
Ante los asaltos y robos que se realizan a los automovilistas en las carreteras del noreste del país, viajar en autobús era considerada la mejor solución para sentirse seguro… pero ya no.
Primero fueron los secuestros a pasajeros que iban con rumbo a Matamoros –en su mayoría personas con intenciones de cruzar hacia los Estados Unidos–, y ahora simplemente el hecho de rafaguear por gusto camiones de línea que pasan por territorio tamaulipeco.
Ante esta situación, los pasajeros no tienen a quién acudir, pues las rutas de autobuses no se hacen responsables por accidente derivados de la delincuencia organizada, como el que ocurrió el 23 de abril en el municipio de Hidalgo, Tamaulipas, donde tres camiones fueron baleados con saldo de tres personas heridas, uno de ellos muerto días después.
Imelda Corona Benítez es una de las víctimas. Ella viajaba en la línea Futura, con destino a Monterrey y aún se encuentra hospitalizada; los pronósticos no son muy alentadores, pues resultó con lesiones en la columna vertebral, lo que pone en riesgo la movilidad de sus piernas.
Otro de los afectados fue José de Jesús Espinoza de León, quien después de 8 días de estar hospitalizado, perdió la batalla contra la muerte el domingo 1 de mayo a consecuencia de las lesiones provocadas por una bala que recibió en la cabeza.
La tercera usuaria afectada fue Alejandra Lugo Smith, quien viajaba en otro autobús con destino a la capital nuevoleonesa, pero es reportada fuera de peligro.
EMPRESAS NO ESTAN OBLIGADAS A PAGAR SEGUROS
Edgar Mejía Bravo, gerente general de la Central de Autobuses en Monterrey, informó que el seguro que se paga en las líneas no abarca el tipo de incidente como el registrado en Hidalgo, Tamaulipas.
Lo que sí se cubre son aquellos relacionados con accidentes viales, como choques, pero no los ocasionados por la delincuencia organizada; aunque resaltó que por humanidad las empresas deberían de atender el problema.
“Son hechos delictivos que suceden en carreteras federales, obviamente la central no (se hace cargo) porque si se dan los hechos dentro de la central ahí sí. Aquí el hecho le compete a la autoridad federal. Si quieren pagar o no, depende de las empresas transportistas dar apoyo, que lo deberían de hacer por humanidad en una situación así, de quien haya sido la línea, pero no están obligadas”, comentó.
El directivo señaló que lo que se puede hacer es trabajar de manera coordinada con las autoridades federales para prevenir este tipo de incidentes.
“En este punto se buscaría tratar de recopilar la información de todo lo que ha pasado y reunir fuerzas con las autoridades federales para establecer que no vuelva a suceder otro caso como estos; debemos de tener reuniones periódicas, para platicar de las situaciones que se han vivido en temporadas vacacionales y en un momento dado es prevenir, son cuestiones preventivas”, dijo.
Además, recomendó que es preferible que las empresas vayan cambiando las capacitaciones de los operadores, ya que por lo pronto sólo tienen el acceso para llamar a los números de emergencia como el 089 y no para enfrentarse o tratar un asunto similar al sucedido el pasado mes de abril.
“Las empresas certificadas deben de ir cambiando las capacitaciones debido a los incidentes que se dan en las carreteras; lo que puedo decir es que en la central contamos con dispositivos de circuitos cerrados y en las puertas no se permite acceso a personas sin boleto, aunque en muchas ocasiones se molesten.
“Cada empresa le da capacitaciones a los operadores, deben de tener el registro por año y las capacitaciones certificadas por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes”, explicó Mejía Bravo.
Los ataques a los que están expuestos las unidades pueden prevenirse y si se actúa coordinadamente con la Policía Federal, pero lo que sí está controlado, aseguró el gerente, son los robos en la Central de Autobuses.
“Han disminuido en un 100 por ciento y se cuenta con el apoyo de las autoridades estatales, municipales y federales para evitar incluso que se suban a las unidades personas con algún arma o sin boleto”, dijo.
LESIONADA, SIN EQUIPAJE Y SIN APOYO
Luego del incidente registrado en la carretera Victoria-Monterrey, Imelda Corona Benítez, una usuaria de 40 años de edad, se encuentra lesionada de su columna y los pronósticos de que tenga la movilidad de sus piernas no son buenos. Aunque los familiares ya se han acercado a la empresa de autobuses, no han tenido respuesta favorable, sus argumentos son: no cubrir ese tipo de accidentes.
“Mi cuñado es quien ha estado dando vueltas a la Central de Autobuses en busca de apoyo y del equipaje de Imelda, pero desafortunadamente no ha tenido respuesta favorable, le dijeron que ellos no se hacían responsable de eso. Y tampoco saben en dónde está el equipaje de mi hermana, lo hicieron ir hasta Hidalgo, Tamaulipas, porque supuestamente allá estaba, pero no fue así”, comentó María Cristina Corona Benítez.
“En esa ocasión como fue balacera en la carretera, la empresa dijo que de plano no iban a dar ayuda, porque si hubiese sido asalto o accidente ahí sí, pero en este caso no, para ellos no ha pasado nada, los municipios y la empresa se echan la pelotita; el seguro de los cuatro o cinco pesos que te cobran no cubre nada, y no sabemos qué va a pasar ahora”, dijo molesta.
Cinco días después del suceso, recibieron una llamada de la empresa Futura, pero únicamente fue para preguntar por la salud de Imelda.
“Hasta ayer (miércoles 27 de abril) se dignaron a llamarnos, le dije que cómo era posible que trataran a mi hermana como una persona desconocida, como pasajera nunca llegó a su destino y el equipaje tampoco, la trataron mal, siendo que el nombre de ella estaba en los boletos”, dijo.
El autobús salió de Tempoal, Veracruz, con destino a Monterrey; Imelda regresaba de las vacaciones de Semana Santa, de Ciudad Mante, Tamaulipas, a donde había ido con unos amigos, pero desafortunadamente fue alcanzada por una bala que la lesionó en la columna vertebral.
“Aún no le realizan una cirugía, le pusieron una válvula del lado derecho, porque la bala se expandió y se le puso la válvula para extraerle los líquidos del sangrado, ahorita le han hecho estudios y va evolucionando muy bien, pero aún no se llega a la cirugía, porque mientras haya un metal, la resonancia magnética no permite que se verifique bien la columna”, dijo su hermana.
“Tiene la bala y estamos en espera de radiografías y tac, nos han dado la esperanza de que va a poder caminar; ahorita como está reciente sus músculos están estropeados, pero le hemos estado dando terapias y tiene sensibilidad de un 10 por ciento de movilidad y sensibilidad y esperemos en Dios que favorezca y salga bien. El médico especialista nos dice que la lucha se va a hacer, pero también depende de las ganas que le eche mi hermana”, comentó.
Cristina aseguró que su hermana está optimista y nunca perdió el conocimiento desde la madrugada del 23 de abril cuando gracias al celular de unas personas que la ayudaron logró comunicarse con su madre y le informó lo terrible del accidente.
“Le llamó a mamá alrededor de las 3:30 de la mañana, ella estaba mal, unas personas la ayudaron, pero después se fueron por temor a que continuaran las balas y mi hermana se escondió bajo un asiento, mientras siguió la ráfaga que duró alrededor de media hora, todos se fueron y a mi hermana la dejaron tirada y sola, no se dieron cuenta que estaba dentro del camión, se quedó sola gritándole a mi mami, que la ayudaran y en su desesperación no había ni quién le diera auxilio, ni el Ejército, policías, nada, sino hasta las 5:30 de la mañana que llegaron.
“Cuando se dio la balacera ya había otros dos camiones adelante, y luego llegó en donde ella viajaba, sí hubo varios lesionados”, contó dolida.
Comentó que inmediatamente fue trasladada al hospital civil de Ciudad Victoria, pero no la atendieron y la mandaron para Monterrey; llegó hasta el domingo a las 15:00 horas.
“Fueron alrededor de 11 horas de desesperanza para mi hermana, por fortuna en la clínica la han atendido bien, pero vamos a necesitar una cama especial de hospital, un aparato respiratorio que tenemos que comprar”, detalló.
El esposo de Imelda es obrero, su sueldo no es muy alto y tiene dos hijos a los cuales mantener, por lo que no puede acompañar todo el día a su cónyuge.
“Estoy día y noche con ella, porque mis papás ya están grandes y su esposo tiene que ir a trabajar para poder mantener a sus hijos”, comentó la ama de casa, quien dijo que las edades de sus sobrinos son de 11, 17 y 20 años de edad, la mayor ya casada.
A diferencia del año pasado su hermana tuvo que festejar sus 40 primaveras en la cama de la clínica 21, el 1 de mayo, su regalo fue un “pingüino” con una velita, pues el personal no los dejó ingresar con un pastel.
LA AYUDA
La principal ayuda que solicita la familia Corona Benítez es apoyo económico, mismo que sería usado para los traslados a cuidar a Imelda, comidas y la rehabilitación de la misma.
“Aquí me quedo y se necesita el dinero para los camiones, a veces viene mi sobrina y nos repartimos, yo tengo una situación muy dura porque tengo a mi esposo que le dio embolia, una hija de 11 y un hijo de 17 y estamos luchando, a él lo tengo con insulina, ya está pensionado y me dedico al hogar, porque él se me ha enfermado mucho, está muy decaído y mis padres también y mi hermana no quiere que la deje sola”, mencionó.
Señaló que el gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, ha estado preguntando por su cuñado, para ofrecerle el apoyo, pero nada en concreto, “ni siquiera le dan razón del equipaje”.
Cristina dijo que el DIF de Guadalupe le ha estado entregando despensas a la familia.
Lo que más anhela la madre de familia es que su hermana vuelva a tener una vida normal, y pide a las autoridades y a la empresa Futura que se hagan responsable de los actos, que aunque no fueron provocados por ellos, tienen responsabilidades con los ciudadanos y usuarios, por lo que deben de cumplir con hechos y no con palabras.
Por lo pronto le dan muchos ánimos a Imelda y gracias a Dios por dejarla vivir, y espera que este 10 de mayo puedan celebrar el Día de las Madres en familia, la mejor noticia sería que su consanguínea esté de vuelta en casa.
Esto es sólo una muestra de la gran injusticia que existe en el país, y el total descontrol de la delincuencia, en donde las leyes y reglamentos tienen que cambiar en muchas áreas.
Línea se solidariza con deudos de José
Por Emanuel Suárez
Monterrey, Nuevo León
El 23 de abril del presente año, el nombre de José de Jesús Espinoza de León saltó a las páginas y espacios de los principales medios de comunicación de Monterrey. Lamentablemente, el hecho por el cual lo hizo no fue para nada alentador: el joven de 29 años fue una de las víctimas que resultaron gravemente heridas cuando desconocidos armados abrieron fuego en contra de autobuses de pasajeros en el municipio tamaulipeco de Hidalgo, en los límites con Linares, Nuevo León.
El joven, padre de un pequeño de tan sólo dos años, se debatió por más de una semana entre la vida y la muerte, pelea que desafortunadamente perdió el primer día de mayo, fecha en la que los médicos le diagnosticaron muerte cerebral y sus signos vitales poco a poco dejaron de responder.
José regresaba tranquilamente de visitar a su familia política en Veracruz, acompañado de su pareja e hijo. No era de las personas que acostumbraba a viajar, de hecho era raro que lo hiciera, pero este año no quiso desaprovechar la oportunidad de viajar en Semana Santa. Nadie imaginó que en su regreso a casa, Espinoza de León, junto al resto de los pasajeros sería el último que realizaría.
Ese 1 de mayo, el hijo, el padre, el hermano, el amigo dijo adiós por última vez, llenando de lágrimas a sus más allegados. Sin embargo, para la familia Espinoza de León la tragedia apenas estaba apunto de comenzar, ya que además de padecer el dolor emocional, tenían que enfrentarse a un nuevo golpe: el económico.
En primera instancia y desde el momento del incidente, la familia de José Espinoza intentó hacer valer su seguro de viajero para poder cubrir los gastos clínicos de Tamaulipas y Nuevo León en donde fue atendido, pero se toparon con la noticia de que este tipo de percances no están dentro de la pólizas de seguro, por lo que la empresa no tiene obligación legal de cubrir mencionados gastos.
“Buscamos a la línea de autobús porque estaba asegurado supuestamente, pero cuando mi hermano fue le dijeron que nada más le iban a regresar el dinero de los boletos, o sea mil pesos, pero mi hermano les dijo que no”, mencionó Mayra Espinoza, hermana del difunto José de Jesús.
Eso significaba que a pesar de que las heridas del joven fueron causadas dentro de la unidad de transporte, el monto de la hospitalización y el funerario deberían de ser abarcados por su familia, lo cual representaba un duro golpe para la ya raquítica economía de los Espinoza de León, quienes aún ni siquiera se habían recuperado de los recientes gastos fúnebres que tuvieron que hacer tras la muerte del padre de José, tres meses atrás.
“Más que nada yo pido que apoyen a mi tía tanto como a su esposa (de José) porque deja un niño de dos años y yo digo que desde el momento en el que subes al autobús vas asegurado porque vas comprando un boleto y va tu riesgo ahí. Yo por eso pido más que nada apoyo”, comentó Silvia Cura Espinoza, prima de José.
El sentir de la familia fue en un inicio de abandono, sus miembros se sentían desprotegidos y sin alguien que pudiera auxiliarlos, pero para su fortuna las cosas cambiaron hace algunos días y pudieron tener un respiro, ya que la empresa para la que en vida José trabajaba como soldador, se comprometió a apoyarlos económicamente.
De igual manera, por obligación moral más que legal, la compañía de transporte Estrella Blanca, línea en la que viajaba cuando se suscitó el ataque, decidió apoyarlo con los gastos funerarios, a pesar de que las aseguradoras no se responsabilizan por dichos casos.
“Tuvimos un acercamiento con la familia, más que nada por el lado humano, para comentarles el apoyo que les podíamos otorgar en este asunto que lamentablemente sucedió. Me habló un hermano del joven que falleció y me comentó que ya les habían dado la noticia que no iba a poder sobrevivir, yo les ofrecí apoyarlos con la cuestión de los gastos funerarios, más que nada porque es gente humilde y las aseguradores no se hacen cargo de este tipo de eventos”, indicó Carlos Loredo, gestor de seguridad de siniestros en la zona noreste del grupo Estrella Blanca.
“Mi hermano dijo que habló con los de la línea de autobús y le dijeron que nos van a apoyar con los gastos de la funeraria y algo más”, indicó Mayra Espinoza.
El caso de José de Jesús Espinoza de León y otros dos pasajeros más que resultaron heridos en Hidalgo, Tamaulipas, pone nuevamente a discusión la seguridad en las carreteras del país, pero también las garantías que las líneas de autobuses ofrecen a sus viajeros.
Y es que a pesar de que algunas compañías han intentado cambiar el modelo de aseguranza de sus clientes, se debe de reconocer que las condiciones actuales de México requieren de una mayor atención a este fenómeno.