Tal como ocurre en otros países del mundo, en México, los trabajadores manuales y operarios, las amas de casa, los jubilados y pensionados representan los principales segmentos de víctimas mortales por COVID-19, señala un estudio.
El restante seis por ciento de los fallecidos corresponde a profesionales, directivos y trabajadores del arte y espectáculos, de acuerdo con la investigación basada en datos de 2020 retomada por la UNAM en el informe “Impacto de los determinantes sociales de la COVID-19 en México”.
El documento de la Máxima Casa de Estudios del país establece que las personas de bajo nivel socioeconómico tienen una representación desproporcionadamente grande en entornos de trabajo esencial como establecimientos de atención médica, granjas, fábricas, comercio, ambulantaje, transporte público, entre otros.
“El trabajar en estos ámbitos representa una mayor probabilidad de exposición al SARS -CoV-2 (virus que causa la COVID), debido a factores como el contacto cercano con el público y otros trabajadores, la imposibilidad de laborar desde casa, no tener acceso a incapacidades por enfermedad y un ínfimo acceso a servicios de salud. Además, habitualmente para cubrir sus necesidades básicas deben trabajar largas jornadas”, añade el informe.
“El trabajo en casa, a distancia, ha sido viable para las personas de mayores ingresos, pero no para quienes salir a trabajar es su única forma de subsistir y, que además, al volver a casa se transforman en una fuente de infección para sus familias”.
La mitad de las personas que han muerto a causa del coronavirus tenían una escolaridad baja, con un nivel educativo máximo de primaria.
En cuanto al sexo, el reporte revela que 50.1 por ciento eran mujeres y 49.9 por ciento hombres.
En lo que respecta a la edad el mayor número de casos positivos se encuentra entre los 30–59 años, siendo el grupo de 30–34 años el más afectado (11 por ciento de los casos totales); mientras que en los casos entre los 55– 74 años hay una mayor mortalidad, siendo el grupo de 65–69 años el más afectado (14 por ciento del total de las defunciones)”, revela el estudio.
En otro aspecto revelador, el informe señala que el 92 por ciento de los decesos ocurrieron en instituciones públicas de salud: 52 por ciento en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), 32 por ciento en las unidades médicas de la Secretaría de Salud (Ssa) y ocho por ciento en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste). En hospitales privados solo sucedieron dos por ciento de las muertes.