
No existe peor dolor que el de una madre que desconoce el paradero de su hijo. Esta es la tragedia que vive Maura Antonia García Contreras, quien desde hace más de diez meses busca a su vástago Jorge Antonio González García de 17 años edad.
Jorge Antonio fue privado de su libertad el pasado el 4 de junio de 2010 en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, cuando se dirigía de su escuela a su casa en la colonia Valle de Casa Blanca.
El viacrucis de Maura Antonia inició desde el momento en que intentó interponer la denuncia por la desaparición de su hijo, ya que le informaron que debían pasar 72 horas para poder reportar los hechos ante el Ministerio Público.
Ante esta situación y con la ayuda de su familia y amigos, elaboró carteles de pesquisa con la fotografía y señas particulares de Jorge Antonio, esperando que alguien le informara de su paradero.
Con gran dolor, esta mujer relató que todos los letreros de búsqueda que colocaron en bardas y postes de las colonias aledañas a su hogar eran retirados pocas horas después eran instalados.
“Cada vez que nosotros poníamos un cartelón alguien iba y los retiraba, otra cosa que nos pasó muy triste fue que me llamaban al celular para decirme que sabían donde estaba mi hijito, sin embargo, solamente se burlaban de mi dolor”, mencionó.
LOS PESADOS DIAS
Cada día esta acongojada madre sufría lo indescriptible buscando a su hijo, además de que tuvo que cambiar su estilo de vida para poder continuar con esta labor.
Diariamente acudía a la Agencia del Ministerio Público y la Dirección de Servicios Periciales con la esperanza de obtener algún indicio que la llevara a dar con Jorge Antonio.
Y aunque han pasado más de 300 días sin que sepan algo sobre el joven, el deseo de verlo nuevamente mantiene viva la ilusión de esta madre.
La desesperación de encontrar a su hijo ha llevado a Maura Antonia a buscarlo entre los cuerpos que fueron encontrados en las fosas clandestinas del municipio de San Fernando, tanto en agosto de 2010 como el pasado mes de abril, cuando fueron desenterradas 183 personas.
Desgraciadamente su búsqueda ha sido en vano, lo que no la detiene para que constantemente acuda a la Dirección de Servicios Periciales para saber si su hijo se encuentran entre los cadáveres.
“Cada que sabemos de una noticia de ese tipo acudimos a verificar los cuerpos aquí en Matamoros, en Reynosa, Valle Hermoso, Nuevo Laredo… algunas veces ya no sabemos dónde buscarlo. Siento un dolor muy fuerte y constante en el corazón”, dijo.
Y añadió: “Sé que mi hijo no esta ahí (entre los cuerpos) porque yo lo siento, pero tengo que ir para despejar la duda, no puedo hacer otra cosa más que seguir buscando hasta dar con él”.
Recordó que en una ocasión llegó hasta el Servicio Médico Forense en Reynosa para reconocer un cuerpo que coincidía con el de Jorge Antonio.
“Es un dolor tan feo, llegar al Semefo de Reynosa a reconocer un cuerpo, solamente recordarlo es tan horrible tener que entrar ahí, pero gracias a Dios no era mi hijo”, señaló.
Posteriormente, cuando fueron descubiertas las fosas de San Fernando y los cadáveres fueron trasladados a Matamoros, le mostraron fotografías de los primeros 72 cuerpos encontrados pero tampoco ahí estaba Jorge Antonio.
Desesperada dijo que las autoridades solamente le dicen que lo están buscando, sin embargo, ella siente que no hacen lo suficiente, ya que son muchos meses los transcurridos sin pista alguna.
“Deseo encontrarlo como sea, vivo o muerto, pero tener noticias de mi hijo, escuchar su voz; me conformaría que me llamara y me dijera que está bien, eso es todo”, indicó.
Esta abatida mujer siente que su hijo aún se encuentra con vida, a pesar de que ya han pasado tantos días sin tener noticias del joven.
“Sé que mi hijo está bien, que está vivo y eso lo sé porque lo siento. Lo he soñado y siento que él no esta muerto”, dijo.
Es tanta su esperanza, que mantiene intactas la ropa, juguetes, libros y cuadernos de escuela de su hijo.
“No le gustaba que le agarraran sus pertenencias, su ropa está planchada y sus zapatos boleados, también su juguetes pues coleccionaba carritos y patinetas. No he querido mover nada porque sé que mi hijo regresará a revisarlos y si los muevo se va a molestar”, expresó.
“ES UN BUEN MUCHACHO”
Aunque reconoce que Jorge Antonio no era un estudiante sobresaliente, le echaba muchas ganas a la escuela haciendo sus tareas y trabajos.
“Mi hijo tenía muchos proyectos y quería salir adelante, dejó de estudiar un semestre porque la situación económica era difícil y entró a trabajar a una maquiladora, a pesar de eso regresó al Conalep en el siguiente año porque su deseo era seguir preparándose”, comentó.
Siendo el segundo de cuatro hermanos y el único varón, Jorge Antonio se preocupaba mucho por sus hermanas y su madre a quien apoyaba con la venta de artículos diversos en un tianguis cercano a su casa.
“Mi hijo era muy acomedido con los locatarios de la pulga, si le pedías un favor siempre te ayudaba. No se juntaba en las esquinas, cuando salía en las tardes jugaba futbol con sus amigos en la cuadra, pero nunca anduvo de vago”, dijo.
Cuando su hijo desapareció, Maura Antonia acudió a la escuela a preguntarle a sus compañeros si sabían que anduviera en malos pasos o con malas compañías, sin embargo, para su sorpresa los amigos de Jorge Antonio le comentaron que él solamente llevaba los cien pesos que ella le daba para toda la semana.
“Me dijeron que mi hijo el lunes sólo se compraba unos nachos con queso y un refresco, y que el resto de la semana no gastaba porque les decía que yo podría necesitar el dinero para el transporte de sus hermanas”, precisó.
Incluso el día que desapareció llevaba consigo solamente 23 pesos, mismos que le dejó a sus hermanas, por lo que no es posible pensar que lo hubieran asaltado.
“NO ME CANSARE DE BUSCARLO”
Con lágrimas en los ojos y un hondo sentimiento de impotencia Maura Antonia aseguró que continuara con la búsqueda de su hijo todo el tiempo que sea necesario.
“Tengo que encontrarlo, como sea voy a encontrarlo, no me canso de buscarlo y no me cansaré de buscarlo jamás hasta saber algo de él”, reiteró.
Esta angustiada mujer tiene el anhelo de que su hijo se encuentre con vida, por ello suplicó a las personas que lo tengan retenido que le permitan comunicarse con ella.
“Lo único que pido es que él me diga que esta bien, nada más es lo que quiero, el es muy buen muchacho les pido que le den una oportunidad; todos cometemos errores si él cometió un error tiene mucho porque vivir.
“Quería hacer muchas cosas con su vida y en estos diez meses me he puesto a pensar por que él, por qué mi hijo, si no se juntaba en las esquinas. Si yo supiera que mi hijo andaba mal no lo pediría pero era buen muchacho”, indicó.
El próximo 7 de mayo Jorge Antonio cumplirá 18 años, una fecha que quería celebrar rompiendo su última piñata. Por eso, su entristecida madre continúa con su peregrinar esperando el día en que vuelva a encontrarse con él.