El norte de Tamaulipas y el sur de Texas, a pesar de estar regidos por diferentes leyes y economías, conforman una importante región ecológica que es poseedora de una heterogénea y, para muchos, desconocida fauna silvestre.
Irrigada por el río Bravo, que se calcula abastece a 1.2 millones de hectáreas hacia ambos lados de la cuenca, esta zona –de semiárida naturaleza– es habitación de muy extrañas y sorprendentes criaturas.
Sin embargo, su medio ambiente se ha visto amenazado por el crecimiento demográfico, la explotación agrícola, el entorno industrial y la propia mano del hombre. Es el caso del ‘lagarto cornudo’, conocido también como “llora sangre”.
De acuerdo con Jesús Elías Ibarra Rodríguez, alumno de la Facultad de Medicina, Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) en Ciudad Victoria, este es un reptil propio del área que ha sido blanco de la depredación, debido a su exótica apariencia y conducta pacífica.
“Cabe mencionar que algunas personas comercializan dichos animalitos porque a nivel nacional su status se encuentra entre las especies en riesgo de extinguirse. Hay quienes los utilizan como mascotas y otros los agarran para la venta. Hasta en las hierberías me ha tocado ver que compran este tipo de especies”, revela.
Este estudiante, originario del municipio de Río Bravo, tiene bajo su cuidado cuatro ejemplares, los cuales se están reproduciendo en cautiverio antes de ser liberados.
“Me los donaron, vino una persona y me comentó que había visto en el periódico que me dedico a rescatar diversas especies. El día que me los dio la hembra puso 45 huevos, los cuales ahorita están en incubación, aunque por lo regular son cinco o 10 las crías que se logran”, explica.
LAS APARIENCIAS ENGAÑAN
Jesús Elías, quien está organizando una asociación para la protección de la vida silvestre en Tamaulipas, menciona que el ‘lagarto cornudo’ se caracteriza por tener su cuerpo aplanado en forma ovalada, con una hilera de espinas rodeando sus costados y un par de cuernos en la cabeza.
A pesar de su aspecto ponzoñoso el joven los toma sin ningún temor y estos se mantienen tranquilos en su mano. Reconoce que cuentan con una forma muy singular y que en primera instancia pueden asustar a cualquiera con sus movimientos, pero que resultan inofensivos.
Aunque no son tan populares como las iguanas, los cocodrilos y otros reptiles, estos animales sí son vistos como un negocio lucrativo en el mercado negro, donde se cotizan en varios cientos de pesos.
“La gente que los atrapa y los saca de su hábitat no tiene conciencia que está acabando con esta especie, y es muy lamentable”, fustiga
Es por este motivo que Jesús Elías considera que la población de ‘largartos cornudos’ ha decrecido en las últimas décadas. Existen personas que inclusive, los matan pensando que representan un peligro.
“La verdad de estos animalitos es que son completamente pasivos y si alguien se los encuentra en el camino no se van a mover, porque piensan que los van a atacar y se hacen los muertos. Debido al color que tienen se pierden entre la arena.
“Lo más grande que pueden crecer son unos 15 centímetros de largo por 10 de ancho. Una de las maneras que tienen para protegerse de los depredadores es que lloran sangre, es un instinto defensivo. Conmigo no lo han hecho, pero de todos modos el líquido que arrojan es inofensivo”, comenta.
La alimentación de los ‘lagartos cornudos’ es a base de hormigas rojas, que este estudiante sale a cazar en sus ratos libres, luego las almacena en un recipiente fresco y las raciona. Cuenta que también consumen otros insectos, pero que su principal sustento son las hormigas.
“Aquí se encuentran muy cómodos, porque yo los alimento. Poco a poco les voy dando de comer, los lagartos sacan su lengua y entonces degluten sus bocados. Cuando no tengo hormigas, les doy grillos, no les apetecen mucho, pero de todos modos con hambre se los comen”, indica.
De los ejemplares que Jesús Elías cuida, dos son más inquietos que el resto. La razón, asegura, es porque son jóvenes. La probabilidad de vida de estos reptiles es de cinco años como máximo y nada más se reproducen una vez al año.
Cabe citar que otro modo de infundir temor son sus cuernos. Además de que si una persona los pisa puede lastimarse, ya que son muy largos y filosos, aunque no pasa de una simple pinchadura.
> ¿Qué tan importante es crear conciencia para evitar que estos animalitos desaparezcan?
“Mucho. Y es que debido a que las zonas agrícolas se han extendido en nuestra entidad y en el sur de Estados Unidos, los ‘lagartos cornudos’ han perdido su hábitat y los hemos visto que hasta en las casas andan, huyendo de los depredadores humanos y la misma gente es la que contribuye a la disminución de esta población”, refiere.
Señala que en Tamaulipas existe una ley nacional que protege a esta clase de especie y es la NOM059-Semarnat.
SU PASION
Para Jesús Elías Ibarra Rodríguez el mundo animal es muy apasionante y el amor a las especies lo obtuvo de su padre, quien es médico veterinario.
Cabe decir que el 28 de octubre de 2011, a sus 17 años, ganó el Premio Estatal de la Juventud en la categoría de Protección al Ambiente, en la que se calificó la trayectoria y un trabajo.
“Presenté un proyecto binacional sobre la contraparte, una reserva en Estados Unidos y así fue cuando me empecé a interesar cada vez más sobre los animales en peligro de extinción. Conforme iba avanzando hubo gente que me fue apoyando.
“Estuvimos trabajando en un monitoreo del ocelote, un felino endémico que se encuentra en casi todo el Estado de Tamaulipas y en la parte sur de Texas. Los trabajos de observación se hicieron en una área natural protegida que se pretende decretar en este municipio de Río Bravo.
“También hicimos un monitoreo del ‘águila pescadora’ en una laguna que reúne algunas características, como una variedad de peces y crustáceos para que esa ave llegue a este sitio. Su tamaño es considerable, pues alcanza en promedio medio metro de altura y un metro con sus alas extendidas. Me ha tocado ver que se alimenta de mojarras, pero también de mamíferos pequeños”, describe.
Jesús Elías también agradece el apoyo recibido por los medios de comunicación, que le han dado seguimiento a los eventos en los que ha participado.
Al día de hoy se ha atendido desde mapaches, garzas, patos, armadillos y otras especies, casi siempre con recursos propios.
“Este es un tema de importancia y mi principal objeto de estudio, es a lo que me quiero dedicar, a la fauna silvestre y he estudiado muchos libros, he estado al pendiente y me he involucrado en proyectos de gobierno”, confiesa.
Este joven defensor de los animales ha invertido el dinero que ganó en su premio estatal en implementos para continuar con su labor ecológica y en los trámites para tener su asociación.
“Gracias a Dios ya hay personas que están muy interesadas en participar conmigo. Hemos tenido apoyo de la gente aquí en Río Bravo, en Ciudad Victoria y en Reynosa, he escuchado a biólogos que nos quieren apoyar y aquí estamos en la disposición.
“Si alguien se interesa puede encontrarnos en la red social de Facebook como jesuselias.ibarrarodriguez y también como Defensores del Ambiente RB”, menciona.
Mientras tanto, este joven recibe en su domicilio a personas interesadas en la fauna, ya que no es muy común ver a estos animalitos todos los días. Hay quienes incluso, desconocen de ellos, como el ‘lagarto cornudo’.
“Me gustaría hacerle un llamado a la ciudadanía de que si en algún momento dado llegan a encontrar un ejemplar de este tipo, ya sea que lo capturen y lo liberen en un lugar donde nadie lo pueda dañar o si está en su hábitat dejarlo ahí.
“Aquí nosotros los tenemos un tiempo ya sea porque están heridos, enfermos o fracturados; los alimentamos, los atendemos y posteriormente los liberamos”, detalla.
La importante labor que José Elías lleva a cabo, dice esperar que rinda frutos y poder contribuir en divulgar entre los jóvenes y los adultos sobre el cuidado de las especies, para garantizar el equilibrio del ecosistema.