
Si no fuera porque toda la ciudad comentaba su triunfo, Egidio Torre Cantú habría pasado perfectamente como el candidato derrotado en la contienda por la gubernatura de Tamaulipas.
Una victoria agridulce, con más sabor a preocupación que a júbilo, fue la que proclamó el candidato de la coalición encabezada por el PRI el domingo 4 de julio, a las 20:10 horas, cuando los resultados preliminares le daban una clara ventaja sobre sus contrincantes.
La sombra del asesinato de su hermano Rodolfo se mantuvo todo el tiempo sobre la candidatura del ingeniero, quien se convirtió en un candidato blindado, en el aspirante a una magistratura estatal más protegido de la historia.
Y cómo no, si la mañana del 28 de junio, cuando se dirigía al aeropuerto de esta ciudad, un comando armado ejecutó a quien era el candidato en una emboscada en la cual murieron otras cuatro personas: el diputado local Enrique Blackmore y los escoltas Gerardo Soltero, Rubén López y Francisco David López.
La noticia conmocionó al país. Fue la primera vez que un candidato a una gubernatura caía abatido por las balas del crimen organizado. La referencia al magnicidio de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia en 1994, fue ineludible.
Inesperadamente, el PRI tamaulipeco decidió que el sustituto del candidato acaecido fuera su hermano mayor, Egidio, quien tomó la estafeta en un ambiente de incertidumbre y desconfianza.
Por ello, el domingo 4 de julio el escenario en el que se presentó el virtual gobernador de Tamaulipas estuvo integrado por un arco detector de metales, francotiradores en los techos y una caravana de 15 vehículos con hombres armados. La Plaza Mariana, un pequeño salón de eventos para quinceañeras no muy exigentes, fue la sede del acto solemne disfrazado de celebración.
Uno a uno, los periodistas desfilaron ante el comité de revisión y posteriormente ingresaron al salón, donde un desorganizado evento fue el preludio del autoungimiento del candidato triunfador.
Serio y discreto, con el saco oscuro que nunca se quitó para disimular debajo el chaleco blindado, Egidio Torre Cantú llegó arropado por la plana mayor del priismo estatal, encabezada por Ricardo Gamundi, dirigente del tricolor en Tamaulipas.
“En base a estos resultados (los preliminares) puedo anunciar que ganamos con un amplio margen… agradezco a los tamaulipecos por haber emitido su voto de forma libre y pacífica, porque con su voto decidieron el rumbo de nuestro Estado durante los próximos seis años”, dijo el abanderado tricolor.
Sin embargo, el miedo acabó por influir en el electorado pues el abstencionismo en la entidad superó el 50 por ciento, lo cual significó un retroceso respecto a los comicios del sexenio anterior, cuando el también priista Eugenio Hernández refrendó la tradición tricolor de esta entidad del noreste de México.
Unos tímidos aplausos y un exigente cuerpo de seguridad que mantuvo a raya a invitados y periodistas fueron el preámbulo para que Torre Cantú prosiguiera con la parte emotiva de su discurso:
“De mi parte, ratifico que trabajaré para que sean realidad los ideales y objetivos de mi hermano Rodolfo, para cumplir el propósito al cual él se entregó… la mejor forma de honrar a mi hermano es dando todo por el Tamaulipas que todos queremos”, dijo el candidato para, enseguida, fundirse en un abrazo con sus colaboradores, quienes ahora sí aplaudieron con más ganas.
Fotógrafos y camarógrafos le pidieron a gritos a Torre Cantú que levantara los brazos en señal de triunfo para tener la foto adecuada, pero el aludido prefirió abstenerse. Solamente mostró tímidamente el pulgar manchado de tinta como una ambigua señal de triunfo o de haber cumplido con su deber cívico.
Así, sin más protocolo y 14 minutos después de que ingresó al salón, Torre Cantú –la mirada triste, el gesto preocupado, la tensión de sus guardianes evidente– se dirigió a la salida sin sonreír, sin responder a una sola de las preguntas de los periodistas, con más ganas de huir del lugar que de celebrar.
UNA LARGA JORNADA
El domingo 4 de julio amaneció soleado en Ciudad Victoria. Los rumores de atentados contra las casillas, de robos de urnas a mano armada y de ataques contra los simpatizantes de los hermanos Torre Cantú corrían desaforados.
“Yo les recomiendo que si van a tomar fotos en una casilla, lo hagan rápido y se salgan porque uno nunca sabe”, fue el consejo de un victorense a un fotógrafo foráneo. La preocupación paseaba indolente por las calles de la capital tamaulipeca.
Contrario a lo que se esperaba, la jornada electoral inició tan normal como la de cualquier otro proceso: copiosa en las primeras horas de la mañana. Con leves retrasos en la conformación de las casillas y largas filas de gente ansiosa por emitir su sufragio.
Otro factor sorpresa fue la ausencia de personal militar o policiaco en las calles. No hubo rondines ni retenes de las fuerzas del orden, a diferencia de los días previos en que los uniformes verdes de la milicia se hicieron presentes por la ciudad.
José Julián Sacramento, el candidato del PAN a la gubernatura, es residente de Matamoros y por ello la capital era prácticamente territorio priista. Además, con 30 a 60 puntos de ventaja en las encuestas, la elección era un triunfo cantado para el sucesor de Eugenio Hernández.
La expectativa de la prensa era sobre la hora en que acudiría a votar Egidio Torre Cantú. Hubo periodistas nacionales y extranjeros que buscaron una entrevista con él pero la respuesta de su equipo de campaña fue siempre la misma negativa: no habrá entrevistas, no sabemos a qué hora va a votar.
Por cuestiones de seguridad, la ubicación y movimientos del candidato del PRI fueron manejados en absoluto hermetismo, aunque la versión más divulgada fue que estaba en el campo militar, resguardado junto con el gobernador saliente.
A las 8:40 horas, Ricardo Gamundi acudió a la central de autobuses a votar. Lo hizo con un grupo de colaboradores, todos con un moño negro en la manga de la camisa. El dirigente estatal del PRI fue cuestionado por los reporteros sobre la hora en que votaría su candidato a la gubernatura y dijo desconocer el dato.
Gamundi mintió, pues tan pronto se retiró del lugar se reunió con Torre Cantú y la impresionante caravana de 15 vehículos abocada a su seguridad para dirigirse a la primaria “José Vasconcelos”, en el fraccionamiento Del Valle, donde a las 9:30 horas Egidio emitió su voto.
Acompañado por su esposa y su cuñada (la viuda de Rodolfo) y de los hijos de ambos, el candidato del PRI fue escueto en sus declaraciones porque la ley le impide realizar proselitismo y la prudencia le obligaba a mostrarse cauto.
En ese mismo centro educativo, horas más tarde acudiría el gobernador Eugenio Hernández, acompañado de su esposa, a su cita con las urnas. Después de eso, ambos personajes –gobernador entrante y saliente– se recluyeron nuevamente y no aparecieron hasta concluidos los comicios.
La tarde transcurrió a ritmo de bostezo. La afluencia de votantes fue bajando y repuntó otra vez alrededor de las 17:00 horas. No hubo incidentes ni denuncias importantes.
Robó la atención una protesta de vecinos que reclamaban el restablecimiento de la energía eléctrica en su sector, justo detrás de la Casa de Gobierno, y para llamar la atención bloquearon el bulevar Tamaulipas durante casi una hora, pero el asunto no pasó a mayores.
En la sala de prensa del Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam) todo mundo hacía conjeturas acerca de la inusual tranquilidad de ese domingo de comicios. Por la tarde alguien corrió el rumor de que habían encontrado granadas en un domicilio de la periferia y la estampida de los reporteros no se hizo esperar.
Al mismo tiempo, desde Matamoros el reportero César Peralta informaba que habían robado una urna a mano armada. Tamaulipas empezaba a cumplir las expectativas que le habían creado los rumores pero, para tristeza de los fatalistas, los rumores resultaron falsos.
El presidente de Ietam, Jorge Luis Navarro, desmintió estas versiones en una rueda de prensa ofrecida poco antes del cierre de las casillas.
Sonriente y visiblemente satisfecho, Navarro explicó que no hubo renuncia en masa de funcionarios electorales a causa de las presuntas amenazas –otra versión que se había corrido en la víspera– y que las ausencias fueron las normales de todo proceso electoral: apenas 700 de los 13 mil convocados.
Asimismo, deploró los rumores de violencia difundidos en Matamoros y en Ciudad Victoria, recalcó la falsedad de los mismos y dijo que de las 13 mil 314 casillas solamente la de la comunidad El Mimbre, en el municipio de Hidalgo, no se instaló y fue debido a que el huracán “Alex” dejó incomunicado al poblado.
Hacia las 19:30 horas, ya con las casillas cerradas, Ricardo Gamundi ofreció una rueda de prensa donde proclamó el triunfo parcial del PRI en nueve municipios que concentran el 92 por ciento del padrón electoral: Altamira, Madero, Matamoros, Nuevo Laredo, Reynosa, Río Bravo, Tampico y Ciudad Victoria.
“El sueño de un líder es para siempre ¡Que viva Rodolfo Torre Cantú, que viva Egidio Torre Cantú!”, fue la frase con la cual dio por terminada su comparecencia Gamundi, mientras afuera del edificio empezaban a ondear los pendones de “Ganamos”.
De ahí, el líder priista se dirigió a la Plaza Mariana, para acompañar a Egidio Torre Cantú en el breve y solemne acto donde se anunció que, como lo adelantaron las encuestas, en Tamaulipas el PRI ganó la rifa de ese tigre llamado gubernatura.
RECONOCE SACRAMENTO SU DERROTA
Un día después de las elecciones desde Matamoros, el ex candidato del Partido Acción Nacional (PAN) al Gobierno del Estado, José Julián Sacramento Garza, reconoció su derrota en las urnas y lamentó la falta de participación e interés de la ciudadanía en la pasada jornada electoral.
“El temor se apoderó de los tamaulipecos, lo fue el principal factor para que se obtuviera estos malos resultados”, dijo en rueda de prensa.
Explicó que los lamentables hechos donde perdiera la vida el candidato priista Rodolfo Torre Cantú, marcaron la elección.
“Desafortunadamente esta elección inició manchada de sangre por los fatales acontecimientos de dos ejemplares tamaulipecos: Mario Guajardo, precandidato a la presidencia municipal en Valle Hermoso y Rodolfo Torre Cantú”, manifestó.
Por ello dijo: “la población estuvo temerosa y no salió a votar por consecuencia se obtuvieron malos resultados, ya que fue una baja participación”.
Sacramente Garza aseguró que el abstencionismo fue el verdadero ganador de los comicios electorales.
Aceptando la derrota, dijo que después de una revisión de las actas electorales se comprobó que la tendencia no le favoreció en la contienda.
Asimismo, felicitó a los candidatos de su partido por realizar campañas de propuestas y trabajo, sin agresiones para nadie.
“El PAN tiene a su favor Antiguo Morelos, Río Bravo, Tampico, Aldama, Tampico y Xicoténcatl”, mencionó.
Al mismo tiempo rechazó la posibilidad de que en un futuro se pueda dar una mega alianza entre el PAN y el PRD.
“Simplemente entre el PRD y PAN no se comparten las mismas opiniones, por lo que sería difícil concretar una alianza como sucedió en otros Estados, además no es una decisión del candidato, sino de una institución a nivel nacional”, expresó.
Aseguró que no se va a retirar de Tamaulipas ante la inseguridad que pudiera estarse presentando.
“Será en septiembre cuando regrese al Senado de la República, para seguir luchando por los tamaulipecos y por los mexicanos”, finalizó Sacramento Garza.
Lunes 28, un hecho fuera del guión
Por Héctor Hugo Jiménez
y Moisés Gómez / enviados
Ciudad Victoria, tam.
En la última entrevista que Rodolfo Torre Cantú concedió a Hora Cero, a mediados de junio, enfatizó que en caso de ganar la gubernatura, la seguridad volvería a Tamaulipas y que sus colaboradores serían personas comprometidas y transparentes.
Los buenos deseos y la vida del candidato de la coalición “Todos Tamaulipas” terminaron de tajo la mañana del 28 de junio cuando miembros del crimen organizado emboscaron a su comitiva y le dieron muerte a cinco personas, incluyendo al priista.
Se suponía que en siete días, es decir el lunes 5 de julio, Torre Cantú estaría festejando su triunfo en las elecciones, ya que según las últimas encuestas sacaba 30 por ciento a su más cercano rival, el panista José Sacramento.
Sin embargo, el destino le tenía otro final. Cuando se dirigía al aeropuerto de Ciudad Victoria, dos camionetas conducidas por personas no identificadas, abrieron fuego a discreción sin darles tiempo de defenderse.
La noticia corrió como reguero de pólvora a nivel nacional y nadie podía creer lo que escuchaba a través de las líneas telefónicas y que en pocos minutos confirmaría en los medios electrónicos y las redes sociales.
Junto a Torre Cantú murieron el diputado local Enrique Blackmore Smer y los escoltas Gerardo Soltero Subiate, Rubén López Zúñiga y Francisco David López Catache.
La dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes, exigió al presidente Felipe Calderón una investigación a fondo y que se garantice la seguridad de los tamaulipecos.
Torre Cantú era un médico de profesión que antes de ser candidato a la gubernatura fungió como secretario de Salud del actual gobernador, Eugenio Hernández, con quien lo unía una gran amistad.
A pregunta expresa del reportero Gerardo Ramos Minor, en la entrevista con Hora Cero Tamaulipas, Torre Cantú se expresó así de la inseguridad.
“Es un problema que nos preocupa a todos los mexicanos, en todas las entidades de la República estamos sufriendo con esta situación. Tamaulipas no es ajeno a esta problemática y hoy en día, en los recorridos nos hemos dado cuenta que parte de la preocupación de la gente es el tema de la inseguridad”, comentó.
“Se está haciendo un esfuerzo importante por mantener, fomentar y fortalecer la relación que existe entre los tres niveles de gobierno que tienen que atender este tema, donde tenemos que sumar esfuerzos, tenemos que trabajar de manera muy intensa para devolver la paz y tranquilidad a la que estamos acostumbrados los mexicanos y los tamaulipecos”, dijo Torre Cantú.
Horas después del asesinato, el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, consideró insuficiente el esfuerzo realizado por la Federación para brindar seguridad a los tamaulipecos.
Frente al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, el Ejecutivo estatal pidió el incremento de las fuerzas federales para que luchen contra el crimen organizado.
“El gobierno federal ha hecho un esfuerzo notable, pero insuficiente”, consignó Hernández Flores.
“El crimen de nuestro candidato, porque soy priista, es una evidencia de la gran problemática de la delincuencia organizada, a pesar del combate que se ha dado”, dijo.
Por su parte, Gómez Mont contestó que es un compromiso del gobierno federal reforzar la seguridad después de las elecciones, aunque el interés es a corto plazo, es decir, al proceso eleccionario del 4 de julio.
SU HERMANO, SU SUCESOR
Un par de días después del crimen, el Comité Directivo Estatal del PRI propuso a la dirigencia nacional el nombre de Egidio Torre Cantú como el candidato al Gobierno de Tamaulipas.
La opción fue tomada como parte de los reglamentos del organismo político en cuanto a la designación de candidatos y horas después se hizo oficial ante el Ietam.
Egidio Torre Cantú fue uno de los oradores en el homenaje que se le rindió a su hermano menor, Rodolfo, en el Polyfórum Victoria, ante la cúpula nacional del Revolucionario Institucional y miles de personas que acudieron a despedirlo junto a cuatro colaboradores victimados.
En el acto, el hermano mayor pidió continuar con el proyecto político de Rodolfo, en una emotiva intervención.
Dijo que el asesinato de su hermano es un agravio no sólo para Tamaulipas, sino para su familia y el país.
De esta forma el PRI resolvió en tiempo y forma el problema del candidato para las elecciones del domingo 4 de julio.