El Fuerte Casamata, un ícono histórico de esta frontera, padece los estragos del paso del tiempo y del clima extremoso de la zona, pues la humedad ha provocado el deterioro del inmueble, sin que hasta la fecha sea atendido por personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“Existe una gran preocupación ante la situación que se encuentra el Fuerte; sabemos que es normal el deterioro ya que la edificación tiene 165 años; pero sino se le pone la atención debida podríamos perder un patrimonio importante de nuestra historia”, dijo la directora del museo, Rosa Leonor García Luna Martínez.
La construcción del El Fuerte se inició en 1845 y concluyó en 1865, siendo un testigo superviviente del sistema de defensa de Matamoros en épocas de invasiones a territorio mexicano.
Al recorrer su interior es posible percibir un olor a humedad, por lo cual fue necesario retirar artículos históricos que datan de 1900 para evitar que se oxidaran.
García Luna Martínez señaló que ante los estragos del clima es necesario liberar dicha humedad para tener la posibilidad de exhibir piezas históricas.
“Con este problema ha sido necesario retirar objetos en exhibición, ya que algunos de ellos se comenzaron a deteriorar por la humedad; otros fueron llevados a una sala contigua buscando para protegerlos”, explicó.
El Fuerte Casamata, ubicado en la calle Santos Degollado y Guatemala esquina de la colonia Modelo, a simple vista muestra un deterioro considerable, pero no puede ser reparado por sus empleados pues es necesaria la supervisión de las autoridades del INAH para cualquier modificación o mantenimiento.
La directora señaló que han tenido comunicación con la delegación del INHA en Tamaulipas, ya que en Matamoros no hay una subdelegación para que acudan al Fuerte y realicen un avalúo oficial de las condiciones en las que se encuentra.
García Luna Martínez dijo que desafortunadamente no pueden hacer nada para evitar este daño en la infraestructura del monumento, y agregó que el INAH es el único que puede autorizar o designar alguna empresa para que trabaje en la estructura.
“Este es un edificio antiguo protegido por el INAH. El Fuerte Casamata está registrado entre los edificios históricos de la República Mexicana, a pesar de que en su página de Internet no aparezca como tal”, mencionó.
Al accesar a la página de Internet de INAH se comprobó que el Fuerte no se encuentra registrado como museo ni como monumento histórico.
“De alguna forma nosotros solamente somos espectadores, nos encargamos de lo que podemos y se encuentre a nuestro alcance. Por ello que seguimos presionando para logar obtener los recursos necesarios para trabajar sobre esa base”, expresó.
Algunas de las medidas que se han tenido que tomar ante tal indiferencia por parte del INAH, es que los encargados del museo aprovechen el intenso sol que se presenta en la región para abrir las puertas del Fuerte con la finalidad de que circule el calor y disminuya la humedad.
“El Fuerte es lo que le da valor en general al museo”, dijo la directora quien agregó que desde hace cuatro años no se ha realizado una revisión.
“Suponemos que la inspección debería ser anual, pero desde que estoy en este cargo no se ha hecho. Solamente vinieron a realizar una evaluación de las condiciones de la estructura pero lamentablemente no se le dio continuidad por la falta de recursos”, comentó.
Los directivos del museo han solicitado en varias ocasiones realizar la revisión periódica y reparación por parte de especialistas del INAH, antes de que existan deterioros mayores.
“No queremos tener problemas más serios con la estructura histórica, ya que es un patrimonio importante de la cultura”, detalló.
Rafael Silva, encargado del museo, lamentó que la cultura siempre está en el último lugar de la escala de prioridades de las autoridades.
“Desafortunadamente nuestra historia, de donde todos provenimos, ocupa el último lugar en las preocupaciones de nuestras autoridades de gobierno”, dijo.
Detalló que fue necesario sacar varias piezas valiosas que se estaban deteriorando a causa de este problema de humedad. Incluso mostró algunas de estas piezas que se dañaron por esta situación y que están siendo rehabilitadas para exhibirse nuevamente, una de ellas la espada que data de 1902 perteneciente al ex presidente de la República, Porfirio Díaz.
Indicó que en la actualidad existen productos en el mercado que combaten la humedad en las estructuras que pueden sellar sin alterar el aspecto físico.
Pero, dijo, hay una serie de condicionantes para aplicar cualquier producto sobre la estructura: “Son problemas normales de cualquier construcción, están lastimados los ladrillos del Fuerte que a simple vista se pueden observar”.
Silva añadió que es necesaria la intervención de las autoridades para encontrar el mecanismo que más convenga para conservar en las mejores condiciones el Fuerte Casamata.
Por su parte, Andrés Cuéllar Cuéllar, director del archivo histórico del museo, señaló que si las autoridades no ponen la atención debida al Fuerte se perderá una parte fundamental de la historia de Matamoros.
Manifestó que gran responsabilidad tiene la ciudadanía que no exige al Gobierno federal que asigne un presupuesto importante para el mantenimiento.
“El propio pueblo debe de exigir que se preserve un patrimonio histórico que le pertenece a los matamorenses”, opinó.
Para tener un mayor presupuesto, dijo el historiador, se debe de recurrir a diversas instancias como es el Gobierno federal, el estatal y el INAH para que pongan cada uno una parte.
“Se gasta más tiempo y dinero en andar consiguiendo el presupuesto con las diversas dependencias; cuando andan buscando subsidios muchas veces se desperdician ambas cosas por lo mal que funcionan nuestras autoridades”, manifestó.
Cuéllar Cuéllar advirtió que si no se toman medidas a tiempo, se corre el riesgo de perder este patrimonio histórico de Matamoros.