La labor de tamaulipecos en áreas como docencia, cultura e investigación es premiada con la Medalla al Mérito Académico ‘Dr. Jorge Brenes Araya’, por la Universidad México Americana del Norte desde hace dos décadas, reconociendo sus esfuerzos por poner en alto el nombre del Estado.
Por Beatriz Flores
Tamaulipas es una tierra rica y diversa en tradiciones y costumbres. Son propias del norte la polka, la redova y el chotís; en el centro predomina la tradicional música de la picota al son de la tambora y el clarinete; en el sur aún se realizan las danzas religiosas de pie y a caballo; mientras que en la región huasteca impera el huapango.
En el artículo de Wikipedia también se habla de su geografía privilegiada, su creciente economía, su variada práctica de deportes y no podían dejar de mencionarse a personajes oriundos que con su gran labor han puesto el nombre del Estado en alto.
Conocedora del talento, quehacer y empeño que cada tamaulipeco pone desde su trinchera para desatacar en diversos ámbitos, tanto a nivel nacional como internacional, la Universidad México Americana del Norte, A.C. (UMAN) instauró la Medalla al Mérito Académico Tamaulipecos Distinguidos Dr. Jorge Brenes Araya, fundador.
De esta manera, fue que se realizó la vigésima edición de esta premiación, teniendo como escenario la Casa de la Cultura de Reynosa, el día 24 de noviembre, como parte de la jornada de eventos con motivo del 34 aniversario de la institución.
En esta ocasión, los homenajeados fueron el ingeniero Manuel Raga Navarro, en el área de docencia; la maestra Esther González López, en cultura y la doctora María de los Angeles Valdés, en el rubro de investigación.
La rectora, Edith Cantú De Morett destacó su trayectoria, proyección y obra dentro y fuera de los litorales del Estado.
“Son tres las vertientes de exaltación: docencia, para quienes con auténtica mística y superior vocación dejan huella a través de la transmisión del mayor de los activos, el conocimiento; la investigación, actividad poco comprendida, pero fundamental para el desarrollo de la ciencia que nos lleva a encontrar respuestas y de donde se generan importantes beneficios para la humanidad y cultura, como el alma de los pueblos que a través de las diferentes expresiones del arte va dejando el legado que alimenta el espíritu”, explicó sobre las ternas de la presea.
Sobre los homenajeados dijo que, a través de sus currículum, antecedentes académicos y su contribución a la sociedad con fructíferos proyectos, tratan de revertir la situación que impera en el Estado y en el país, enaltecen valores y se convierten en éticos arquetipos para las nuevas generaciones.
APASIONADA DE LOS MICROORGANISMOS
María de los Angeles Valdés, se dice ser afortunada de haber nacido dentro de una familia de rancia estirpe tamaulipeca, es decir, de larga tradición y abolengo, y de que sus padres fueran apasionados de los libros que la motivaron de múltiples formas para hacer una carrera universitaria, graduándose como Bióloga en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
A los 23 años, contaba ya con una beca para estudiar un posgrado en Francia, donde sabía que había científicos que investigaban sobre la interacción de los microorganismos del suelo y las plantas, con el fin de encontrar una forma natural de crecimiento y producción de las plantas sin el uso de fertilizantes y pesticidas.
Fue así que, obtuvo un doctorado en Ciencias en la facultad de Ciencias de la Universidad de Caen, en Francia.
La originaria de Matamoros, destacó la importancia de crear tecnologías propias y dejar de importar las que funcionan en otros países, pero no en el nuestro, ya que, “si México no invierte en ciencia y tecnología, siempre seremos colonias tecnológicas”.
Es considerada internacionalmente como una autoridad y ha desarrollado tecnologías forestales, arrojando importantes aportaciones a la ecología molecular.
Hace 50 años fundó el laboratorio de Microbiología Agrícola de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), donde es profesora y responsable.
Comentó que ha formado una buena cantidad de recursos humanos y que algunos de ellos, han sabido superarla, entre ellos, varios tamaulipecos.
Su trayectoria ha sido reconocida más de 20 veces, siendo la primera ocasión con la Medalla de Ecología 1986 de la Academia Mexicana de Ciencias.
Posteriormente, en el año 2000, el Real Case, por la International Foundation for Science, en Estocolomo.
Fue miembro del Scientific Advisory Commitee (Forestería) de International Foundation for Science para Africa, Asia y América Latina, en 2003.
En el 2008 fue miembro del jurado de los premios de International Foundation for Science y del Institut de Recherche pour le Dévéloppement, Madagascar.
Su trayectoria científica fue reconocida en el 2010 por la Sociedad Mexicana de la Investigación Micorrízica.
Se ha desempeñado como investigador visitante en el extranjero en University of Queensland, Australia; Texas A&M University, Michigan State University, Yale University, University of California, Los Angeles, Institut de Recherche pour le Développement y Agriculture & Agri- Food Canada.
“Este premio me ha originado sentimientos profundos, pues yo hubiera dado a mis padres tan apegados al terruño tamaulipeco una gran alegría y satisfacción, se hubieran sentido muy orgullosos de su hija”, comentó visiblemente emocionada.
TALENTO PARA EL BASQUETBOL
Manuel Raga Navarro nació en el municipio de Aldama y se recibió en Ingeniería Electrónica por el Instituto Tecnológico de Ciudad Madero.
Recordó que fue en Tampico donde estudió la secundaria y que un 20 de noviembre estaban dentro de la escuela listos para participar en el desfile deportivo cuando llegó un muchacho con un balón para invitarlo a jugar basquetbol, en lugar de asistir al evento.
“Ahí empezó la historia del basquetbol; mi papá era de pegar con una varita, la tenía para los momentos justos y cuando supo… ¡la que me dieron ese día!”, remembró el deportista.
Con esta anécdota demostró que su pasión fue siempre el basquetbol, iniciando su carrera a los 13 años con la selección amateur de Ciudad Madero y después con la selección nacional fue nombrado Novato del Año en 1962, participando en el Campeonato Mundial celebrado en Río de Janeiro y en los Juegos Olímpicos en Sao Paulo el año siguiente.
Como seleccionado nacional participó en las olimpiadas de Tokio, Japón, en 1964; en México 68 y en Montreal, Canadá, en 1976.En el mundial de San Juan, Puerto Rico, en 1974 obtuvo el título de Campeón Canastero y en 1967 en Winnipeg, Canadá obtuvo la medalla de plata y fue distinguido como integrante del equipo ideal.
Luego de su participación con la Selección Mexicana, fue contratado por el equipo de IGNIS de Varase, Italia, con quien ganaría tres campeonatos de liga en las temporadas 68-69, 69-70 y 71-72, convirtiéndose en el extranjero más valioso durante cuatro años consecutivos.
Ganó tres copas de Italia y tres Copas de Campeones de Europa, siendo nombrado el mejor jugador de Europa en 1970, ‘72 y ‘73.
Raga Navarro dijo que sus padres le dieron todo el apoyo para que se desempeñara en el deporte y agradeció el que Dios le diera talento para el basquetbol.
“Empecé a superar a todos mis adversarios, aquí en el Estado, luego en México y un poquito a nivel mundial, y la constancia y la disciplina fueron fundamentales para lograrlo”, comentó quien se ganara el mote de “Il Messicano Volante” (el Mexicano Volador) en Italia, por su enorme potencia de salto y su habilidad para espectaculares encestes.
Aceptó que en un principio fue un mal estudiante, pero cuando su padre lo amenazó con que dejaría de jugar basquetbol para dedicarse por completo a la escuela afirma que “salió el Manuel matemático”.
Con una gran sonrisa en el rostro recordó cuando se encontraba en Río de Janeiro, junto a la Selección Mexicana y contrario a sus compañeros, el estudiaba matemáticas en su habitación.
“No salía de mi cuarto por estudiar matemáticas, mis compañeros de equipo me decían: ‘ven a conocer Copacabana, ¡hay unas muchachotas!’, pero yo les decía que no, porque tenía que estudiar”, comentó.
En 1970 fue seleccionado del draft de novatos de la NBA, convirtiéndose en el primer jugador mexicano elegido para jugar en dicha liga, pero declinó la oferta para no perder la elegibilidad de jugar con la Selección Mexicana en eventos internacionales.
A su retiro, se desempeñó como entrenador profesional de “Aztecas”, del Distrito Federal y como entrenador en jefe de la selección sub 22, ganadora de la medalla de oro en los juegos Centroamericanos de Panamá en 1993.
Ha sido asesor y visor de talentos de Correcaminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) y actualmente trabaja para la Secretaría de Educación Pública y está comisionado en el Instituto Tamaulipeco del Deporte.
“A ustedes les toca manejarse con una gran constancia para hacer mejores cosas en el transcurso de sus vidas, para que sean mejores ustedes y tener un mejor Tamaulipas”, mencionó en un mensaje dirigido para los jóvenes.
HABLANDO CON LA FORMA Y EL COLOR
La homenajeada en la terna de cultura mencionó como sus tres referencias de identidad, su nombre, Esther González; su origen, el ser nativa de Tamaulipas y desempeñarse como artista plástica.
La originaria de Tampico tiene la distinción de que su nombre figure en el diccionario biográfico de artistas mujeres del siglo XX de América del Norte, junto a personajes como Frida Kahlo, Remedios Varo,
Lola Alvarez y Tina Modotti.
Destacó que lo suyo no es la comunicación verbal y que a un micrófono lo siente como un cañón apuntándole, pero en cambio el arte, es lo que la da mayor sentido de pertenencia a su ser.
“Nada sé hacer mejor que hablar con las formas y el color, con la geometría de mi existencia; con la noción de la luz en el arte reconozco no sólo mi oficio, sino mi origen y mi destino”, expresó.
Ha sido acreedora de premios por parte del Salón de la Plástica Mexicana, de la exposición El Arbol y el Bosque en el grabado del Instituto Nacional de Bellas Artes, de pintura de Mazatlán y Arte de Monterrey.
Destacó que solamente logra expresarse por medio de pinceles “con la pintura, con el silencio sostenido de la actividad plástica”.
Ha participado en casi 300 exposiciones de forma individual y colectiva en todo el mundo desde 1970.
Desde el 2006 es miembro honorario del Centro de Investigación de Arte y Cultura Ortodoxa “San Miguel Arcángel”, en el Centro de Lectura Nacional Dobri Voynikov, en Shumen, Bulgaria.