
Entre recortes de viejos periódicos, revistas y documentos oficiales de las denuncias interpuestas por el robo de la recién nacida, han pasado cuatro años y medio con la angustia de la familia Martínez Enríquez al desconocer sobre el paradero de su pequeña América Michelle.
Vicente Martínez Hernández y María de los Angeles Enríquez García, jamás se imaginaron que a partir de aquel trágico martes 21 de junio de 2005, su vida daría un vuelco cuando su hija de un mes de nacida fue prácticamente arrebatada de los brazos de su madre.
Los ojos de María de los Angeles reflejan un vacío inmenso combinado con cierta culpabilidad al relatar y recordar los lamentables hechos que sucedieron en esta ciudad del noreste de México.
Esta historia inició cuando ella, con su bebé América Michelle en brazos, acudió la Clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social en busca de su esposo Vicente que donaría sangre para su madre que se encontraba internada en ese nosocomio.
Los guardias del hospital, al ver a María de los Angeles con la recién nacida en brazos, le negaron el acceso, argumentando que la pequeña corría el riesgo de que pudiera contraer alguna infección o enfermedad por su corta edad y pocas defensas.
“En ese momento una mujer con un aparente embarazo (de cabello castaño, tez blanca y de aproximadamente 1.60 metros de altura) al ver mi situación se me acercó y me preguntó si me podía ayudar en algo, respondiéndole que estaba buscando a mi esposo”, dijo la madre.
Esa persona, que dijo llamarse María Cristina, se ofreció a ayudarle a encontrar a Vicente dentro del hospital; entró y unos minutos más tarde salió sin haberlo encontrado, según recordó.
Con esa actitud de supuestamente ayudar, la mujer se ganó la confianza de María de Los Angeles, para después ofrecerle llevarla a su casa en la colonia Vista del Sol, ubicada al oriente de Matamoros.
“En ese instante me ofreció llevarme en su coche (un Nissan Altima color blanco) hasta mi casa para buscar (a su esposo). Me encontraba muy preocupada por él y por ello que accedí para que me llevara”, dijo y continuó:
“En el trayecto me platicó que venía de Monterrey y que a su esposo le acaban de dar un trabajo en esta frontera, por lo cual andaba buscando un casa para rentar. Yo recordé que al lado de mi hogar estaban rentando una”, señaló con un rostro que reflejaba dolor.
La mujer ingresó a la casa y estuvo varios minutos mientras María de los Angeles seguía preguntando por su marido. Y nunca –cuenta– dio la impresión que tendría intensiones de robarse a su pequeña.
“No desconfié de una mujer que también sería madre (por su aparente embarazo) y que supuestamente conocía el profundo amor que se le tiene a un hijo”, comentó entre sollozos.
La mamá de América Michelle aseguró que la “roba-chicos” se aprovechó de su preocupación porque no sabía del paradero de su esposo Vicente.
Ya en casa, acompañada de esa mujer y de la niña, hizo varias llamadas a la casa de sus suegros pero no le daban razón. Más tarde María Cristina nuevamente se ofreció a llevarla a la casa de ellos para buscar al esposo.
Un día antes el huracán Emily había tocado tierras tamaulipecas; en algunos sectores de Matamoros no había electricidad ni agua potable y ante esta situación la pequeña América Michelle se encontraba inquieta por las altas temperaturas.
“En ningún momento me pareció mala (la ‘roba-chicos’), mucho menos que me fuera hacer una cosa tan horrible; me inspiró tanta confianza porque me platicaba de su embarazo y, en cierta forma, me dio compasión que en su estado (supuesto embarazo) anduviera sola buscando una casa para rentar en una ciudad que –según ella– no conocía”, dijo María de los Angeles.
Ambas, con la pequeña, se dirigieron a la colonia Sección 16 y en el trayecto observaron a Vicente manejando su camioneta. Ante ello María de los Angeles creyó que nuevamente iba al Seguro Social.
Entonces tomaron la decisión de detenerse y tomar el camino hacia la clínica del IMSS en la avenida Sexta. Luego pasaron por el estacionamiento localizado en la parte trasera del nosocomio (por la calle Quinta) pero no vieron la camioneta de su esposo.
María de los Angeles –prosigue– se bajó del carro en un teléfono público para llamar a su casa y sucedió la peor pesadilla que lleva a cuestas desde entonces.
“Desafortunadamente le dejé a mi niña en los brazos junto con la pañalera. Al estar al teléfono solamente escuche como cerró la puerta y puso en marcha el carro llevándose a mi pequeña hija”, describió entre lágrimas.
La madre de América Michelle no podía creer lo que sus ojos estaban viendo y entró en shock. Apenas reaccionó para tomar de nuevo el teléfono y marcarle a su esposo para enterarlo de la situación.
Vicente llegó después de unos minutos. Ahí mismo llamaron a la Policía, a varios familiares y amigos para comenzar la búsqueda de la pequeña y dar con el Nissan Altima color blanco de la “roba- chicos”.
“Ella se aprovechó de la confianza que le di; sentí cierta compasión y nunca le vi la intención de quererse llevar a mi bebé. Hasta la fecha no puedo creer lo que sucedió y aún es fecha que todos los días me reprocho por qué, si conocerla, le di tanta confianza”, mencionó.
La afligida madre de otros dos hijos, una adolescente de 16 y una pequeña de dos años de edad, señaló que la vida ya no es igual después de aquel lamentable suceso donde perdió a su entonces hija menor.
“Sigo viva pero es muy triste lo sucedido. Sé que fue culpa de mi inconsciencia, pero yo no deseaba algo así; no quería jamás que mi familia pasara por una situación de este tipo. Ya han pasado más de cuatro años y no hemos tenido noticia alguna de su paradero”, añadió con remordimiento.
Después de casi cuatro años y medio, los padres de América Michelle no ha tenido noticias, ni llamadas solicitando un rescate, para dar con su paradero. El hecho se difundió a nivel nacional e internacional.
“Tengo la esperanza de que un día voy a recuperar a mi hija, aunque sé que es muy difícil porque, por su edad (un mes de nacida cuando desapareció), ella no sabe nada de nosotros.
Cada vez nos enteramos a través de las noticias de que un niño robado fue recuperado (como el más reciente en Nuevo León), es un aliento para nosotros, porque mientras tengamos esperanza seguiremos buscando a nuestra hija”, aseguró.
Para toda la familia fue un trago muy amargo, sobre todo para Iliana, la hija mayor de la familia.
Ese tiempo ella tenía 12 años y hasta la fecha todavía la pone triste cuando ve noticias de ese tipo, pues se reviven los recuerdos.
María de los Angeles se sigue haciendo la misma pregunta sin encontrar respuestas: ¿por qué le dio tanta confianza a esa mujer?
A su vez, Vicente tampoco pierde las esperanzas de recuperar a su hija, mientras las autoridades mexicanas y extranjeras no han podido localizarla, aun con las señas particulares y la fotografía de la niña que se acompañó en la denuncia.
“Hemos ido a programas de televisión en la Ciudad de México, Monterrey y en los medios locales y estatales. Incluso han colaborado como apoyo y en las pesquisas la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos, A. C. y el Buró Federal de Investigación, (FBI por sus siglas en inglés), pero lamentablemente no sabemos nada hasta fecha”, detalló.
En la humilde casa de esta familia que se compone de los padres, Iliana y la pequeña Kimberly, abrieron las puertas a Hora Cero para conocer esta historia donde sus protagonistas todavía tienen la esperanza de que tenga un final feliz.
Con la confianza, insisten, que con la difusión del caso en los medios, alguna persona proporcione datos que los lleven con América Michelle, quien actualmente tendría cuatro años y cinco meses de edad.
“Nosotros seguimos pidiendo el apoyo de las autoridades. Tenemos pensado acudir nuevamente al FBI y llevar a la más pequeña de nuestras hijas, ya que tiene mucho parecido con América Michelle, para que puedan hacer un nuevo retrato de ella y así poder continuar la búsqueda”, refirió el desolado padre.
Aunque desean continuar con las investigaciones, la situación económica nos los beneficia. Es otro de sus calvarios.
Ambos son obreros en empresas maquiladoras de esta frontera y no cuentan con los suficientes recursos para acudir nuevamente a la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos, A. C., en la Ciudad de México, o al FBI en Estados Unidos.
“Confiamos en Dios que nos haga el milagro. Yo le pido a la persona que tiene a mi hija que se compadezca del inmenso dolor que hemos pasado estos últimos años.
Tenemos el temor de que la persona que robó a nuestra hija la haya vendido o, incluso, le hayan quitado sus órganos. Aunque seguimos teniendo fe de que se encuentra bien”, mencionó la madre.
Vicente comentó que han recibido más apoyo por parte de las autoridades de Estados Unidos que de México, éstas últimas quienes incluso acusaron a María de los Angeles de haber vendido a su pequeña hija.
“En una ocasión los policías injustamente acusaron a mi mujer de vender a América Michelle. En cambio las autoridades del FBI nos dieron muchas esperanzas de poder recuperarla; nos hicieron muchas pruebas y análisis para encontrarla”, dijo.
Según las investigaciones, cuando han transcurrido casi cuatro años y medio del robo, en México no les han dado ninguna pista sobre el paradero de su hija.
“Es muy doloroso vivir con esto, lo único que nos mantiene vivos es que tenemos fe y esperanza de que América Michelle esté viva y va a regresar con nosotros tarde o temprano.
Nosotros tenemos otras dos hijas que también han sufrido con nosotros este calvario, sobre todo Iliana”, apuntó.
María de los Angeles y Vicente le suplican a la mujer que le arrebató a su hija que se arrepienta para que a su hogar regrese la completa felicidad.
“Todos los días pedimos a Dios que se encuentre con bien y que pronto regrese a nuestros brazos”, dijo su madre con un destello de esperanza, pero que todavía se pregunta: ¿dónde está su hija?
Nuevo León no figura en robo de menores
Por Guadalupe Carranza
Monterrey, Nuevo Leon
Pocos son los casos de robo de menores que se presentan en el Estado de Nuevo León, según datos proporcionados por la Fundación Infantil Recupera, A.C. La Unicef reporta en México un promedio de 130 mil casos de niños desaparecidos anualmente.
De estos, en Nuevo León sólo ocurre un tres por ciento de ellos, y es que según Julio César García Marín, presidente de dicha fundación, las víctimas no denuncian el robo pues son personas de escasos recursos, bajo nivel académico o simplemente porque las autoridades no les hacen caso.
Para Sylvia Puente, integrante del organismo de Ciudadanos en Defensa de los Derechos Humanos (Cadhac), uno de los casos más sonados en los últimos meses es el de los tres niños desaparecidos de Caifac, una casa hogar establecida en San Nicolás de los Garza, situación que también ha sido relacionada con Casitas del Sur, que ha sido vinculada a la presunta trata de menores.
Actualmente, ese caso está canalizado a la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organiza (Siedo); sin embargo, las novedades son las mismas que se tienen desde el día en que desaparecieron los tres menores: ninguna.
URGE ATENDER A LAS ViCTIMAS
El diputado local Alfonso Robledo, considera que es importante que el Gobierno del Estado establezca una dependencia para dar atención a las víctimas y sus familiares, y es que aunque el robo de menores no es común en nuestro Estado, las cifras de personas secuestradas va a la alza dejando familiares dañados psicológicamente.
“El trato que deben de seguir con los familiares es importante ya que ellos quedan maltratados psicológicamente, y a menos de que se encuentre el menor, pues de por vida, y no hay al respecto nada, es importante que se pueda contemplar una agencia especializada para las víctimas de los secuestros, que no existe todavía”, apuntó el legislador.
Por otra parte mencionó que en el caso de los niños, es ilógico apegarse a las indicaciones del Ministerio Público, en donde se pide denunciar la desaparición de una persona hasta 48 horas después, ya que es tiempo valioso en el que se puede dar con su paradero.
Los finales felices
Por Gerardo Ramos Minor
Pareciera que el rescate de bebés robados se ha vuelto la especialidad de las policías del país, con tres casos que fueron ampliamente cubiertos por los medios nacionales.
El primero se registró el pasado mes de junio cuando que autoridades judiciales del Distrito Federal lograron recuperar a la recién nacida que fue robada del área de gineco-obstetricia del Hospital General de México.
La menor había sido sustraída por una empleada del nosocomio, identificada como Eleonora Alejandra Marín Mendoza, quien se hospedaba, junto con su esposo Arturo Calderón Gavino, en un motel ubicado en la calzada Ignacio Zaragoza.
Entre las 3:00 y las 4:00 horas, elementos de la Policía Judicial del Distrito Federal sorprendieron a los presuntos responsables mientras dormían en compañía de la menor.
Las autoridades explicaron que gracias a las imágenes del sistema de circuito cerrado, se pudo identificar a la persona que cometió el delito.
La pequeña que fue recuperada por las autoridades, nació el día 16 de junio a las 16:59 horas con un peso de dos kilos 410 gramos, sin problema alguno. Fue robada de su cuna, ubicada al lado de la camilla que ocupaba su madre, quien se recuperaba del parto.
El segundo de estos casos se registró en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, donde las autoridades lograron localizar a la pequeña Amanda Vanessa, hija de Anahí Carrizales y Pedro Carrizales Mercado.
La niña fue robada el pasado 15 de octubre en el Hospital Metropolitano de Nuevo León, con lo que inició una impresionante campaña por Internet, redes sociales y medios de comunicación encaminada a encontrar al bebé.
El principal promotor de esta campaña era Pedro quien hizo hasta lo imposible para que la mayor cantidad de gente supiera de la tragedia por la que estaba atravesando.
“En lo personal yo me estaba dedicando a hablar con los medios, con la gente, pedirle que nos ayudaran con el moñito blanco, yo siento que lo que estuve haciendo fue un extra para ayudar a la policía ministerial, que fueron los que dieron el golpe final para dar con mi niña”, confesó.
Finalmente y tras varios días de búsqueda, las autoridades lograron encontrar a la bebé robada, gracias a dos denuncias ciudadanas.
Tal y como lo había prometió, la Procuraduría de Justicia del Estado de Nuevo León entregó una recompensa de 100 mil pesos a la mujer que informó sobre el paradero de la pequeña Amanda Vanessa.
El procurador de Justicia Alejandro Garza y Garza, fue el encargado de entregar el monto a Mónica Guadalupe Rodríguez Espinoza, de 27 años de edad, quien dijo que utilizará el dinero para construir su casa y rentar el segundo piso para ayudarse en la educación de sus cuatro hijos.
La madre soltera, de ocupación taquera, dijo que conoció a María Victoria Quezada Silva cuando vivía junto con su esposo en la colonia La Unidad, y dijo que cuando vio el video se le hizo conocida y al ver el retrato hablado sus sospechas se confirmaron.
Tras hacer la denuncia anónima los ministeriales les señalaron que más tarde se reportarían, y les facilitó los datos del domicilio que tenía Quezada Silva en donde localizaron a algunos de sus familiares.
En tanto, la menor Karen Marlén Galaviz Sánchez de 13 años de edad, recibió una beca para sus estudios de preparatoria, un paquete escolar y una computadora personal.
La jovencita es vecina de la plagiaria y aunque avisó a su madre de los hechos, ésta solamente reportó los hechos a un familiar que es policía en el municipio de Guadalupe, sin que el reporte fuera dado a los elementos ministeriales.
El más reciente de los casos de una menor robada se dio hace unas semanas, cuando una bebé que fue vendida por una supuesta banda de traficantes de menores fue devuelta a su madre, un año después de que doctores le hicieron creer que su entonces recién nacida había muerto.
Vanesa Edith Castillo Guzmán, madre de la menor, agradeció a las autoridades el trabajo que le permitió recuperar a su hija.
La Procuraduría de Justicia del Distrito Federal anunció la detención de tres médicos, una enfermera y el recepcionista de una clínica privada capitalina por integrar una presunta banda dedicada a la venta de bebés.
También fue detenida la mujer que compró al bebé de Castillo, cuya denuncia permitió las capturas.
Castillo dio a luz por cesárea el 25 de octubre de 2008 en el Hospital Central de Oriente, en la Ciudad de México, y aunque escuchó llorar a su bebé, nunca pudo verla porque un doctor le dijo que debía esperar a que le pasara el efecto de la anestesia.
Un día después le aseguraron que su hija había muerto y que la habían incinerado.
La Procuraduría refirió que la señora recibió luego un correo electrónico del hijo del dueño de la clínica, en el que le decía que su bebé estaba viva y que la habían vendido en 15 mil pesos.