Dentro del Centro de Ejecuciones y Sanciones (Cedes) de Matamoros están recluídas 50 madres de familia, las cuales el pasado 10 de mayo tuvieron un festejo del Día de las Madres totalmente distinto al de otras mujeres.
Una de las festejadas es Nancy Guadalupe Rocha Gudiño, de 29 años de edad, quien puede considerarse afortunada pues como su hijo aún no va a la escuela, puede vivir con ella tras las rejas.
Nancy Guadalupe indicó que de no ser porque tiene la compañía de su hijo Abi dentro del penal, no tendría fuerzas para luchar y seguir contando los días que le restan para cumplir su sentencia.
“No solamente estoy presa yo, sino que toda mi familia, mi madre, mi padre, mis hermanos y mis hijos, que desde hace más de un año que no he podido ver a los dos mayores”, dijo con tristeza, esta mujer quien está cautiva desde el 23 de noviembre del año 2000.
Recordó que su condena de diez años de prisión la recibió por haberse enamorado de una persona que se encontraba presa en el reclusorio.
“El amor me hizo cometer el delito de tratar de internar 152 gramos de mariguana al penal, dicen que cuando uno se enamora, se ciega totalmente y en su momento fue lo que me paso”, indicó.
“Eso me paso a mí, el padre de mis hijos me pidió traer droga al penal y me detuvieron, en ese momento yo creí que ese hombre era el amor de mi vida, por eso hice lo que me pidió”, comentó.
Nancy Guadalupe aseguró que no se arrepiente de lo que hizo, ya que estando interna ha aprendido de sus compañeras y sus problemas.
“Todas sabemos que tenemos que pagar las consecuencias de nuestros actos, pero yo no me arrepiento, aquí adentro he aprendido muchas cosas e incluso he podido ayudar a mis compañeras internas por medio de la palabra de Dios”, dijo.
Madre de tres hijos –uno de 12 años, otro de 9 años y el pequeño de tres años con seis meses–, Nancy Guadalupe se ha convertido en la pastora y encargada de la Iglesia que existe dentro de la cárcel.
“Yo soy de religión cristiana y dentro de la iglesia que tenemos aquí he podido dar a las demás internas palabras de aliento ante sus problemas. A no me importa que religión profesen las demás, lo importante es acercarnos a Dios y pedirle que nos ayude a enfrentar esta situación”, comentó.
Nancy quien contaba con 20 años de edad cuando fue presa, señaló que es muy difícil estar encarcelada porque no pueden estar con sus seres queridos.
Esto provocó que durante los primeros meses de cautiverio renegaba de todo y hasta odiaba a su familia, pero con el tiempo se dio cuenta que tenía una meta importante que cumplir.
“Me di cuenta de que Dios tenía un propósito muy importante para mi vida, el poder ayudar con mi testimonio a las demás personas para que no hagan lo mismo”, dijo.
Añadió que nada vale la pena para que una mujer comprometa su dignidad y su integridad como ser humano.
“Lo que quiero es salir para estar con mis hijos, aunque sé que nunca voy a recuperar los años que perdí al estar aquí, quiero estar con ellos para abrazarlos”, agregó.
Nancy Guadalupe indicó que cuando ingresó a la cárcel estaba a punto de concluir su carrera universitaria, pues se encontraba cursando el séptimo semestre de Diseño Grafico de en la Facultad de Arquitectura de la UAT en Tampico, Tamaulipas.
Argumentó que es bueno saber que afuera del penal existe gente que las estima y se preocupa por llevarles un poco de alegría y compañía en una fecha tan especial como lo es el Día de las Madres.
CINCO RAZONES PARA LLORAR
Cada una de las mujeres recluidas en el penal de Matamoros tiene una historia de dolor abandono o de readaptación.
Idelia Rodríguez Zamora de 37 años de edad, es madre de cinco hijos, Miguel Angel de 19 años, Francisco de 18, María Guadalupe de siete años y las gemelas Sandra Nallely y María Nallely de dos años con ocho meses, a quienes no puede ver desde hace ocho meses, pues fue sentenciada a un año de cárcel por herir a su hermano con un cuchillo cuando este golpeaba a su abuela.
“Yo quise defender a mi abuela que es como mi madre, por eso le enterré un cuchillo a mi hermano, esa es la razón por la cual me encuentro presa”, indicó.
Agregó que este 10 de mayo solamente recibió la visita de sus dos pequeñas hijas. “Ahora que estoy aquí adentro entiendo que les hago falta y quisiera salir para estar con ellos, es lo que deseo más que nada”, dijo con la voz entrecortada.
Añadió que estando interna ha aprendido a dejar las drogas y valorar a sus hijos, por ello no quiere volver a cometer los mismos errores de antes.
“En el tiempo que tengo presa he cambiado, yo antes me drogaba pero ahora me acerque a Dios, a la Iglesia y lo único que quiero es concluyan los cuatro meses que me faltan para poder estar al lado de mis hijos”, comentó llorando.
Aseguró que dentro del penal se sienten protegidas, ya que actualmente afuera existe mucha maldad y perdición.
“Desde los 12 años y después de que falleció mi mamá me fui a vivir en la calle, estuve recluida en el Tutelar de Menores, detenida en el penal de Reynosa y en el de Ciudad Victoria”, apuntó.
Juró que esta es su última experiencia, ya que quiere iniciar una nueva vida donde sus hijos están primero.
“Deseo salir y hacer una nueva vida al lado de mis hijos, ya no quiero ser la misma que antes salía a drogarme con mis supuestos amigos. Yo quiero que me den mi libertad para tratar de recuperar el tiempo que no he convivido con mi familia”, comentó al borde de las lágrimas.
Por ello lo único que le pide a Dios es que le muestre el camino a sus hijos y que ya jamás la separe de ellos.
“Yo espero que mis compañeras salgan pronto, ya que son muchas aquí que ni siquiera tienen una visita y estar sola aquí es muy difícil”, concluyó.
Por su parte el director del Centro de Ejecuciones y Sanciones de Matamoros, Jaime Cano Gallardo, señaló que de las 54 reclusas que están en el módulo de mujeres, 50 son madres de familia.
“Esta fecha tan importante no podía pasar desapercibida para las reclusas, por eso quisimos traer un poco de alegría a las mamás internas con un convivio, comida, algunos regalos y despensas para festejarles su día”, indicó.
Añadió que se trata de llevarles un rato agradable para que se olviden de los problemas que tienen.
“Convivimos con ellas, cantamos y hasta bailamos, es una fecha especial para todas las madres”, comentó.
Agregó que Adriana González de Hernández, presidenta del DIF estatal, les envió pasteles y regalos para el convivio en el Cedes.
Además los integrantes del Club Rotario de Matamoros acudieron para darles obsequios y compañía.
Cano Gallardo agregó que Juan Villafuerte Morales, el líder del Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora (Sjoiim), organizó unfestejo para las 54 internas.
“Se trata de hacer que pasen un rato agradable para que recuerden y festejen su día, ya que algunas de ellas ni siquiera reciben una visita en este día tan especial”, finalizó.