Las cifras de contagios y fallecidos por el coronavirus en la entidad se han estabilizado. Por primera vez en poco más dos años y medio el Estado de Tamaulipas ingresa al semáforo epidemiológico de color verde. Aunque en diversos sitios permanecen varias restricciones, por ahora, después de 8 mil 19 muertos y 178 mil 479 infectados, el peligro de esta ola mortal y enfermiza parece haberse tranquilizado.
Es octubre de 2022. Una mujer de avanzada edad aborda una unidad de transporte público de la ruta Cañada en la ciudad de Reynosa. No porta cubrebocas. El operador de la pesera tampoco. La mayoría de los pasajeros aún lo llevan puesto, pero paulatinamente esta ligera prenda quirúrgica deja de ser utilizada en lugares públicos.
Parece extraño, sin embargo, hace casi tres años los ciudadanos solían verse a los rostros con normalidad, hasta que en marzo de 2020 una temible pandemia por Covid-19 ingresó a Tamaulipas, como al resto del mundo, en forma arrasadora. Se decretó una emergencia sanitaria y se modificaron los usos y costumbres de la población entera.
Inesperadamente un pequeño paño -de un gramo de nylon- sujetado a las orejas pasó a convertirse de manera obligatoria en el requisito principal en las reglas de distanciamiento social. Sin éste no se podía ingresar a ningún establecimiento o lugar en común, además del deber de someterse a un test de temperatura y la aplicación de geles antibacteriales.
Y es que el contagioso virus (que fue de persona en persona, hasta llegar a cientos de miles en territorio estatal) mató a diestra y siniestra, especialmente a gente adulta y de edad avanzada.
Como nunca se había visto en la historia del país o de la entidad, el bicho obligó a millones de civiles a entrar en estricto confinamiento, casi al estilo de un filme de ciencia ficción. Ni un huracán ni mucho menos un conflicto violento provocó un espanto tan largo y generalizado como éste:
Los hospitales comenzaron a registrar durante las 24 horas ingreso de enfermos por cantidades copiosas. Rápidamente los recursos materiales y humanos también se vieron superados.
Como era de esperarse, la psicosis se apoderó de la gente, que recurrió a las compras de pánico. Esta crisis además originó una desaceleración económica, impulsando una tasa de inflación del 7.3 por ciento, de acuerdo con un estudio de la Universidad Iberoamericana.
Los diferentes órdenes de gobierno tuvieron que improvisar posibles soluciones y en buena medida alinearse a los protocolos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Gran parte de las actividades públicas se limitaron y otras se adaptaron. Los planteles escolares tuvieron que enviar a los estudiantes a cursar las materias a sus casas. La tecnología revolucionó el avance de los menesteres cotidianos en medio de una mortandad amenazante.
MOMENTOS DIFÍCILES
Para agosto de 2020 se estrechaba el círculo de personas que decían tener a un conocido, amistad o familiar enfermo de coronavirus y en los casos más adversos ya hasta había fallecidos.
Antes que las farmacéuticas desarrollaran una vacuna el mundo entero se paralizó por este mal presuntamente surgido en un laboratorio de Wuhan en China. De ahí fue un tsunami imparable que derribó casi todo lo que encontró a su paso a través de sus múltiples variantes.
Covid-19 se dio a conocer a los ciudadanos de la forma más abrupta; a muchos enfermó y hasta les interrumpió su existencia.
Tan sólo en Tamaulipas casi 180 mil pacientes lo padecieron de manera oficial. El grueso de la población que lo tuvo y no fue censado podría ser estimable, pero los datos que sí son reales son los 8 mil 19 certificados de defunción que fueron expedidos a raíz de la pandemia.
Entre los 43 municipios hubo algunos como Matamoros, Reynosa, Ciudad Madero y Tampico donde la cantidad de muertos terminó siendo apabullante.
Generalmente un difunto por contagio del SARS-CoV-2 iba directo a cremación y a sus familias les daban las cenizas dentro de una urna. Una vez que ingresaban a la zona del Triage (área de los hospitales donde recibieron a los infectados) ya no sabían si volverían a verlos con vida.
Otros tuvieron la desagradable experiencia de tener que identificar a sus seres queridos dentro de la morgue, recorriendo el cierre de una bolsa hermética. Unos más alcanzaron a sepultarlos, pero la tragedia fue replicada como una constante durante meses.
SIGUE A LA BAJA, PERO…
Cuando están a punto de cumplirse tres años de que el globo terrestre conociera una de las emergencias más devastadoras de los últimos tiempos, las sociedades vuelven lentamente a la normalidad. En algunos países como Estados Unidos han decretado ya el fin de la pandemia y ni en los centros escolares ni comerciales se utiliza mascarilla.
A pesar de que diariamente se siguen presentando nuevos enfermos y fallecidos, como por ejemplo en Texas (un estado con 30 millones de habitantes), donde un día ordinario tiene mil 500 contagios y 45 defunciones, el virus parece seguir yendo en disminución.
No muy lejos de ahí, en Tamaulipas el pasado miércoles 5 de octubre hubo cero detectados de Covid-19 y ningún muerto. Al día siguiente aparecieron 45 casos y una víctima mortal.
Para los epidemiólogos tales indicativos son menores si se compara con la cantidad de contagios pico que hubo durante la pandemia, de hasta mil 500 cada 24 horas y una cifra superior al centenar de fallecidos en el mismo lapso.
Si bien ni el gobierno de Tamaulipas ni el de México han decretado el fin de pandemia, ambos ya no se mantienen en alarma.
Según lo informó el pasado 3 de octubre el doctor Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la federación, la pandemia del coronavirus se mantiene en franco descenso a nivel nacional.
“Son tres meses con reducción y el nivel más bajo que hemos tenido de transmisión. En este momento la situación de la incidencia de casos es comparable con lo que tuvimos en las dos o tres primeras semanas de la epidemia. Es decir, el punto mínimo que hemos registrado hasta el momento desde su inicio.
“Y en la ocupación hospitalaria tenemos el 2 por ciento y 1 por ciento respecto a las camas generales y con ventilador. También es la ocupación mínima que hemos tenido desde el inicio de la epidemia.
Finalmente en el indicador más relevante, que es el de defunciones, llevamos cuatro semanas consecutivas con cifras de un dígito en el promedio diario durante las distintas semanas”, reveló el funcionario.
Dijo que los programas de vacunación continúan y que actualmente se tiene una cobertura general del 83 por ciento en toda la población elegible para ser inmunizada.
TAMAULIPAS VA BIEN
En los informes técnicos de la Secretaría de Salud del Estado (SST) puede observarse que prácticamente toda la entidad ha entrado en semáforo verde, a excepción de Soto la Marina, Ciudad Mante, Ciudad Madero y Tampico, que continúan en luz amarilla. De ahí en fuera ninguna localidad se ha quedado en rojo o naranja.
Pero a pesar de que la gente comienza a retomar la confianza, las autoridades sanitarias siguen instándola a mantener las medidas preventivas.
En los lugares públicos cada vez son más quienes se retiran el cubrebocas. Por momentos hay espacios en los que pareciera que nunca estuvo el virus.
Pero para quienes perdieron un ser querido, un amigo o abuelo o abuela, un padre, madre, esposo, esposa, hermano, hermana, hijo, hija, tío o tía, sobrino o sobrina, no va a ser sencillo olvidarlo.
Aún se mantienen frescas muchas escenas de la terrible enfermedad que puso en calamidad a un sector importante de la población.
En algunos casos hubo personas que hasta se pelearon a golpes porque en algún sitio colectivo alguien no quería ponerse un cubrebocas, o a quienes les negaron el paso si no lo llevaban puesto.
O recuerdos de cuando los pacientes se morían en la calle, porque ya no había cupo para recibirlos en un hospital. O que los familiares de enfermos de coronavirus hacían filas larguísimas para intentar conseguir un tanque de oxígeno. Fueron días abrumadores y caóticos. No se olvidan.
TOMARLO CON CAUTELA
De acuerdo con el doctor Francisco Leannec González Silva, de la Universidad de Monterrey (UDEM), en la comunidad médica aún existe una gran incógnita sobre si la pandemia continuará o no, pero reconoció que si bien la incidencia se ha reducido considerablemente, la enfermedad sigue presente.
“Estamos prácticamente a tres años de que iniciamos con la pandemia por Covid-19. No sabemos si estamos en una etapa endémica o la amenaza aún está latente de algo que no habíamos vivido en este milenio.
“El pasado mes de septiembre se registró la cifra más baja que hemos visto en los últimos dos años. Mucho tiene que ver que ahora gozamos de inmunidad gracias a las vacunas, así como la exposición que hubo con el virus. Hay mucha más identificación de su modo de transmisión, así como el desarrollo de antivirales que disminuyen la mortalidad de manera muy significativa”, señaló.
El entrevistado también se refirió al anuncio del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quien hizo la proclamación del fin de la pandemia.
“Eso luego de tener en una semana mil 789 fallecimientos a causa de Covid, sin importar que aún hay 50 mil nuevos casos por día. Definitivamente se ha mejorado la circunstancia, pero de ahí a decir que se acabo es un terrible error”, consideró el especialista.
González Silva comparó que hace un par de años la mortandad era de un fallecido por cada 50 casos, pero ahora se registra una defunción por cada 255 contagios.
“Los números son una muestra clara que la enfermedad aún continua presente, aunque la morbilidad y la mortalidad se han disminuido de manera importante. Hay datos que aún desconocemos a largo plazo, por ejemplo, en los Estados Unidos, uno de cada cinco adultos que ha tenido Covid, todavía tiene Covid prolongado, y según su estadística podría haber hasta cuatro millones de adultos que ya no se consideran como fuerza laboral. Nos falta mucho por ver en las secuelas a largo plazo”, enfatizó.
MAYORÍA VACUNADA
Hasta ahora se han aplicado a nivel mundial alrededor de 12 mil 750 millones de dosis contra el coronavirus. Un 63.5 por ciento de la población general está inmunizada.
“En nuestro país al corte del 16 de septiembre de este año, 97 millones de habitantes en edad de recibir el biológico cuentan con al menos una dosis, y son casi 80 millones de personas que tienen el esquema completo.
“En todo este lapso vimos cómo el virus evolucionó en su capacidad de transmisión, así como en su habilidad de infectar el cuerpo humano.
Por lo que sería muy probable que veamos a un virus que desarrolle más mutaciones para que las personas vacunadas o que hayan desarrollado defensas después de padecer la enfermedad no reconozcan nuevas variantes. Hasta que llegue un momento en donde la Covid se vuelva uno de tantos virus catarrales”, agregó.
Consideró que el uso del cubrebocas sigue siendo parte fundamental en el personal de salud, así como en quienes padecen problemas en su sistema inmunológico (cáncer, diabetes, pacientes tercera edad), que los haga propensos a contraer enfermedades respiratorias las cuales se puedan complicar y fallecer.
“Además, al no haber existido exposición a otros virus respiratorios se observó una notable disminución durante los dos inviernos pasados (2021 y 2022), por lo que el sistema de Salud estima una notable alza en el número de casos de
influenza, virus sincitial respiratorio y parainfluenza, entre otros. En la medida que la Covid disminuya, la influenza vendrá por sus dominios. Por lo que debemos con mayor razón seguir utilizando medidas que eviten contagios como es el uso del cubrebocas”, insistió este doctor.
González Silva es mesurado como para decir que una baja en el número de casos y muertos signifique decirle adiós al coronavirus.
“No se puede ser adivino, por supuesto que habrá nuevas variantes. Actualmente en nuestro país hay muchas personas inmunizadas lo cual nos ayuda a no esperar una tragedia como la vivida, con saturación del sistema hospitalario y problemas sociales por la histeria colectiva.
“Es imposible el continuar en modo pandemia durante el resto de nuestra existencia, así como debemos y tenemos que retomar nuestra vida cotidiana, siempre manteniendo presente que hay que coexistir con el virus y recordar lo sucedido para que en una pandemia futura no nos golpee tan fuerte.
“En conclusión, debemos de pensar que esto aún no termina, y por los resultados obtenidos en este año, podemos pensar que estamos bajo control y que de continuar con la misma tendencia podremos ver la luz al final del túnel muy pronto. Por el momento debemos de continuar como lo hemos hecho.
“La politización de la ciencia fue algo letal en todos los países. Por lo mismo es de suma importancia recalcar que la única autoridad que nos marcará el final de esta terrible pesadilla será la Organización Mundial de la Salud”, remarcó este médico.
NO CANTAR VICTORIA
Por su lado, para la doctora Eva Lilia García de González, quien es sobreviviente del SARS-CoV-2, este virus ha sido la peor catástrofe médica que hasta el momento existe. De hecho, al momento de esta entrevista ella estaba contagiada.
“A mi consideración no me pueden decir que está controlado cuando yo estoy positiva en este momento. La Covid para mí, como ser humano y miembro de la comunidad médica, es una enfermedad contagiosa que en cualquier momento puede resultar mortal.
“Con antecedentes de sobreviviente de cáncer y también de coronavirus, sin duda la Covid resulta peor. Esa sensación de ahogamiento que asfixia, que te hace faltar el aire, es terrible. No me siento hoy igual que en el 2020 sin vacuna con Covid-19; en el 2021 con un Ómicron y esta Covid de ahora, muy diferente sólo tos y moco… pero al fin Covid .
“Creo que la falta de prevención, el dejar de usar cubrebocas, la sana distancia ya no es posible. El contagio en rebaño, que dependerá de tu sistema inmunológico, de las inmunizaciones y cuidados que tengas será tu medicina”, afirmó García de González.
La también presidenta del cluster de Turismo Médico de Nuevo Progreso, Tamaulipas, pidió hacer consciencia.
“Si sales positivo necesitas aislarte por cinco días, tengas síntomas o no para no seguir contagiando a los demás. Desgraciadamente la Covid llegó para quedarse, de nosotros depende contrarrestarlo. Claro que estamos mucho mejor que hace dos años, pero la enfermedad aquí está y no se ha ido”, argumentó la doctora egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Si bien los números de contagios y de fallecimientos a causa de este mal, por ahora se han estabilizado, el personal de la salud recomienda mantenerse aún en alerta. El semáforo epidemiológico de color verde podría ser un espejismo en fechas previas de las festividades de final de año.
El llamado, en voz de los especialistas, es seguirse previniendo contra el coronavirus y continuar utilizando las medidas preventivas hasta que la OMS haga la declaratoria oficial. Por lo pronto, los números se estancan pero la emergencia sanitaria sigue.