
En la playa Bagdad se verá el lanzamiento de cohetes que SpaceX quiere mandar al espacio desde el puerto de Brownsville, Texas, donde recién se anunció que también se construiría “Starship”, la poderosa nave con la que Elon Musk quiere viajar alrededor de la Luna y posiblemente ir a Marte.
Hace varios años, cuando se dio a conocer que se pondría fin a la era de los transbordadores (porque naves más modernas los sustituirían) y que existía un ambicioso proyecto para enviarlas fuera de la atmósfera muy cerca de la frontera de México, hubo gran escepticismo.
Porque no sería la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) la que lo financiaría y, también, porque se dijo que se convertiría en el primer puerto espacial “comercial” del mundo.
Se llegó a pensar que eso sucedería en un periodo de “años luz”, pero lo que la opinión pública no sabía es que la carrera aeroespacial occidental tenía ya preparados fuertes adelantos para echarlos a andar en un corto plazo y lo que parecía un sueño lejano es cada vez más una realidad.
En noviembre de 2014 aquella noticia fue tomando forma, desde que el magnate sudafricano abrió la chequera (con 100 millones de dólares) para dar formalmente comienzo a las obras.
Era entonces gobernador de Texas, Rick Perry, cuando junto con Elon Musk, director general de SpaceX, colocaron la primera piedra, muy cerca de la frontera con México.
Las instalaciones fueron emplazadas en un terreno de 100 hectáreas justo en una playa conocida como Boca Chica, situada al extremo sureste del Estado y a solamente cinco kilómetros del vecino país del sur, desde donde se alcanzarán a mirar los lanzamientos.
De acuerdo con información pública en el año de 2012 SpaceX fue la primera compañía con capital privado en llevar una nave a la Estación Espacial Internacional (EEI) y al año siguiente, en poner en órbita un satélite.
La firma tecnológica (propietaria también de grupo Tesla y SolarCity) ha utilizado hasta el momento las instalaciones gubernamentales para poner en marcha todos sus vuelos, así que decidió construir su propia plataforma de lanzamientos.
Inicialmente se habló de la creación de cientos de puestos laborales para edificar instalaciones con una capacidad de despegue de hasta 12 cohetes al año, pero los beneficios para el sur de Texas son mayores e, incluso, se extienden más allá de la frontera con México, por un creciente nicho de negocios: el turismo espacial.
¿EN BOCA CHICA?
Este lugar hasta hace pocos años no figuraba en el mapa geográfico. El mismo año de su fundación, en 1967, casi desaparece por el paso del huracán Beulah.
Era probablemente tan insignificante que en el año 2000 apenas tenía 26 habitantes, la gran mayoría de origen polaco y algunos hispanos.
De hecho Boca Chica se había distinguido más por haber cambiado varias veces de nombre, desde Kennedy Shores, Kopernik Shores y el que lleva actualmente.
Coincidentemente los patronímicos Kennedy y Kopernik están ligados con el espacio, ya que fue durante la administración del ex presidente de Estados Unidos John F. Kennedy cuando la misión espacial Apollo 11 logró llevar por primera vez a los humanos a la Luna.
Y Mikolaj Kopernik es nada más ni nada menos que el creador de la teoría heliocéntrica del sistema solar (de que los planetas giran alrededor del sol) y quien es considerado como el fundador de la astronomía moderna.
Con excepción de la demarcación puertorriqueña, Boca Chica es uno de los puntos más meridionales de Estados Unidos.
Es una península que está prácticamente rodeada de agua, situada sólo a un metro sobre el nivel del mar. Tiene por un lado el río Bravo, al poniente la Laguna Sur y al oriente el golfo de México.
Sin embargo, para Elon Musk y su compañía el territorio de Boca Chica es perfecto para enviar cohetes y naves al espacio y el puerto va ‘viento en popa’…
CON QUÉ PROPÓSITO
El principal objetivo de SpaceX es corresponder al servicio de abastecimiento de la EEI y llevar satélites al espacio, luego que el gobierno de Estados Unidos le otorgó un contrato que asciende a los mil 600 millones de dólares y que también tiene una lista de espera en compañías de telecomunicaciones y países que quieren colocar sus aparatos fuera del planeta.
En otras décadas no existía ni la tecnología para que una empresa particular construyera naves capaces de volar fuera de la atmósfera y era también impensable que un ente externo cumplimentara funciones que exclusivamente le competían a la NASA; sin embargo, la sistemática reducción de los presupuestos abrió esa oportunidad.
En 2017 la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio declaró que sufriría recortes en los que tendría que anular 18 misiones, entre ellas un proyecto para reposicionar asteroides (407 millones de dólares menos que el año anterior).
Siendo SpaceX una compañía con los más elevados estándares de seguridad y encabezando los desarrollos de la industria aeronáutica espacial privada, ha podido sortear con éxito los grandes desafíos que la industria le exige.
De hecho, los lanzamientos que se harán desde Brownsville, muy cerca de Matamoros serán teledirigidos. Eso quiere decir que no llevarán una tripulación de astronautas. En ese entonces el ex gobernador Rick Perry dijo que sería una “instalación revolucionaria”.
Desde la frontera también se enviarán al espacio los cohetes “Falcon 9”, que se caracterizan por ser grandes y pesados.
Iguales a los que Israel utilizó el pasado jueves 21 de febrero para mandar la que será su primera nave espacial a la Luna, convirtiéndose en el cuarto país del mundo en lograrlo, después de Estados Unidos, Rusia y China.
Pero no sólo eso: este mes de febrero también se informó que SpaceX construirá en
Boca Chica la que podría convertirse en la nave espacial más importante del mundo: “Starship”. Además del cohete “Super Heavy”, componentes del fuselaje, de los tanques de combustible, equipamiento interno y tecnología de navegación, lo cual implica que la manufactura y las maniobras ocurrirán en la misma vecindad.
De acuerdo a los anuncios que Musk emitió la construcción de las naves podrían arrancar en abril de 2019.
LA APERTURA COMERCIAL QUE VIENE…
Mientras tanto, en México se lo toman muy en serio. Las autoridades locales de Matamoros han comenzado obras para embellecer su principal centro turístico, la playa Bagdad.
Desde ahí se podrá contemplar el lanzamiento de los cohetes al espacio, siendo un espectáculo que ya se presenta en otras ciudades, generando una importante derrama económica para los pueblos circunvecinos.
Alrededor del mundo existen 21 bases espaciales en activo y la de Brownsville podría convertirse en la 22. El turismo querrá ver en primera fila cómo saldrán fuera de la atmósfera estos modernos cohetes.
El alcalde de la ciudad mexicana de Matamoros, Mario López, ha puesto en marcha un proyecto para llevar a cabo la rehabilitación del alumbrado público y realizar permanentes operativos de limpieza.
Inicialmente se invertirán 142 millones de pesos para que la playa Bagdad pueda recibir a miles de vacacionistas. Se rehabilitarán calles (entre ellas el bulevar Costero); tuberías para sanitarios, regaderas y electrificación, con la intención de que el sitio se encuentre en las mejores condiciones más allá de la temporada de Semana Santa.
Se instruyó a los secretarios de Turismo, de Servicios Públicos y de Desarrollo Urbano y Ecología, a trabajar en la rehabilitación de la infraestructura pública.
La sensación por el turismo espacial podría reflejarse en los próximos meses con la llegada de capital privado en la playa Bagdad de Matamoros, con lo que también se espera apertura de hoteles, restaurantes, tiendas, centros comerciales y prestadores de servicios.
Brownsville lanzará sus cohetes al espacio, y desde Matamoros habrá miradores seguros para poder observar este gran espectáculo.