Sobre una de las escaleras del bordo del río Bravo desciende una refrescante ola azul con diversas especies marítimas que, rodeada de flores, libélulas y distintas plantas regionales, salpica de emoción a cualquier persona que la contemple por esa “pizca de calor” que otorga a la vista.
Más adelante, se puede observar un imponente charro montado sobre su caballo, que da la sensación que en algún momento habrá de cobrar vida para seguir recorriendo la brecha a todo galope en busca de llegar a su destino.
Estas obras de arte ubicadas sobre las escaleras que se construyeron sobre el bordo del referido río, forman parte de una serie de murales elaborados mediante la técnica denominada “Vitromosaico Bizantino” que data de siglos atrás y que ha emigrado a la frontera norte de Tamaulipas.
Es en las manos del artista Marco Antonio Martínez Sarabia, originario de Matamoros, que este tipo de producción ha encontrado eco en las paredes de espacios públicos y, con ello, una amplia difusión entre los habitantes de la localidad y las personas que llegan a visitar este municipio fronterizo.
Los murales están compuestos por miles de piezas de vidrio y mosaico colorido que al conjuntarse conforman imágenes dotadas de una gama de diversas tonalidades que es imposible sean desapercibidas para los transeúntes que pasan a un lado de ellos.
Detrás de toda la belleza que emana de las obras, hay un arduo proceso que consiste en trazar la imagen, elegir con precisión los colores del vidrio, cortar con meticulosidad el material e instalarlo adecuadamente para que el grabado pueda transmitir un mensaje y también logre un cambio en el entorno que ha sido colocado.
Pieza por pieza, los murales abarcan ya varios metros de superficie pública, sin embargo, la intención es forrar kilómetros del espacio matamorense para adherirle al panorama un color distinto y, por qué no, aportar a la incesante construcción de la identidad de ese municipio fronterizo.
PIEZA POR PIEZA
Martínez Sarabia, quien principalmente se dedica a la restauración de vitrales pero quedó pegado al Vitromosaico Bizantino, explica que para elaborar un mural se requiere de paciencia y dedicación.
Es en su estudio ubicado en el Centro Histórico de Matamoros donde produce la obra en la que procura abordar temas relacionados con la región para que las personas puedan tener un entendimiento de lo estampado en la superficie.
Por el material que se emplea, los murales tiene una larga resistencia a las condiciones climáticas, por lo que pueden durar años sin presentar daños.
“Primero lo que tenemos que hacer es un dibujo, personalmente yo lo elaboro a mano. Después se hace la selección de las tonalidades hay que tener cuidado con el color de los vidrios para que te pueda dar la profundidad y el volumen, la combinación de los colores es lo que hace que luzcan los murales”, explica.
Enuncia que el vidrio denominado esmalti, la materia prima con la que se teje el entramado de un mural, es costoso ya que un kilo puede costar hasta 800 pesos, por lo que alterna con material que le sobra de los vitrales o con otra de menor precio pero de calidad similar.
Agrega que para seleccionar los colores tiene que realizarlo con la luz apagada para diferenciar las tonalidades, tomando en cuenta donde será colocado el mural y las condiciones de la iluminación que tenga durante el día.
“No hay una sola pieza igual a otra, son millones de piezas y ninguna es igual a la otra. Entonces tenemos que tener la sensibilidad para poderla ir acomodando cada pieza en su lugar para que la obra quede como queremos”, dice.
Una vez que se cuenta con el dibujo sobre el papel se van colocando los pedazos de vidrio, después se le coloca un adhesivo para porcelanatos en el área y se pega. Cuando ha secado se humedece y se retira el papel dando aparición al mural.
GRANDES PROYECTOS
Actualmente, Martínez Sarabia trabaja en dos grandes proyectos: el primero está relacionado con la decoración de las 20 escaleras que hace 50 años fueron construidas en el marco del reforzamiento del bordo del río Bravo, ubicadas sobre la calle Tamaulipas.
El año pasado fue inaugurada la primera obra denominada “Pizca de calor” en la que muestra el desarrollo del municipio a pesar de las adversidades que en ocasiones origina la condición climática de la zona.
“Esta obra tiene más de 37 mil piezas de mosaico y vidrio y en ella tratamos de representar un poquito de lo que hemos ganado los matamorenses con nuestro trabajo a las inclemencias de la región, que a pesar de ser el clima muy extremoso tenemos vida y salud”, enuncia.
Hasta el momento el artista ha logrado completar 10 escaleras con obras como “Se oye crecer”, que es una oda a la agricultura, “El estero”, en memoria a los inicios de la ciudad, “Luisa Fernanda”, que es una china poblana de colores nacionales.
“Este mural tiene alrededor de 16 mil piezas de mosaico y de vidrio, se está representando un orgullo nacional de una de las tradiciones más representativas de nuestra nación. Lo padre es aterrizarlo, acomodar cada una de las piezas para que se vean los moños de la china poblana, para que se vea el vestido, lo colorido de nuestra cultura”, dice.
Aunque la decoración de las escaleras fue el primer trabajo de carácter público que realizó Martínez Sarabia, la opera prima del artista es un mural que actualmente construye en las instalaciones del Instituto Matamorense para la Cultura y las Artes (Imaculta) que se ubica en el Parque Olímpico.
El mural será de una extensión de 300 m2. y se representarán elementos como la plaza principal, la presidencia municipal, el espacio conocido como “El Laguito”, entre otros lugares que alberga la vida del municipio fronterizo.
“Este mural va tener más de un millón de piezas y vamos a representar lugares como los puentes internacionales, en total son 43 elementos que son parte de la ciudad de Matamoros”, señala.
La obra, que aún no cuenta con nombre, será culminada en por lo menos cuatro meses más, aunque en los avances ya destaca el escudo de la ciudad con sus componentes originales.
“Los murales son contadores de historias más que decorativos y en este mural vamos a tener la historia de Matamoros. Para mí es un orgullo y me va a servir para hacer más obras”, finaliza Martínez Sarabia.