Cortando una racha histórica, por primera ocasión en 44 años fue cancelado el festejo del Día del Turista en el municipio fronterizo de Nuevo Progreso.
Es 21 de marzo del también llamado año “veinte veinte”. Las calles del poblado lucen vacías. Algunos comerciantes bajan las cortinas de sus locales. Los transeúntes se miran reticentes portando algunos, cubre bocas y una progresiva psicosis se apodera de toda una comunidad que durante décadas ha vivido del turismo.
Pero este día en especial ha sido atípico. A diferencia de las 43 conmemoraciones anteriores, hoy no hubo folklore, jolgorio, música ni sabrosos bocadillos. La avenida principal Benito Juárez que conecta con el puente internacional de Progreso, Texas, se mantuvo desocupada.
No la caminaron como otras veces los ‘winter texans’ con sus cervezas en mano. Tampoco se realizaron desfiles ni mucho menos conciertos. No había nada que celebrar: el coronavirus lo sustituyó todo.
Fue el avasallador escenario que interrumpió una vieja tradición en la localidad, en la que después de una prolongada estadía los vacacionistas de invierno venían hacia el lado mexicano para pasar un jornada de fiesta antes de retornar a sus lugares de origen más al norte del continente.
Aunque los preparativos ya estaban listos la epidemia global del COVID–19 obligó a las autoridades a anular el evento. Para la presidenta del cluster de Turismo Médico Dental, Eva Lilia García de González, el comercio organizado fue responsable en acatar las reglas.
“La situación real que tenemos actualmente es crítica y se supone que los protocolos de epidemiología son determinantes. Estamos viendo que el virus es de afuera hacia adentro y la primera semana de enero que ya se conocía el coronavirus los aeropuertos siguieron operando sin verificar la temperatura de los pasajeros. Ahora ya lo tenemos aquí debemos actuar en consecuencia”, manifestó.
Esta egresada en salud pública por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es contundente a la hora de dar un pronóstico, porque en la segunda semana de abril ya eran 2 mil 785 los infectados y se contabilizaba en 141 la cifra de muertos, a partir del 1 de febrero que comenzó la contabilidad estadística.
“Si nosotros hacemos caso y nos quedamos en casa para no contaminar más podemos tener una mejoría de aquí a uno o dos meses. Estos 30 días son cruciales para controlar esto, de lo contrario pudiéramos estar pasando por una gran tragedia nacional.
“Entre el 5 y el 20 se va a ver el pico y ahí estaría el problema, porque para bajar la pandemia nos tendríamos que manejar otros dos o tres meses más. Esto es determinante”, sopesó.
POR FAVOR ENTIENDE
Por más trillada que sea la frase, García de González le pidió a la comunidad que se quede en casa.
“Si no tienes nada que aportar mantente en tu domicilio. Yo sé que la situación está durísima en la economía, la gente tiene que salir a buscar la comida, pero que lo haga una sola persona de la familia.
“No hay pruebas, eso es lo quiero que entiendan. Ni las pruebas rápidas están comprobado que funcionen. Ese es el otro punto, por eso les pedimos que no salgan”, recomendó.
La presidenta del cluster de Turismo Médico Dental reconoció que el pueblo se encuentra paralizado como respuesta a la contingencia, aunque ésta llegó al final de la temporada vacacional de invierno.
Esta doctora con experiencia en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), admitió que nunca había visto una amenaza masiva de respuesta en cadena en cuestión de infecciones como actualmente está sucediendo con el COVID–19.
“La problemática está en los asintomáticos, en los que no sienten nada, y están haciendo los contagios, porque tiene que ver con las defensas, con el sistema inmunológico y las enfermedades.
“Ya son muchos años dando la consulta familiar y también estuve como jefa de Medicina Preventiva del Instituto en Ciudad Mante y nunca había visto algo similar, ni siquiera con la pandemia de 2009. Con la Influenza estuvimos en coordinación poquito antes cuando se veía venir, pero ahora todo el mundo es un foco de infección tremendo”, lamentó.
García de González tuvo acceso a reportes donde otros países ya se estaban preparando ante el tsunami viral del coronavirus, mientras que a otras naciones les llegó desprevenidas.
“El Ministro de Salud de Panamá es un compañero mío de mi carrera, de mi grupo de médicos diario. Ellos en enero ya tenían el informe. ¿Y cómo empezaron a manejar ellos esto?, por localidades. Bien organizados. Cada quién ya tenía un manual de cómo iban a manejar su situación a nivel local.
“Por eso no sé por qué nos llegó esto a México sin haber una preparación. Nosotros hasta el 17 de marzo estábamos teniendo la explicación de Salubridad. Todavía a principios de ese mes no nos imaginábamos la catástrofe, pero desde un principio nos están diciendo la gravedad de todo esto. Estamos en una situación bastante grave, que si no hacemos caso se empeorará”, alertó.
OBEDECER Y NO LAMENTAR
García de González es sabedora que Nuevo Progreso está resintiendo los embates de la pandemia, más debido la falta de visitantes, pero dio un mensaje de aliento a los comerciantes y prestadores de servicios médicos no urgentes que han debido ir al paro.
“Los dentistas no están trabajando, a no ser que tenga algo muy fuerte el paciente y venga directo, porque la atención es por la boca y ellos son los más susceptibles a enfermarse.
“Yo me protejo con guantes, cubrebocas, batas desechables, cada que vienen pacientes me pongo y los tiro. Los tapa bocas se deben desechar a diario y la gente usa los mismos porque no hay y no estamos tomando las medidas adecuadas.
“Estoy de acuerdo, la situación económica no permite que al menos el 70 por ciento de la población se quede en casa y tiene que salir a fuerzas a buscarle, aunque en este lugar el 90 por ciento de la economía está paralizada. Nada más estamos brindando servicios tres médicos de 40”, comparó.
No obstante, esta profesionista de la salud aceptó que aún existen personas escépticas por esta situación que no utilizan los tapa bocas y hasta se atreven a bromear.
“A ellos quiero decirles que el coronavirus sí es una amenaza real. Se dicen mil cosas de cuestión de guerras biológicas y a lo mejor tiene un inicio como tal, pero ahorita es una pandemia y necesitamos preocuparnos en que no haya más enfermos ni fallecimientos.
“Lo que yo estoy haciendo es que he mandado a hacer mascarillas para poder regalar a los niños con cáncer. Si todos los ciudadanos ponemos de nuestra parte podremos salir adelante porque insisto:
“Una persona le va a transmitir a tres y esos tres sucesivamente a otros tres y así se va el COVID–19. Del 100 por ciento de casos la mortandad es de 3.7 por ciento. Se supone que el 66 por ciento son asintomáticos. El 19 sintomáticos, de los cuales 15 están hospitalizados y el otro 6 por ciento está en casa. El problema es con el 66 por ciento de los portadores que no sienten nada y siguen contagiando”, ilustró.
Mientras tanto, la pregunta obvia queda ahí: ¿de que sirve que unos se estén resguardando en cuarentena cuando muchos no?
Pero lo cierto es que la comunidad no podrá volver a sus actividades cotidianas mientras no se corte la propagación de este mortífero virus, así que Nuevo Progreso, al igual que otros muchos municipios padece las consecuencias de la emergencia global que sacude al mundo y que enferma también a las economías, incluida la de este pequeño territorio en la frontera mexicana.