar y enfrentar las adversidades le ha ayudado a salir adelante.
“No hay porque apurarnos si no, nos acabamos más”, manifestó.
Una de esas adversidades fue cuando su primera esposa, con la que procreó 4 hijos, los abandonó a él y a dos de ellos, pues los otros dos habían fallecido, uno de ellos, una niña, llamada Juanita, que murió “de fiebre”.
Fueron ocho años los que se dedicó totalmente a cuidar a sus dos hijos, hasta que conoció a Lorenza Rivera Mendoza, con quien se casó y
tuvo 13 hijos más.
Quienes lo conocen lo describen como una persona tranquila, bromista y alegre, con una sonrisa que lo caracteriza; y esta alegría por vivir se la ha transmitido siempre a su familia.
Sus hijos y nietos lo ven como a un padre responsable y trabajador, y un abuelo cariñoso y amoroso.
Su consejo para tener una vida duradera y feliz es ser una buena persona, ser optimista y agradecer por todo a Dios.
“No debemos ser groseros ni ambiciosos, y hay que agradecer a Dios por lo bueno pero también por lo malo, así Dios y la vida nos responderán y darán cosas buenas; también hay que evitar todos los vicios y desvelarnos”, destacó.
Pero también la salud emocional es importante, por lo que recomendó ver la vida positivamente y alejar los malos pensamientos.
“Hay que tratar de que el coraje no nos dure muchas horas, ni muchos días; ser alegres y amables con las personas, y sobre todo, respetar para que nos respeten”, afirmó.
UN SIGLO
Don Rafael Cepeda Puente festejó el pasado domingo 24 de octubre sus 100 años de edad, acompañado por toda su familia, y además de su compañía y apapachos disfrutó de múltiples muestras de afecto, tales como la llegada sorpresa de un mariachi y el obsequio de un pastel por parte de una pastelería local.
Pero ante todo, lo que imperó fueron los buenos deseos de la gente cercana de continuar con una larga vida, rodeado del cariño de los suyos.