
Van de un lado para otro, solos o en pareja, vacíos o llenos, al trote o al galope, pero al final todos convergen en “La Copa”, un basurero ilegal que por muchos años les ha significado la fuente de trabajo que les permite mantener a sus familias.
En Matamoros los carretoneros sobrepasan la centena, su trabajo es duro y podría decirse que se encuentran en los últimos rubros de la pirámide laboral, pero para ellos hasta la basura tiene valor.
Hace poco les llegó la noticia que el Centro de Transferencia –eufemismo para el basurero donde trabajan-, será clausurado de manera definitiva, ya que está causando muchos problemas a los habitantes de las colonias aledañas.
A muchos la noticia les causa desasosiego, pues hay algunos que viven en los alrededores del basurero, lo que les facilita su labor. Aunque no saben donde quedará instalado el nuevo Centro de Transferencia, están conscientes que habrá de ser ubicado en las afueras de la ciudad.
Pero eso no les importa, mientras haya este tipo de lugares para albergar basura hay trabajo para ellos, muchos piensan que lo que hubiera sido una mala noticia es que el gobierno municipal hubiera decidido ponerle fin a este tipo de tiraderos, pues se quedarían sin su empleo.
A decir verdad, la basura es un negocio redondo en donde no sólo ganan los carretoneros, sino también las personas que les rentan las carretas y animales, el municipio que cobra por las placas que tienen que utilizar y hasta el vigilante del terreno.
“¿Quién dijo que la vida no vale nada? Pos´ si hasta la basura tiene valor, en este carretón llevo unos pesitos en pura chatarra”, dice “El Pepe”, uno de los carretoneros que día con día recorre las calles de la ciudad, ofreciendo el servicio de recolección.
TRABAJO DIGNO
“Mire jefe, malo fuera que yo anduviera robando o en otros negocios. Mejor con un carretón y hasta el chongo de basura, esto es digno”, asevera el entrevistado.
Al momento de ser abordado, “El Pepe” se encontraba descargando todo lo que recolectó en el lapso de la mañana. Un insecto sale de entre el montón de basura y sube por su mano, por lo que el carretonero agita su brazo violentamente, se lo quita y vuelve a su actividad.
Pese a lo frío del clima, “El Pepe” empieza a sudar y es que no trae ayudante y la basura que hay en su unidad es mucha. Pero no se queja, pues asegura que “entre menos burros más olotes” y así puede llevar más dinero a su familia.
“Tengo mi esposa, mi casita de madera y mis 4 ‘chavalones’ que ah cómo tragan los condenados. Por eso no traigo compañero, porque luego tengo que darle la mitad y me las vería negras con el gasto”, dice.
En eso llegan otros de sus compañeros, se colocan a un lado del camión que se lleva la basura del relleno sanitario y empiezan a descargar. Entre dos es más rápido, terminan en cuestión de minutos y se retiran.
“Está bien traer alguien, no te aburres, pero lo malo es que a veces no se saca ni para las tortillas”, comenta.
Las tarifas dependen de la cantidad que se recoja en el hogar o negocio, lo menos son de 25 a 30 pesos y lo más 40. Por día se llegan a ganar 150 pesos, pero de ahí hay que pagar la comisión para poder tirar la basura en ‘La Copa’ y la renta del carretón.
“Hay unas personas que te cargan la mano, sacan el montonal de basura y solo 10 pesos te quieren dar. Pero hay otras que hasta te dan de más y te ofrecen agua”, dice.
Al momento de la entrevista, “El Pepe” traía en su bolsillo 80 pesos libres, pero todavía le faltaban otras dos vueltas más.
“Si sigo así, este día podría irme bien, quien sabe, todo depende de que tanta basura haya en la ciudad”, pronuncia.
Sabe que no le queda de otra, trabajar arduamente para sacar adelante a las crías “pa’ que no andén igual que uno, viera como sufrimos en veces”, dice.
Y es que en ocasiones son objeto de abusos por parte de las autoridades y difamaciones por parte de los medios de comunicación: “está bien, hay unos carretoneros que si se pasan, pero hay otros que nos gusta la chamba y no le quitamos nada a nadie”.
De vez en cuando uno de sus hijos, el cual tiene apenas 8 años y estudia la primaria por las mañanas, lo acompaña a trabajar. Señala que como ve que la gente le da muchas monedas, el menor se entusiasma y le dice que quiere ser carretonero.
“Pos’ si es un trabajo digno como ya dije, pero mejor lo regaño y le digo que se ponga a estudiar para que tenga un empleo mejor que este”, manifiesta.
Terminando de descargar su carretón se tiene que retirar para seguir trabajando. Reitera que en la primera vuelta le fue bien y en las otras dos que le quedan le puede ir igual, tira un latigazo al animal y emprende su marcha hacia las calles de Matamoros.
‘NO HAY DE OTRA’
“Vengo de Veracruz, allá no hay mucho trabajo y no me quedó de otra más que venirme para acá. Llegué y como no encontré trabajo en la maquila, un pariente me prestó este carretón”, refiere Guadalupe, quien acaba de llegar a “La Copa”.
Trae consigo un acompañante menor que él, pero dice que no es trabajador, pues se esconde cada que hay que descargar. Por momentos lo busca con la mirada, al no encontrarlo, continua depositando lo recolectado en el camión.
“Casi no hay chamba ahorita, como ya hay mas camiones de basura, ya no se acumula como en otras veces”, comenta.
Expone que en meses anteriores no se daban abasto con los desechos generados por la ciudad, era vuelta tras vuelta y no terminaban. El servicio se encontraba colapsado, ocasionando el rezago que terminó beneficiándoles.
Lo malo fue que en ese tiempo los vecinos del centro cerraron por la fuerza el tiradero de “La Copa”, ya que la basura se acumulaba y las autoridades nada hacían por retirarla.
“Estuvo mal, tuvimos que ir hasta la presidencia para quejarnos y resolvieran eso que nos afectaba”, señala.
Aunque las autoridades prometieron enviar camiones constantemente para que no depositaran la basura en el lugar, esto no sucedió.
Guadalupe explica que los carretones se mantenían parados hasta por tres horas, esperando la llegada de la unidad. Los animales se cansaban y hubo algunos que se cayeron por no soportar el peso del carretón.
Sin embargo, las cosas se nivelaron y ahora siguen trabajando de manera normal, ya que la presente administración comenzó con el envío de camiones para trasladar los desechos hacia el relleno sanitario.
En cuanto a la noticia de la clausura del centro, dice saber que el gobierno abrirá otros tiraderos, a los que acudirán sin importar la distancia.
“Es que muchos no tenemos de otra y si lo ponen lejos tenemos que ir, de todas maneras hay que trabajar”, manifiesta.
Lo que obtienen de esta labor le alcanza para comer y medio vestir, pero no para curar alguna enfermedad. Sin embargo Guadalupe dice que no hay tiempo para enfermarse: “¿quién va a trabajar por mí? Nadie”.
Por eso sale a las calles desde muy temprano para alcanzar a realizar las vueltas necesarias.
“No es fácil tampoco, hay que batallar con los perros que asustan a los caballos, con algunas personas, hasta con el trafico”, dice.
Narra que en una ocasión no pudo controlar el caballo y le tumbó accidentalmente un retrovisor a una camioneta de marca reciente. Al querer dialogar para pagar el daño, unos desconocidos le dieron una tunda.
“La verdad ni dinero traía pero ni modo de huir, el caballo es muy viejo y me iban alcanzar”, refiere.
Muchas experiencias son las que conforman el colectivo de carretoneros, la mayoría de ellas desagradables pero también hay algunos buenos momentos.
“De vez en cuando te topas con gente que te regala ropa, te ofrece un taco o agua, es de lo poco bueno que nos pasa”, expone.
Terminando de descargar, el carretonero también tiene que seguir en la “chamba”, pues como la unidad no es propia, hay que repartir las ganancias con el dueño.
EL FIN DE ‘LA COPA’
Es oficial, el alcalde Alfonso Sánchez Garza ha declarado que el Centro de Transferencia “La Copa” será saneado para posteriormente clausurarlo de manera definitiva.
Sin embargo anunció que se abrirán otros dos lugres de este tipo en sectores donde no se afecte a la ciudadanía.
Y es que por muchos años, este basurero significó un problema de salud para todos los vecinos de las colonias aledañas pero, además, ha sido el lugar de trabajo para muchos otros.
Pronto este lugar dejará de funcionar, pero los carretoneros ya están listos para trabajar en el nuevo Centro de Transferencia que habilite la administración municipal en las próximas semanas.