La PGR cuenta ya con un retrato hablado del asesino del jefe policiaco Igor Labastida, elaborado con las declaraciones de testigos de la ejecución, entre ellos otro agente federal de rango medio que estaba en la fonda donde ocurrió el atentado y quien resultó ileso.
El agente reportó el atentado “en tiempo real” a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), y de hecho los funcionarios con los que se comunicó alcanzaron a escuchar los últimos disparos de la ametralladora UZI 9 milímetros con la que se disparó sobre Labastida Calderón y sus acompañantes.
Sobre el ingreso del sicario al establecimiento hay dos versiones que están siendo investigadas. Una de ellas apunta a que llegó a bordo de la camioneta Cadillac Escalade, con placas de Campeche, que fue asegurada en el lugar, y después de ejecutar a Igor Labastida se fugó junto con un cómplice que lo aguardaba en un auto VW Bora negro.
La otra versión hace referencia a que el agente cuya presencia en la fonda se desconocía hasta ahora fue quien llegó a bordo de la camioneta Escalade, que ya había sido vista fuera de la Cocina Anita por lo menos en una ocasión anterior.
Fue precisamente ese mando quien reportó la agresión a la SSP. El agente declararía después que no pudo hacer nada por detener al atacante, puesto que no llevaba consigo su arma de cargo, versión que se está investigando.
El retrato hablado a partir de las declaraciones de quienes presenciaron el ataque es el de un hombre de edad indefinida con gorra. El día del atentado los testigos refirieron que iba vestido de negro.
Sobre las supuestas fallas en la seguridad de Labastida Calderón, fuentes de la SSP aseguraron que éstas no pueden atribuirse a la ausencia o presencia de escoltas, sino a la decisión del propio jefe policiaco.