Las construcciones más grandes inician con el primer ladrillo y las metas más importantes empiezan dando el primer paso.
Alisa Duncan sabe eso, aunque en su caso no se trata de caminar sino de pedalear y no cualquier distancia: está recorriendo los 3 mil 200 kilómetros que separan Zihuatanejo, Guerrero, en el sur de México, de la ciudad de Oklahoma, en el centro de Estados Unidos.
Esta mujer de mediana edad se propuso conquistar este reto y forzar al máximo su cuerpo con el único fin de proporcionarle a los ancianos de esta región del pacífico una mejor calidad de vida.
Es así como en cada pedaleada, desde el 29 de agosto y hasta el 30 de septiembre, están los sueños de muchas personas de la tercera edad, de tener un asilo de ancianos donde puedan pasar la plenitud de su edad lejos del abandono y la soledad.
Antecedentes
Doce años atrás dejó su natal Oklahoma para venir a vivir al sur de México. Periodista de profesión, la vida la llamó a servir como misionera en Zihuatanejo dejando atrás lujos y familia para venir a México a darle esperanza a las personas que están faltas de ésta.
Aun con las carencias que el ser misionero tiene, su espíritu de servicio la ha llevado a obtener grandes triunfos en su vida personal y profesional en esta región del país.
En sus andares por estas tierras sureñas conoció a Gabriela Aguirre, fundadora de la Asociación Civil llamada ‘Hablando Menos, Amando Más’.
“Mi amiga Gaby me platicó de don Gerardo, un señor de 70 años, soltero, enfermo y lo más grave, solo”, dice.
“La historia de este anciano impactó a mi amiga que junto con otras cinco personas fundaron la A.C. antes mencionada”, agrega.
A raíz de la muerte de don Gerardo, ‘Hablando Menos, Amando, Más’ se dio cuenta de la necesidad de construir una casa hogar para las personas de la tercera edad que sufren de abandono.
El proyecto era ambicioso y muy costoso. Para esta asociación civil, el conseguir ocho millones de pesos era casi imposible.
Alisa escuchó del proyecto y platicando con su amiga Gaby le planteó la idea que tenía.
“Me ofrecí a recaudar fondos para la construcción del asilo, viajando en bici desde Zihuatanejo hasta Oklahoma City, donde se encuentra el centro de operaciones de Be The Change, la organización patrocinadora del viaje”, comenta la misionera.
El proyecto
Decidida a apoyar esta noble causa buscó en Estados Unidos una organización que apoyara el proyecto, pero ¿cómo vender la idea para recibir ayuda?
“Pedalear en bicicleta fue la mejor idea que se me ocurrió para cumplir con este reto que nos propusimos”, dijo.
Fue así como la organización estadounidense Be the change analizó el proyecto y les do luz verde.
“La manera en que esta organización decidió apoyar fue porque les dije que descubrimos que todos los hogares para ancianos desamparados, aun fuera de nuestro Estado, están ocupados hasta el máximo”, comenta Alisa, haciendo alusión a las palabras de la señora Rosalinda Hernández, integrante de la asociación civil.
El reto
Solo faltaba la bicicleta. La organización Be the change y la tienda Schlegel’s bicycles, en Oklahoma, le patrocinaron la bicicleta de carbono, ideal para la travesía.
“Realmente necesitaba una bicicleta que fuera lo suficientemente liviana para hacer el recorrido de una mejor manera, así es que me otorgaron una que pesa menos de 5 kilos y que me permite rodar con mayor velocidad”, dice Alisa mientras seca su sudor.
Jonathan Roberts, integrante de la organización Be the change, se ofreció como voluntario en el reto de viajar en bicicleta desde Zihuatanejo hasta Oklahoma.
“Siento que es un proyecto por una causa noble y eso me llena de satisfacción, gracias a Dios”, dice Jonathan.
Y el viaje comenzó…
Cargados de víveres, ropa, dos bicicletas, kit médico y un armamento de parches y herramientas para lo que ocurriera en el camino, emprendieron el viaje.
Una despedida efusiva en Zihuatanejo, con la compañía de ciclistas profesionales, viajaron juntos hasta Acapulco donde le proporcionaron la vitalidad necesaria para lograr el reto.
Los lugares a su paso
En sus 19 días de travesía, lleva recorridos mil 38 kilómetros.
Desde Zihuatanejo hasta Monterrey, donde Hora Cero la esperaba para conocer la historia y el proyecto de esta mujer de hierro, ha cruzado diferentes Estados como Guerrero, Estado de México, Hidalgo, Morelia, Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí, Coahuila y Nuevo León.
En su rodar ha pasado por diferentes ecosistemas y enfrentado a los cambios climáticos de cada zona conquistada.
Su compañero de viaje
Aunque va a una velocidad de entre los 30 y 50 kilómetros, su compañero de viaje ha tenido que soportar esa velocidad en auto.
Jonathan Roberts, acompañado de sus audiolibros, ha encontrado en ellos el remedio para no aburrirse y acompañar con entusiasmo a Alisa y con ello cumplir con la meta de conseguir los ocho millones de pesos para la construcción del asilo.
Se acerca a la meta
En cada pedaleada aumenta el número de kilómetros y la esperanza de cientos de ancianos de Zihuatanejo que sufren de abandono.
Su destino después de Monterrey es Eagle Pass, Texas, (pasando por territorio coahuilense) donde, ya en Estados Unidos comenzará una serie de eventos masivos en apoyo a esta noble causa.
Es así como lo que empezó como un sueño se va cristalizando en cada rodada de esta ciclista que se ha despojado de comodidades, forzando a su cuerpo al máximo y con un objetivo bien definido.
Tiene la certeza de que, una vez alcanzada su meta, habrá logrado darle a los ancianos de Zihuatanejo, Guerrero, la esperanza de una vida mejor.