“Le pedí que se cuidara de otras personas, pero nunca le hablé de los policías”, dijo empapada en llanto María Guadalupe, madre de Juan Daniel Ortíz Martínez, el inocente que fue abatido por las autoridades mientras una persona grababa el desafortunado momento.
Una vez más elementos de la Policía Estatal Tamaulipas se han vuelto los protagonistas de un escandaloso suceso, el cual ha dejado enlutada no sólo a una humilde familia, sino a una ciudad entera del noreste de México.
La Fiscalía General de Justicia (FGJT) ya giró una orden de aprehensión contra los elementos de la corporación a quienes se les atribuye la muerte de Juan Daniel Ortiz Martínez, en la ciudad de Río Bravo, Tamaulipas.
La representación social detalló –mediante un boletín de prensa– que los oficiales se encuentran bajo proceso como probables responsables.
“Derivado del trabajo contenido dentro de la carpeta de investigación 139/2020 el Agente del Ministerio Público obtuvo de la Autoridad Judicial la orden de aprehensión solicitada en contra de ocho elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado por su probable participación en el delito de homicidio calificado, cometido en agravio de Juan Daniel, en hechos suscitados el pasado 7 de febrero en el municipio de Río Bravo”, detalló el documento.
Y agregó que “una vez valoradas las pruebas periciales pertinentes, así como los resultados de las indagatorias realizadas tanto por la Policía Investigadora y los Peritos de la Dirección General de Servicios Periciales y Ciencias Forenses, se logró establecer la citada probable responsabilidad de los involucrados”.
Expresó también que la FGJT “refrenda su compromiso de actuar bajo los principios de presunción de inocencia, legalidad y respeto irrestricto a los Derechos Humanos y el debido proceso”.
Mientras tanto, la Familia Ortiz Martínez del municipio de Río Bravo, exige justicia por la muerte de Juan Daniel, de 23 años de edad, quien trabajaba en el área de sistemas de la empresa maquiladora Eaton en el municipio conurbado de Reynosa.
Aquella noche de viernes el joven había salido de su domicilio ubicado en calle Coahuila Sur, en la colonia Ferrocarril Uno de Río Bravo, a bordo de su camioneta Chevrolet de color blanco, misma que había comprado con sus ahorros, pero ya no volvería con vida, lo haría en un ataúd.
“Iba a la tienda y no se tardó mucho, si acaso unos 15 minutos y yo escuché detonaciones, le marqué pero no me respondió y me contestó a la segunda vez, y escuché que gritaba que no le tiraran, pero se seguían oyendo balazos, y entonces salimos corriendo”, declaró su mamá.
Desecha por este lamentable suceso esta mujer denunció la cruel forma en la que su hijo fue abatido por los elementos estatales, al mismo tiempo que un usuario de Internet filmaba el incidente con su teléfono celular.
“Cuando llegamos ahí todavía seguían disparando a la camioneta. ¡Ese fue un asesinato!, esos policías me arrebataron a mi hijo
que porque lo confundieron y no debe haber policías como esos en las calles, porque no están capacitados, no saben manejar un arma, ¡son unos ineptos!”, acusó desdichada.
Juan, aún herido de gravedad, se estrelló en un muro de contención del puente del libramiento con brecha 109 de la colonia Primero de Mayo, en Río Bravo.
“Le pedí que se cuidara de otras personas, pero nunca le hablé de los policías”, señaló la señora María Guadalupe, quien no terminaba de secarse las lágrimas por este lamentable y desgarrador suceso.
NO ES EL PRIMERO
Un caso similar ocurrió el 30 de marzo del 2018 en la ciudad de Reynosa, con la muerte de un ex trabajador de la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Reynosa (Comapa).
Rafael Montoya Rosales se dirigía a casa de su madre para darle los medicamentos y desafortunadamente fue abatido por agentes de la misma corporación, quienes se comprobó que le pusieron drogas y una fornitura para fabricarle pruebas, sin que en ese hecho hubiera habido personas detenidas.
HACEN CAMPAÑA POR INJUSTICIA
Decenas de habitantes de la colonia Ferrocarril, entre estos familiares, amigos y compañeros de trabajo de Daniel, se reunieron para protestar por el cobarde asesinato.
La muchedumbre salió a las calles con pancartas en mano y en los vidrios de los vehículos escribieron insignias de paz y llamados a las autoridades.
En algunos autos se podía leer: “No disparen por favor”, “Estatales no disparen soy inocente”, “Trabajo honestamente y siempre viajo con mi niño de seis años”, “no me dispares” y “no tengo dinero, no me secuestres”, entre otras frases.
Además en la campaña que realizaron también entregaron calcomanías para pegarlas en espacios públicos con la leyenda: “Policía Estatal Acreditable, no disparen, soy
Daniel, no me mates soy inocente” y se acompaña la imagen de una paloma blanca.
Horas después de la protesta pacífica, el cuerpo de Juan fue velado en la calle, frente a una humilde casa de madera.
Un toldo cubrió el féretro donde se encuentran los restos de la joven víctima, el cual estuvo rodeado de sus allegados para despedirlo durante esa noche.
ÚLTIMO ADIÓS A JUAN DANIEL
La tarde del domingo 9 de febrero el cuerpo de Juan Daniel fue sepultado en el Panteón Municipal Viejo, de Río Bravo, Tamaulipas.
El cortejo fúnebre avanzó por la avenida principal hacia el camposanto; lo acompañaron familiares, amigos y compañeros de su trabajo.
A la despedida del joven acudieron más de medio millar de personas, quienes llegaron de Río Bravo y Reynosa, para acompañar esta dolorosa despedida con las canciones “Un puño de tierra” y “Te vas ángel mío”, al ritmo de la banda y del grupo norteño “Fara Fara”.
En medio de un ambiente funesto los allegados ofrecieron una ofrenda con grandes ramos de flores, una cerveza, un rosario y una pelota de beisbol, colocados sobre el ataúd.
“Siempre se destacó por ser el mejor, era un joven con mucho futuro, siempre trabajador y como todos, pues tenía muchos sueños por delante. Tuve la oportunidad de conocerlo durante dos años desde que llegó a trabajar con nosotros”, expresó Alejandro, compañero de trabajo del ahora occiso.
Pero Daniel no solamente destacaba como ingeniero en una planta maquiladora, sino que también era un excelente pitcher.
“Llego a representar a Río Bravo en campeonatos estatales de beisbol”, comentó uno de sus tíos.
Lo recuerdan como “una persona que siempre andaba sonriendo y muy servicial. Cada vez que le pedías ayuda el siempre encontraba la manera de ayudar”, dijo su prima Carmen.
“Quería estudiar una maestría, porque tenía la ilusión de ser su propio jefe y poder hacerle la casa a su mamá; seguir trabajando y tener su propio negocio”, agregó.
