
La ciudad de Matamoros no ha dejado de ser víctima de la naturaleza. En menos de 70 días ha soportado el huracán “Alex”, la depresión tropical número 2, la creciente del río Bravo, la tormenta tropical “Hermine” y –como tiro de gracia–, los remanentes del huracán “Karl”.
Una tromba catalogada como atípica por las autoridades municipales, sorprendió a la ciudad la madrugada del domingo 19 de septiembre. En sólo dos horas cayeron seis pulgadas (15 centímetros y medio) de agua, originando inundaciones severas en 118 colonias de la localidad.
La ciudad, que sin notarlo dormía bajo una intensa cortina de agua, despertó con el agua hasta las rodillas. El letargo del “puente vacacional” finalizó para las autoridades; había un desastre, familias damnificadas, daños materiales y situaciones por resolver de manera inmediata.
Y aunque ese mismo día el presidente municipal, Erick Silva Santos, convocó al Consejo Municipal de Protección Civil, la cantidad de agua que se albergaba en algunos sectores ya había trastocado la normalidad.
La ciudad no estaba en condiciones para soportar una precipitación pluvial de esta magnitud, pues diversos factores se conjugaron para propiciar que los remanentes del huracán “Karl” –que impactó de lleno al estado de Veracruz–, anegaran Matamoros.
CIUDAD VULNERABLE
El desastre tuvo varios orígenes. El río Bravo estaba a nueve metros, por lo que se determinó cerrar las charnelas –o compuertas de desagüe– para evitar que sus aguas invadieran el municipio.
Como nadie esperaba estas lluvias, no se contaba con el equipo de bombeo suficiente para atender a la ciudad, por lo que Matamoros estaba vulnerable.
Además, la ciudadanía apenas se reponía de los estragos de la tormenta tropical “Hermine”, que trajo consigo ráfagas de viento arriba de los 100 kilómetros por hora y causó daños en la infraestructura local y el patrimonio de cientos de familias.
Días antes, la Comisión Nacional de Límites de Agua (Cila) había anunciado la extensión del período de los trasvases de las presas de Nuevo León y Tamaulipas hacia el río Bravo por 10 días más, como medida precautoria ante el reciente huracán “Karl”.
Jesús de la Garza Díaz del Guante, gerente general de la Junta de Aguas y Drenaje (JAD) de Matamoros, auguró que con esta decisión y en caso de que se presentaran precipitaciones pluviales intensas, la ciudad estaría en un grave problema.
Antes de que todo esto sucediera, ya había señalado que las zonas aledañas al río corrían el riesgo de inundarse y tardarían en ser liberadas del agua, ya que las charnelas, que se utilizan para desaguarlas por gravedad, estaban cerradas para evitar filtraciones provenientes del río en los sectores.
“Todos los vecinos que viven en la zona aledaña a las márgenes del río Bravo y que están acostumbrados a que el nivel del agua baje rápidamente, no verán que suceda de esta manera”, expuso a los medios de comunicación.
Asimismo, aseveró que los drenes estaban libres de agua, por lo que no se tendría problema en caso de lluvia. Sin embargo, la intensidad de la tormenta originó el desbordamiento del dren “20 de Noviembre”, que vertió una cantidad considerable de agua en la colonia Benito Juárez, inundándola y originando pérdidas materiales las familias que habitan en ese lugar.
Los más afectados tuvieron que resguardarse en el albergue del centro deportivo “Eduardo Chávez”. Lo paradójico es que muchas familias ya habían estado en este lugar durante la tormenta tropical “Hermine”.
Habitantes de las colonias 18 de Octubre, Víctor Manuel Mata, Fundadores, entre otras, volvían a ser presas de la naturaleza. Sectores que por lo regular no sufren inundaciones, se vieron afectados.
En la reunión efectuada por el Consejo Municipal de Protección Civil, se puso de manifiesto que no se contaban con las bombas suficientes para efectuar las labores de desagüe y que los drenes estaban al máximo de su capacidad.
Asimismo, el panorama para los siguientes días en Matamoros no era nada alentador, los porcentajes de lluvia eran elevados y, de cumplirse, las labores de las autoridades por normalizar la situación serían en vano.
Para el 20 de septiembre ya se había registrado un avance en el desagüe de la ciudad, no obstante, cerca de 100 instituciones educativas no pudieron retomar su actividades por las malas condiciones de la infraestructura.
También algunos negocios se vieron afectados por la contingencia, algunos de ellos hasta hace unos días reiniciaron sus labores.
Ante la crisis, el gobernador, Eugenio Hernández Flores, acudió a Matamoros por segunda ocasión en un mes para constatar los daños.
Acompañado del alcalde, ingresó con el apoyo de vehículos de las fuerzas federales a la colonia Río Verde, la que fue una de las más afectadas.
Antes de eso, había asegurado que la normalidad regresaría a la localidad, ya que la ausencia de lluvias había permitido a las autoridades desarrollar los trabajos correspondientes.
Sin embargo, ese día se soltó una tremendo chaparrón que dejo en la localidad dos pulgadas de agua más, lo que agravó los problemas.
“Teníamos un 70 por ciento de la ciudad sin agua, pero con esta lluvia vamos a volver a las 80 colonias inundadas”, declaró Saúl Hernández Bautista, director de Protección Civil.
Asimismo, el alcalde Silva Santos resaltó que en menos de 48 horas se habían registrado ocho pulgadas de agua, circunstancia que complicaba todo.
PLEGARIAS DESATENDIDAS
Debido a las condiciones en las que se encuentra el río Bravo –que en gran medida favorecieron las inundaciones–, las autoridades estatales y municipales solicitaron al Comisión Internacional de Límites de Agua (Cila) que detenga los trasvases de agua de las presas hacia el río Bravo, para lograr desaguar la ciudad en un menor lapso de tiempo.
Jesús de la Garza Díaz del Guante, gerente general de la JAD, externó que se ha solicitado a la Cila que suspenda los desfogues de las presas, ya que el nivel del río Bravo había aumentado drásticamente. Dijo que en algunas zonas, como la colonia Jardín, la diferencia entre el nivel del río y de las calles es menor.
“El río ha subido a un nivel tal, que la diferencia entre el volumen del río y nuestras calles es mínima, de cinco centímetros”, dijo el funcionario.
Indicó que si el río hubiera estado por debajo de su nivel actual, posiblemente la ciudad hubiera sido desaguada en 12 horas.
Sin embargo, no pudo ser así y ahora y la ciudadanía está pagando los costos de la falta de coordinación, al igual que los residentes de los ejidos Las Blancas, Pacheco y San Lorenzo, que nueva cuenta corren el riesgo quedar bajo el agua.
EN PROBLEMAS
Ya en estos momentos la administración municipal ha perdido la cuenta de las pulgadas de agua que han caído desde la presencia del huracán “Alex”, así como las ocasiones que se han solicitado los recursos al Fondo Natural de Desastres Naturales para rehabilitar la ciudad.
Cuando los reporteros cuestionan al presidente municipal por la evaluación de los daños, éste responde: “¿de cuál contingencia estamos hablando?”
Silva Santos ha externado que los problemas que se han presentado en los últimos tres meses, han colocado a la administración municipal en serios problemas que no podrá resolver por falta de recursos.
“La verdad es que estamos en un brete financiero por las contingencias que Matamoros ha vivido”, dijo.
Señaló que el municipio no cuenta con los recursos para resolver las problemáticas derivadas de los fenómenos naturales, por lo tanto, la participación de los gobiernos estatal y federal serán de suma importancia.
Silva Santos indicó que estos son tiempos atípicos, pues hace una semana la tormenta tropical “Hermine” ocasionó daños por 13 millones de pesos y ahora las lluvias torrenciales derivadas del huracán “Karl” también dejaron destrozos.
“El panorama es complicado pero vamos a salir de esta contingencia como hemos salido de otras, nada más le pido al pueblo de Matamoros paciencia”, pronunció el alcalde.
Por último, dijo que echarán mano de todos los recursos humanos y materiales para restablecer el orden en las colonias cuanto antes, por el bienestar de las familias de la localidad.
Ahora lo único que esperan en Matamoros es que el clima les dé un respiro y no se vuelvan a presentar lluvias que inunden más a esta golpeada ciudad.