
San Judas Tadeo, el santo de las causas difíciles y desesperadas, cuenta con un sólido poder de convocatoria entre la feligresía católica, sobre todo en estos tiempos cuando el país atraviesa por una etapa de inseguridad e incertidumbre.
Situaciones personales exasperantes como enfermedades crónicas, desempleo, entre otras, y la desestabilización social producto de la violencia y la crisis económica, conforman la coyuntura perfecta para que los creyentes acudan a venerar y suplicar la ayuda de “San Juditas”.
Desde hace 25 años, en Matamoros existe una iglesia con el nombre del santo. Erigida en la colonia Infonavit Buenavista, multitudes de personas acuden para exponer sus peticiones.
Provienen de ciudades vecinas, de iglesias aledañas, de la misma comunidad, pero todos con una misma súplica: “San Judas Tadeo intercede por mí”.
También hay gratitud. Cada plegaria atendida es una manda qué cumplir, se le encienden velas hasta por un mes, se le adorna con ramos de flores, se asiste al templo puntualmente para escuchar el sermón, signos fehacientes de la correspondencia mutua.
La apoteosis de la devoción a San Judas Tadeo se presenta el día 28 de octubre, fecha en que se desarrollen las fiestas patronales en su honor. Un mar de gente visita la iglesia, ese día no hay tempestades, sólo festividades.
CONSUELO, VALOR Y CURACIÓN
A un costado del atrio, se encuentra una imponente figura de barro que sobrepasa el metro de altura, es San Judas Tadeo. A sus pies, decenas de veladoras y personas; a su extremo izquierdo, una urna repleta de peticiones plasmadas en papel.
Las personas llegan, se arrodillan, en silencio lo observan. Algunos no pueden disimular su aflicción, otros su gratitud. Así que encienden las velas que traen consigo, tocan la figura suavemente, hacen reverencias, todo ello con un coro de fondo: “¿Por qué tengo duda, si nada es imposible para ti?/ ¿Por qué tengo miedo, si nada es imposible para ti?”.
Y es que los fieles, ante los embates de la borrasca espiritual y social buscan consuelo, valor y curación. Es verdad, muchos llegan abatidos, como con una carga en sus cuerpos, que a veces resulta imperceptible para los demás.
“Se le conoce como santo patrono de las causas difíciles y desesperadas; creo que la actual situación, o sea, que lo que vive la gente como la crisis económica, problemas personales, enfermedades, los mueve a buscar en sus devociones una ayuda fuerte, y en San Judas Tadeo muchos lo encuentran”, dice Jesús Carlos Palacios Peña, sacerdote del templo desde hace tres años.
Explica que tiene un arraigo impresionante en la devoción popular, tal vez no como la Virgen de Guadalupe, pero si algo de mayor magnitud. Prueba de ello es la asistencia a las misas dominicales.
El templo tiene una capacidad de 500 personas sentadas y las tres misas dominicales que se efectúan son de alta concurrencia.
“Por cada domingo recibimos mil personas como mínimo, eso significa que a veces llegamos hasta las mil 400 personas”, comenta el párroco.
La gente llega como puede, ingresan al recinto de pie, de rodillas, en silla de ruedas, sostenidos por otras personas, pero todos habrán de llegar para suplicar la intervención del santo en sus dificultades.
El padre señala que muchas de las peticiones giran alrededor de enfermedades: “rezan por la salud, por la fortaleza física y la paciencia para las personas que sufren de enfermedades crónicas”.
Después vienen los problemas migratorios, cuestiones de desempleo, académicas y problemas familiares. Es en la urna que yace a un lado del santo, habilitada desde hace tres años, donde se depositan las peticiones.
La intercesión de San Judas Tadeo es efectiva, y el mismo entrevistado ha sido testigo de muchos de ellos. Diagnósticos médicos de enfermedades como el cáncer, que cambian de la noche a la mañana; personas extraviadas que se han logrado reencontrar con sus familiares, entre otro tipo de situaciones.
PLEGARIAS ATENDIDAS
Cuando San Judas Tadeo responde, la feligresía le corresponde. Es natural, ante cada petición una manda de por medio, una promesa que se habrá de cumplir, para dar paso al regocijo por la atención divina.
Teresa Ramos, de 60 años de edad, expone su encuentro con el santo patrono cuando pasaba por una situación complicada que tenía al borde la exasperación a su familia.
Hace 20 años su esposo se encontraba desempleado, y durante ocho meses padeció esta situación. Refiere que tomó una imagen de San Judas Tadeo y le rogó por un empleo pues las deudas se iban acrecentando.
“Y yo desesperada me fui a una imagen de San Judas Tadeo y ahí le dije que si mi esposo conseguía trabajo, por un mes y diariamente lo vestiría y le pondría una veladora”, dice la entrevistada, quien a partir de ese momento se convirtió en asidua a visitar templo y participar en las actividades que se realizan.
Así fue, a los pocos días su marido aplicó solicitud en una empresa y desde ese día no ha dejado de laborar en esa compañía.
“San Judas Tadeo es para los casos difíciles y desesperados, y para nosotros eran ocho meses sin trabajo, con gastos de agua, luz; andábamos bien desesperados”, rememora.
El sacerdote Palacios Peña señala que hay muchas formas de agradecer la intercesión del santo patrono. Después de buscar desesperadamente el consuelo y la paz hay que pagar la manda que se contrajo.
DESPUÉS DE LA TEMPESTAD, LA FESTIVIDAD
“Cuando San Judas responde la gente debe pagar la manda y hay muchas formas de hacerlo”, dice.
La mayoría de ellas se desarrollan durante las fiestas patronales que se efectúan el día 28 de octubre, en donde la gente acude para cantarle Las Mañanitas al santo y dejarle un ramo de flores o cualquier otro artículo.
“El día de las fiestas hay muchas personas que vienen con la intención de pagar mandas y lo hacen entonando las tradicionales mañanitas o algún arreglo floral”, manifiesta.
Al igual que el templo, las fiestas patronales cumplen 25 años de desarrollarse en la referida comunidad. Ese día el templo permanece repleto de fieles; mientras unos salen, otros entran, así hasta que llega la noche.
Durante la festividad se presentan cúmulos de manifestaciones espirituales que ensanchan el acervo religioso del templo, que lo solidifican como uno de los más concurridos por las familias.
“Aunque esta no es una parroquia, los sacerdotes encargados han atendido la catequesis infantil, los grupos de gente, la evangelización, las comunidades, es por eso que ha habido un crecimiento espiritual palpable”, dice el sacerdote.
LA DEVOCIÓN NO SE DETIENE
Es un hecho, mientras continúe la desestabilización del país, la descomposición del tejido social, la devoción hacia San Judas Tadeo continuará creciendo, pues las familias buscarán refugiarse en la fe.
“La gente de fe siempre va a acudir al descanso espiritual, a la búsqueda de la paz, pero conforme se recrudecen las cosas, a lo mejor habrá nuevos fieles, gente que busque una chispa de esperanza en la fe”, dice.
El país vive tiempos cruentos, de violencia exacerbada que mantiene convulsionada a la sociedad entera. Los sucesos cada vez se tornan más oscuros, por eso algunos optan por apoyarse en la fe para continuar el camino.
“Mucha gente se ha acercado a la iglesia por todo lo que sucede, los que ya estaban permanecen fieles”, expone.
Indica que las familias se mueven en busca de consuelo y esperanza mediante la intercesión de los santos, ya que es su divinidad y su forma de vida santa, la que brinda ese aliciente para depositar su fe en éllos.
San Judas Tadeo no es la excepción, y tal vez nunca lo será, pues ostenta uno de los títulos que refleja lo que se vive en el país: dificultades y desesperación.