
El instante más oscuro de la noche se presenta cinco minutos antes de que salga el sol. Es la hora cero para los cazadores, el momento ideal para iniciar la búsqueda del venado cola blanca.
Uno de los mejores ranchos cinegéticos de la región es El Ojito de Agua, ubicado en el municipio de China, Nuevo León, donde acuden cazadores de todo el país, figuras públicas y personas del extranjero con la esperanza de cobrar un buen trofeo.
“Nos ha visitado gente muy connotada, como el ex presidente López Portillo, también los gobernadores de Tamaulipas, incluso, Jorge Treviño, ex gobernador de Nuevo León. El estuvo conociendo el rancho, pues quería impulsar este tipo de proyectos cinegéticos en el Estado”, comentó el propietario, Heriberto Deándar.
El sol se abre paso poco a poco entre la oscuridad y en los escondites o en una brecha, cada cazador se arma de paciencia y se mantiene a la espera para observar a los primeros ejemplares.
La presa puede llegar en cualquier momento y un ruido o un movimiento brusco pueden ahuyentarla, por eso es indispensable guardar silencio y mantenerse dentro de los escondites o agazapado.
Tarde o temprano, las siluetas de los rumiantes avanzan cautelosas, se asoman poco a poco entre los matorrales y se dirigen a los comederos. Luego de una noche gélida con temperaturas bajo cero que los obligó a moverse constantemente para no entumecerse, buscan el sol.
Mientras, en una de las casetas camufladas, Eleazar González, cazador que viene desde Acapulco, Guerrero, se oculta de forma silenciosa, para no despertar sospecha ante la posible presa y apunta con los binoculares desde lo alto.
“En este momento tenemos que colocarnos la mira del rifle y estar en posición para esperar el momento en que aparezca el venado”, dijo Eleazar de manera discreta, como si su voz fuera un enemigo en esta cacería.
Con el dedo en el gatillo y la vista fija en la poderosa mira telescópica, el cazador avista a los primeros ejemplares pero no dispara de inmediato ni a cualquiera, elige de acuerdo al tamaño, forma y grosor de la cornamenta.
El administrador del rancho, Alberto Lartigue, explica con detalle la tecnología que se utiliza en El Ojito de Agua.
“Aquí (en el rancho) utilizamos tecnología muy especializada para saber la cantidad de alimento y minerales, que principalmente requiere el venado cola blanca texano para desarrollar en el menor tiempo posible las canastas (cornamenta), pues es el trofeo fuerte.
“Puede variar de forma y tamaño dependiendo la edad del venado, pero cuidamos de que se lleven lo mejor. Así, una canasta con más puntas siempre va a ser uno de los mejores reconocimientos para el cazador”, mencionó Lartigue.
El segundo decisivo llega cuando el dedo aprieta el gatillo, entonces surge un estruendo y la bala silba rompiendo la velocidad del sonido en dirección a un venado maduro.
Mientras el plomo se dirige vertiginosa a su objetivo, un sonido hueco indica que dio en el blanco: el cuello o arriba de la pata delantera del venado, que se estremece y cae a tierra para morir en unos instantes.
“Para tirar un venado tenemos tres puntos importantes por donde se debe dar. El cuello es uno de los blancos, normalmente cuando la carne se va a utilizar; se puede pegar entre la parte superior de una pata delantera; o en el pecho cuando se requiere salvar la cornamenta, como es el caso en cada temporada”, indicó el administrador.
La temporada anual de cacería inicia a finales de noviembre y concluye los últimos días de enero, en el que participan personas que hayan cumplido con los requisitos legales que establece la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) para el uso responsable de las armas.
Lartigue es quien se encarga de recibir y llevar a los cazadores a los puntos clave, poner las condiciones de la cacería y del resto es trabajo del cazador y de la cantidad que pueda pagar por la pieza.
“Antes de salir nos tomamos un café para después trasladarlos a bordo de la camioneta. Mientras se colocan, yo avanzo por la brecha para depositar el alimento en puntos estratégicos, así se acercan los venados, lo demás es trabajo de los cazadores”, añadió el hombre de vestimenta camuflada.
Rifles semiautomáticos, con balas calibre 270 de cabecilla roja, es lo que más utilizan las personas que gustan y disfrutan de este pasatiempo, pues en la mayoría de los casos cada quien carga con su arma.
CACERiA SUSTENTABLE
Sin embargo, hay quienes consideran la cacería un deporte cruel, y tienen razón cuando se practica de manera furtiva y sin permiso, pero en el rancho El Ojito de Agua todo se realiza de forma controlada.
“Sentimentalmente hablando es problemática, por que al ser una reserva muy grande no tenemos un control estricto de reproducción, obviamente puede que se den más hembras o más machos en proporción de los que debemos de tener”, dijo el administrador.
De hecho, hay todo un esfuerzo económico y laboral del personal del rancho para lograr que la conservación del venado cola blanca sea no solamente un buen negocio, sino también un beneficio para el entorno natural.
“Es por eso que se manejan programas coordinados con la Semarnat, quienes dos veces al año realizan estudios de población, y en base a estos obtenemos dos permisos; para la cacería de venado; y el de extracción de hembras”, comentó Alberto Lartigue.
De esta manera se enfocan a estudiar el aspecto fisiológico de cada animal para seleccionar a los que quedarán en la reserva y los que irán a mejorar la parte externa del rancho, que no es precisamente la parte cinegética, pero también se explota.
Así se tiene la capacidad de acrecentar la calidad con un golpe de sangre de venado cola blanca texano a los ejemplares de la región, mejorando incluso a los animales de los ranchos que colindan.
Control de la población, mejoramiento de la genética y alimentación especializada son apenas algunos de los factores que ponen este centro ecológico a la altura de los ranchos más afamados de Estados Unidos.
“Hacemos mucho hincapié en dos factores; la alimentación, que debe estar acorde a las etapas fonológicas de los animales para que propicie el mejor desarrollo en ese momento; y bueno lo otro es lo genético, que es la introducción en la cruza de material genético de mejor calidad.
“Podemos decir con orgullo que el rancho Ojito de Agua está ubicado probablemente entre los mejores ranchos de calidad en venados cola blanca texano que hay en el norte del país”, mencionó el administrador, mientras se quitaba el sombrero.
El Ojito de Agua está ubicado entre los límites de Nuevo León y Tamaulipas, cuenta con 3 mil hectáreas, la mitad de ellas protegidas, y tiene 25 años dedicados a la conservación de las especies.
“Se inició con dos corrales de crianza de esta subespecie de venado, en los que había en total 200 ejemplares, posteriormente fue creciendo y en la actualidad tenemos seis corrales para reproducción y dos de manejo para las crías, tanto para hembras como para machos”, recordó Heriberto Deándar.
Hoy este centro cinegético se ha convertido en uno de los más tradicionales en el noreste de México y se ha ganado la preferencia de los cazadores.
“Me gusta venir porque es uno de los mejores lugares en todo el país en el que nos reciben siempre como en familia, además, encontramos venados cola blanca de excelente calidad y buenas canastas”, expresó Eliud González, quien junto a su hermano Eleazar, vienen desde el Estado de Guerrero.
“Sin duda, es ya una tradición venir para aprovechar lo mejor de cada temporada, aparte el ambiente es incomparable. En esta ocasión me voy satisfecho de llevarme lo que buscaba, un obispo muy bonito de picos (venado clasificado de esta manera por el tipo de cornamenta)”, añadió Eleazar González.
Inclusive quienes no gustan de este deporte o los mismos cazadores que no consiguen cobrar una presa disfrutan al máximo su estadía, pues la tranquilidad del entorno y el buen trato que reciben los hacen relajarse y descansar del ajetreo citadino.
“El Ojito de Agua ofrece además habitaciones muy bien equipadas para toda la familia, y el recibimiento con los brazos abiertos, de nuestra parte. Hay mucho que disfrutar, como bonitas postales o la fauna silvestre y no solamente de la cacería,”, comentó el cocinero Ernesto Durán.
La carne, cuernos y piel de las piezas cobradas se utiliza de diferente manera y muchas veces el cazador solamente se lleva la cornamenta, lo que aprovechan los anfitriones para preparar diferentes platillos.
“Utilizamos la carne para deleitar a nuestros visitantes. Aquí siempre podrán degustar de las comidas en un estilo muy campirano en las variedades de preparación de la carne de venado, jabalí y cordero, o lo que el visitante pida”, agregó Ernesto Durán mientras continuaba con sus labores.
Don Heriberto Deándar se dice satisfecho de estar contribuyendo la preservación de la fauna silvestre de predomina en su rancho, pero sugiere que la cacería debe ser un deporte en el que se avance gradualmente.
“Para iniciar con esto deben de tener un ritmo natural y empezar desde animales pequeños, todo a su debido tiempo, tiene que ser gradual para que haya una buena afición a la cacería.
Así, en el rancho El Ojito de Agua la conservación del venado cola blanca se combina perfectamente con el deporte de la cacería y la convivencia con la naturaleza, convirtiéndolo en un paraíso vacacional para toda la familia.
“Los invitamos a que hagan sus reservaciones con tiempo para quienes quieran venir a disfrutar de esto. Yo creo que vale la pena que vengan a divertirse y quienes gusten de este deporte que vengan a tirar, el rancho tiene un ambiente muy acogedor”, dijo don Heriberto Deándar.