
Para el investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef), Arturo Zárate Ruiz, construir un puerto o una refinería en el poblado El Mezquital es un grave error, pues se trata de la entrada a la Laguna Madre y además es una zona protegida, por lo que sugiere que deberían de buscar otro lugar para edificar el puerto de gran calado.
“Construir el puerto para operaciones de Pemex o para operaciones comerciales es una barbaridad, hay cientos de especies protegidas, tanto aves como peces, hay que recordar que esa zona es la entrada a la Laguna Madre y lo único que se puede construir allí es un puerto meramente pesquero” señaló.
El investigador del Colef reconoció que la construcción del Puerto Matamoros es un asunto “coyuntural”, pero se van a invertir millones de pesos en un lugar que es inapropiado, “porque el petróleo tarde o temprano se va a acabar y El Mezquital no forma parte de ninguna ruta comercial, por lo que su destino final será el fracaso”.
En la última visita que realizaron a la zona representantes del gobierno federal y estatal, se anunció una inversión de mil 700 millones de pesos para la construcción de la primera etapa de las instalaciones del puerto.
Zárate Ruiz recordó que el Puerto Bagdad –que floreció en el siglo XVII y del cual ya no queda nada ningún vestigio– solamente pudo crecer por la comercialización del algodón durante la Guerra Civil de Estados Unidos.
“Si algún día vuelve a florecer un puerto en Matamoros tiene que haber varios factores; primero crear una infraestructura de primer nivel tal y como lo hizo Brownsville, que construyó un enorme canal que permite la llegada de barcos de gran calado, además de que las operaciones son muy sustentables y no contaminan”, dijo.
Recordó que Puerto Isabel, Texas, es una población meramente pesquera, donde protegen a las especies, tanto marinas, como aves, por lo que no quieren sufrir un accidente y contaminar su laguna.
Zárate Ruiz sugiere que el lugar ideal para poner un puerto de gran calado es precisamente entre la desembocadura del río Bravo y el Puerto Matamoros, en un lugar conocido como “las escolleras”.
“Nada de dragar tantito, hay que meterle varios metros de profundidad para que lleguen barcos de todos tamaños, hay que convertir El Poblado Mezquital en un puerto pesquero y proteger ese hábitat natural”, demandó.
El investigador recordó que el Puerto Bagdad y la ciudad Matamoros progresaron porque formaban parte de una ruta comercial.
“Tenemos muchas cosas buenas y la industria maquiladora fue grande en su época y ahora está reducida al mercado de exportación pero porque no pensar en el mercado nacional, desafortunadamente los empresarios tienen muchas trabas para llevar el producto o sus productos al interior del país”, expresó.
Añadió que las autoridades tienen que aprender de la experiencia que dejó haberle apostado todo el desarrollo a la industria maquiladora.
“Si el pretexto es el petróleo desde ahorita se los digo será un mal negocio. Durará un tiempo pero se acabará el petróleo, hay que tener una razón permanente y pensar en donde comerciar los productos tenemos que tener una ruta comercial como la tienen Manzanillo con Houston Texas o como la ruta Monterrey-Laredo-San Antonio”, indicó.
Lamentó que el Puerto Mezquital haya sido bandera de gobiernos corruptos que han tirado dinero al mar.
“Si realmente queremos ver lo que quedó del puerto Bagdad nomás hay que darse una vuelta al museo Casa Mata y allí encontrarán unas monedas y botellas de vino.
“En realidad es una pena, si Bagdad hubiera sido grande tuviéramos cosas más tangibles y de valor, pero todo se lo robaron y la ciudad misma fue destruida.
“Si no queremos que este fenómeno se repita debemos de planear y de pensar cómo le vamos a hacer para crear una ruta comercial para que el puerto prospere, porque de lo contrario será dinero tirado al mar”, señaló.
EL HISTORICO PUERTO BAGDAD
Desde el siglo XVII la llamada “Boca del río” ha sido visitada por personas procedentes de puntos tan lejanos como Monterrey, quienes venían hasta esta zona para recoger sal en las salinas del río Bravo, mismas que en la actualidad ya desaparecieron debido a fenómenos meteorológicos.
Esta actividad era ilegal, porque en Matamoros no había un puerto formal, sólo existían la Bahía de Santiago y el Puerto Isabel.
Aún así hay registros procedentes de 1650 que hablan de caravanas con rutas comerciales que movían la sal doméstica e industrial.
Se dice que en el año 1777 ya había gente viviendo en la bocana del río Bravo y en 1775 ya operaba Puerto Isabel, que en ese entonces aún estaba dentro de territorio mexicano.
El Puerto Bagdad cobra importancia cuando México perdió Texas, lo que generó que la ciudad de Matamoros creciera de manera acelerada logrando que en 1826 sus ingresos fiscales alcanzaran los 50 mil pesos, mientras que en 1832 los mismos se duplicaron a 100 mil pesos.
Esta bonanza atrajo a muchos hombres ricos como los Steelman, Bernadier, y Los Kennedy, quienes mantenían un intercambio comercial con New Orleans.
Durante el florecimiento del Puerto Bagdad algunas barcazas lograban llegar hasta Camargo, Tamaulipas, y en algunos puntos tocaban tierra para comerciar con los lugareños.
En ese entonces el traslado de mercancías del Puerto Bagdad a Matamoros se realizaba en burro.
Durante la Guerra Civil estadounidense el Puerto Bagdad creció tanto que llegó a tener más de 20 mil habitantes y Matamoros en 60 mil, superando poblaciones como Monterrey, que en aquella época tenían apenas 40 mil habitantes.
El principal producto que se comercializaba era el algodón, lo que permitió un importante desarrollo pues durante la Guerra Civil norteamericana fueron cerrados todos los puertos de los Estados sureños, además de que estaba prohibida la exportación e importación de cualquier producto.
Aún así el algodón que se cosechaba en Camargo, Reynosa y Matamoros era vendido a Estados Unidos desde el Puerto Bagdad, lo que convirtió a muchos habitantes de la zona en hombre ricos.
Sin embargo, al terminar la guerra, los puertos de Texas abrieron de nuevo y el comercio por el Puerto Bagdad cayó drásticamente.
Por si fuera poco, antes de acabar la Guerra Civil, el Puerto Bagdad sufrió de dos saqueos: el primero fue por parte de los Confederados quienes venían huyendo de Estados Unidos, luego vino otro por parte de los yankees y en ambos se hicieron grandes destrozos.
En ese entonces Bagdad era un montón de casas de madera, no había infraestructura o un crecimiento ordenado.
Posteriormente, entre los años 1886 y 1889, cuando el puerto estaba en franca decadencia, una serie de huracanes arrasaron con todo lo que había en la zona.
El fenómeno más devastador fue el de 1880, mismo que provocó que el río Bravo se desbordara y dejara al Puerto Bagdad sepultado bajo toneladas de lodo.
Para el investigador del Colef, lo que le dio el “tiro de gracia” al puerto fue el ferrocarril, ya que en 1881 se abrió una nueva ruta comercial entre Monterrey y Nuevo Laredo, lo que desplazó cualquier tipo de comercio por Matamoros y la región y todo se vino abajo.
Para el investigador del Colegio de la Frontera Norte toda esta historia debe de ser una lección para las autoridades actuales.
“Debemos de aprender de esta lección. Matamoros crece de manera coyuntural y circunstancial primero por el algodón, luego por el sorgo y seguimos con las maquiladoras. Ahora se supone que vamos a crecer por el petróleo, pero el petróleo se va acabar y vienen nuevas tecnologías”, advirtió.
Zárate Ruiz estableció que se requiere de un proyecto a largo plazo y que los gobernantes le den continuidad, para que no nos vuelva a pasar lo que sucedió en Puerto Bagdad.