
Directivos de la Casa del Migrante San Juan Diego y San Francisco de Asís en Matamoros, revelaron que se ha registrado un preocupante aumento de personas deportadas por esta frontera y quienes buscan atención en los centros de apoyo que operan.
Francisco López Gallardo, sacerdote responsable de la Pastoral de Movilidad Humana (migración) en Matamoros y Reynosa, informó que en el año 2008 atendieron a 18 mil deportados en Matamoros, un número que espera se supere en este año.
“Las cifras que tenemos desde enero al mes de julio son de aproximadamente 12 mil personas atendidas que regularmente son originarios de Veracruz, Chiapas y Centroamérica. En los primeros meses del año no se presento este incremento sino que fue hasta el segundo trimestre cuando alcanzamos estas cifras”, precisó.
En la Casa del Migrante de la Diócesis de Matamoros se tiene capacidad para albergar a 50 personas, sin embargo, desde hace tiempo que este número ya fue rebasado.
“Solamente en un día hemos recibido de 140 a 180 personas, ya que se juntan los deportados con los migrantes del sur, desafortunadamente la Casa del Migrante no tiene la capacidad para tanta gente”, dijo López Gallardo.
El sacerdote agregó que cuando se presentan estas situaciones se ven en la necesidad de adaptar en el patio del albergue en un “dormitorio” donde pueden dormir alrededor de 100 personas a quienes se les proporcionan cobijas y colchonetas, además de que están protegidas con un techo de lámina.
El responsable de la Casa del Migrante agregó que se tiene el proyecto de ampliar este lugar, debido al incremento en el número de personas que llegan solicitaron albergue.
“El patronato en coordinación con el gobierno estatal y municipal estamos en pláticas para construir un nuevo dormitorio que contaría con 25 literas para 50 personas, con sus baños y regaderas, también nos urge tener un área de enfermería con personal capacitado y un comedor más amplio para tratar de darnos abasto en cierto porcentaje”, refirió.
Explicó que en este albergue se les ofrece a los migrantes un techo donde resguardarse, además de alimentación, vestido, atención médica, psicológica y hasta jurídica si así lo requiere el migrante.
“Buscamos atender bien a los migrantes y deportados en nuestro albergue. Para esta construcción se necesita alrededor de medio millón de pesos, por ello estamos solicitando el apoyo del gobierno para lograr hacer esto una realidad y esperamos pronto estar dando esta buena noticia”, comentó.
EL INDOCUMENTADO COMO PRODUCTO
“La realidad del migrante es que es tratado como un producto por parte de los ‘pateros’ o ‘coyotes;, ya que de ellos (migrantes) obtienen muchos recursos, es por ello que ya no se le ve como una personas sino como un objeto material valiosísimo”, expresó López Gallardo.
Señaló que la situación de los migrantes tanto centroamericanos como mexicanos es muy grave.
“Desafortunadamente ellos sufren de violaciones a sus derechos individuales, además que constantemente se presenta extorsión por parte de algunos miembros de la autoridad”, mencionó.
Refirió que el tráfico humano por parte de los “pateros” o “coyotes” se ha convertido en un negocio donde se ve como una simple mercancía a estas personas.
“Las violaciones de los derechos de los migrantes están a la orden del día, en la actualidad ya no se le ve como persona sino como un objeto valioso por las fuertes cantidades de dinero que obtienen a través de ellos, en ocasiones son perseguidos por estos e incluso son dejados mal heridos”, apuntó.
Gallardo López señaló que la mayoría de estas personas acuden al albergue con la esperanza de obtener algo de alimento, ropa y refugio, ya que han sido víctimas de maltrato en las casas de seguridad que hay en esta ciudad fronteriza.
“Todos sabemos que en Matamoros existen casas de seguridad donde desafortunadamente los migrantes son maltratados física y sicológicamente, nos damos cuenta por que cuando llegan a nuestro albergue nos cuentan la mala experiencia que pasan en estos lugares sin que las autoridades hagan algo al respecto” demandó.
Asimismo, el responsable de la Casa del Migrante informó que existe la problemática de deportados que vienen enfermos sin que la autoridad de Estados Unidos lo informe al gobierno mexicano.
“Algunos de los deportados vienen muy enfermos de diabetes, epilepsia, enfermedades mentales e incluso cáncer, esta es una situación bastante grave”, agregó.
López Gallardo señaló que en ocasiones quienes acuden a esta casa se ponen delicados de salud y en el albergue no se cuenta con una atención médica adecuada, por lo que tienen acudir a doctores particulares o trasladarlos al Hospital General.
Además, está el problema de las personas que son deportadas por cometer algún delito en Estados Unidos y representan un riesgo tanto para los migrantes que están en la casa, como quienes ahí laboran de manera voluntaria.
“En ocasiones son deportadas personas que estuvieron en la cárcel, y llegan sin ningún control o expediente por lo que no sabemos qué delito cometieron, si fue algo menor, como andar tomado manejando o sin licencia o algo más grave que pueden llegar a ser criminales”, señaló.
Por su parte, Eduardo Yáñez Guevara, encargado de la Casa del Migrante, informó que regularmente son más los hombres que las mujeres las que llegan deportados a la frontera.
“Mensualmente de cada 20 hombres que nos llegan al albergue viene una mujer y de cada diez migrantes que recibimos ocho son mexicanos y dos son centroamericanos o de otros países”, explicó.
Apuntó que todos los migrantes y deportados que se albergan en este lugar colaboran realizando las labores de la casa, desde la comida hasta la limpieza.
“Aquí todos se ayudan, desde que son recibidos se habla con cada uno de ellos para que sigan las reglas del refugio, ellos mismos cocinan, ayudan a mantener limpio los dormitorios y las instalaciones, se trata de estar colaborando dándose la mano en lo que se pueda”, indicó.
Yáñez Guevara agregó que el albergue se mantiene gracias a la colaboración de organizaciones, comercios y feligreses que apoyan con donativos en especie.
“Recibimos apoyo a través de instituciones y empresas que nos donan comida, incluso las comunidades de las iglesias también nos apoyan con despensas y ropa, aunque algunas veces es insuficiente ya que en ocasiones llegamos a recibir a cientos de personas en un solo día”, comentó.
El encargado del albergue recordó que también reciben apoyo del Sistema DIF de Matamoros, sobre todo cuando llegan las personas con problemas de salud.
“Afortunadamente nos han ayudado varios doctores que acuden hasta aquí para revisar y otorgar el medicamento a las personas que así lo requieran, ya cuando son situaciones más graves tenemos que pedir el apoyo del Hospital General”, explicó.
El directivo de la Casa del Migrante señaló que debido a las necesidades del albergue se le han hecho varias modificaciones, a fin de tratar de darse abasto para albergar y ayudar a todos los que aquí acuden.
“La Casa del Migrante tiene aproximadamente 23 años de que fue fundada por Mark y Luisa Zwick, quienes vieron las necesidades y duras experiencias por las que pasan estas personas”, dijo Yáñez Guevara, quien agregó que actualmente Mark y Luisa cuentan con un refugio en Houston, Texas, donde también atienden las necesidades de los indocumentados.
DEJANDO TODO ATRAS
Dejando a sus padres, esposa e hijos en una zona llamada El Paraíso, al sureste Honduras, Mario Roberto Molina viajó 16 días para poder llegar a Torreón, Coahuila, y de ahí posteriormente dirigirse a Matamoros, Tamaulipas, con la intención de ingresar a Estados Unidos de manera ilegal, un proyecto que ya se le había frustrado en dos ocasiones.
“Yo busco conseguir ‘plata’ para darle a mi familia una estabilidad económica, esta es la tercera vez me voy a los Estados Unidos, hace un mes me regrese a ver a mi familia en Honduras y para saber cómo estaba la situación económica, pero la crisis está muy difícil y todavía no es el tiempo de que me quede en Honduras”, explicó.
“Mi objetivo es cruzar nuevamente aunque conozco riegos que corro al intentar nuevamente irse de ilegal, dejamos todo por nada, pero es necesario correr el riesgo”, mencionó Mario Roberto, quien ha vivido varios años en la Unión Americana.
Indicó que conoce los riesgos que corre al intentar ingresar por tercera vez de manera ilegal a Estados Unidos, pero reconoce que es un sacrificio que tiene que hacer por su familia.
“Todo sacrificio tiene sus recompensas al final de camino. Muchas veces sufrimos asaltos, secuestros y humillaciones pero es necesario sacrificarse por la familia, esta es la última vez que estaré en trabajando allá, mi objetivo es juntar una plata para poner un negocio en mi país y no retirarme más de mis cuatro hijos y mi esposa”, señaló.
Por su parte, Sandra Mazariegos, migrante de origen guatemalteco, tiene aproximadamente un mes en esta ciudad fronteriza buscando el llamado “sueño americano”.
“Dejé a mis dos hijos en Guatemala y me vine a buscar un trabajo para sacarlos adelante, ya que en el lugar donde vivía está muy escaso. Mi sueño es construirles una casita pero por la situación económica de mi país las cosas están muy difíciles, sobre todo cuando estás sola como es mi caso”, refirió.
Añadió que está buscando los medios para salir adelante con su familia, ya que los salarios son bajos y es poco el trabajo en aquel lugar.
“Mi intención es ayudar a mis hijos, soy madre soltera y me ha tocado criar a mis hijos sola. En Guatemala no tengo un techo donde ellos puedan vivir, necesito hacerles una vivienda aunque sea humilde pero para que ellos tengan un lugar donde vivir, esto es lo que me ha traído hasta acá”, comentó.
Señaló que tiene un mes en esta ciudad, ya que su propósito es cruzar ilegalmente a Estados Unidos, aunque no ha conseguido el dinero para hacerlo.
“Quiero aunque sea cruzar aquí al primer pueblo para poder trabajar y enviarles dinero a mi dos hijos que me esperan en Guatemala”, mencionó.
Por último la mujer manifestó su agradecimiento a los directivos de la Casa del Migrante por el apoyo que le han proporcionado.
“Gracias a Dios encontré este lugar donde gente buena nos apoya, son unas personas muy atentas y especiales, ya que la Casa del Migrante le abre la puerta cualquier persona que lo necesite a la hora que sea, sobre todo a nosotras que corremos más peligro y pasamos por muchas experiencias dolorosas cuando intentamos cruzar a Estados Unidos para tener una mejor vida”, finalizó.